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EL ENEMIGO

MI JUVENTUD fue sólo tenebrosa tormenta,


de fulgurantes soles cruzada aquí y allá;
fue de rayos y lluvias la obra tan violenta,
que en mi jardín hay pocos frutos bermejos ya.

Y hoy al otoño de las ideas he llegado,


y ahora debo el rastrillo y la pala esgrimir,
para alisar de nuevo el terreno inundado,
donde el agua agujeros como tumbas fue a abrir.

¿Y quién sabe si, a esas flores nuevas que ensaya mi sueño,


da este suelo, yermo como una playa,
el místico alimento que haría su esplendor?

-Come el Tiempo la vida, ¡oh dolor! ¡oh dolor!


Y el oscuro Enemigo que el corazón nos roe,
con nuestra propia sangre crece y cobra vigor!

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