Comunidad Cristiana de El Limón Pastor Mario Enrique López 27 marzo 2011. Sean todos bienvenidos en esta mañana. Hoy iniciaremos una serie que hemos titulado: "venciendo a cuatro gigantes". Estos cuatro gigantes son el temor, la ira, la depresión y el perfeccionismo. Vamos a ver lo que la Palabra de Dios nos enseña para vivir una vida de libertad y Victoria en estos asuntos que están dañando muchas personas. Somos unos seres tan emocionales que nuestras emociones pueden afectar cada una de las áreas de nuestras vidas, para bien y para mal. Podemos darnos cuenta de que siempre que nuestras emociones entran en conflicto por un periodo con otra aria de nuestro ser, al final consiguen triunfar. Considera el poder de la emoción para influenciar las otras 3 áreas más importantes de la vida: la mente, la voluntad y el cuerpo. No importa lo inteligente que sea una persona, cuando queda perturbada emocionalmente no puede pensar de una manera ordenada. Las emociones pueden quebrantar su concentración y apagar su creatividad. Las mentes de algunas personas están totalmente dominadas por sus emociones. Todos hemos tenido la experiencia de permitir que nuestras emociones perjudiquen nuestro recto juicio. ¿Cuántas veces te has preguntado: por que compré esto? Sabías que no te convenía, pero sin embargo lo hiciste. Tomaste una decisión emocional. Me gustaría que me dieran un bolívar por cada persona en el mundo que ha dicho: "y ¿por quién me casé con él o ella? Si no tenemos nada en común". Ahora puedes ver por qué digo que todas las decisiones tomadas emocionalmente son malas decisiones. Todos nosotros experimentamos muchas emociones a lo largo de nuestras vidas. Pero en mi opinión, todas ellas se derivan de dos raíces básicas: el temor y la ira. El temor fue la primera emoción que surgió a la superficie después de la caída. Adán dijo: "tuve miedo" debido a que había desobedecido a Dios. Desde entonces han sido miles de millones los que han conocido los temores inducidos por la culpa, además de muchas otras que asume. La ira fue la causa de la primera contienda familiar, que terminó con un asesinato, cuando Caín mató a su hermano Abel. Vamos a tratar el tema de la ira la semana que viene. 1. ¿Qué es el temor? Es la emoción paralizadora que inhibe o limita los sentimientos normales de amor, confianza y bienestar. Desencadena pautas mentales negativas, generando ansiedad, angustia, y que pueden multiplicarse como una gigantesca bola de nieve que puede aplastar toda la vida de la persona. Todos y cada uno de nosotros experimentamos temor la primera vez que hacemos algo peligroso en la vida. Esto no es nada nuevo. Todos nos sentimos nerviosos o temerosos cuando afrontamos el trauma de conducir un automóvil, una moto, pilotar un aeroplano, lanzarse de cabeza desde un trampolín en una piscina. Estos son temores normales. Pero los que permiten que sus temores les inhiban e impiden emprender aquello que les gustaría ser o debieran hacer han cruzado la línea de separación entre los temores normales y los temores destructivos. La clave en cuanto a que tipo de temor parece ser el hecho de si dejamos que nuestros temores nos mantengan apartados de hacer la voluntad de Dios. Hay diferentes tipos de temores. Entre los más comunes están: El temor al abandono, temor al rechazo, temor a la crítica y fracaso, temor al hombre, temor a lo desconocido, temor a la muerte, temor al futuro, temor a las enfermedades... Todos estos temores son manifestaciones de desamparo e impotencia porque no podemos tener control sobre la situación. Habiendo reconocido que todos experimentamos temores, angustias, y ansiedades, se debería señalar que algunas personas tienen más problemas con esto que otras. Por lo general, las personas con temperamento melancólico y flemático son más propensas al temor que las personas con temperamento sanguíneo y colérico. El temor hace a la persona incapaz para