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Jinsei - Cap 3 - Te Extraño Papá - Dos Nuevos Amigos Que Me Presta La Vida
Jinsei - Cap 3 - Te Extraño Papá - Dos Nuevos Amigos Que Me Presta La Vida
Jinsei「人生」
Ayame se encuentra guardando los botes de pinturas y lavando las brochas y rolos, cuando
entra corriendo por toda la casa Setsu el hermano menor de Tomiko, sus vecinos del frente.
-¡Señora! ¡Señora!
Ayame queda paralizada, lo único que piensa es en qué condición esta Sora con las
descripciones que le acaba de decir Setsu; no habla y sangre en la cabeza. Todo lo demás
fue fruto de su imaginación; tirada en la calle, en un charco de sangre, inmóvil… Sumar
aquellos pensamientos a los datos dados por Setsu la hizo entrar en pánico total al también
no tener la certeza de lo que realmente pasó.
Xeraf!n Heaven Página 2
Sin pensarlo salió corriendo atravesando la puerta tan rápido como pudo; y esperaba ver un
horrible panorama en medio de la calle pero no fue así. Setsu salió tras ella y Ayame
mirándolo le pregunta:
-¿Dónde está?
Setsu le señala hacia su casa; la preocupada madre atraviesa la calle con una mente
confundida pensando lo peor. La madre de Setsu le intercepta y le pregunta:
-¡Es mi hija! - le dice Ayame muy preocupada y con los ojos a punto de estallar en
lágrimas.
Tomiko y Sora salen corriendo desde dentro de la casa sonriendo. Ayame se queda perpleja
mirando a su hija por todos lados buscando alguna herida o daño; se acerca y la toma de un
brazo.
Ayame voltea y mira a pequeño Setsu cómo preguntándose dónde está la sangre.
-El niño me dijo que mi hija estaba desmayada sangrando - dice Ayame.
Tomiko y Sora se ríen a carcajadas y Ayame pone cara de confusión aun no entendiendo lo
que sucede.
Ayame sintió que un gran peso se le quitó de encima al ver a su hija en buenas condiciones
y al escuchar la explicación.
-Perdone, es que Setsu se impresiona de todo lo que ve y a lo mejor pensó que era real y se
asustó - dice Takane la madre de Tomiko y Setsu.
Ayame pasa mientras los juguetones bromistas sonríen mirándose unos a otros.
Ayame y Takane preparan té y platican un poco de lo tranquilo que es el lugar para vivir,
también Takane le hace saber que tiene mucho tiempo viviendo en ese lugar. Ayame le
cuenta como estuvo de pesado el día anterior y cómo va el día que transcurre; también le
hace saber que necesita un empleo ya que está sola junto a su hija Sora. Entre todo lo que
han hablado, la conversación se torna más personal y a Takane le surge la curiosidad de
preguntarle:
Takane sonríe un poco y se queda mirándola fijamente esperando saber mas ya que la
respuesta que acababa de escuchar era lógica que ya la sabia.
-¿Quieres un poco mas de té, Ayame? ¿Está fuera del país él?
-No gracias, ya es suficiente; perdone Takane -Ayame se levanta - debo ir a terminar unas
cuantas cosas que he dejado pendiente en la casa. Aun tengo muchas cosas por organizar.
Gracias por la taza de té.
-Ah, Takane… ten pendiente lo del empleo, si escuchas alguna oferta -dice Ayame
terminando de retirarse.
-Ese color verde era horrible, parecía la casa de un monstruo del pantano, o el monstruo de
las hierbas - dice Ayame acercándose para hacerle cosquillas.
-¡No! -ríe a carcajadas e intenta correr pero su madre la toma por la cintura cayendo ambas
al suelo.
-¡Para ya! - Sora ríe a carcajadas sin poder para y se une también respondiendo con
cosquillas a su madre.
Ambas se hacen cosquillas tiradas en el suelo; entre risas y carcajadas madre e hija se
detienen repentinamente mirándose a los ojos. Hacía ya mucho que no sonreía, ¿será que la
vida no le ha dado un motivo? Ayame tenía muchos motivos de la vida para sonreír pero
ningunos le causa gracia.
-Verás que la vida siempre nos hará gracia para reírnos, date cuenta que los motivos
siempre están allí…Sora, sonríe siempre.
-Hoy conocí dos amigos, espero que la vida no me los quite como me quitó a los demás y a
mi papá -dice Sora.
-Ten presente hija que la vida es un regalo de Dios y todo lo que ella trae es prestado y que
cuando ella quiere nos lo quita.
-No quiero perderte nunca mamá, quiero que estés conmigo siempre.
-Yo también quiero estar contigo siempre; pero no todo es como uno quiere.
Ayame la mira fijamente a los ojos y le sonríe, recordando lo hermosa que es su hija y las
tantas preguntas que hacia cuando era niña. Ella sabía que la había visto crecer en muchos
aspectos de la vida, lo que no sabía era hasta que punto del camino seguiría viéndola crecer.
Ayame la besa en la frente y le dice:
-No puedo prometerte algo que no pueda cumplir; pero sí estará contigo lo intangible de mi
y estará contigo y los tuyos. Mi amor por ti no lo apagaran las muchas aguas del rio.
Para ambas fue un día largo, al igual que una noche tranquila y un sueño reparador.
Sábado 12 de Septiembre
Sora está en la ventana de su habitación mirando como sus vecinos del frente comienzan a
empacar para ir a la playa. Sora observa el calendario y mira fijamente la fecha del sábado
del sábado; se queda observando la habitación pintada por su madre de color azul celeste,
vuelve y regresa la mirada a la calle observando cómo su vecina del frente le saluda
batiendo ambas manos y Sora le sonríe.
-Es una gran familia, como me gustaría que papá estuviera aquí. Sé que todo sería diferente
-el lagarto corre por la pared y Sora lo observa - ¿Verdad que es esencial la unión de la
familia? Por cierto no veo al padre de Tomiko y Setsu con ellos, a la verdad nunca lo he
visto en casa; parece que trabaja mucho. Les preguntare por el luego.
Sora se mira fijamente en la fotografía que está en la pared cerca de la ventana recordando
la última vez que pudo compartir con su padre. Eran pocas las veces que podían pasar
tiempo juntos a causa del trabajo de su padre, también recuerda que en las últimas semanas
que su padre iba a casa siempre discutía con su madre.
Así recuerda la última noche que su padre estuvo en casa, todo fue tranquilidad pero al día
siguiente en la mañana los gritos de ambos le despertaron, solo escuchó la puerta principal
cerrarse y oír a su madre gritarle: "No la volverás a ver nunca más".
Los doctores y enfermeras corrían a emergencia en la cual entraban una camilla y sobre
esta una niña totalmente ensangrentada, casi no se podía distinguir muy bien su rostro.
-¿Qué sucedió? -pregunta el doctor, y fijándose en que a la paciente le falta la piel de los
brazos y fuertes quemaduras se hacen notar en sus piernas al igual que el rostro.
El doctor se aparta del grupo mientras la llevan a una de las salas, entra a una pequeña
habitación y toma unos guantes y sueros. Se queda pensando en aquella escena que había
visto. En su larga experiencia como doctor había visto muchos casos pero en ese momento,
pensamientos le abrumaban y no podía estar tranquilo. Mientras estaba allí parado
totalmente perdido en la noción del tiempo, entra una enfermera:
-¡Doctor, doctor! -luego de llamarle varias veces le toca el hombro despertándolo de aquel
sueño despierto -¿le pasa algo?... Le estamos esperando en emergencia.
Continuará…