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Salmistas Reflexiones
Salmistas Reflexiones
El regocijo (que en muchos casos significa, en el hebreo original «cantar con gozo»),
No era así en los tiempos de David, sino que cada persona era escogida, separada y
edicada a la obra que le encargaban, y tenía que darse exclusivamente a la
tarea que le habían asignado; con disciplina, esmero y responsabilidad (tres palabras no
muy populares entre los músicos modernos). No es razón suficiente el solo hecho
de que alguien toque bien, para ponerlo en el ministerio de la música. Es importante que
desarrolle el carácter de Cristo en todos los aspectos de su vida, antes de ejercer
responsabilidades en este ministerio. No quiero decir que hay que esperar a que sea
perfecto, porque si ese fuera el caso no habríamos NADIE en el ministerio: pero sí que
sea una persona que muestre el fruto del Espíritu en su diario vivir, que esté
comprometido con el Señor de tal manera que permita ser cambiado por la mano de Dios.
Otro detalle del ministerio de la música bajo el mando de David es que los levitas
cantores se vestían de cierta manera. De esto hablaremos más a fondo en las
páginas siguientes, pero vea conmigo este aspecto del orden que estableció David: «y
David iba vestido de lino fino, y TAMBIÉN TODOS los levitas que llevaban el arca,
y
ASIMISMO LOS CANTORES...» (1 Crónicas 15.27; énfasis mío). Se menciona de nuevo
en 2 Crónicas 5.12 que los levitas estaban vestidos de lino fino. Nuestra apariencia
es importante para los que nos encontrarnos en el ministerio. Debernos recordar que
representarnos al Gran Rey de reyes. Cada vez que tenernos el privilegio de tornar
nuestro instrumento o de abrir nuestra boca para cantar, enaltecer y bendecir al Señor, la
ocasión privilegiada amerita una atención especial a nuestra apariencia física.