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BIBLIOGRAFÍA ESENCIAL :
- “Tesoro escondido en el Sacratísimo Corazón de Jesús”, del Padre Juan de Loyola S.J
1734. y su “Novena de Preparación para el Primer Viernes” 1735 - Valladolid, España.
-Beatos, Santos y Mártires de la Compañía de Jesús. del Padre Celestino Testore S.J
Ecuador. Editado por la Fundación Jesús de la Misericordia
-“Principios del Reinado Del Corazón De Jesús en España” Por el P. José Eugenio de Uriarte, S.J.
España Madrid, 1880
-“Vida del V. y angelical joven P. Bernardo Francisco de Hoyos de la Compañía de Jesús”, escrito
por su Director espiritual el P. Juan de Loyola S.J. España 1735.
-Pagina Web de los Jesuitas
2)
“María es la intercesora
para con su Hijo Jesús,
y Jesús es el intercesor
ante Dios Padre.”
SANTA MARÍA…
1.- Santa María, hija de Dios Padre,
concebida sin pecado original,
virgen purísima y santa antes de dar a luz,
te ofrecemos a Ti nuestras almas, con sus competencias;
y por tu intercesión, te pedimos por los pensamientos
de nuestros familiares vivos y muertos. Dios te salve, María...
3)
EL ALMA DE CRISTO:
ALMA DE CRISTO, santifícame.
CORAZÓN DE CRISTO, enciéndeme.1
CUERPO DE CRISTO, sálvame.
SANGRE DE CRISTO, embriágame.
AGUA DEL COSTADO DE CRISTO, lávame.
PASIÓN DE CRISTO, confórtame.
OH BUEN JESÚS, ¡Óyeme!
ENTRE TUS LLAGAS, escóndeme.
No permitas que me separe de Ti.
Del enemigo maligno, DEFIÉNDEME.
En la hora de mi muerte, LLÁMAME.
Y MANDA QUE VENGA A TI
PARA ALABARTE CON TUS SANTOS
EN LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS. AMÉN.
1.- Aparece una invocación nueva, que no aparecía antes en esta oración del siglo XV,
propuesta en una especie de “Rosario del Corazón de Jesús”, en el libro “TESORO
ESCONDIDO” que es escrito por el padre Juan de Loyola S.J
a pedido del beato Bernardo Francisco de Hoyos.
4)
NOVENA AL AMOR MISERICORDIOSO
DEL DIVINO CORAZON DE JESUS
CON LOS SANTOS, BEATOS Y VENERABLES JESUITAS.
(Nueve días de preparación para el PRIMER VIERNES)
5)
ANTES DE EMPEZAR LA NOVENA DE PREPARACIÓN.
(Nota.-La Novena de Preparación se empieza el último jueves de mes y termina el
Primer viernes del mes siguiente)
-Se hace señal de la cruz.
A) PRIMERA PARTE.- Se contemplara en su vida y escritos de un santo, beato o venerable jesuita
la presencia del Amor Misericordioso del Sagrado Corazón de Jesús.
- España (1491-1556)
Fiesta: 31 de julio
OREMOS.-"Señor, Dios nuestro, que has suscitado en tu Iglesia a San Ignacio de Loyola
para extender la gloria de tu nombre, concédenos que después de combatir en la tierra,
bajo su protección y siguiendo su ejemplo, merezcamos compartir con él la gloria del cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo." Amén.
DEPRECACIONES
1.-¡0h preciosa Herida, abierta en el Sagrado
Corazón de mi Jesús para dar paso a las llamas
de su inmenso Amor y Misericordia!
Haz que el incendio de la caridad purifique
nuestros corazones de la inmundicia del pecado.
(Padrenuestro, Avemaría y Gloria)
¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, que es mi vida,
mi verdad y mí camino, llegó a tu Majestad: por medio de este
adorable Corazón, te adoro por todos los hombres que no
te adoran; te amo por todos los que no te aman; te reconozco
por todos los que voluntariamente ciegos no quieren conocerte.
Por este Divino Corazón, deseo satisfacer a tu Majestad todas
las obligaciones que te tienen todos los hombres. Te ofrezco
todas las almas redimidas con la preciosa Sangre de tu Divino Hijo,
y te pido humildemente la conversión de todas, por el mismo
suavísimo Corazón. No permitas, que sea por más tiempo
ignorado de ellas mi amado Jesús: haz que vivan por Jesús,
que murió por todos. Presento también a tu Majestad
sobre este Santísimo Corazón a tus siervos, ………………
………………………………………………………………………
(Aquí se pueden nombrar las personas, que fuesen
de la devoción de cada uno) y te pido los llenes de su espíritu,
para que, siendo su protector el mismo Divino Corazón
merezcan estar contigo eternamente. Amén.
(Ex V. M. María de Encarnación.)
9)
PETICIÓN.
V.- Jesús manso y humilde de Corazón.
T.- Haz mi corazón igual al tuyo.
ORACIÓN FINAL.
Señor mío Jesucristo, que te dignaste descubrir
las inefables riquezas de tu Corazón con nuevo beneficio
de tu Iglesia; concede que podamos corresponder
al amor de tu Corazón Sagrado, y compensar
con dignos obsequios las injurias hechas
por los hombres ingratos a tu mismo afligido Corazón
que es puro Amor y Misericordia. Tú que vives
y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Venga a nosotros tu reino
en Amor de Eucaristía!...
(Se repite tres veces la jaculatoria)
10)
DIA SEGUNDO Y DIAS SIGUIENTES DE LA NOVENA DE
PREPARACIÓN.
Todo como el primer día, y así todos los días siguientes, solamente cambiando la contemplación de los
escritos o referencias de un santo, beato o venerable jesuita sobre la presencia del Amor Misericordioso
del Sagrado Corazón de Jesús en su vida.
"Un corazón tan grande y un alma tan noble no pueden contentarse con los efímeros honores
terrenos. Tu ambición debe ser la gloria que dura eternamente". San Ignacio de Loyola
Al principio Francisco rehusó la influencia de San Ignacio el cual le repetía la frase de Jesucristo:
"¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si se pierde a sí mismo?".
ACTO DE AMOR
¡Oh Dios mío! Yo te amo; y no te amo porque me salves o porque castigues, con fuego eterno
a los que no te aman. Tú, tú, Jesús mío, has abrasado todo mi ser en la Cruz; sufriste
los clavos, la lanza, las ignominias, innumerables dolores, sudores, angustias, y la muerte:
y esto, por mí y por mí pecador. ¿Por qué, pues, no te he de amar, oh Jesús amantísimo?
No porque me lleves al cielo, o porque me condenes al infierno, ni por esperanza de algún premio; sino
así como tú me amaste, así te amo y te amaré: sólo porque eres mi Rey y sólo porque eres mi Dios.
Amén.
¡AY DE MÍ, SI NO ANUNCIO EL EVANGELIO!
“Venimos por lugares de cristianos que ahora habrá ocho años que se hicieron cristianos. En
estos lugares no habitan portugueses, por ser la tierra muy estéril extremo y paupérrima. Los
cristianos de estos lugares, por no haber quien les enseñe en nuestra fe, no saben más de ella
que decir que son cristianos. No tienen quien les diga misa, ni menos quien los enseñe el Credo,
el Padrenuestro, el Ave María, ni los mandamientos.
En estos lugares, cuando llegaba, bautizaba a todos los muchachos que no eran bautizados; de
manera que bauticé una grande multitud de infantes que no sabían distinguir la mano derecha de
la izquierda. Cuando llegaba en los lugares, no me dejaban los muchachos ni rezar mi Oficio, ni
comer, ni dormir, sino que los enseñase algunas oraciones. Entonces comencé a conocer por
qué de los tales es el reino de los cielos.
Como tan santa petición no podía sino impíamente negarla, comenzando por la confesión del
Padre, Hijo y Espíritu Santo, por el Credo, el Padrenuestro, Ave María, así los enseñaba. Conocí
en ellos grandes ingenios; y, si hubiese quien los enseñase en la santa fe, tengo por muy cierto
que serían buenos cristianos.
Muchos cristianos se dejan de hacer, en estas partes, por no haber personas que en tan pías y
santas cosas se ocupen. Muchas veces me mueven pensamientos de ir a los estudios de esas
partes, dando voces, como hombre que tiene perdido el juicio, y principalmente a la universidad
de París, diciendo en Sorbona a los que tienen más letras que voluntad, para disponerse a
fructificar con ellas: "¡Cuántas ánimas dejan de ir a la gloria y van al infierno por la negligencia
de ellos!"
Y así como van estudiando en letras, si estudiasen en la cuenta que Dios, nuestro Señor, les
demandará de ellas, y del talento que les tiene dado, muchos de ellos se moverían, tomando
medios y ejercicios espirituales para conocer y sentir dentro de sus ánimas la voluntad divina,
conformándose más con ella que con sus propias afecciones, diciendo: "Aquí estoy, Señor,
¿qué debo hacer? Envíame adonde quieras; y, si conviene, aun a los indios."
De las cartas de san Francisco Javier a San Ignacio de Loyola (Carta 4 y 5)
«¡Qué descanso vivir muriendo cada día contra nuestro propio querer, buscando
no los propios intereses sino los de Jesucristo!»
11)
A LAS CINCO LLAGAS .
Señor mío Jesucristo, en cuya mano están todas las cosas, y no hay nadie
que pueda resistir tu voluntad, que te has dignado nacer, morir y resucitar:
por el misterio de tu Santísimo Cuerpo, y por las cinco llagas,
y el derramamiento de tu preciosísima sangre, compadécete de nosotros,
como tú sabes lo necesitamos en nuestras almas y en nuestros cuerpos;
líbranos de las tentaciones del demonio y de todo lo que ves que nos aflige;
y consérvanos y fortalécenos hasta el fin, en tu servicio, y danos
una verdadera enmienda, y espacio de verdadera penitencia, y el perdón
de todos los pecados después de la muerte; y haz que amemos
a nuestros hermanos, hermanas, amigos y enemigos; y que con todos
los Santos gocemos eternamente en tu reino, que con Dios Padre
y el Espíritu Santo vives y reinas, Dios por los siglos de los siglos. Amén.
AFECTOS DE AMOR
Para servirte, Dios mío, no me mueve el terror de tu mano arrojando rayos,
ni el horror del fuego del infierno ardiendo eternamente:
Tú me mueves, Dios mío, por ti mismo: Tú, Jesucristo, atravesado,
me atraes, la Cruz me obliga, y me enciende, oh Jesús;
la sangre que brota de tus llagas. Si no existiese el fuego del infierno
y se quitase la esperanza de la gloria, yo, sin embargo, oh Criador mío,
prendado de tus bondades, admirando tu sublime divinidad,
santa y próvida, proseguiré en el amor ya comenzado.
A ti, Jesús, Hijo de Dios, a ti, Hijo de la Virgen,
manso, fuerte, inocente, que te dignaste morir por nosotros,
que todo lo mereces, te amaré sin recompensa. Amén.
"Por los méritos de la Santa Madre la Iglesia, en que yo mi esperanza tengo (y cuyos miembros
vivos son ustedes), confío en Cristo Nuestro Señor que me ha de oír y conceder esta gracia:
que use este inútil instrumento mío, para plantar la Iglesia".
OREMOS.-"Señor, Dios nuestro, que has suscitado en tu Iglesia a San Francisco Javier
para extender la gloria de tu nombre, concédenos que después de combatir en la tierra,
bajo su protección y siguiendo su ejemplo, merezcamos compartir con él la gloria del
cielo. Por nuestro Señor Jesucristo." Amén.
"Es imposible decirte el influjo poderoso que estos ejercicios han hecho en mi vida espiritual.
Soy un hombre distinto". San Pedro Canisio (fragmento de la carta a un amigo)
Dos días después hizo su profesión solemne en manos de San Ignacio de Loyola.
MÁRTIR DE LA CARIDAD.
Murió el viernes de la semana siguiente al Corpus:
EN LA FIESTA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS.
“Luis Gonzaga se distinguió desde su más tierna infancia por un espíritu de oración,
pureza y penitencia que apenas se encuentra en las almas consumadas en edad y en
virtudes; y su vida, verdaderamente admirable, fue coronada con el martirio de la
caridad. Canonizado pocos años después de su muerte por el Papa Gregorio XV, fue
dado por abogado a la juventud; y desde entonces, milagros extraordinarios, gracias
prodigiosas, rápidos progresos en la virtud, conversiones ruidosas, han venido siendo el
fruto de la devoción a este santo joven.”
Su director espiritual fue el gran sabio jesuita San Roberto Belarmino, el cual le aconsejó tres medios
para llegar a ser santo: 1º. Frecuente confesión y comunión. 2º. Mucha devoción a la Sma. Virgen.
3ro. Leer vidas de Santos.
Ante una imagen de la Sma. Virgen en Florencia hizo juramento de permanecer siempre puro. Eso se
llama "Voto de castidad".
Cuando iba a hacer o decir algo importante se preguntaba: "¿De qué sirve esto para la eternidad?" y
si no le servía para la eternidad, ni lo hacía ni lo decía.
Una vez arrodillado ante la imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo, le pareció que la Sma. Virgen
le decía: "¡Debes entrar en la Compañía de mi Hijo!". Con esto entendió que su vocación era entrar
en la Comunidad Compañía de Jesús, o sea hacerse jesuita.
San Luis Gonzaga tuvo que hacer muchos sacrificios para poder mantenerse siempre puro, y por eso la
Santa Iglesia Católica lo ha nombrado Patrono de los Jóvenes que quieren conservar la santa pureza.
El repetía la frase de San Pablo: "Domino mi cuerpo y lo reduzco a servidumbre, no sea que
enseñando a otros a salvarse, me condene yo mismo".
San Luis fue avisado en sueños que moriría el viernes de la semana siguiente al Corpus, y en ese día
murió. ESE VIERNES ES LA FIESTA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS.
Después de muerto se apareció a un jesuita enfermo, y lo curó y le recomendó que no se
cansara nunca de propagar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
ORACIÓN.- Dios y Señor nuestro, dispensador de los dones celestiales, que al glorioso
y angelical joven san Luis Gonzaga concediste la gracia de unir a una admirable
inocencia una no menos maravillosa penitencia, haz que, por sus méritos y oraciones,
imitemos su penitencia, ya que no hemos tenido la dicha de imitar su inocencia.
Te lo rogamos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
ORACIÓN A LA VIRGEN.
Virgen santa, María, guía y reina mía,
vengo a acogerme al seno
de tu misericordia, y a poner
desde este momento para siempre
mi alma y cuerpo bajo tu amparo
y protección especial.
Confío y pongo en tus manos
todas mis esperanzas y consuelos,
todas mis penas y miserias,
así como el curso y el fin de mi vida,
a fin de que, por tu santa intercesión
y tus méritos, todas mis obras
sean hechas según tu voluntad
y con el objeto de agradar
a tu divino Hijo. Amén.
San Luis Gonzaga
OREMOS.-"Señor, Dios nuestro, que has suscitado en tu Iglesia a San Luis Gonzaga
para extender la gloria de tu nombre, concédenos que después de combatir en la tierra,
bajo su protección y siguiendo su ejemplo, merezcamos compartir con él la gloria del
cielo. Por nuestro Señor Jesucristo." Amén.
17)
SANTO PARA EL QUINTO DIA DE LA NOVENA DE PREPARACIÓN:
SAN CLAUDIO DE LA
COLUMBIERE
Francia
1641-1642
EL APOSTOL
DEL CORAZÓN DE
JESÚS:
EL “AMIGO
PERFECTO
Y SIERVO FIEL”
Fiesta 15 de febrero
DAME TU CORAZÓN.
“¿Qué harás, Señor, para vencer la obstinada indiferencia de los hombres?
Te has agotado en este misterio de amor; has ido tan lejos que, como comentan los Santos
Padres, has llegado hasta donde podía llegar tu Poder. Si los contactos divinos con tu sagrada
Carne no consiguen destruir este hechizo que me seduce, en vano podré esperar en otro
remedio de mayor fuerza. A tan grande calamidad, sólo una salida encuentro: que me des otro
corazón, un corazón dócil, un corazón sensible, un corazón que no sea de mármol ni de
bronce; es necesario que me concedas tu mismo Corazón. Ven, amable Corazón de Jesús,
ven y colócate en el centro de mi pecho y enciende en él un amor tal que acierte a responder,
de algún modo, a mi deber de amarte.
Dios mío, ama a Jesús que está en mí en la medida en que me has amado a mí en El. Haz
que ya no viva sino por El para llegar a vivir eternamente con El en el cielo. Amén.”
ACTO DE CONFIANZA.
“Estoy tan convencido, Dios mío, de que velas sobre todos los que esperan en Ti, y de que nada
puede faltar a quien de Ti aguarda toda las cosas, que he determinado vivir en adelante sin cuidado
alguno, descargando sobre Ti todas mis inquietudes. “En paz me duermo y al punto descanso;
porque Tú, Señor, me has afirmado singularmente en la esperanza”.(Sal. 4,10) Los hombres
pueden despojarme de los bienes y de la reputación; las enfermedades pueden quitarme las
fuerzas y los medios de servirte; yo mismo puedo perder Tu gracia por el pecado; pero no
perderé mi esperanza; la conservaré hasta el último instante de mi vida y serán inútiles todos
los esfuerzos de los demonios del infierno para arrancármela. Dormiré y descansaré en paz.
Que otros esperen la dicha de sus riquezas o de sus talentos; que descansen otros en la
inocencia de su vida, o en el rigor de su penitencia, o en la multitud de sus buenas obras,
en el fervor de sus oraciones; en cuanto a mí toda mi confianza se funda en mi misma confianza:
porque “Tú, Señor, me has has afirmado singularmente en la esperanza.”(Sal. 4,10)
Confianza semejante jamás salió fallida a nadie. “Nadie espero en el Señor y quedó confundido”
( Sir. 2,11) Así han quedado frustrado en su confianza. Por tanto, estoy seguro de que seré
eternamente feliz, porque firmemente espero serlo y porque de Ti ¡oh Dios mío! es de quien lo
espero. En Ti esperé, Señor, y jamás seré confundido.
18)
Bien conozco ¡Ah! Demasiado lo conozco, que soy frágil e inconstante; sé cuanto pueden las
tentaciones contra la virtud más firme; he visto caer los astros del cielo y las columnas del
firmamento; pero nada de esto puede aterrarme. Mientras mantenga firme mi esperanza, me
conservaré protegido de todas las calamidades; y estoy seguro de esperar siempre, porque espero
igualmente esta invariable esperanza.
En fin, estoy seguro de que no puedo esperar con exceso de Ti y de que conseguiré todo lo que
hubiese esperado de Ti. Así, espero que me sostendrás en las más rápidas y resbaladizas
pendientes, que me fortalecerás contra los más violentos asaltos y que harás triunfar mi flaqueza
sobre mis más formidables enemigos.
Espero que Tú me amaras a mi siempre y que yo Te amaré sin interrupción. Y para llegar de un
solo vuelo con la esperanza hasta donde pueda llegarse, te espero a ti mismo, de ti mismo, ¡Oh
Creador mío! para el tiempo y para la eternidad. Así sea.”
OFRECIMIENTO O CONSAGRACION
AL CORAZON SAGRADO DE JESUCRISTO.
a)Razones para este ofrecimiento.
Este ofrecimiento se hace para honrar a este Corazón, asiento de todas las virtudes, fuente
de todas las bendiciones y retiro de todas las almas santas.
Las principales virtudes que pretendemos honrar en EL, son las siguientes:
Primero: Un ardentísimo amor a Dios, su Padre, junto con un profundo respeto y la mayor
humildad que existió jamás.
Segundo: Una paciencia infinita en los males, un sufrimiento y un dolor extremo por los pecados
que cargó sobre sí; la confianza de un hijo tiernísimo unida a la confusión de un grandísimo
pecador.
Tercero: Una compasión muy sensible por nuestras miserias, un amor inmenso a pesar de estas
mismas miserias; y no obstante todos estos sentimientos, cada uno de los cuales llegó al más alto
grado posible, una igualdad de ánimo inalterable causada por una conformidad tan perfecta con la
voluntad de Dios, que no se podía turbar por ningún suceso, por contrario que pareciese a su celo,
a su humildad, a su mismo amor y a todas las otras disposiciones en que se hallaba.
Este Corazón se encuentra aún, en cuanto es posible, en los mismos sentimientos y, sobre todo,
siempre abrasado de amor para con los hombres; siempre abierto para derramar sobre ellos toda
clase de gracias y bendiciones; siempre sensible va nuestros males; siempre apremiado del deseo
de hacernos partícipes de sus tesoros y de dársenos a sí mismo; siempre dispuesto a recibirnos y
a servirnos de asilo, de mansión, de paraíso, ya en esta vida.
A cambio de todo esto no encuentra en el corazón de los hombres más que dureza, olvido,
desprecio, ingratitud.
Ama y no es amado y ni siquiera es conocido su amor; porque no se dignan los hombres recibir los
dones por los que quiere atestiguarlo, ni escuchar las amables e íntimas manifestaciones que
quiere hacer a nuestro corazón.
b) Fórmula de la entrega.
En reparación de tantos ultrajes y de tan crueles ingratitudes, oh adorable y amable Corazón
de Jesús, y para evitar en cuanto de mi dependa el caer en semejanza desgracia, yo te ofrezco mi corazón con todos
los sentimientos de que es capaz; yo me entrego enteramente a Ti.
Y desde este momento protesto sinceramente que deseo olvidarme de mi mismo, y de todo lo que pueda tener
relación conmigo para remover el obstáculo que pudiera impedirme la entrada en este divino Corazón, que tienes
la bondad de abrirme y donde deseo entrar para vivir y morir en él con tus más fieles servidores, penetrado
enteramente y abrasado de tu amor.
19)
Ofrezco a este Corazón todo el mérito, toda la satisfacción de todas las misas, de todas las oraciones, de todos los
actos de mortificación, de todas las prácticas religiosas, de todos los actos de celo, de humildad, de obediencia y de
todas las demás virtudes que practique hasta el último instante de mi vida.
No sólo entrego todo esto para honrar al Corazón de Jesús y sus admirables virtudes sino que también le pido
humildemente que acepte la completa donación que le hago, disponga de ella de la manera que más le agrade y a
favor de quien le plazca. y como ya tengo cedido a las santas almas que están en el Purgatorio todo lo que haya en
mis acciones, capaz de satisfacer a la divina justicia, deseo que esto les sea distribuido según el beneplácito del
Corazón de Jesús.
Esto no impedirá que yo cumpla con las obligaciones que tengo de celebrar misa y orar por ciertas intenciones
prescritas por la obediencia; ni que ofrezca por caridad misas a personas pobres o a mis hermanos y amigos que
podría pedírmelas.
Pero como entonces me he de servir de un buen bien que ya no me pertenecerá, quiero, como es justo, que la
obediencia, la caridad y las demás virtudes que en estas ocasiones practique sean todas del Corazón de Jesús, del
cual habré tomado con qué ejercitar estas virtudes, las cuales, por consiguiente, le pertenecerán a El sin reserva.
c) Consagración.
