El secreto de la luna

Cuento e Ilustraciones por Traidora

 o recuerdo cuando fue el día

N en que encontré a este gatito,

solo se que se convirtió en mi
compañía mas preciada y querida.
Es un fiel aliado en todos los caminos
de mi vida.
Mis posibilidades de comunicación son
perfectas para un animal, ninguno de
los dos podemos hablar palabras
humanas, solo ver, oler, sentir.
Esa noche, sentía mi garganta muy
irritada, mi mama me dijo que me
acostara que iba a llamar al medico,
mientras que mi papa preparaba la
cena, el olor a la comida llegaba hasta
mi habitación, y pronto me sumergí en
un profundo sueño al lado de mi gran
amigo.
Mi habitación iba desapareciendo ante
mis ojos e íbamos entrando en un
espacio completamente diferente al
que conocemos.
Mantengo un lazo intenso con mi
Abuelo que ya no esta acá en casa,
No se donde está, no lo vi mas.
A veces lo extraño mucho.
Ibamos caminando por la selva,
el camino se confundía con
plantas exóticas que nunca antes
había visto y eran hermosas.
Lo mas cercano a la naturaleza que
tengo es el gran jardín de mi abuelo,
el ama las plantas y sabe propiedades
de éstas que según el los médicos
desconocen.
Los ruidos de los animales también
eran muy extraños, era la primera vez
que podía escuchar algo y lo mas raro
siempre fue que no sentía miedo de
estar lejos de casa en este lugar mágico
y nuevo. Y también fue la primera vez
que vi a mi gato caminar en dos patas,
como si fuese una persona me agarraba
la mano para caminar juntos.
Sentía el dolor de mi garganta y lo
imaginaba como un color, el rojo.
Vimos una luz, parecía fuego, el camino
desembocaba en ese lugar, inmensos
gatos con manchitas casi circulares nos
miraban a mi y a mi gatito, que tan
chiquitito parecía al lado de ellos.
En el silencio de la noche, y la
oscuridad del cielo, mis ojos vieron
otros ojos.
Era una señora muy grande, con pocas
arrugas en su cara pero de alguna
manera supe que hace muchos años
que vive.
Y tuve otro recuerdo de mi abuelo,
porque esta mujer prepara bebidas de
hiervas para curarlo todo, como el.
Y el aroma de las cáscaras de naranjas
quemadas en un agua de eucaliptos
hizo que el dolor de mi garganta y el
color rojo de mi mente desaparecieran
por completo.
Su mirada, era de una persona dulce,
hasta llegue a pensar que nos
conocíamos de antes. No pude dejar de
mirarla como tampoco a sus gatos
inmensos que la cuidaban.
Ella se elevo hacia el cielo y en un
idioma extraño dijo:
-¡ Tu gatito es tu pequeño guardián!
Increíble!, pensé en ese momento,
estaba hablando con la luna.
Ella era la luna!
Me reveló un secreto que siempre
estuvo adentro mío, y que nunca vi
con tanta claridad como en ese
momento.
Algo aún mas extraño comenzaba a
suceder, mi gato y yo empezamos a
sentirnos una sola persona, o mejor
dicho un solo gato. Nuestras miradas
cómplices sabían lo que el otro pensaba,
y sabía lo que el otro sentía.
Mis manos eran garras, y sus manos
eran humanas, mi nariz triangular y
húmeda, y su pelo crecía y crecía.
Nos mezclábamos y nos separábamos
como si estuviésemos bailando y
jugando.
Compartíamos el mismo corazón creo,
porque sentía sus latidos como si
fuesen los míos.
Mi mejor amigo, mi pequeño guardián
forma parte de mi, o yo formo parte de
el, por primera vez siento lo que siente
un animal. Quien iba a pensar que
yo, una nena que va a la escuela, que
juega con otros nenes, que a veces no
quiere comer verduras, y que disfruta
dibujar, iba a participar de este
hermoso encuentro con la luna.
Y sobre todo recibir su regalo,
que el gato haya empezado a ser yo,
y yo a ser un gato.
Y yo que pensaba que los cuentos de mi
abuelo cuando vivía en la selva eran
solo fantasías, ahora lo dudo.
Por la mañana el medico llegó, y vió
que todo en mi andaba bien.
Yo noté que mi mamá no se daba
cuenta de mi nuevo aspecto felino, en
verdad me sentía diferente.
Mi abuelo esta presente en todo
momento donde sea que esté, presiento
que está bien. A veces la luna me
muestra su sonrisa y me recuerda a el.
Esta vivencia en la selva, real o no, me
llevo a lo mas profundo de mi corazón.
fin