Está en la página 1de 1

 El egoísmo no es vivir como uno desea vivir, es pedir a los

demás que vivan como uno quiere vivir” (Oscar Wilde) – Elegir lo que
consideramos adecuado para nuestro crecimiento personal, no tiene
nada que ver con el egoísmo. El egoísmo no sólo no apunta a nuestro
crecimiento, sino que impone a los otros nuestro capricho. El amor
propio, la autoestima, la consideración del propio valor, como queramos
llamarle, no implica que nos conduzcamos como tiranos únicamente atentos a
nuestra cambiante voluntad, sino: 1º) que apuntemos a elecciones que nos
hagan crecer; 2º) que incluyamos la consideración de los otros en esas
elecciones, desde que vivimos en el mundo en coexistencia con ellos; 3º) que
cuando no acertemos en los dos puntos anteriores, seamos compasivos con
nosotros mismos pero, a la vez, que nos hagamos responsables del perjuicio
que podamos haber causado. Si estacionamos el auto en doble fila, si nos
valemos de nuestra amistad con quien atiende en un cierto lugar para pasar por
delante de quienes están esperando, si nos damos cuenta que nos están dando
dinero de más y no decimos nada, si buscamos la amistad de quien creemos
puede reportarnos un cierto beneficio, estamos actuando de manera egoísta, y
no desde la autoestima. Al contrario, cuando nos conducimos de ese modo,
solemos, como dice un refrán, “mostrar la hilacha”, pues es porque
desconfiamos de nuestras capacidades, de nuestro ser manifestado, para
obtener algo para lo cual sentimos la necesidad de acudir a la desconsideración,
a la ventaja indebida, incluso a la violencia. Y es que no sólo es violencia la que
se ejerce físicamente, sino que también hay una violencia verbal, y hasta de
modales. Cuando “atropellamos” a los demás, sea del modo en que sea,
estamos actuando con violencia. Y si actuamos con violencia, es porque no
confiamos en nuestro ser desenvolviéndose en paz.
No es llenando nuestras bocas con palabras que prediquen el amor
incondicional, que generaremos una vida mejor para nosotros, ni
contribuiremos a una mejor vida colectiva. Es en la práctica de los pequeños
detalles, viviendo el amor de manera concreta, que las palabras salen sobrando,
porque son esos pequeños actos los que hablan, de modo irrefutable, sobre
nosotros mismos.
Quizás hoy lunes, podamos y queramos ir haciéndonos pequeños espacios de
conciencia y observar cómo actuamos, cómo hablamos, a qué palabras
prestamos oídos, en qué pensamientos nos centramos y qué sentimientos
experimentamos. Quizás sea un buen modo para ir descubriendo algunos
pequeños detalles que decidamos modificar, y empecemos a hacerlo.
Excelente comienzo de semana para tod@s! Gracias. Pablo

También podría gustarte