enfrentar la vida. Le pone grandes obstáculos para superarse y le produce ansiedad y tensión interna que le genera enfermedades. Una persona con temor no se enfrentará a riesgos para crecer ni cambiar porque lo desconocido le produce inseguridad. Tener un temor específico constante puede desencadenar que se haga realidad porque la mente tratará de construir lo que se tiene presente en los pensamientos. Ejemplo de ello es temer a una enfermedad específica y que esta se desarrolle realmente. En el siguiente versículo vemos esta situación en la experiencia de Job: "Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que yo temía" (Job 3:25). 2. Los resultados del temor El temor es un duro amo que inhibe en todas las áreas de la vida de la persona. Para los que están en sus garras, el temor viene a ser la fuerza más poderosa en sus vidas, y afecta todo lo que hacen. a. Los resultados emocionales del temor. Muchas personas temerosas encierran en su concha y dejan que la vida vaya pasando sin experimentar las cosas maravillosas que Dios les tiene reservadas, debido a su miedo. Lo trágico es que la mayor parte de las cosas que tienen nunca suceden. Se ha dicho que el 92% de las cosas que las personas temen nunca les sucede. No puedo garantizar la exactitud de esta cifra, pero es evidente, al mirar a la vida de cualquiera, que la abrumadora mayoría de las cosas que tenemos no ocurren o no son tan malas como creíamos que serían. b. Los resultados sociales del temor. Estos son quizás los más severos, pero es sin embargo algo difícil. Los individuos dominados por el temor no son una compañía agradable. Su espíritu pesimista y quejumbroso hace que se vean esquivados y evitados, lo que ahonda aún más sus perturbaciones emocionales. c. Los resultados físicos del temor. Es casi imposible sobreestimar los efectos dañinos que el temor puede tener sobre el cuerpo. Los médicos han dirigido nuestra atención a esta peligrosa causa en muchas de nuestras enfermedades físicas. El temor se alimenta de sí mismo, y provoca enfermedades físicas, que a su vez incrementan los temores. Se genera un círculo vicioso. d. Los resultados espirituales del temor. El temor apaga al Espíritu Santo, lo cual nos impide ser eficaces en esta vida y nos roba de muchas de nuestras recompensas en la vida venidera. El temor nos impide ser cristianos gozosos, felices y radiantes, en cambio nos hace ingratos, quejumbroso os, cristianos derrotados e infieles. El temor impide al cristiano que complazca a Dios. La Biblia nos dice: "sin fe es imposible agradar a Dios" (Hebreos 11:6). 3. ¿Qué es lo que causa el temor? Hay al menos 8 causas de temor. Predisposición temperamental. La razón más significativa de que las personas tengan un problema de temor es su temperamento heredado. En un sentido, todas las personas son propensas al temor, debido al pecado en la razón humana y a la consiguiente culto, y también debido a la combinación que sea, se tendrá una predisposición fuerte o débil hacia el temor. Las experiencias de la infancia. Los psicólogos y psiquiatras concuerdan en que las necesidades básicas de la persona son amor, comprensión y aceptación. Son cosas que los padres deben proveer a sus hijos, pero lamentablemente en muchas ocasiones no lo hacen. Una experiencia traumática. La manipulación o agresión sexual deja en los niños una plaga emocional que a menudo se lleva hasta la edad adulta, provocando temores acerca del acto matrimonial. Otras experiencias trágicas de la niñez establecen con frecuencia pautas fijas de temor que actúan y permanecen durante toda la vida. Una pauta mental negativa. Esto es un complejo derrotista. Esto hará que la persona tenga miedo de intentar alguna cosa nueva. En el momento en que empecemos a sugerirnos a nosotros mismos "no podré, no podré", podemos tener una certeza prácticamente total de fracasar. Nuestra actitud mental hace que incluso las tareas