mundo Con alas de privilegio No olvides a aquellos Que han nacido sin alas Que en otro tiempo Esas alas serán de viento.
Faus se encontraba sólo, extraviado en una planicie de arena
descomunal que no otorgaba otra visión que el blanco azulado de la arena y un cielo naranja parecido al atardecer en el Caribe, dos Lunas brillaban en esta noche común de Kalai@Picas. El viaje había sido como en todos estos desprendimientos astrales algo vaporoso, húmedo a tal magnitud que se iba secando poco a poco la piel. Para cuando Faus se había postrado en la arena tenía la piel seca como un viejo pergamino, los ojos un poco hundidos y el cabello perfumaba sus pensamientos con un aroma amargo y cenizo. Desde luego en estos lugares no habita la materia como la conocemos y los amplios pantalones de manta habían desaparecido en el último túnel descendente y ahora viajaba semidesnudo; sin embargo, la camisola de piel de venado pudo sobrepasar los vórtex y le cubría un poco de las intensas radiaciones de las Lunas de Kalai@. Hay quien afirma que este es el mismo planeta donde alguna vez existió un borrego y una serpiente, y un príncipe pequeño de aspecto y grande en sabiduría. Faus recorría el paisaje sin saber aún que hacía en aquel lugar. Esperando ansioso las señales de Atraxanos que parecían viajar mucho mas lento que él y parecía que no llegarían nunca. Conforme iba caminando se dio cuenta que esa sensación de craqueladura que le acompañaba se iba desvaneciendo poco a poco, de los pies hacia arriba. Parecía que la arena le iba alimentando conforme caminaba y poco a poco, en lugar de estar cada vez mas cansado, se revitalizaba a cada paso mientras escalaba las dunas vidriosas. Poco a poco, ese línea aparentemente infinita y borrosa que se formaba en la yuxtaposición del planeta con el universo se iba modelando con cúpulas alargadas de una ciudad aún lejana. Llegar hasta ella en otras condiciones que aquellas de Kalai@ hubiera sido imposible. Faus siempre había sido considerado un muchacho extraordinario, acertada complexión y el desarrollo logrado en mente y alma gracias a las enseñanzas de Atraxanos había hecho de él un ser excepcional, capas de hazañas imposibles para el promedio de los seres. Por ello, caminaba seguro hacia su destino, que en aquel momento iba tomando la forma de una rara ciudad de un solo edificio de arena parecido a una enorme catedral. Conforme se acercaba a la ciudad-edificio iban apareciendo personajes bailando a través de sus ventanas en ropajes impresionantes. Mujeres danzando una danza altiva – y aunque no podía ver sus pies, parecía que volaban y flotaban de un lado a otro de todos los salones de la ciudad-edificio. Los kalai@picassianos eran una raza excepcional. Habían trascendido a casi todos los problemas humanos y de otras muchas razas que habitaban perdidas en el Universo y sus paralelos. Tenían además una situación privilegiada pues su planeta les había dado una oportunidad que muy pocas razas obtuvieron en el Primer Reparto. Un planeta que con el solo hecho de vivir en él, no tenía mas preocupación que su evolución sin interrupciones pues alimento y cobijo no eran necesarios en un lugar donde el solo hecho de pisar descalzos la arena satisfacía todas las necesidades de la carne. Serían entonces esos seres privilegiados que construyeron mas allá de la materia todos sus fundamentos y entretenciones. Faus se adentraba paso a paso, cada vez con mas vigor hasta llegar, como en otras ocasiones ante la impresionante puerta que daba entrada a la ciudad-edificio. Su seguridad crecía cada vez mas y aunque Atraxanos le había enseñado bien, el joven experimentaba una sensación de poder que interrumpía su acostumbrado humildad. Al llegar a la puerta, ésta se encontraba cerrada. Era una puerta enorme de un material desconocido, azul, al igual que la arena pero con un brillo tal que parecía estar formada de energía pura, de hecho, al tratar de tocar la gran armella que colgaba del centro, recibió una descarga extraordinaria que le hizo entrar en trance por unos momentos. - Faus, escucho en su interior, era la voz de Atraxanos, -Cuida bien tus pasos en la arena, cuida bien los pasos de tu mente, este lugar brilla con la energía más pura, pero la luz más brillante proyecta también las sombras mas definidas, cuídate de los pilares y camina cerca de las ventanas. Si las sombras te tocan oscurecerán tu piel azul y tu mente brillante. Sobre todo esta última frase le sorprendió mucho y mas aún por que para cuando terminó de escucharle ya estaba dentro de aquel lugar y al recorrer con la mirada su cuerpo se dio cuenta que la arena al entrar en su cuerpo había hecho cambiar el color de su piel. Faus brillaba aún en la resplandeciente luz del lugar dejando ver en el centro de aquella luz neón una piel tersa y efectivamente... azul. Avanzaba lentamente, aunque seguro y le seguía perturbando ese pensamiento de engreimiento. Le callaba conforme iba apareciendo y esperaba su primer encuentro. Debajo de uno de los pilares se encontró un ser que para nosotros sería notablemente bello, pero irradiado de la luz azul, a Faus le pareció un ser deforme y sin poder evitarlo le lanzó una mirada despectiva que duró un solo un instante y sin embargo le llegó a lo mas profundo del corazón al individuo arrodillado. No soportó verle por mucho tiempo y volteando la cabeza de abajo arriba y de derecha a izquierda se topó con una bella mujer que levitaba en la habitación contigua. Siguiendo las instrucciones de Atraxanos, camino deprisa en los lugares de sombra y se quedó plantado frente a un ventanal. Para su sorpresa, en cuanto tapó la luz que entraba por el ventanal, la mujer calló al piso convirtiéndose en un ser idéntico a aquel arrodillado en la primera columna. Faus cerró los ojos con una mueca y no pudo dejar de pensar que aquel mundo maravilloso era solo una ilusión. La mujer, que ya no tenía su brillo inicial, se arrastró hasta el pilar de la entrada y sonrió al hombre que aún estaba llorando arrodillado, se esbozaron una leve sonrisa y en un momento rieron a carcajadas. Al momento que se abrió la puerta de la entrada, apareció un niño, la luz que dejó pasar, elevó a la pareja del pilar por la habitación recobrando su hermosura. Fueron pasando los salones de uno a uno, Faus subió por la escalera de caracol y conforme encontraba un resquicio de luz, permanecía inmóvil un momento para observar como todos los personajes conforme bailaban, volaban y caían iban transformándose de los seres más hermosos a objetos animados deformes y tristes. Experimentó repudio por aquellos en los pilares y más de una vez sintió amor a primera vista por aquellos que volaban un poco mas alto que aquellos. Conforme subía su poder y orgullo también iban creciendo, pues al parecer, los lugares mas altos estaban reservados sólo para los seres más bellos y el iba subiendo sin dificultad alguna. Tal vez por la misma razón, conforme avanzaba encontraba seres cada vez más hermosos, que volaban con mayor gracia y reían con mayor insensatez. Al mismo tiempo, el espectáculo de verlos caer cuando algo los ensombrecía era cada vez mas grotesco y mirándolos ya en el piso, en su nueva avanzada hacia arriba hacía que Faus se sintiera abrumado y experimentaba algo de asco por sus deformes cuerpos. La escalera había llegado a su fin, un último salón se extendía ante sus ojos, esta vez, sin techo encima de su cabeza. Miles de hombres y mujeres, seres indescriptiblemente bellos volaban por encima, pero nunca encontró unas alas para volar con ellos. Cuando Faus irrumpió en el salón que no tenía ninguna sombra proyectada todos voltearon hacia abajo, le miraron con desprecio y Faus cayó hasta el primer piso. Faus escuchó de nuevo la voz de Atraxanos, un murmullo sordo que no comprendía del todo, al fin y al cabo, se había convertido en un ser del pie de los pilares.