Hermanos reciban un cordial saludo desde Japón.

En nombre de todos los hermanos,  quiero transmitirle mis agradecimientos por las muestras de consideración que han
tenido para con nosotros. 
Hemos recibidos mensajes de muchas obras y es de nuestro entender que se elevan oraciones especiales por
nosotros. 

Estamos muy firmes en las manos del Señor, durante estos días ya hemos tenido evidencias muy claras de ver como
el Señor nos acompaña. 

Quisiera compartirles algunos testimonios pero quisiera empezar con un par de lo que me ha sucedido ya, que el Señor
me ha conmovido mucho: 

1. Las imágenes que ustedes han visto son abrumadoras y ustedes han visto como las cosas se caían por la magnitud
del temblor; mi oficina no sufrió mayores daños, sin embargo las cosas volaban por el aire. Cuál sería mi sorpresa
cuando al llegar a mi casa mi esposa y yo nos imaginábamos que íbamos a encontrar todo por el piso y la realidad fue
que ni una hoja de papel, literalmente lo digo se movió de donde estaba.  Nada pero absolutamente nada se perdió ni
se quebró. Mi esposa y yo todavía no podemos explicarnos como pudo ocurrir esto, no hay una sola persona que nos
haya dicho lo mismo

2. Igualmente el día del terremoto la movilización en Tokio era imposible , los trenes quedaron detenidos , los taxis ni
pensar en tomar uno , duramos pidiendo uno 5 horas para poder trasladar a una colega embarazada, cuando estaba
dispuesto a regresar caminando a media noche, (en tren normalmente toma 25 minutos , pero caminando son como 3
horas) . La verdad el caminar no es problema en circunstancias normales sin embargo en estos momentos vengo
sufriendo de una dificultad en los ligamentos que hay en los talones y no puedo estar de pie más de una hora sin que
empiece a tener fuertes dolores. La verdad estaba preocupado por el esfuerzo que tenía que hacer; no habían pasado
10 minutos desde que emprendí el regreso a casa, en un momento tome un atajo por la calle de atrás para evitar la
multitud cuando de la nada, de en medio de un callejón oscuro salió un taxi al paso en el momento en el que yo iba por
la calle y sin que yo me percatara que estaba vacío el taxista me pregunto si necesitaba taxi. La verdad hermanos eso
si me enterneció el corazón de ver como el Señor me proveyó ese vehículo por que para ese momento del día mis pies
ya estaban literalmente muy cansados y adoloridos por el trajín del terremoto. 

3. Los hermanos igualmente ya me han reportado que en los lugares donde están ellos no les han cortado la luz, los
supermercados cercanos a sus casas han sido los últimos en agotar las provisiones, y detalles tan grandes y tan al 
momento oportuno que hemos vivido sorpresa tras sorpresa, los hermanos han tenido muchos sueños en estos días y
han salido muy consolados y muy fortalecidos.

4. Los hermanos Japoneses con lágrimas a través del teléfono me han manifestado con felicidad la gran bendición, la
infinita bendición, que de entre millones en esta nación de tener al Señor en sus corazones en estos momentos, esa
fortaleza es abrumadora.  

La verdad es que de esta experiencia va a salir fortalecida y muy reluciente la obra de Japón, con hijos muy afianzados
con sus pies muy puestos sobre la roca firme que es nuestro Señor Jesucristo.

El espíritu en nosotros sigue muy pero muy alto y aunque nuestros ojos vean, y nuestros oídos escuchen las noticias,
estamos muy confiados que estos no son más que rumores que no alcanzan a cubrir la voz que claramente el Señor
ha derramado sobre los oídos de los hijos del Señor en esta nación que vive el día malo, mientras nosotros disfrutamos
el día bueno con el Señor.

Le enviamos un saludo muy caluroso a la Hermana María Luisa, por favor manifiéstenle que estamos aquí
aprovechando el tiempo encerrados en nuestras casas como buenos estudiantes de la maestra más digna, viendo los
estudios Bíblicos en Internet que han sido de gran bendición ya que todos desde su casa están viéndolos. 

Muchas gracias nuevamente y que el Señor bendiga grandemente a su Iglesia que se mantiene hermosa en estos
días.