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Por todo lo anterior, la protección más utilizada contra los contactos indirectos es la
puesta a tierra de las masas y la utilización como dispositivo de corte por intensidad de
defecto de un interruptor diferencial criterios básicos para una elección adecuada de los
dispositivos de protección utilizados contra las sobreintensidades y los contactos directos
e indirectos.
CORTACIRCUITOS FUSIBLES
Según las normas, un cortacircuito fusible es un aparato de conexión que tiene como
misión el abrir un circuito en el que está instalado, por fusión de uno o varios elementos
destinados y diseñados para este fin, cortando la corriente cuando sobrepasa un
determinado valor durante un cierto tiempo.
Los valores de tensión nominal normalizados son los mismos que para las bases
portafusibles. Los valores de intensidad nominal para cartuchos fusibles normalizados
son: 2, 4, 6, 10, 12, 16, 20, 25, 32, 35, 40, 50, 63, 80, 100, 125, 160, 200, 250, 315, 400,
500, 630, 800 y 1.000 A.
Al igual que ocurre con las bases, no todos
los modelos disponen de todos los valores
normalizados. El poder de corte nominal es
la intensidad prevista de corte que un fusible
es capaz de cortar a su tensión nominal; se
expresa en kA y en fusibles de tipo industrial
las normas exigen que no sea inferior a 50
kA.
La característica tiempo/corriente de un
fusible representa mediante una curva (Fig.
25.2) los tiempos de funcionamiento del
fusible para cada valor de intensidad en una
condición determinada de funcionamiento.
Cualquier par de valores tiempo/corriente
que se sitúe en la zona no admisible por el fusible provoca el funcionamiento de éste,
abriendo el circuito protegido.
Hasta los años noventa y todavía en la actualidad se pueden encontrar dos tipos de
curvas normalizadas:
Zona de protección
Se sabe que los motores son un elemento vital en cualquier industria, comercio o
vivienda. Existe gran variedad de ellos en el mercado, pero todos tienen en común una
marcada vulnerabilidad ante las fallas que se detallan en la Tabla I. La experiencia
demuestra qua una protección efectiva contra un buen número de fallas se logra mediante
el uso combinado de un juego de fusibles más los relés térmicos.
Sea, por ejemplo, un aparato eléctrico que trabaja a una intensidad nominal da 10 A. y
absorbe en condiciones normales una intensidad comprendida entre un valor inferior al 20
% del valor nominal y un 10 % superior al mismo. Esa área entre los 8 y los 11 A. se
denómina zona de trabajo (2, en la Figura 1). De 8 A. hacia abajo se encuentra la zona de
baja Intensidad (1), para su protección se dispondrá de relés de mínima. De 11 A. hacia
arriba se halla la zona da sobreintensidad (3), para cuya protección se usarán los relés de
sobrecorriente.
De 25 A. en adelante, por lo general, se usan cortacircuitos o fusibles. Los fusibles son de
efecto instantáneo por lo que, teniendo en cuenta que un motor en el arranque directo
absorbe de 5 a 7 veces la intensidad nominal, el fusible habrá de estar preparado para
actuar a 8 veces la intensidad.
La zona comprendida, pues entre la zona de funcionamiento normal y la zona de
protección de los fusibles (4) es la zona de protección de los relés térmicos.
Relé Térmico
Los relés térmicos, los más comunes, trabajan en base a unas láminas bimetálicas
(hierro-niquel), la cual por sus diferentes coeficientes de dilatación, sufren deformaciones
si se Ias somete a temperaturas muy elevadas (Fig. 2). Sobre este bimetal que sirve a
modo de soporte, y aislado del mismo, se encuentra una resistencia de bajo valor que la
circunda en forma de devanado. Es a través de esta resistencia, ubicada en serie con
cada fase del motor (Fig. 3), por donde circula la corriente de alimentación.
Cuando esta corriente está dentro del rango normal, prefijado en la regulación, la
temperatura en dicha resistencia es casi despreciable; pero si por alguno de los motivos
anunciados en la Tabla I, o por cualquier otro, la intensidad de fase superara éstos límites,
se generaría una temperatura que sería transmitida al bimetal. Una vez agotada su
capacidad de disipación, comenzaría a deformarse (curvarse), arrastrando en ese
movimiento un barral rígido en el que se encuentran montados los correspondientes
bimetales de las dos fases restantes.
Finalizado este ciclo, el muelle presiona el mecanismo de disparo del contacto de trabajo,
el cual por estar en serie con el botón de parada y la bobina del contactor deja fuera de
servicio todo el circuito protegido.
De acuerdo con el REBT, los motores de potencia nominal superior a 0,75 kW y todos los
situados en locales con riesgo de incendio o explosión, estarán protegidos contra
cortocircuitos y sobrecargas en todas sus fases, debiendo esta ultima protección ser de
tal naturaleza que cubra, en los motores trifásicos, el riesgo de la falta de tensión en una
de sus fases. Por esta razón, en los motores asincrónicos de rotor en cortocircuito que
son, con gran diferencia, los más utilizados en la industria, la protección contra
sobrecargas se encomienda a un dispositivo denominado relé térmico. El relé térmico
debe ir asociado a un contactor, que es el encargado de abrir o cerrar el circuito de
alimentación al motor. Los relés térmicos controlan el calentamiento de los arrollamientos
de los motores y provocan la apertura del contactor asociado cuando se alcanza un
calentamiento límite. El control del calentamiento de los arrollamientos del motor se
realiza de forma indirecta, controlando la intensidad que absorbe el motor, haciendo
pasar a ésta por un bimetal formado por dos láminas de metales diferentes y soldadas;
estos metales se eligen con coeficientes de dilatación muy diferentes lo que hace que al
calentarse el bimetal, por el paso de una intensidad excesiva, se curve, aprovechándose
esta deformación para accionar un contacto auxiliar que, conectado en serie con la
bobina del contactor, produce la desconexión de esté y, por tanto, la del motor protegido.
Además de la protección contra sobrecargas, los relés térmicos están preparados para
detectar las asimetrías que se producen en sus bimetales cuando alguna de las fases que
alimenta el motor no transporta corriente, fenómeno que se conoce como marcha en
monofásico, o cuando las intensidades en las fases son muy diferentes, anomalías que
pueden ser muy perjudiciales para el motor en un breve espacio de tiempo.
Los relés térmicos no pueden proteger contra cortocircuitos, por lo que deben asociarse
con interruptores termomagnéticos de intensidad adecuada. En el relé térmico debe ir
indicada la intensidad máxima del mencionado fusible que evita la destrucción del relé
térmico en caso de cortocircuito.
Los relés térmicos disponen de un dial para ajustar la intensidad de funcionamiento. Esta
intensidad debe coincidir con la intensidad nominal del motor a proteger si se quiere una
protección efectiva. También disponen de un conmutador que selecciona el rearme
manual o automático del disparador, esto es, si después de un disparo es necesario
pulsar el botón de rearme del relé o simplemente el relé se rearma automáticamente al
enfriarse.