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Donde Dios comienza

por Candi Foster

Hace siglos, el filósofo Meister Eckhart hizo la siguiente observación: “Allí, donde el
apego a las cosas termina, es donde Dios comienza”. La traducción popular de Unity es:
“Dejar ir y dejar a Dios actuar”. Mientras muchas personas puede que encuentren fácil
decir estas palabras, probablemente la mayoría estaría de acuerdo en que es más fácil
decirlas que ponerlas en práctica.

Aferrarse a lo conocido es natural, pero es al dejar ir que encontramos la libertad


verdadera.

Una mariposa se aferra a lo que queda de su crisálida antes de soltarse y volar libremente.
Una gota de lluvia se aferra a la punta de la hoja antes de dejar ir y caer en un lago o
riachuelo y ser una con un cuerpo de agua más grande.

A veces, decimos que queremos dejar ir pero continuamos aferrados a nuestra versión del
resultado que deseamos. Dios está siempre presente en cada uno de nosotros como nuestro
potencial perfecto y único, y solamente tenemos que abrir nuestros corazones a Su
actividad en nosotros para expresar ese potencial.

A veces el dejar ir nos asusta, sentimos como si estuviéramos cayendo a través del espacio
sin paracaídas. Otras veces puede ser tan fácil como abrir tu mano para dejar ir la
luciérnaga que habías atrapado. En cualquier circunstancia, puedes tener la seguridad de
que el abrazo tierno del amor incondicional de Dios te envuelve y envuelve todo lo que te
concierne. Cuando estás dispuesto a dejar ir la necesidad de establecer límites, de describir
de manera exacta como debe ocurrir la curación o de tratar de controlar el resultado final de
una situación, te armonizas con la bondad de Dios y con Su poder en ti, el cual te permite
tener éxito.

Que Dios comience

Si te has aferrado a una idea del trabajo perfecto, suéltala. El plan de Dios para ti va mucho
más allá de lo que la mente humana pueda concebir. Cuando el poder de Dios está libre
para obrar en las personas y las circunstancias, cosas maravillosas y poderosas suceden.
Puedes encontrar un trabajo mucho mejor al que hubieras podido imaginar.
Si piensas que las relaciones personales deben ser como en los cuentos de hada, deja ir esa
idea. Dios, quien te creó y te conoce mejor de lo que tú puedes conocerte, conoce tu
necesidad de amar y ser amado. Al dejar ir el resultado, liberas tu mente y tu corazón y
permites que la presencia amorosa de Dios te transforme y te prepare para recibir amor.

Si tienes ideas establecidas acerca de cómo debería ser tu situación financiera, suéltalas.
Tienes carta blanca en la abundancia del universo. Todo lo que pudieras necesitar o esperar
ya es tuyo porque Dios te ama y quiere que experimentes todo el bien abundante que está
disponible para ti como Su creación. Cuando dejes ir, verás a abundancia de la bondad de
Dios ante ti.

Una vez que has dejado de aferrarte y has dejado ir, no hay manera de detener el fluir de la
bondad de Dios y el poder de la gracia de Dios en ti. Experimentarás bendiciones que ni
siquiera puedes imaginar.

Quizás no puedas definir el momento en el cual dejas ir y dejas que Dios comience a obrar
libremente en ti, pero descubrirás una paz profunda que invade tu corazón. Sabrás que has
dejado ir al darte cuenta de que tu día transcurre sin que te detengas a pensar: “¿Qué
ocurrirá si...?” Sabrás que has dejado ir por la manera en que las piezas del rompecabezas
de la vida parecen caer en su sitio cuando no estás mirando. Y sabrás que has dejado ir por
el sentimiento increíble de bienestar total con el que te levantas cada día.

Ahora mismo, Dios en ti te anima a que dejes ir, a que confíes y a que permitas que surja
una nueva conciencia en ti. Dios te urge a que mires la mariposa o la gota de lluvia como
un ejemplo del potencial que hay en ti.

Dios ya ha comenzado una obra maravillosa en ti. Deja ir y permite que esa obra continúe
para bendecirte y satisfacerte.

Oración:

Dios está en mí como paz, salud, armonía y prosperidad absolutas. Ahora dejo ir y dejo que
Dios obre libremente en mí.

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