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Proporcionalidad
Proporcionalidad
Lo que se establece en este artículo y debe regir para todo el proceso concursal establecido en
la ley general del Sistema concursal, es un trato igualitario en la distribución de pérdidas y
ganancias del negocio: “par conditio creditorum”. Todos los acreedores deben internalizar la
crisis del deudor, recuperando sus créditos en la proporción en la que participan en el
procedimiento concursal.
Esto se aplicara cuando el patrimonio del deudor no sea el suficiente para satisfacer los
créditos existentes, debiendo repartirse entre los acreedores en partes proporcionales, no
existiendo prioridad en cuanto a la fecha del crédito.
La excepción que se manifiesta en este articulo, son los órdenes de preferencia establecidos
expresamente en la ley, que se refiere al artículo 42 (modificado por el Decreto Legislativo Nº
1050 publicado el 27 de Junio del 2008).
Existen 5 órdenes de preferencia establecidos en la ley en los procesos de disolución y
liquidación:
1) Remuneraciones y Beneficios Sociales, con lo cual se coloca a los trabajadores como los
principales acreedores, a quienes en caso de ingresar la empresa en un proceso de disolución y
liquidación deberá pagársele todos sus deudas. El estado en este sentido se coloca en una
situación de sobreprotección de la masa laboral, pues es el trabajador el más débil en el
contrato de trabajo y es a quien el empleador (que vendría a ser el deudor en el proceso
concursal) deja de pagar sus remuneraciones y beneficios sociales, quienes muchas veces con
la finalidad de conservar su puesto de trabajo deben permitir esto y ver postergado sus pagos.
2) Los Créditos Alimentarios, esto con el fin de garantizar la manutención de los
dependientes, quienes verían afectados su subsistencia sino se les provee el pago por
alimentos. Anteriormente se estableció un monto límite para los alimentos, teniendo como
tope 1 UIT mensual, pero en la última modificación ya no que existe limite.
Aquí también existe una protección del estado hacia los más débiles de la sociedad que son
los dependientes, quien necesitan obtener estos créditos para realizar sus actividades normales
en la sociedad.
3) Los Créditos Garantizados, esto asegura el pago a los acreedores diligentes que
garantizaron con bienes del deudor sus créditos. A través de contratos de garantía inscritos en
los registros respectivos y con la información disponible, buscaron asegurar sus créditos,
tratando de reducir sus riesgos de perdidas. Pero, como puede apreciarse dichos créditos se
encuentran en el 3er orden de preferencia, debiendo ser cancelados luego de haberse
cancelado a los trabajadores y los créditos alimentarios. La información de las deudas
contraídas con los trabajadores es algo con lo cual no cuentan los Acreedores garantizados al
momento de suscribir contratos, algo con lo que solo cuenta el mismo deudor; menos aun
cuentan con información sobre los créditos alimentistas, por lo cual el riesgo que tienen es
alto, ya que cuando se ingrese a un proceso concursal de disolución y liquidación podría ver
que el patrimonio del deudor no alcanza para cubrir su crédito pues han surgido muchos
créditos laborales y alimentarios, lo que no había podido prever.
4) Créditos de Origen Tributario, ingresa el Estado en este orden a fin de lograr el cobro de
sus créditos, como tributos, multas, intereses, moras, costas y recargos.
5) Créditos No Garantizados, donde se incluyen todos los créditos no comprendidos en los
órdenes precedentes.
Por lo cual la frase “ante la imposibilidad del deudor de satisfacer con su patrimonio los
créditos existentes” no sería necesaria, ya que la proporcionalidad seria parcial en caso no
alcance el patrimonio o total si existiera patrimonio suficiente.
Ahora bien, esta proporcionalidad se daría dentro de cada orden de preferencia, ósea, dentro
del 1er Orden de Preferencia, los Créditos Laborales, los trabajadores accederían al pago
proporcional de sus acreencias del total del patrimonio disponible y si hubiera
saldo una vez cancelada las acreencias laborales, se continuaría a cancelar los créditos
alimentarios, y así sucesivamente los demás créditos.
Con todo esto se aprecia, que algunos acreedores verían perjudicados sus créditos por el
sistema de preferencia establecido en la ley, ya que estaría a la espera de que luego de
pagadas las acreencias de mayor orden alcance patrimonio para cobrar sus créditos, y en caso
esto sea negativo, deberá declararse incobrable, con el perjuicio que esto ocasionaría.
Por lo cual el establecimiento de privilegios y preferencias indiscriminados puede poner en
peligro el sistema de crédito y la efectividad del propio Sistema Concursal.
Debemos tener presente que el objetivo fundamental del sistema concursal es la recuperación
del crédito, con lo cual el establecer formas de protección preferente, genera que los
acreedores de menor orden de preferencia busquen caminos alternativos de cobrar sus
acreencias.
Los acreedores para poder dar un crédito y ante el riesgo de que sean declaradas incobrables,
deben encarecer el crédito o buscar formas alternativas de cobro que no le resulten
perjudiciales. Con esto el sistema concursal corre el peligro de no lograr la efectividad y que
al menor indicio de peligro, los acreedores busquen alcanzar el pago de sus acreencias con lo
cual pueden desestabilizar al deudor, llevándolo a la liquidación, si en caso solo era algo
transitorio.
El artículo VI, debería quedar redactado de la siguiente manera: “Los acreedores participan
proporcionalmente en el resultado económico de los procedimientos concursales, salvo los
órdenes de preferencia establecidos expresamente en la presente ley”.
Si el patrimonio es suficiente, la proporción será del 100%, y si el patrimonio es insuficiente,
la proporción será entre 0% y 100%.
La proporción es con la finalidad de que en algún grado la crisis que sufre el deudor, sea
también asumida por los acreedores, ya que ellos tomaron la decisión de otorgarles créditos,
ya sea con su trabajo, prestamos, servicios, etc.; y esta proporción vaya de acuerdo con su
acreencia. Dentro de cada orden de preferencia no hay prioridad, todos tendrían el mismo
derecho a cobrar, debiendo realizar en partes proporcionales.
Bibliografía