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Los porteros de fútbol son personas muy peculiares.

Entre sus rasgos característicos destaca su


buena disposición para el entrenamiento y el trabajo duro. En toda la historia del fútbol no ha
aparecido ni un solo guardameta medianamente bueno que tuviera tendencia a la pereza. Todo
buen portero es un gran trabajador.

Si se les preguntara a los jugadores expertos acerca de las cualidades que debería poseer el
portero de su equipo, indudablemente contestarían: la seguridad. ¿Qué se entiende por
«seguridad»? Es preferible que el portero no intente siquiera detener los llamados balones
«perdidos» y pare todos aquellos que puede y debe parar todo buen portero. Si el equipo dispone
de un portero seguro, los futbolistas juegan con tranquilidad y seguridad.

Esta valiosa cualidad, la seguridad, puede desarrollarse en los entrenamientos mediante un


trabajo duro, regular y prolongado.

Cada día debe comenzar con ejercicios matutinos, que pueden considerarse como un pequeño
entrenamiento. Los ejercicios matutinos de flexibilidad, agilidad y fuerza desarrollan las cualidades
indispensables para los porteros. (...)

Durante el verano deben practicarse el baloncesto y la natación, pues estas modalidades


deportivas desarrollan la rapidez de orientación, la flexibilidad y la plasticidad de los movimientos.

Un buen portero tiene que ser hombre duro, seguro y consciente de su objetivo. Los porteros
tienen que soportar en los partidos grandes cargas psicológicas. Un portero que no pierde la
cabeza, incluso después de haber encajado un gol, es un gran apoyo para el equipo y, por el
contrario, el que se altera provoca el nerviosismo y mal juego de sus compañeros.

El guardameta debe desarrollar las cualidades volitivas superando dificultades de toda clase. Ni la
lluvia, ni el viento, ni el frío deben ser un obstáculo para su entrenamiento: hay que entrenarse
todos los días, haga el tiempo que haga.

Los porteros no se pueden permitir el lujo de dejar nada al azar en su preparación. Si, por ejemplo,
un jugador falla los tiros libres o penaltys o carece de la rapidez necesaria al iniciar la carrera, no se
trata de defectos irremediables. La falta la puede lanzar otro jugador; la falta de rapidez de
arranque en la iniciación de la carrera se puede compensar con la capacidad de correr
rápidamente durante un trayecto relativamente largo y con la capacidad de trabajo.

Sin embargo, cualquier equivocación o fallo del portero influye negativamente en el resultado de
todo el equipo. Por eso es de suma importancia que en los entrenamientos se perfeccionen
constantemente, sin excepción alguna, todos los gestos técnicos del portero. Tal vez, debido a ello,
los entrenamientos de los guardametas son menos variados de interesantes que las sesiones de
los jugadores de campo, que tienen la posibilidad de dedicarse periódicamente a perfeccionar uno
u otro elemento técnico.
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