Está en la página 1de 2

TRIBULACIONES DE LA BURBUJA MARINISTA

Jorge Chávez Palma

Una vez que las aguas volvieron a su nivel en la política electoral poblana, los vientos del
bipartidismo excluyente que se ha venido construyendo con todo esmero por las burocracias del
PRI-PAN, se acomodan con parsimonia y, de esto es que podemos aventurar algunas opiniones:
No es real que los triunfadores rotundos hayan sido solamente los panistas, porque su candidato
fue rentado al PRI lo que produjo en el interior del PAN rasgaduras importantes como la de Ana
Teresa Aranda, abiertamente en desacuerdo con Moreno Valle hasta negarse públicamente a
realizar algún signo de proselitismo, hubo algunos que lo manifestaron a soto voce para no
exponerse a los dicterios de la militancia y, en el interior del estado ya estaba abonado el terreno
para tal candidatura desde tiempo atrás.
No habrá que olvidar el sentido chapulinesco de Moreno Valle, quien transitó por la diputación
local y federal, la senaduría y finalmente, la gubernatura, apoyado en el pedigrí del abuelo y
dentro de la pista del PRI.
En el seno del priismo no se tuvo el cuidado de edificar las dos candidaturas centrales: Montero y
Zavala, el consenso se guardó en el closet y se impuso el viejo método, el chantaje, la intimidación,
el intercambio de favores.
Marín Torres tuvo que sortear la marea de altibajos, iniciada desde el momento en que se hizo
mención de la precandidatura de Moreno Valle al PAN, su esfuerzo por cabildear entre los
panistas, para evitarlo, fracasó, es decir, no brincó el primer escollo. De ahí en adelante hubo que
remar contracorriente por que la burbuja marinista comenzaba a desinflarse después de varios
años de excesos y llegaba en condiciones precarias la simpatía hacia sus piezas claves (Zavala y
Montero).
Se apuntaron todos, porque los priistas vienen encarrerados, después de dos procesos electorales,
uno local y otro federal en los que habían levantado triunfadores, incluso, con carro completo. La
lista de suspirantes para suceder a Marín incluía a personajes que aparecen cada tres y seis años
para conseguir aunque sea algo, una diputación, una regiduría, coordinación, otros para lograr
contratos y compromisos los cuales fueron convencidos fácilmente. El problema real para la
burbuja fueron dos: Enrique Doger y Jesús Morales Flores.
Doger llegó al PRI después de haber militado en el Partido Comunista Mexicano PCM en la UAP, de
su rectorado y haber pasado por la presidencia municipal de Puebla, engallado con tales
credenciales hizo gala de músculo popular con una fuerza prestada por Antorcha Campesina
conjuntando sus ideales priistas con un lenguaje izquierdizante que se amoldó a la coyuntura, los
priistas de cepa lo sabían y aunque permaneció reacio, nunca representó una rivalidad de peligro.
La carta fuerte, fue Jesús Morales Flores, hermano del exgobernador Melquiades Morales, de larga
trayectoria partidista en le CNC, con carrera política artífice de la campaña triunfadora de su
hermano ante la embestida de Manuel Bartlett que pretendía imponer a su candidato. Lo
apabullante que resultó la ofensiva para imponer a Zavala hizo declinar a Jesús Morales y le
tuvieron que ofrecer las perlas de la virgen (ser Coordinador de Campaña y la diputación
plurinominal), para liderar la bancada en el Congreso del Estado.
Pero no terminaban ahí las penurias para Marín, más adelante llegó la alianza PAN, PRD,
Convergencia y PANAL que no pudo impedir, no porque tuviera enfrente a una sumatoria de
fuerzas sino porque eso no le permitiría manipular la votación a su antojo para los partidos bonsái
como lo han venido haciendo desde siempre.
Habiéndose aliado con el Partido Verde, para el PRI, sólo quedaba una espina, la del Partido del
Trabajo PT que se había negado a integrarse a la alianza y para ello Marín hizo traer a un político
de recambio, Rodolfo Huerta, perredista, diputado en la anterior legislatura y con un compromiso
público y abierto con el góber. Este personaje fue impuesto, de facto, al frente del PT con la
complacencia de Alberto Anaya, dirigente nacional de dicho partido. Huerta se autonombró
candidato a la presidencia municipal de Puebla, así de fácil. Para eso sirven los partidos pequeños.
Ya salvados los obstáculos, los priistas tuvieron el control total del IFE, la complicidad de Calderón,
los inmensos recursos provenientes de los más diversos rubros de la administración estatal y
federal, las aportaciones de empresarios y comerciantes comprometidos con la burbuja.
Por su parte, Moreno Valle pudo competir en todo y con todo, ahí estuvo la madrina Gordillo con
los caudales del SNTE y del PANAL; el padrino adoptivo Calderón con los recursos federales
inyectados en el incremento al precio de la gasolina, la aportación del Yunque y hasta podría haber
alguna colaboración de los Legionarios de Cristo.
En su contra, Mario Marín enumeraba sus tropelías hacia los derechos humanos, las violaciones a
la legalidad, la connivencia con pederastas, la complicidad de compadres como fue el caso de
Izúcar de Matamoros, además de rodearse de candidatos impopulares como Montero, derrotado
por Moreno Valle hacia la senaduría y Zavala con una supuesta ascendencia guatemalteca. Todo
ello encierra las respuestas ante la pregunta sobre los orígenes de la derrota del PRI.
¿A dónde quedarán todos los desempleados del PRI que por décadas han vivido del presupuesto
del dinero de los poblanos?

También podría gustarte