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LA MINERÍA Y EL AMBIENTE

Es responsabilidad de los gobiernos provinciales, no haber sido capaces de generar actividades sustentables
que complementen y en el futuro, reemplacen progresivamente a parte de la actividad minera. No debe
perderse más tiempo en ese sentido, el manejo inteligente de nuestros sistemas naturales nos da alternativas
que no pueden desdeñarse.
 
Pablo José Quiroga es Licenciado en Ecología y Secretario de Planificación y Desarrollo de la
Municipalidad de Chascomús. Fue Subsecretario de Política Ambiental de la Nación, durante la
presidencia del doctor Alfonsín, entre los años 1986 y 1989. Miembro del Directorio de Parques
Nacionales en el 2000, y coordinador de Programas Ambientales del Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires, entre los años 2002 y 2006. Fue consultor de organismos internacionales como PNUD y PNUMA,
autor de libros y artículos especializados y docente en la Facultad de Derecho de la UBA

No existe per se una contradicción entre minería y ambiente. Existen contradicciones entre propuestas no
sustentables, que a lo largo del camino dejan más perjuicios que beneficios, desde lo socio-económico y
ambiental y son a esas alternativas no sustentables, a las que nos oponemos. Nos preocupa la injerencia de los
intereses privados en las decisiones públicas. Recordemos que este gobierno vetó la Ley de Glaciares,
aprobada por unanimidad por el Congreso y ahora con mucho retraso, la reglamenta luego de un escándalo
mediático, dejando muchas más dudas que certezas.

Es un gobierno que se destaca más que por los DNU, por sancionar leyes que son importantes pero que jamás
pone en práctica, como esta o la ley de Bosques. En el mismo sentido, nos preocupa la reglamentación a la ley
de Glaciares sancionada el 1ro. de marzo, ya que puede convertirse en un impedimento para su aplicación.
Nos llama la atención la falta de definición de las áreas donde debería comenzarse con el Inventario nacional
de glaciares y áreas periglaciares, no establece un cronograma para realizarlo, ni determina las áreas a
inventariarse antes de abril, tal cual lo establece el art. 15 de la ley. Esta fecha no es caprichosa, ya que el
trabajo debe realizarse antes de finalizar el verano por razones climáticas, ya que en invierno ese trabajo no se
puede realizar. Qué se pretende, que se pierda otro año, y entonces la pregunta que nos formulamos es en
beneficio de quien.
Esta no es una ley "antiminera", sino que apunta principalmente a proteger un recurso natural estratégico
como los glaciares que constituyen el máximo reservorio de agua dulce que poseemos. En este sentido, la
norma impone la obligación de realizar un inventario de glaciares existentes, así como también de las áreas
periglaciares a proteger, cuestión que nos proponemos a respetar tal cual lo aprobaron la mayoría de los
bloques legislativos, y exigimos que lo respete el actual gobierno, aún cuando afecte intereses de grandes
empresas internacionales. Primero está el interés del país  y la calidad de vida de su población. Los estudios
para aprobar actividades riesgosas deben ser más exhaustivos, ya  que no sólo deben medir el posible impacto
en el área de la actividad, sino el que sufrirán por ejemplo, aguas abajo las producciones agrícolas que
necesitan sin opción alguna del agua para riego, y que por exceso de consumo y contaminación de cuencas
pone en riesgo su uso futuro.

Por ello creemos que no puede sacrificarse al conjunto de las producciones regionales en función de proteger
a una sola actividad. Es responsabilidad de los gobiernos provinciales, no haber sido capaces de generar
actividades sustentables que complementen y en el futuro, reemplacen progresivamente a parte de la actividad
minera. No debe perderse más tiempo en ese sentido, el manejo inteligente de nuestros sistemas naturales nos
da alternativas que no pueden desdeñarse. La producción minera, como cualquier otra, debe desarrollarse en
la medida que no produzca más perjuicios que beneficios, y en pocos casos se llega a correr esos riesgos, para
ello deben hacerse los estudios sobre los impactos correspondientes, contar con el listado de glaciares a
proteger y luego tomar las medidas que correspondan.Como medidas complementarias, se pueden poner en
práctica un fondo de reparación ambiental, subvencionado por parte de las regalías que pagan las empresas y
exigir que tomen seguros de riesgo tal cual lo exige la ley general del ambiente.-

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