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«Salmista» tiene un significado más

profundo: Da a entender que es una persona que, aparte


de ejecutar bien su «arte», es consagrada a Dios y separada
para Él. También podemos entender que es alguien que
sabe acerca de la necesidad que hay de la unción del
Espíritu Santo en su vida, al igual que en su música. Como
en todo, hay que recordar que sólo porque se le da el título
de «Salmista» a alguien no le hace salmista, sino que la
manera de vivir de esa persona es la que respalda el título..
Buscando en el diccionario el significado oficial de la
palabra «salmista» me encontré con esto:
«Compositor de salmos; el que canta».
Luego, la palabra Salmos: .
«Canto o cántico sagrado de los hebreos y de los cnstianos,
que contienen alabanzas a Dios».
Me dio tanto gusto saber que la Real Acadernla haya tenido la suficiente sabiduría para
reconocer que existe una diferencia entre canto «normal» a un «salmo», porque ¿Artistas
o «hartistas»? este último contiene «alabanza a Dios», y el salmista es quien ejecuta
estos salmos que contienen estas alabanzas a Dios.

El regocijo (que en muchos casos significa, en el hebreo original «cantar con gozo»),

me comentaron la necesidad de músicos consagrados y dedicados al ministerio.

3) Las palabras «designasen}}, «pUSo}} y «apartaron}} que se utilizan en varios pasajes


del primer libro de Crónicas (15.16,17; 6.31; 16.4; 25.1) nos indican que eran personas
separadas y «señaladas}}, en cierto sentido, para la obra de la música, y que esta era algo
que se tomaba muy en serio tanto por los que «designaban}} como por los
«designados}}. No me imagino que estuvieron «apartando}} y «designando}} a personas
sólo por algún capricho o deseo personal, sino porque tomaban tan en serio el papel
de la música en el campamento, que hasta dedicaban personas exclusivamente para ello.
Muy distinto a como se ve en muchos lugares hoy en día, donde el que quiera o pueda
tocar o cantar lo hace. Es más, en muchas ocasiones 10 hacen sin el conocimiento de la
responsabilidad que hay en ministrar al Señor con nuestra música tocada o cantada.

No era así en los tiempos de David, sino que cada persona era escogida, separada y
edicada a la obra que le encargaban, y tenía que darse exclusivamente a la
tarea que le habían asignado; con disciplina, esmero y responsabilidad (tres palabras no
muy populares entre los músicos modernos). No es razón suficiente el solo hecho
de que alguien toque bien, para ponerlo en el ministerio de la música. Es importante que
desarrolle el carácter de Cristo en todos los aspectos de su vida, antes de ejercer
responsabilidades en este ministerio. No quiero decir que hay que esperar a que sea
perfecto, porque si ese fuera el caso no habríamos NADIE en el ministerio: pero sí que
sea una persona que muestre el fruto del Espíritu en su diario vivir, que esté
comprometido con el Señor de tal manera que permita ser cambiado por la mano de Dios.
Otro detalle del ministerio de la música bajo el mando de David es que los levitas
cantores se vestían de cierta manera. De esto hablaremos más a fondo en las
páginas siguientes, pero vea conmigo este aspecto del orden que estableció David: «y
David iba vestido de lino fino, y TAMBIÉN TODOS los levitas que llevaban el arca,
y
ASIMISMO LOS CANTORES...» (1 Crónicas 15.27; énfasis mío). Se menciona de nuevo
en 2 Crónicas 5.12 que los levitas estaban vestidos de lino fino. Nuestra apariencia
es importante para los que nos encontrarnos en el ministerio. Debernos recordar que
representarnos al Gran Rey de reyes. Cada vez que tenernos el privilegio de tornar
nuestro instrumento o de abrir nuestra boca para cantar, enaltecer y bendecir al Señor, la
ocasión privilegiada amerita una atención especial a nuestra apariencia física.

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