ordinarias sean de difícil ejecución cuando las afrontamos con un pensamiento negativo. Ira. La ira puede producir temor. Pero trataremos este tema la semana que viene. El pecado produce temor. “Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios;” (1 Juan 3:21). Cada vez que pecamos, nuestra conciencia nos recuerda nuestra relación con Dios. Carencia de fe. El temor causado por la falta de fe se halla básicamente limitado 2 a comunes. La primera es la del temor con respecto a los pecados del pasado. Debido a que el cristiano no conoce lo que la Biblia enseña con relación a los pecados confesados, no ha llegado de verdad a creer que Dios lo limitado de todo pecado (1 Juan 1:9). La segunda área en la que las personas son propensas a tener temores es por la falta de fe acerca del futuro. Si el diablo no puede conseguir que se preocupen acerca de sus pecados pasados, tratará de conseguir que se angustian acerca de la provisión del cual futuro, para así impedir que gocen de las ricas bendiciones de Dios hoy. El salmista dijo: “Este es el día que hizo Jehová; ¡nos gozaremos y alegraremos en él!” (Salmo 118:24). El egoísmo. Tenemos miedo debido a que somos egoístas. ¿Porque tengo miedo? Porque estoy interesado en mí mismo. ¿Por qué me siento tímido cuando estoy delante de una audiencia? Porque no quiero quedar mal ante ellos. ¿Porque tengo miedo a perder mi trabajo? Porque tengo miedo de aparecer como un fracasado los ojos de mi familia o como incapaz de proveer las cosas necesarias de la vida para mi familia y para mí mismo. Por más excusas que le pongas, todo temor puede ser básicamente seguido el pecado del egoísmo. 4. Cómo vencer el temor Podemos aprender a vivir sin temores, angustia y ansiedad. La clave es vivir por fe. Ilustraremos ahora cómo el reemplazar el temor con la fe cambiará toda nuestra vida y nos liberará. En lugar de estar tenso y negativo cuando afronta su reto podrás evaluar todas las situaciones de la vida con confianza. Esta es una bendición que Dios ha ofrecido a todos sus hijos. Desafortunadamente, muchos no se aprovechan de ella. Paso número uno: confronta tus reacciones de temor como pecado. “todo lo que no proviene de fe, es pecado.” (Romanos 14:23) recuerda, no es insólito sentir temor o aprensión cuando haces una cosa peligrosa, particularmente por vez primera. Pero si tu temor de impide hacer lo que debieras, o sin temor sesiona tus pensamientos durante un tiempo, es malo. ¡No justifiques el temor! En lugar de ello, dirá objetivamente tu temor; admite que es pecado y que Dios no quiere que seas dominado por él. Paso número dos: confiesa tu temor como pecado. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:9). Dios elimina el pecado activamente. Esta es la razón por la que envió a su hijo a morir en la cruz por nosotros, a fin de que su hijo pudiera "limpiarnos de todo pecado" (1 Juan 1:7). Después que lo hayas confesado, darle gracias a Dios por su purificación y sigue tu camino gozosamente. Paso número tres: pide a Dios que quite tu hábito de temor. “14 Esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. 15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.” (1 Juan 5:14-15). Ya hemos visto el temor es un hábito que Dios no quiere que te gobierne. Este versículo no sólo promete la victoria sobre este pecado, que es contrario su voluntad, sino que también te promete la "confianza". Paso número cuatro: Pide la llenura del Espíritu Santo. “antes bien sed llenos del Espíritu,” (Efesios 5:18). Paso número cinco: por fe, da gracias a Dios por la victoria de vencer el temor. “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.” (1 Tesalonicenses 5:18). Darle gracias a Dios como un acto de fe que se apropia de la experiencia y la hace real. Paso número seis: ¡repite! ¡repite! ¡repite! Repite la fórmula cada vez que te venga el temor; gradualmente dejarán de dominar. Una de las concepciones más erróneas acerca