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INTRODUCCIÓN
Uno de los puntos fundamentales de la predicación desde que Jesús empezó a predicar ha
sido: “Arrepentíos por que el Reino de los Cielos se ha acercado”. El anhelo de Dios es ver un
corazón completamente rendido a su presencia, pero jamás habrá corazones rendidos si
primero no están arrepentidos. Dice la palabra de Dios en el Salmo 51:17 “El sacrificio que te
agrada es un espíritu quebrantado; tú, oh Dios, no desprecias al corazón quebrantado y
arrepentido”. Sin embargo hoy en día las personas perseguimos un cristianismo sin
arrepentimiento genuino, un cristianismo de emociones hermosas, sentimientos lindos, pero
sin arrepentimiento.
Para entender este mensaje debemos reconocer con claridad que es un verdadero
arrepentimiento: Cambio en el corazón y el espíritu de los que, esclarecidos por la Palabra de
Dios, reconocen su pasado pecaminoso. El arrepentimiento conduce al pecador a estar de
acuerdo con Dios sobre el juicio de su estado pecaminoso y las faltas cometidas (véase
Hechos 20:21; Romanos 2:4; 2 Pedro 3:9).
1. Una persona arrepentida reconoce su pecado y lo llama como tal. Tiene que haber un
cambio de opinión frente al pecado. Mira hacia atrás y dice: "¡Qué detestable, qué
odioso, cuán digno del infierno; y esto estaba antes en mi!"
2. Tiene que haber el cambio de sentimiento correspondiente. El individuo que se
arrepiente verdaderamente no sólo ve el pecado como detestable y ruin, merecedor de
aborrecimiento, sino que realmente lo aborrece, lo odia en su corazón. Una persona
puede ver el pecado como perjudicial y abominable; con todo su corazón lo ama, lo
desea, se adhiere a él. Pero cuando se arrepiente verdaderamente lo aborrece de todo su
corazón y renuncia al mismo.
3. No se enoja con quien lo confronta sino al contario se humilla para ser perdonado por
Dios. 2 Samuel 12:13
4. Si tu arrepentimiento es genuino hay en tu mente un cambio consciente en los puntos de
mira y los sentimientos respecto al pecado.
5. Cuando el arrepentimiento es genuino, la disposición para volver a pecar desaparece.
Tus opiniones sobre el pecado pueden haber cambiado, pero si permanece el amor al
pecado, ten la absoluta certeza de que eres todavía un pecador impenitente.
6. El arrepentimiento genuino obra una transformación de la conducta. Permiteme ahora
preguntarte si estás realmente reformado. ¿Has abandonado tus pecados? ¿O los estás
practicando todavía? Si es así, todavía eres un pecador. No importa cuánto haya cambiado tu
mente, si no ha traído un cambio de conducta, tu reforma real no es arrepentimiento según
Dios, o sea, el que Dios aprueba. Salmo 139:23-24
7. El arrepentimiento, cuando es verdadero y genuino, conduce a la confesión y a la
restitución.
8. ¿Qué significa el apóstol con esta expresión si no que el verdadero arrepentimiento es
un cambio tan profundo y fundamental que el hombre no se vuelve atrás del mismo
otra vez? La gente lo lee a veces como diciendo: un arrepentimiento del que uno no
tiene por qué arrepentirse. Pero esto no es lo que dice. Repito: es un arrepentimiento
del que, el que lo hace, ya no se vuelve atrás. El amor al pecado es verdaderamente
abandonado. El individuo que se ha arrepentido verdaderamente, que ha cambiado
sus opiniones y sus sentimientos, ya no cambiará otra vez, no volverá a amar el
pecado. Recuerda esto bien, que el pecador penitente verdadero experimenta
sentimientos de los que no volverá a arrepentirse. El texto dice que son "para
salvación". Va directo al mismo descanso del cielo. La misma razón por la que termina
en salvación es que no vuelve a arrepentirse de haberlo hecho.
COMO RECONOCER QUE NO ESTOY GENUINAMENTE ARREPENTIDO: