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Beato Bernardo de Hoyos y el Sagrado Corazón de Jesús

Este pasado viernes 27 de junio se celebró la festividad del Sagrado Corazón de Jesús, una
devoción a la que se adhiere todo aquel que se siente cansado y agobiado (y no sólo estos,
claro), sintiéndose aliviado por nuestro Señor. Muchos son, sin embargo, los que no
conocen el origen de esta devoción en España ni la figura del Padre Bernardo de Hoyos, a
quien el propio Jesús prometió “Reinaré en España”, una frase que me da esperanza sobre
que en nuestro país terminará reinando Jesús a pesar de que hoy a veces me pueda
desalentar por el ateísmo que se promueve desde algunas posiciones radicalizadas.
Beato Bernardo de Hoyos, su vida y obras.
Bernardo de Hoyos nació en Torrelobatón (Valladolid) el 20 de agosto de 1711. Nació en
dicho pueblo porque su padre, Don Manuel de Hoyos, trabajaba allí como secretario del
Ayuntamiento, pero su familia procedía de un lugar llamado Hoyos. Doña Francisca de
Seña, su madre, nació en Medina del Campo. Fue bautizado en la iglesia de Santa María
de Torrelobatón. Con 9 años recibió el Sacramento de la Confirmación y un año después
fue a estudiar a Medina del Campo, al colegio de los jesuitas, donde permanecería dos
años, hasta que se trasladó al colegio que la Compañía de Jesús tenía en Villagarcía de
Campos. Con catorce años fue admitido en el noviciado de los jesuitas y con diecisiete
años emitió los votos simples perpetuos.
Desde los 17 hasta los 20 años estudió Filosofía en el colegio de los Santos Pedro y Pablo
en Medina deo Campo y desde los veinte años estudió Teología en el colegio de San
Ambrosio de Valladolid. Con veintiún años escuchó hablar por primera vez sobre la
devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Se encontraba copiando fragmentos de un libro
titulado “De cultu Sacratissimi Cordis Iesu”, pues se le había encomendado esta taréa, y
fue entonces cuando conoció el origen de esta devoción. Según cuenta el propio santo,
jamás había sentido algo parecido al sentimiento que entonces tuvo, pues se encontró “muy
agusto, sintiéndome amado”. Al día siguiente, mientras rezaba delante del Santísimo
Sacramento, Jesús le reveló que quería que a través de él se extendiese en España esta
devoción y le aconsejó que se dirigiese con el Padre Juan de Loyola, al cual contó todas
sus experiencias místicas. Posteriormente el arcángel San Miguel le explicó a Bernardo de
Hoyos cómo debía difundir la devoción al Sagrado Corazón en España y que a pesar de
multitud de dificultades que habría terminaría venciendo, algo que le sería confirmado por
el Sagrado Corazón cuando dijo que “Reinaré en España con más veneración que en
muchos otros lugares”. Con veintitrés años, aunque aún no tenía edad para ordenarse e iba
a comenzar cuarto curso de Teología, sus superiories pidieron dispensa para que pudiera
ordenarse de Diácono aquel año. Poco después se ordenó Presbítero celebrando su Primera
Misa en el colegio de San Ignacio de Valladolid. Sin embargo en 1735, con veinticuatro
años de edad, a los pocos meses de haber sido ordenado sacerdote, falleció víctima del tifus
tras haber recibido el Viático y la Santa Unción. De sus escritos nos quedan varios
centenares de cartas, principalmente al Padre Juan de Loyola, además de escritos
espirituales, apuntes y sermones, aunque muchos se perdieron con la expulsión de la
Compañía de Jesús de España en 1767. La principal fuente que nos permite conocer estos
escritos es el libro “Vida del V. y angelical joven P. Bernardo Francisco de Hoyos de la
Compañía de Jesús”, escrito por su director espiritual en los cuatro años siguientes a la
muerte de Bernardo de Hoyos. Fue beatificado en 2010 por el Papa Benedicto XVI.
La Devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Esta devoción existe desde los primeros
tiempos de la Iglesia, pues ya entonces se meditaba sobre el costado y el corazón abierto
de Jesús. Aunque el Padre Bernardo no escuchó hablar sobre la devoción al Sagrado
Corazón de Jesús hasta que cumplió ventiun años, esta ya estaba extendida por Francia
gracias a los escritos de Santa Margarita Maria de Alacoque. Un día que esta santa se
encontraba rezando delante del Santísimo Sacramento, que se encontraba expuesto en el
altar, se le mostró Nuestro Señor Jesucristo, quien le reveló que su Sagrado Corazón no
recibia “sino ingratitud, ya por sus irreverencias (las de los hombres) y sacrilegios, ya por
la frialdad y desprecio con que me tratan en este Sacramento de amor”. Lo que mas le dolía
a Jesús, según le dijo a Santa Margarita, era que quienes le trataban de esa forma eran
corazones que le estaban reparados, por eso le pidió “que se dedique el primer viernes de
mes, después de la octava del Santísimo Sacramento, una fiesta particular para honrar mi
Corazón, comulgando ese día, y reparando su honor con un acto publico de desagravio, a
fin de expiar las injurias que ha recibido durante el tiempo que he estado expuesto en los
altares”. Prometió que, si esto se hacía, se derramaría con abundancia el divino amor de
sobre los que le dieran este honor y procuren le sea tributado este honor al Sagrado Corazón
de Jesús.
Santa Margarita María de Alacoque escribió sobre la importancia de consagrarse al
Sagrado Corazón de Jesús que “cuando nos hemos consagrado y dedicado por completo a
este Corazón adorable, para honrarle y amarle con todos nuestros medios, abandonándose
a El, El se cuida de nosotros y nos hace arribar al puerto de salvación, a pesar de las
borrascas”. Felipe V, rey de España por entonces, tuvo una actitud favorable ante la
expansión de esta devoción. De hecho el 10 de marzo de 1727 escribió al Papa Benedicto
XIII pidiéndole “para todos mis Reinos y Dominios, Misa y Oficio propio del Sagrado
Corazón de Jesús”. El Papa aceptó esta propuesta promulgando la devoción. Hasta 1919 la
devoción fue creciendo y en este año, concretamente el 30 de mayo, el rey Alfonso XIII
consagró España al Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles, en Getafe y en
2009 se renovó esta consagración. En España la devoción está muy extendida, como puede
verse en la consagración de ciudades como Toledo, San Sebastián, Pamplona o Valladolid
entre otras. Las promesas que le hizo Jesús a Santa Margarita María de Alacoque para todos
los devotos del Sagrado Corazón de Jesús son: Les daré todas las gracias necesarias a su
estado; Pondré paz en sus familias; les consolaré en sus penas; Seré su refugio seguro
durante la vida y, sobre todo, en la hora de la muerte; Derramaré abundantes bendiciones
sobre todas sus empresas; Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta
y venerada; Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente, el océano infinito de la
Misericordia; Las almas tibias se volverán fervorosas; Daré a los sacerdotes el talento de
mover los corazones más empedernidos; quienes propaguen esta devoción tendrán su
nombre escrito en mi Corazón y jamás será borrado de Él; Les prometo en el exceso de mi
Misericordia que mi amor todopoderoso concederá a todos aquellos que comulgaren por
nueve primeros viernes consecutivos, la gracia de la perseverancia final, no morirán sin mi
gracia ni sin la recepción de los santos sacramentos. Mi Corazón será su refugio en aquel
momento supremo; Las tres condiciones para ganar esta gracia son: recibir la Sagrada
Comunión durante nueve primeros viernes de forma consecutiva y sin ninguna
interrupción, tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la
perseverancia final y ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las
ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.

En definitiva, queridos hermanos, seamos devotos del Sagrado Corazón de Jesús y no temáis por mucho que veáis
que las cosas en España están mal, pues Jesús prometió que su Sagrado Corazón reinará en España. Tengamos
fe, oremos para que todo se haga para la mayor gloria de Dios y trabajemos por mejorar la situación en nuestro
país en todos los sentidos. Que Dios os bendiga.

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