Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria
Universidad del Zulia
Facultad de Ciencias Económicas y Sociales
Escuela de Economía
Cátedra: Microeconomía II
Profesora: Mg. Econ. Maryanna Sandrea
Sección: 002
LAL CINCO FUERZAS COMPETITIVAS QUE LE
DAN FORMA A LA ESTRATEGIA (VENEZUELA – SECTOR TEXTIL)
Integrantes:
López V, Juan Pablo – C.I.: 20.582.678
Molero M, José Ignacio – C.I.: 19.811.247
Maracaibo, Noviembre 2010
Las 5 Fuerzas de Porter es un modelo holístico que permite analizar cualquier industria en términos de rentabilidad. Fue desarrollado por Michael Porter: Poder de negociación de los Compradores o Clientes, Poder de negociación de los Proveedores o Vendedores, Amenaza de nuevos entrantes, Amenaza de productos sustitutivos, Rivalidad entre los competidores.
Históricamente, la economía venezolana, se ha fundamentado en el
aprovechamiento de recursos naturales; mineros, agropecuarios, pesqueros y forestales, pero muy especialmente de los hidrocarburos. En este sentido, la actividad económica se basa principalmente en la explotación de petróleo y gas natural, así como en la transformación de sus derivados.
Los enormes ingresos petroleros permiten mantener una amplia y
diversificada gama de importaciones. No obstante, la dependencia de la renta petrolera ha resultado en la vulnerabilidad de la estabilidad económica del país, como consecuencia de las fluctuaciones de los precios del petróleo en el mercado internacional. Razón que durante los últimos años ha impulsado el desarrollo endógeno, el cual tiene como norte la diversificación productiva y de las exportaciones nacionales, a través del diseño y puesta en marcha de nuevos modelos productivos y de programas de apoyo técnico y financiero por parte del gobierno central para incentivar la actividad productiva en todo el territorio nacional, con especial atención a las Empresas de Producción Social (EPS), Pequeña y Mediana Industria (PyMI’s) y Cooperativas.
Respecto al crecimiento promedio anual que han presentado los
diversos sectores importados en el período 2004 - 2009, se observa que los más relevantes se resumen en: Productos minerales (85%), pieles, cueros y sus manufacturas (56%), agrícola vegetal (48%), madera, corcho, carbón vegetal y sus manufacturas (28%), productos químicos (27%), materias textiles calzados y sus manufacturas (27%), piedra, cerámica, yeso, vidrio y sus manufacturas (26%), industrias alimenticias (25%), entre otros.
La industria textilera es el más típico exponente de una producción ligera
y maniobrera orientada al consumo; dos ramas la constituyen: la de fibra natural, de origen vegetal o animal, y la química que comprenden las fibras artificiales. El sector textil es el conjunto de actividades económicas relacionadas con la producción de fibras, hilos, telas y vestidos.
Un problema estructural del sector textil venezolano específicamente, es
su baja orientación competitiva y su mínima integración a la cadena textil- confección. Texturas y colores que poco tienen que ver con las tendencias mundiales de la moda y poca receptividad para percibir señales correctivas del entorno, han hecho que las empresas textiles venezolanas pierdan presencia y respetabilidad frente a sus consumidores directos, constituidos mayoritariamente por medianas y pequeñas industrias con las que, a pesar de largos años de relación, no han logrado resolver problemas de montos mínimos de compras de insumos y tiempos de despacho.
La industria textilera se ha visto debilitada debido a la penetración de
importaciones legales e ilegales de piezas de vestir al mercado venezolano, dejando en desventaja a la producción nacional. Sin embargo, durante 2007 ésta tuvo un repunte de 15% en la producción, por lo que el sector de la confección tiene 35% de penetración en el mercado, con respecto al 20% que tenía en 2006, y lamentablemente, la piratería y las importaciones legales copan 65% de la plaza comercial.
Por razones adyacentes existe una amplia gama de grandes y medianas
empresas de confección textil, tanto nacionales como trasnacionales, esto conlleva a que hay gran grado de competencia entre ellas por ofrecer a las familias venezolanas sus productos. En el mercado se pueden encontrar a los demandantes adquiriendo bienes (en este caso textil) por la calidad, marca, preferencia, moda, accesibilidad, siempre y cuando, cumpla con su margen presupuestario. Como el ingreso por persona varía, así como varía la inflación en mayor proporción (aumenta) en lo que varía el ingreso, lleva a esta a tener que llegar a cambiar por un bien sustituto, por la variabilidad de los precios.
La industria textil venezolana (como otros sectores) está pasando por
momentos duros. Son muchos los problemas, pero actualmente el más duro es CADIVI.
El gobierno aplica las mismas restricciones y aranceles a la importación
de hilos y fibras que a la importación de telas y ropa. Eso es absurdo. La importación de ropa acabada solo beneficia a los comerciantes. La importación de telas además beneficia a las empresas de confección y costureras caseras. Con esa lógica, entre más abajo en la cadena se relajen los controles más gente se beneficia. Pero eso no es del todo cierto. En el país no hay capacidad suficiente de producción de fibra de algodón, ni de desmotado. La capacidad de hilado es insuficiente, pero algo hay. De allí para arriba en la cadena es donde se encuentra la mayoría de la industria textil venezolana: tejeduría, tintura, acabado, confección de ropa.
Así que la solución lógica es dar facilidades a la importación de fibras,
dar facilidades (menores) a la importación de hilos, restringir la importación de telas. De esa manera se generan más empleos en el país.
Finalmente, la producción textil moderna requiere de alta inversión en
maquinaria y automatización, personal calificado e información sobre mercados y modas, para mejorar su rendimiento, calidad y expansión.