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Bendiciones hay muchas, la luz es una bendición, el agua es otra, la amistad es una

más, la comida, el aire, la vida, el encanto, los colores y los sabores, las flores y los
niños. Nuestros niños son bendiciones del Señor. A veces por lo que ellos hacen no
los vemos como bendiciones pero lo son. David tiene dos hijos pequeños de cinco y
siete años.
Un día, enseñaba a su hijo de siete a empujar la podadora de gasolina alrededor del
patio. Cuando lo enseñaba como girar la podadora al final del prado, su esposa Jan lo
llamó para hacerle una pregunta. Mientras David se volvió para responderla, el hijo
empujó la podadora justamente a través del macizo de flores, al borde del prado y dejó
marcado un sendero de más de medio metro de ancho.
Cuando David se volvió y vio lo que había sucedido, empezó a perder el control, pues
había dedicado mucho tiempo y esfuerzo para lograr que esos macizos de flores fueran
la envidia del vecindario. Cuando empezó a levantar la voz a su hijo, su esposa se
acercó de inmediato, colocó la mano en su hombro y le dijo: “David, recuerda por favor,
criamos niños, no flores”. La esposa le hizo recordar a David cuán importante
es recordar nuestras prioridades.
Los niños y su autoestima son más importantes que cualquier objeto que pudieran
romper o destruir. El cristal de la ventana que rompió una pelota de béisbol, la lámpara
que derribó un niño descuidado o el plato que cayó en la cocina ya están rotos. Las
flores ya murieron. Hoy debo recordar no aumentar la destrucción quebrantando el
espíritu del niño y reprimiendo su energía y vigor. Por que los niños son bendiciones
del Señor.
Cuando sonríe un niño es como si el cielo sonriera. Cuando llora un niño es como el
cielo llorara. Este es un buen día para volver a disfrutar de las bendiciones del Señor y
esas bendiciones no tengo que buscarlas lejos de mi hogar, esas bendiciones corren,
gritan, rompen vidrios y quiebran platos, son bendiciones con la cara sucia y el pelo
desgreñado. Son bendiciones del Señor y hoy quiero gozarme en esas bendiciones
increíbles y llenas de vigor.
Gracias Señor por tus bendiciones. Se que a veces no he visto a mis niños como
bendiciones pero en este día no solo quiero verlos como bendiciones sino que quiero
disfrutar de esas bendiciones que tienen un precio muy grande. Gracias Señor por
ellos. Amén.
-Dr. Serafín Contreras Galeano.

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