Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El Ayudar
El Ayudar
http://luhema.files.wordpress.com/2010/10/the_big_questions_part_1_of_3_001.jpg?w=280
&h=273
Publicado en http://www.blogseitb.com/inteligenciaemocional/2011/02/22
Los días 4 y 5 de febrero de 2011 asistí en San Sebastián a un Taller que llevaba por título
“Horizontes de vida”, impartido por el jesuita Darío Mollá. Era un taller centrado en las claves
de la espiritualidad ignaciana, el legado de S. Ignacio de Loyola. Quiero compartir aquí algunas
de las ideas y conclusiones que saqué del mismo porque tienen validez independientemente
de que uno profese o no la fe cristiana. Son válidas para todo aquél que quiera una vida con
sentido.
Con el motor del agradecimiento y el horizonte de ayudar nos queda ver cuáles son mis
posibilidades en mis circunstancias concretas y cambiantes. Y esto es el DICERNIMIENTO, el
proceso por el cual intento que mis decisiones cotidianas sean coherentes con mis
convicciones. Implica hablar de: a) un proceso de toma de decisiones ; b) un talante personal;
c) técnicas, métodos, reglas. Centrémonos en el talante personal, que podría verse como un
conjunto, suma e interrelación de 6 actitudes. 1) Deseo. Es lo que lleva a la pregunta, la
inquietud, la búsqueda del modo de ayudar. 2) Pregunta y búsqueda. Cómo y en qué concreto
mi deseo, dentro de mis posibilidades concretas. El deseo lleva a concretar, lo que nos
enfrenta a los límites y exige dejar cosas, renunciar. Es discernir para ayudar, que no siempre
está claro, no es elegir entre algo bueno y algo malo. 3) Capacidad de análisis de la realidad,
de captar la complejidad y asumirla. 4) Escucha interior. Las decisiones importantes producen
movimientos interiores. 5) Capacidad de autocrítica o libertad interior. ¿Qué nos quita la
libertad interior? Todo aquello que tiene que ver con mi imagen y mi prestigio; los afectos
desordenados, cuando cosas, personas, lugares, situaciones, etc. se nos convierten en
intocables, se salen de su sitio; los miedos, cuando nos dejamos arrastrar y decidimos desde
ahí. 6) Humildad. Para dejarse acompañar, el discernimiento es siempre personal (es uno el
que decide) pero no solitario. Para aceptar que el discernimiento tiene un marco, un campo de
juego. Para aceptar que me puedo equivocar. El ayudar no tiene por qué acabar en éxito,
puede que no hayamos hecho lo suficiente o lo que era necesario. Puedo hacer un
discernimiento perfecto pero tomar una decisión equivocada. El discernimiento pretende
hacernos honestos y limpios al decidir.