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La máscara y la sombra c
La palabra arquetipo proviene del griego arché d que significa primerod y typos: patrón o
molde. El concepto de los arquetipos es antiguo y se relaciona con lo que Platón llamó formas
ideales: los patrones que existen en la mente divina y que definen la forma que adquiere el
mundo material. Para Jungd los arquetipos representan todo el potencial existente en la psique
humanad una fuente de conocimiento inagotable sobre temas como la relación entre el hombred el
cosmos y Dios.

Los arquetipos o imágenes primordiales son la base originaria de todas nuestras experiencias yd al
igual que los instintosd son una parte esencial que requiere ser expresada.

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Todos los seres humanos nacemos con la tendencia innata ±o arquetípica- a desarrollar una
sombrad compuesta por características personales que han sido rechazadas y reprimidas y que no
registramos como propiasd pese a percibirlas con gran claridad en el mundo externo.

Mencionar a la sombra suele generar rechazo y temord ya que creemos que está poblada
únicamente por aspectos negativosd que nos hacen sentir malos y culpables. Sin embargod
además de contener lo que hemos rechazadod reprimido o proyectadod incluye talentos y dones de
diversa índole que aún no hemos desarrollado a nivel consciente.

La sombra no es algo patológicod ni algo que deba ser remediado: es una parte integral de la
naturaleza humana. Referirnos a la sombra como nuestro lado oscuro no es un término
peyorativod sino que alude a que no está iluminada por la luz de la conciencia.

LA MÁSCARA
En el teatro griego los actores utilizaban una máscara ± llamada persona - para ocultar sus
verdaderas facciones y encarnar al personaje a representar.

La máscara personal comienza a desarrollarse en la infanciad en el seno de la familia. Nuestros


padres nos indicaban que no fuéramos celososd o egoístasd exigían que fuéramos siem pre buenos
y obedientes yd a fin de complacerlos y para obtener su amord ocultamos todo lo que les
desagradaba.

Este proceso continúa luego con otras figuras significativas - familiaresd maestrosd amigos« A
medida que nos vinculamos con sectores cada vez más amplios de la sociedad en que vivimosd se
produce una acomodación desde nuestra forma natural de ser hacia el cumplimiento con las
reglas y demandas del mundo externo. Adoptamos ciertas cualidadesd actitudes y conductas que
conforman nuestra persona: máscaras que representan diversos roles y que excluyen otros
aspectos que se convierten en parte de la sombra.

La máscara tiene su origen en las expectativas de la sociedad y/o la percepción que tenemos de
éstas: es la forma en que nos mostramos frente a los demásd resaltando o destacando los rasgos
propios que aceptamos y qued a nuestro parecerd nos proporcionarán el mayor grado de
aprobación externa.

Esta ³cara´ que utilizamos para enfrentar al mundo es útil y necesaria. Nos permite ser
identificados en base a características tales como nuestro estado civild la actividad laboral y el
estatus socio-culturald y nos ayuda a funcionar de manera apropiada en distintas situaciones. Si
debo acudir a una entrevista de trabajod por más que me sienta tristed cansada o de mal humord
deberé ocultar mi estado de ánimo para mostrar una imagen que me permita desempeñarme
exitosamente.

Es preciso tener en cuenta que el esfuerzo por proyectar la imagen deseada no es inocuo. Cuando
no se posee una identidad sólidad existe el riesgo de quedar atrapados por la máscara y de
definirnos básicamente en función de aspectos externos; frecuentemented ello conduce a una
dependencia excesiva de diferentes símbolos de prestigio y de poder.

Por otra parted la máscara nunca refleja adecuadamente nuestra totalidadd y en consecuenciad no
debería convertirse en una estructura rígida. La identificación exclusiva con algún aspecto ±por
ejemplod el rol laboral o profesional - indica que sólo hemos desarrollado esa facetad generalmente
a expensas de otras.

Concentrarnos en parecer triunfadores frente al mundo externo puede encubrir el fracaso en otras
áreas que descuidamos e ignoramosd hasta que se hacen presentes en forma de síntomas físicosd
emocionalesd mentales y/o espirituales.
Si no expresamos lo que subyace a nuestras máscarasd nos quedamos solos y aisladosd con una
profunda sensación de alienación. Adoptar únicamente características y valores que son aceptados
socialmente lleva a la pérdida del almad y es extremadamente nocivo para la realización personal:
nunca lograremos acceder a nuestro ser esencial si quedamos adheridos a nuestro ser inauténtico.

LA SOMBRA
Nos encontramos con la sombra todos los días: cuando nos enfurecemos porque alguien nos
decepcionad cuando rechazamos a una persona que ni siquiera conocemosd o idealizamos a otra.

Nuestras reacciones emocionales y los juicios que formulamos de manera automática e inmediata
reflejan aspectos inconscientes propiosd y si logramos reconocerlosd tenemos la oportunidad de
conocernos más plenamente.

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Ello se debe a la proyección: el mecanismo de defensa inconsciente mediante el cual les


atribuimos características propias a otros. Al proyectard depositamos un aspecto interno en alguna
persona o situación externad y luego reaccionamos frente a ésta de manera positiva o negativad
con atracción o con rechazo.

