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10- CONDENADO UN ARQUITECTO POR LA MUERTE DE UN OBRERO Y

LAS LESIONES DE OTRO (AUDIENCIA PROVINCIAL ALICANTE – PENAL 27.9.2005)

La Sentencia confirmó la del Juzgado de lo Penal que condenó al arquitecto, como autor
de un delito de homicidio por imprudencia, de un delito de lesiones, (en lugar de delito), por
imprudencia y de un delito contra los derechos de los trabajadores.

El arquitecto tenía a cargo la dirección técnica de la obra y la coordinación en materia de


seguridad, siendo autor del proyecto de demolición de un edificio y del estudio básico de
seguridad.

Cuando los dos trabajadores accidentados realizaban trabajos de demolición del edificio,
se desplomó el forjado sobre el que se encontraban, precipitándose y falleciendo unos de ellos a
consecuencia de las lesiones sufridas y sufriendo el otro distintas fracturas. La cuerda a la que
se asían los operarios era inútil para evitar la caída, siendo el único sistema válida de sujeción
individual el reseñado por la Inspección de Trabajo: una “línea de vida” tensa y situada por
encima de los trabajadores.

Al confiar en la “buena apariencia” del edificio a demoler, no se previó el riesgo de


posibles desplomes imprevistos, no adoptándose las medidas de seguridad que las
circunstancias requerían. Se creó una situación especialmente peligrosa al no apuntalarse las
vigas y despreciarse el riesgo de caída de la estructura de apoyo de los trabajadores y no
dotarles de un sistema individual de sujeción que les protegiese de tal eventualidad.

Al arquitecto le correspondía impartir las instrucciones oportunas para que el trabajo se


realizase con las adecuadas medidas de seguridad, constituyéndose en garante de la
salvaguarda de la integridad física y de la vida de los trabajadores que efectuaban el derribo del
edificio.

No se acepta el argumento de la parte condenada de que el tipo penal tiene siempre


como destinatario el empresario, pues sujeto activo del delito contra los derechos de los
trabajadores puede ser cualquier persona que esté obligada a velar por la salud e integridad y
vida de los trabajadores.

El arquitecto, como máximo técnico con cualifiación superior, confeccionó el proyecto de


demolición y el estudio básico de seguridad, asumiendo la superior función de vigilancia de la
obra que dirigía, incluidas las medidas de seguridad.

Concurren los elementos propios de la imprudencia al omitir las necesarias medidas de


prevención, poniendo en grave peligro la vida e integridad física de los trabajadores, riesgo que
se materializó en el accidente por el que se condena al arquitecto.

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