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS! ENSÉÑAME EL PERFECTO OLVIDO DE MÍ MISMO, PUESTO
QUE ESTE ES EL ÚNICO CAMINO POR EL CUAL SE PUEDE ENTRAR EN TI.
PUESTO QUE TODO LO QUE YO HAGA EN LO SUCESIVO SERÁ TUYO, HAZ DE MANERA
QUE NO HAGA YO NADA QUE NO SEA DIGNO DE TI.
ENSÉÑAME LO QUE DEBO HACER PARA LLEGAR A LA PUREZA DE TU AMOR, CUYO
DESEO ME HAS INSPIRADO. SIENTO EN MÍ UNA GRAN VOLUNTAD DE AGRADARTE
Y UNA IMPOTENCIA AÚN MAYOR DE LOGRARLO, SIN UNA LUZ Y SOCORRO MUY
PARTICULARES QUE NO PUEDO ESPERAR SINO DE TI.
HAZ EN MÍ TÚ VOLUNTAD, SEÑOR. ME OPONGO A ELLA, LO SIENTO, PERO DE VERAS
NO QUIERO OPONERME. A TI TE TOCA HACERLO TODO, DIVINO CORAZÓN DE
JESUCRISTO; TÚ SOLO TENDRÁS TODA LA GLORIA DE MI SANTIFICACIÓN, SI ME HAGO
SANTO. ESTO ME PARECE MÁS CLARO QUE EL DÍA; PERO SERÁ PARA TI UNA GRAN
GLORIA, Y SOLAMENTE POR ESTO QUIERO DESEAR LA PERFECCIÓN. ASÍ SEA.”
Juan Pablo II, en la encíclica Dives in misericordia, insiste en que Cristo ha venido para revelarnos a Dios
Padre que es Amor. Cristo nos hace presente al Padre en cuanto amor y misericordia. Y añade el Papa: de
manera particular Dios revela asimismo su misericordia, cuando invita al hombre a la "misericordia" hacia
su Hijo, hacia el Crucificado.
San Claudio de la Colombière, asociado por voluntad divina a las revelaciones de Paray-le-Monial, que tanto
contribuyeron al desarrollo histórico de la devoción al Corazón de Jesús como culto al amor del Verbo
Encarnado, nos ofrece el perenne mensaje del Evangelio que no acertamos a descubrir porque no sabemos
situarnos en el mismo centro de la revelación cristiana descrito así, en inigualable síntesis, por el evangelista
san Juan: "Ésta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, único Dios verdadero, y a tu Enviado Jesucristo" (Jn
17,3). Vivir conscientemente la vida de gracia y el dogma de la inhabitación trinitaria es ya participar de
algún modo en la vida eterna de la que nos habla Jesucristo.
Andrés Molina Prieto, pbro.
OREMOS.-"Señor, Dios nuestro, que has suscitado en tu Iglesia a San Claudio De la Columbiere
para extender la gloria de tu nombre, concédenos que después de combatir en la tierra, bajo su
protección y siguiendo su ejemplo, merezcamos compartir con él la gloria del cielo. Por nuestro
Señor Jesucristo." Amén.
LA GRAN PROMESA:
“Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes”
Palabras del Divino Corazón de Jesús a Bernardo de Hoyos.
“Yo no salgo del Corazón Sagrado; allí me encontrará …Quiere este Divino Dueño que yo
sea discípulo del Corazón Sagrado de Jesús, y discípulo amado: así me lo ha dicho…”.
3 de Mayo de 1733, o sea, a los veintidós años, recibía las primeras ideas acerca de la devoción al
Corazón de Jesús, y «adorando la mañana siguiente al Señor en la hostia consagrada - escribe él mismo -
me dijo clara y distintamente que quería por mi medio extender el culto de su Corazón sacrosanto,
para comunicar a muchos sus dones» . Once días después, o sea, el 14 de Mayo, «pidiendo esta
fiesta - añade - en especialidad para España, en que ni aun memoria parece hay de ella, me dijo
Jesús: REINARÉ EN ESPAÑA Y CON MAS VENERACIÓN QUE EN OTRAS PARTES» .
REVELACIÓN MAGNÍFICA.
Entre las luces particulares, tocantes a esta materia, que del cielo recibió, ocupa lugar preferente un grupo de que
habla en carta a su director de espíritu, el P. Juan de Loyola. Se trata de una aparición del arcángel San Miguel -
de las muchas que de él tuvo - habida en 29 de Septiembre de 1735, dos meses antes de la muerte de Bernardo.
En ella «nuestro glorioso protector, San Miguel, acompañado de innumerable multitud de espíritus
angélicos, me certificó de nuevo estar el encargado de la causa del Corazón de Jesús, como de uno de los
mayores negocios de la gloria de Dios y utilidad de la Iglesia, que en toda la sucesión de los siglos se han
tratado lo que ha que el mundo es mundo. Porque es una alta idea de aquel gran Dios, que, habiendo
socorrido al género humano por medio de la Encarnación y Pasión de su amado Hijo Jesucristo, quiere se
logren sus frutos más copiosamente que hasta aquí por medio del amor al mismo Dios-Hombre Cristo-
Jesús, el cual se ha de avivar grandemente hasta el fin del mundo, por los maravillosos progresos que ha
de ir haciendo sin cesar, entre mil Oposiciones, la devoción al Corazón adorable de nuestro amable
Salvador».
«Este misterio escondido a los siglos, este sacramento manifiesto nuevamente al mundo, este designio
formado desde la eternidad en la mente divina a favor de los hombres y descubierto ahora a la Iglesia, es
uno de los que, por decirlo así, se llevan las atenciones de un Dios cuidadoso de nuestro bien y de la
gloria del Salvador; pero para que ésta sea mayor y la obra salga más primorosa, permite el Señor las que
parecen oposiciones, y son voces que publican ser este asunto todo de la mano del Muy Alto, que saldrá
con la suya, (así me explicó), con admiración del mundo, que verá cómo juega su eterna sabiduría con los
hombres, conduciendo sus encontrados designios a la mayor gloria de su eterno destino».
«Por esto, pues, es también éste uno de los principales encargos del Príncipe de la Iglesia San Miguel,
según me significó; pero lo trata conforme a los consejos de la divina providencia. Todo esto entendí el
día de su fiesta de Septiembre»
22)
29 de Junio de 1730, Llegó el octavo y último día de los ejercicios, y “después de haber comulgado”, escribe el
mismo H. Bernardo, “me dijo el divino amor Jesús, que me quería dar la prenda y señal de mi
predestinación que el día antes me había prometido, y que serían dos: una en nombre de la divinidad, y
otra en nombre de la humanidad. Y al punto se me mostró más glorioso que otras veces por visión
imaginaria, y vi su sagrado Corazón, que de las tres heridas que le habían abierto las tres saetas de que he
hablado, arrojaba rayos de luz purísima, y se encaminaban hacia mi corazón; pero, antes de llegar,
formaron un corazón en medio del de Jesús y el mío, que parecía de oro mezclado con plata, o de electro.
Sobre este corazón se esmaltaron un diamante preciosísimo y una hermosa esmeralda. Era este corazón
símbolo de las tres virtudes teologales: el corazón, en el oro significaba la caridad para con Dios, y en la
mezcla de plata la del prójimo: el diamante la firmeza de la fe, y la esmeralda la esperanza. Entre estas
piedras estaba, no grabado, sino escrito con la sangre purísima del Corazón del Señor, el dulcísimo
nombre de IHS: y diciéndome palabras sumamente amorosas, llegó este corazón así aderezado al mío,
con el cual se penetró y como identificó. Entre otras cosas me dijo el divino amor, que con esta prenda
bien podía estar seguro de mi predestinación y de su cumplimiento...” (1)
1) P. Loyola, Cartas
ANHELOS, RIQUEZAS
“Dentro de este tesoro escondido - escribía en otra ocasión - vi, por una alta visión intelectual, las
riquezas infinitas que el Padre Eterno depositó en este sagrario de la divinidad; y oí mil maravillosos
secretos que se me declararon, de la inundación, por decirlo así, con que sin poder ya contenerse
quería salir de madre el incendio de este soberano Corazón, para anegar en fuego de amor los helados
corazones de los hombres. ¡Oh Padre mío, cómo explicaría yo a V. R. las excelencias, prerrogativas
y grandezas que conocí de este soberano Corazón! ¡Cómo insinuaría yo los sentimientos de este Corazón
Sagrado, al ver despreciado su amor! Después de haberme manifestado los consejos de la divina
providencia en manifestar a la Iglesia esta mina escondida, etc.» [10].
YO CUMPLIRÉ MI PROMESA…
“Dí a tu P. N. (el P. Juan de Loyola) que prosiga (le dijo el Señor un día). Yo cumpliré mi promesa
(ésta es la que hizo a la V. Margarita) de derramar los influjos de mi Corazón sobre los que le honren
y procuren que otros me honren, y me serán agradables sus trabajos”
QUÉ PEDÍA A SU CORAZÓN EN RECOMPENSA…
El joven Bernardo quería extender el culto al Sagrado Corazón en España, en la América española
y en todo el mundo. Ayudó a que se trajeron estampas de Roma, que luego se imprimieron también
aquí. Pidió a su director espiritual el P. Juan de Loyola que escribiese un libro que se tituló
“Tesoro escondido en el Sacratísimo Corazón de Jesús”, Valladolid, España, en 1734. En
relación a la primera edición del “Tesoro escondido”, en la que tanto colaboró Bernardo, su director
23)
espiritual el Padre Juan de Loyola relata lo siguiente: Cuando Bernardo de Hoyos se acercó
a comulgar llevando bajo la sotana el primer ejemplar del libro, “...Preguntó amorosísimo el Señor
Jesús al Hermano Bernardo qué pedía a su Corazón en recompensa; respondió el hermano
Bernardo que no pedía más que la extensión de su celestial culto y sus progresos en España y
en toda la Iglesia.”
“Yo quisiera pelear en todas mis batallas, yo quisiera triunfar en todas mis conquistas
por amor: que mi amor venza, que mi amor reine, que mi amor goce en pacífica posesión
los humanos corazones: no tanto quiere pelear mi amor, no tanto vencer mi amor,
cuanto ganar los corazones por amor, rendirlos con amor y poseerlos en amor.”
Revelación de Nuestro Amor Jesús al venerable Agustín
jOh Corazón, sobre todos nuestros afectos dignísimo de amor infinito de parte de toda criatura!
¡Quién pudiera, Señor, imprimir con caracteres indelebles para toda la eternidad en mi corazón
y en los de todos los mortales, esta vista y memoria de lo mucho que te costaron los nuestros!
¡Quién pudiera fijar para siempre en ellos parte de estos dolores y penas, que tú con amor
infinito sufriste! Y ¡Quién pudiera, sobre todo, hacer que reinase en todos tu purísimo amor, y
un sagrado incendio semejante al tuyo, en que parece resplandecer y campear siempre tu
divino amor sobre todos los otros afectos divinos! ¡Un amor, Señor, continuo y continuamente
mayor, que no permitiese en nosotros instante de vida, que no se emplease sino en más y más
amor de nuestro amor Jesús!
“Bendigo, alabo, adoro y amo de lo íntimo de mi corazón a nuestro amor Jesús por las
bendiciones que su adorable Corazón ha derramado…”
En el año de 1729.- “El día 11 de Septiembre, día del dulcísimo nombre de nuestra regaladísima
Madre, era domingo, me puse casi al anochecer a tener lección espiritual, por haberme tenido
ocupado el Superior; y me quejé amorosamente, hablando con éste mi dulcísimo amor Jesús que
está en mi corazón, de que aquella tarde no podía descansar (1) con S. Majestad en la tribuna un rato.
Y de ahí a poco, como con ademán de quien llama, me hizo S. Majestad mirar a sí: y, estando
deleitándome con su hermosura inefable, vi que con sus divinas y poderosas manos abría su divino
pecho y llaga del costado, hasta descubrirse claramente su divino Corazón, volcán de amor infinito y
relicario riquísimo de la Trinidad beatísima. Y habiéndose también abierto aquel sagrario de la
divinidad, el benignísimo amor Jesús me dijo con muestras de inefables caricias, que entrase a
descansar en él: Hijo, entra en éste mi Corazón, y descansarás en él a tu gusto.
Yo estaba suspenso, y S. Majestad me metió luego con sus manos en aquel amorosísimo centro
de eternas delicias. ¡Ay Jesús, amor mío! ¿Quién podrá, Señor, proseguir con la pluma, sin
tomar alas para la eternidad y morir aquí luego, luego de tu amor?
(1) “Llamo descansar a la oración que suelo tener en la tribuna”.- Nota del P. Cardaveraz.
“Entré por aquella puerta de vida del amor que dijo: “Yo soy la puerta” (1): y al llegar mi alma
a meterse en su divino Corazón, fue tan divina, tan fragante y peregrina la suavidad que
la bañó toda, que luego me sumergí y perdí en el golfo inmenso de la divinidad, como
cuando un pececillo se zambulle en el Océano, sin poder hallar fondo ni término. Estuve
así perdido y hundido por un rato, y perdí luego de vista a mi Jesús al entrar en su Corazón;
porque me pasó de su humanidad a la divinidad.” (1) Juan. 10, 9.
25)
“Estaba sentado en el poyo de la ventana y con el libro en la mano, y así quedé suspenso. Vi en
aquellas divinas tinieblas e inmersión de la divinidad altísimos secretos: y habiéndose ratificado
aquella tremenda y adorable majestad en las promesas que hasta entonces me había hecho, y
habiéndolas confirmado y sellado con su real palabra y con el testimonio de su infinita bondad
y amor para con los hombres, especialísimamente me certificó, me aseguró y declaró su dignación
infinita en escogerme por suyo para alabarle y glorificarle eternamente: y lleno de celestial gozo,
dulzura y júbilo, y con inefable afluencia de dones, efectos y afectos divinos, me dejó volver a mi
estado regular; y me hallé con mi amor Jesús, admirando y magnificando su amor inenarrable
para con tan vil criatura e ingrato pecador. "Al volver en mí, me dijo éste regaladísimo dueño mío
con ternísimo amor: Hijo mío, Agustín amado, este ha sido el primer favor de este género,
esta la primera vez que has entrado en mi divinísimo Corazón, mas de aquí adelante tendrás
puerta franca para entrar en él a tu gusto y descansar en mí que soy tu Dios y tu amor. Aquí
tendrás tus regalos y delicias del cielo: aquí tendrán hartura cumplida tus ansias: aquí has
de tener tu habitación y morada. Deja a los mundanos sus gustos y deleites: yo soy tu Dios,
tu amado: soy y deseo ser todo tuyo, y que tú seas todo mío. Yo te escogí y te quiero tener
por mío: yo te daré cuanto deseas: en mí hallarás cuanto el mundo no te puede dar. Así pago
yo a los que me aman y quieren.
“Estas y otras altísimas cosas incluyó aquel favor; y yo después acá he experimentado su
cumplimiento. ¡Sea el Señor de la majestad glorificado por siempre! Que sola mi ingratitud puede
ser óbice suficiente para no morir yo de amor con la pluma en la mano, al hacer memoria de estas
invenciones divinas de mi amor Jesús. Pues, “como el Señor”, prosigue el santo joven, “me hizo
días antes el favor de arriba, y me dijo que en adelante tendría puerta franca para entrar y
descansar en su divino Corazón, me acordé de esto de repente: y haciéndome S. Majestad mirar,
como suele otras veces, vi que tenía su sacratísimo costado abierto, y que me decía: Agustín,
llega a gustar de las delicias de mi divino pecho y Corazón amante: y en esto me aplicó Su
Majestad blandamente, para que mi alma pudiese dar ósculo de amor a aquel Corazón deificado.
Mas aquí es donde desfallece mi alma y faltan palabras: porque ni los labios, ni la lengua, ni el
paladar, que gustaron y experimentaron, saben articular voces equivalentes. “Llegó mi alma: y al
mismo llegar al contacto de aquel Corazón de amor, despidió de sí y difundió sobre mi alma aquel
Corazón divinizado, aquel relicario de la divinidad y aquel vaso de néctar, de suavidades y fragancias
celestiales de todo un Dios de amor y dulzura: difundió, digo, un golpe de un licor peregrino de
dulcísima leche, con cuyo sabrosísimo gusto y sorbo regaladísimo quedó mi alma toda derretida en
delicias y divinamente recreada, saboreándose por un rato en aquel tan dulce regalo. Luego allí
entendí que se cumplía en mi alma la promesa del Señor: “por eso me seduciste”(1). Pero sobre lo
que tuve altísimas inteligencias y entendí experimentalmente grandes misterios, fue sobre “cuando
uno de los soldados te abrió el costado de una lanzada y al instante salió sangre y agua” (2),
sobre “tus amores son un vino exquisito” (3), y sobre aquello: en que “he bebido mi vino y mi
leche” (4).
(1) Os. 2, 16. (2) Juan. 19, 34. (3) Cant. 1, 3. (4) Cant. 5,1.
“¡Oh amor, amor! ¡Cuán grande y poderoso es tu imperio! ¿Quién de los mortales podrá,
amor mío, explicar ni aun concebir aquella tu benignísima dignación, con que te pusiste
como una regaladísima madre, y me aplicaste a tu santísimo costado, como suele una
madre amorosa a un hijo muy regalado? Y ¿quién de los ángeles podrá comprender aquel
agrado hermosísimo y muestras de caricias inenarrables de tu graciosísimos ojos y rostro
bellísimo, con que te dignaste de admitirme y detenerme en el ósculo suavísimo, y en gustar
y beber de aquella fuente de vida de que manó leche para mi alma? Sin duda, amor mío, estarían
atónitos los ángeles: y esto mejor es para experimentarlo que para explicarlo. No quisiste esperar,
amor mío, que yo te dijese: “ bésame con los besos de su boca” (1): sino que te anticipaste
a que yo experimentase, “tus amores son un vino exquisito” (2)
(1) Cant. 1, 1. (2) Cant. 1, 3
26)
¡Oh corazones humanos, más duros e insensibles que todos los diamantes!
¡Oh libertad humana tan inicuamente empleada en hacer guerra a tanta costa
y daño eterno, al mismo autor de la paz y del amor!
¿Cuándo se verán nuestros corazones de piedra convertidos en corazones
de carne, según la promesa del Señor?
¿Cuándo se verán dóciles y flexibles a golpes de tanta ternura y amor!
“Jesús, infunde en el secreto de nuestra alma una fe viva y un espíritu fuerte y comunícanos
una centella del fuego de tu amor. Así tendremos la dicha de practicar la vida de oración
y cumplir los deseos de tu Corazón Divino, para que podamos vivir con la confianza de
que seremos objeto de tus miradas y de que viviremos siempre contigo”.
LÁMPARA ENCENDIDA
Vivir la presencia de Dios como lámpara encendida…
28)
LA SANTIDAD
OREMOS.-"Señor, Dios nuestro, que has suscitado en tu Iglesia a San José María Rubio
para extender la gloria de tu nombre, concédenos que después de combatir
en la tierra, bajo su protección y siguiendo su ejemplo, merezcamos compartir con
él la gloria del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo." Amén.
EL MÁS CONTINUO
El Apostolado de la Oración fue el más continuo de los apostolados del Hijo de Dios.
31)
Aún después de haber empezado su predicación no podía ejercer continuamente este
misterio. Es verdad que no se contentaba con predicar en las sinagogas y en las
ciudades; pues cada vez que se veía rodeado de gente dispuesta a oírle, en los caminos,
en los mismos desiertos, no se cansaba de anunciar los misterios del reino de su Padre.
Pero por incansable que fuese su celo, por la noche al menos interrumpía su predicación:
en cuanto a su apostolado de oración ni aun la noche lo interrumpía: Erat pernoctantas
in oratione Dei. Pasaba las noches en oración, y al mismo tiempo que su boca hablaba
de Dios a los hombres, su corazón hablaba de los hombres a Dios, e intercedía por su salvación.
De modo que, desde el primer momento de la existencia de este divino Corazón hasta el
momento presente, su apostolado de oración no ha sido interrumpido ni un solo instante.
EL MÁS DURADERO
Este apostolado, en efecto, no duró solamente, como los otros, todo el tiempo de la vida
mortal del Salvador: como había sido el primero y el más continuo, fue también el de
mayor duración. Llegó un tiempo en que el Hijo de Dios no pudo ya ni hacerse oír de los
hombres, ni trabajar visiblemente por su salvación, porque su eterno Padre le llamaba
para gozar en el cielo de la gloria que había conquistado con sus trabajos; y entonces
abdicó sus otros apostolados en las manos de sus ministros. Continúa siempre
instruyendo e iluminando nuestras mentes; pero lo hace por la boca de los predicadores:
Él es quien da la gracia contenida en los Sacramentos; pero lo da por mano de los
sacerdotes. Él es quien gobierna la Iglesia; pero la gobierna por la autoridad de su Vicario
y de los otros Prelados.
32)
EL OFRECIMIENTO DIARIO
DE LA PROPIA VIDA.
Mediante nuestra consagración diaria,
consagramos el mundo, en la esperanza
de la consumación del Reino.
Te pido en especial:
- Por el Papa y sus intenciones.
- Por nuestro Obispo y sus intenciones.
- Por nuestro Párroco y sus intenciones.
Amén.
Henri Ramiere S. J
OREMOS.-"Señor, Dios nuestro, que has suscitado en tu Iglesia al Venerable Henri
Ramiere para extender la gloria de tu nombre, concédenos que después de combatir en
la tierra, bajo su protección y siguiendo su ejemplo, merezcamos compartir con él
la gloria del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo." Amén.
I)
El fuego que amor inspira,
buscando en la tierra hoguera,
a tus rayos, de esta esfera
hizo su esfera y su pira.
En ti tus rayos sin celos
forja fiel la dilección:
¡Oh Divino Corazón!.
Sé el centro de mis desvelos (Coro)
II)
Tú a la Divina Unidad,
ofreces el templo más puro,
y en ti el Trono más seguro,
coloca la Trinidad.
En ti adora ya sin velos
mil misterios la razón:
¡Oh Divino Corazón! (Coro)
III)
En tu amor tus riquezas
el Tesoro depositas;
y el Tesoro acreditas
el oro de tus finezas.
En gozos los desconsuelos
trueca en ti la dilección:
¡Oh Divino Corazón! (Coro)
34)
IV)
Cuando a tu amor desafía
mi rebelde ingratitud ,
para darme la salud,
tu padeces la agonía.
En ti se ahogaron mis duelos,
con sangrienta inundación:
¡Oh Divino Corazón! (Coro)
V)
En ti muerto el amor vivo,
padeció cruel herida,
para que en ella la vida
halle el pecho más esquivo.
Ella es la puerta a los consuelos,
ella es la comunicación:
¡Oh Divino Corazón! (Coro)
VI)
Oh imán de los corazones,
inflama el mío amoroso ,
y será crisol Glorioso.
Tu Pasión de mis pasiones,
tu vida de mis desvelos,
te llevarás la atención:
¡Oh Divino Corazón!
Sé el centro de mis anhelos (Coro)
A.M.G.D
35)