de la vida controlada por el espíritu es que sea una experiencia singular que permanece durante toda la vida. Esto no es ni bíblico ni posible. Si eres una persona llena de temor, pues que te hayas sentido entusiasmado al pasar por estos pasos para conquistar el temor. El problema es que lo intenta su nave sinuosa de liberación durante dos o tres horas, y después te sientes desalentado porque tus temores vuelven a presentarse. No olvides el factor hábito. ¿Qué edad tienes? Este es todo el tiempo durante el que has tenido una tendencia inducida por tu temperamento es el temor, y durante el que ha venido hacer un hábito de toda tu vida. Este hábito no va a desvanecerse de inmediato; con la ayuda de Dios puede ser la victoria, pero esta victoria vendrá gradualmente. Cada vez que ciertas temor, afronta pecado, pide perdón, dice volver a ser llenado, y se le gracias a Dios por fe que así ha sido. Gradualmente verás como tus antiguos temores van perdiendo su poder sobre ti. Cuando estés en ese trance debes recordar lo siguiente: "El Señor es tu guardador, El Señor es tu sombra a tu mano derecha" (Salmo. 121:5). Para enfrentar el temor: "Sal del polvo, levántate, cautiva Jerusalén: "Líbrate, de las cadenas de tu cuello, cautiva hija de Sión" (Isaías 52:2). Para vencer el temor al hombre: "Yo, yo soy vuestro consolador. Quién eres tú que temes al hombre mortal, y al hijo del hombre que como hierva es tratado; has olvidado al Señor, tu hacedor, que extendió los cielos y puso los cimientos de la tierra, para que estés temblando sin cesar todo el día ante la furia del opresor mientras este se prepara para destruir? Pero, dónde está la furia del opresor?"(Isaías 51:12,13)... Para vencer el temor a lo desconocido: "Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente, no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo dondequiera que vayas" (Josué 1:9). Para vencer el temor al fracaso: "Yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas. Yo te ayudo"(Isaías 41:13). Para vencer el temor a la crítica: "No temas, sigue hablando y no calles; porque yo estoy contigo y nadie te atacará para hacerte daño porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad" (Hechos 18: 9,10). Para vencer el temor a la enfermedad y la muerte: "Aunque pase por el valle de sombra y de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento" (Salmo. 23:4). PARA REFLEXIONAR: ¿Cuándo intentas hacer algo importante, te detienes porque te sientes inseguro de poder terminarlo? ¿No sabes a que se debe el temor que te asalta sin previo aviso? ¿Está afectando tu salud física, sueño y relaciones con los demás algún temor específico? ¿Sientes que los fracasos del pasado te perseguirán en el presente, por eso no realizas proyectos que te gustaría hacer? PARA RECORDAR: "Jehová es mi luz y mi salvación, ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?" (Salmo 27:1). "He aquí Dios es salvación mía, me aseguraré y no temeré, porque mi fortaleza y mi canción es Jehová, quien ha sido mi salvación para mí" (Isaías 12:2). "Dios fortaleza mía, roca, baluarte, libertador, refugio, escudo, cuerno de mi salvación, altura inexpugnable "(Salmo 18:1,2). "Él está en medio de mí y es guerrero victorioso" (Sofonías 3:17). “Porque ha oído la voz de mis suplicas, el Señor es mi fuerza y mi escudo. En el confía mi corazón, y soy socorrido, por tanto, mi corazón se regocija y le daré gracias con mi cántico"(Salmo 28:6,7). "Abba Padre porqué no me has dado espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor sino de adopción por lo que clamo Abba Padre" (Romanos 8:15). "No me has dado espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio" (2 Timoteo 1:7). "Me gozaré y me alegraré en tu misericordia, porque tú has visto mi aflicción, has conocido mi alma en las angustias y no me entregaste en mano del enemigo, hiciste que mis pies se posasen en lugar espacioso"(Salmo 31: 7,8).