La proyección puede ser empleada de dos formas diferentes. La primera consiste en culpar a otra
persona por nuestras faltas ±un jugador de fútbol aduce que no pudo marcar un gol durante un
partido por culpa de sus compañerosd un estudiante suspende un examen y afirma qu e le
³pusieron´ una mala nota porque el profesor estaba de mal humor. En estas situacionesd se
adopta una actitud infantil e inmadura para evitar hacerse cargo de la propia responsabilidad.

El otro tipo de proyección ocurre cuando les adjudicamos a otros seres nuestras actitudes y
tendencias inconscientes. Esto ocurre en todo vínculod pero podemos verlo con mayor claridad en
la relación de pareja. Un hombre puede proyectar en su mujer su propia vulnerabilidad o su
dependencia; una mujer puede proyectar en el hombre su inteligenciad su poder y su capacidad
para tener éxito.

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La reactividad indica que nos hemos divorciado de una característica propia que deberíamos
reincorporar; en cada casod la intensidad de la reacción refleja el grado en que ese material
³externo´ existe a nivel interno.

Toda vez que sentimos una emoción intensad es necesario identificar el aspecto personal que se
ha activado; ésta no es una tarea fácild ya que las emociones intensas no se caracterizan
precisamente por inducirnos a la reflexión y la auto -indagación.
No obstanted ver qué o a quiénes despreciamos o idealizamos permite descubrir facetas
personales que de otra forma no registraríamos. Si critico a alguna mujer por ser demasiado libre
o demasiado reprimida a nivel sexuald convendrá explorar qué ocurre con mi propia sexualidad; si
detesto a algún político por considerarl o mentiroso o corruptod seguramente encontraré
equivalentes internos para estas características.

Si hacemos una lista detallada de todas las cualidades que detestamos y que admiramosd
obtendremos una descripción muy acertada de nuestra sombra.

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Tendemos a entablar una batalla con nuestras cualidades proyectadas cada vez que las
encontramosd o creemos haberlo hechod en alguna persona. Sin embargod gr an parte de lo que
nos parece negativo es algo que en su momento sirvió para protegernos.

Una alternativa más sabia consistiría en intentar amigarnos con las características que
rechazamos y comprender su sentido profundo. Habitualmented la rigidez encu bre un exceso de
vulnerabilidadd la soberbia se asienta sobre una base de timidez y la avidez tiene sus raíces en el
temor a la escasez. Las críticasd que a veces se deben a la envidiad sirven para compensar
sentimientos de inferioridad inconscientesd intentando generarlos en otro/s.

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En lugar de rechazar lo que consideramos negativod precisamos explorar su significado y su


potencial. Si dejamos de reprimir nuestra irad podremos conectarnos con el enojo saludabled que
nos ayuda a expresar lo que sentimosd poner límites y lograr acuerdos.

El perfeccionismo contiene la capacidad para desplegar excelencia en lo que hacemos; el egoísmo


puede enseñarnos a satisfacer nuestros deseos y necesidadesd y el anhelo por el poder puede
convertirse en liderazgo y servicio.
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Una persona temerosa puede demostrar un grado de valentía sorprendente durante una
emergenciad y una persona egoísta puede exhibir repentinamente rasgos de gran generosidad; en
estos casosd la valentía y la generosidad son aspectos de la sombra positiva.

Admirar o envidiar a otros por sus aptitudes y talentos es una señal de que están espejando
cualidades propias inexploradas. Muchas veces no se trata de lo que alguien haced sino la forma
en que lo haced como atreverse a expresar sus ideas con firmeza y valentía. La actividad concreta
no es importanted ya que puedo apreciar a un gran ajedrecista por su disciplina y dedicación y
desarrollar esas características sin que ello implique dedicarme a jugar al ajedrez.

Curiosamented a veces resulta más difícil aceptar la sombra positiva que la negativa; nos cuesta
más percibir nuestra nobleza y ternura que nuestra indiferencia o crueldad debido a que nos
hacen sentir expuestos y vulnerables.

La integración de la sombra es un requisito indispensable para la transformación personal.


Descubrir a nivel interno las características que nos hacen reaccionar a nivel externo modifica
nuestra actitud. Con frecuenciad y como ³por arte de magia´d también suele producirse una
modificación en la otra personad y de prontod nos damos cuenta de que no era tan irritanted
desagradable o maravillosa como suponíamos. Aun cuando esto no ocurrad habremos eliminado od
al menosd disminuido nuestra reactividad.

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c c c c . Negarnos a aceptarla nos mantiene
empequeñecidos y empobrecidosd conectados únicamente con un fragmento de nuestra totalidad.
Por otra parted cuando continuamos proyectándolad obligamos a otros a hacerse cargo de la
oscuridad o de la luz que en realidad nos pertenecen. Una persona integrada es capaz de acarrear
su propia mochila de cuali dades positivas y negativasd liberando así a los demás de la carga de
sus proyecciones.

Cuando reconocemos a la sombrad surge la posibilidad de desarrollar la auto -aceptaciónd la


compasión y el amor incondicional para con nosotros mismosd elementos indisp ensables para la
evolución personal yd eventualmented para la transformación colectiva.

Es tarea de cada uno descubrir la propia sombra e iluminarla con la luz de la concienciad y éste es
un proceso que dura toda la vida. Independientemente de las distan cias recorridasd en el camino
espiritual nos encontramos siempre al comienzo...

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