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El tiempo de vivir

Hace días, años o más bien no sé si desde que tengo uso de razón que no me doy cuenta
de las cosas que pasan, que me siento mal, mal conmigo mismo, mal con ella o mal con el
mundo. Un día sentado en la cafetería donde trabajo se acerco una compañera, Rita se
llamaba, me dijo --- Daniel, no crees que sería bueno que vivieras, no entendí sus palabras,
dije que le pasa a esta chica, pero aun así pensé , ¿porque me dirá eso?, de repente me
sumergí en mis pensamientos y me pregunte quien soy, solo pude contestarme a mí
mismo, me llamo Daniel, tengo 17 años , trabajo en esta cafetería y estudio por las tardes
la prepa, pero que hay mas allá de eso, la verdad no sabía, le llame a Rita y le dije, -------- a
que te refieres cuando me dice que ya es momento de vivir, Rita me contesto con una
sonrisa en sus labios… vamos te invito a un lugar, acepte, la verdad es que soy un chico
que no se entusiasma por casi nada, es como estar indiferente a todo, así que seguí a mi
compañera. Llegamos a un lugar, había muchas personas, estaba todo muy obscuro,
personas iban y venían, en fin aun así seguía indiferente, no me provocaba ningún
sentimiento, desde ese momento empecé a comprender algunas cosas, los demás estaban
asustados, nerviosos, curiosos etc, yo no… simplemente no me causa nada, la verdad es
que solo acepte porque no tengo planes en esta semana santa, nunca planeo nada, soy
un chico muy solitario. Siguió la noche, nos incorporaron a un lugar donde había solo
mesas, sillas y velas, ahí solo escuchaba, recordaba y escribía, escuchaba, recordaba y
escribía, así pase varias horas, no sé cuantas, solo sentía el cansancio, los ojos se me
cerraban, pero no me dejaban dormir mis recuerdos, conforme avanzaba el tiempo en
ese lugar y entre más recordaba y escribía, empezaba a escuchar ruidos de aves, el ruido
del viento, alcanzaba a ver algunos insectos sobre los cerros, arañas tejiendo su telaraña,
pude observar como el sol empezaba a salir, no podía creer lo maravilloso que era sentir,
escuchar, ver y hasta oler cada cosa a mi alrededor, creo que jamás había experimentado
eso. Tenía hambre, no había comido nada desde un día antes , me llego un olor delicioso,
llegaron con una bandeja llena de comida, había carne, pollo, pescado, frutas deliciosas ,
bebidas de todas, de repente un grito me hace reaccionar, alguien me decía no te
duermas es hora de desayunar, tenia frente a mí un plato con huevo y frijoles, solo eso, la
verdad que aun así me supo a gloria, solo seguí imaginando lo que en un instante que
había cerrado los ojos había soñado, lo saboreé como el mejor de los manjares, me quería
comer hasta el plato, terminamos. Todo continua, escucho, recuerdo, escribo… de
repente, no sé en qué momento paso, pero me encontré tomado de la mano en un circulo
de gente, cerré los ojos, en ese instante vi una luz radiante, hermosa, era como si me
guiara, la seguí, mientras a lo lejos escuchaba una melodía, tenia curiosidad por abrir los
ojos pero temía que lo que estaba pasándome terminara, así que continúe con mis ojos
cerrados. En un momento alguien dice ---- todo a terminado, abre tus ojos, no quería
abrirlos, ¿como que todo a terminado ? noooo esto me gusta, no es justo, abro los ojos y
mi sorpresa fue mayor, mis pies no tocaban la tierra, flotábamos tomados de la mano,
todos llorábamos de emoción, estaba sintiendo algo dentro de mí que me hacía reír,
volteé la cabeza al cielo con precaución, estaban pasando tantas cosas que no sabía con
que me encontraría, el cielo estaba lleno de nubes blancas brillantes y juguetonas,
formaban figuras, se movían de un lado a otro, cuando menos lo esperaba, esas
maravillosas nubes blancas formaban la silueta de mi madre con sus manos estiradas
como queriendo abrazarme, luego formaron la silueta de mis hermanos tomado de la
mano, quise estirar mis manos hacia arriba queriendo alcanzarlas pero no podía
despegarme de esa cadena. De repente todo volvió a la tranquilidad, volvimos a la mesa,
pude darme cuenta en ese momento cuantas personas estábamos ahí, como es posible
que no me haya dado cuenta de eso, si hemos estado tantas horas juntos, había varios
jóvenes como yo, mujeres hombres, adultos, hasta ancianos, pero sabes algo, todos
éramos iguales, todos reíamos, todos hablábamos el mismo idioma, el mismo lenguaje,
como si las edades no importaran, algo mágico pasaba ahí definitivamente. Es hora de
retirarme, recorro el mismo camino por el que llegue, ahora iluminado, pero iluminado
desde dentro de mí ser, como si mis sentidos se hubieran convertido en un gran reflector.

Hoy puedo decir, me llamo Daniel, tengo 17 años, trabajo en esta cafetería, estudio por
las tardes la prepa, amo a mi familia y disfruto de la vida.

Hoy domingo de resurrección las tinieblas han desaparecido, es el tiempo de vivir.

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