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PUESTA AL DIA DE UNA GUBIA

Algunos artesanos se vanaglorian de seguir usando gubias heredadas de sus


padres. Al verlas, nos evocan aquellos lápices a los que, en nuestra infancia,
sacábamos punta hasta lo imposible. Ocurre que, las gubias, como los lápices, se
pueden despuntar por DESGASTE o por CONTUSIÓN.

El proceso de “sacar punta” a una gubia lo dividiremos, por claridad expositiva, en


tres momentos: amolado, afilado y afinado.

Al amolar retrocede la zona biselada y por tanto el filo: así se eliminan las
magulladuras. Afilar consiste en pulimentar los nuevos biseles. Al afinar asentamos
el bisel y perfeccionamos el filo.

Recordamos que las gubias se venden en ferreterías o cuchillerías especializadas y,


normalmente se ofrecen a punto de ser usadas, aunque algunas marcar solo las
ofrecen amoladas, es decir, con el bisel rebajado, pero sin filo cortante.

Conviene también, proveer nuestro taller desde un principio, de piedras de afilar,


que son de carborundum (generalmente, aunque en el mercado ya tenemos de mas
composiciones) y se untan con aceite mineral (el vegetal ataca al acero y lo oxida)
y otras con agua.

A nivel personal, me decanto por las de aceite. Antes, pues de iniciar la talla, ya es
preciso aprender a afilar. Para hacerlo cogeremos la gubia con las dos manos la
mano derecha en el mango (si somos diestros) y la mano izquierda por la parte del
metal.

La gubia tiene que estar sobre la piedra con TODO el bisel apoyado en la piedra (en
el caso de las gubias planas y formones) y frotaremos el bisel en un movimiento de
vaivén lateral (formando un dibujo en forma de 8), sobre una piedra de afilar plana
de sobremesa (moviéndonos por toda ella, para no “apozar” ésta), lubricada con
unas gotas de aceite.

Con el uso, el corte de la gubia se va desgastando. Conviene entonces afilar cada


vez que notemos rasposidad al deslizarla por la madera. Y cuando tengamos la
herramienta bien afilada tendremos que asentar el bisel y perfeccionar el filo, es
decir, se ha de “afinar”.

Para ello sujetaremos la gubia como ya hemos dicho con una piedra, también
lubricada, de cantos redondeados y de grano más fino que la anterior. A medida
que vamos tallando, y especialmente en los acabados, es preciso volver a afinar
con frecuencia para asegurar la limpieza de corte.

Los nudos de la madera, su dureza, las caídas o simplemente el desgaste pueden


dentar el filo de la gubia. Para restaurarlo deberemos recurrir a la ayuda de una
muela.

El proceso de amolado es delicado, ya que requiere mucho dominio y se necesita


una esmeriladora. Por ello recomendamos esperar a tener varias gubias
despuntadas y de no disponer de ella (amoladora), acudir a un especialista.
Si molamos nosotros haremos pausas frecuentes para evitar que se recaliente la
gubia, ya que su acero podría perder el temple y se tornaría quebradizo.
Aunque ciertas marcas venden gubias con mangos de plástico incorporados, los
buenos mangos siguen siendo de madera. Recomiendo que no sean cilíndricos y si
estriados para evitar que resbalen de la mano al trabajar.

A diferencia de los formones, no deben tener virola superior, pues al golpear con la
palma de la mano, el metal nos dañará, y la maza de madera, no los deteriora
tanto. Si compramos gubias y mangos por separado, deberemos unirlos.

“Enmangar” es sencillo, con una broca fina se abre un primer orificio en el dentro
del mango, casi tan profundo como la espiga de la gubia que se ha de empotrar.
Con una broca más gruesa se perforará nuevamente hasta la mitad del primer
orificio. De esta manera crearemos un vacío de dos anchos en el interior del
mango, que servirá de mortaja a la espiga de la gubia.

“Encestaremos” la espiga en la mortaja del mango, y para fijarla, bastará empuñar


la gubia y golpear el mango verticalmente contra una mesa hasta que quede firme.

Si hubiese desajustes entre espiga y mortaja aplicaremos nuestro conocimiento de


la madera como materia viva: si mojamos el orificio del mango, al hincharse
abrazará la espiga. Si aún no es suficiente, introduciremos pequeñas cuñas de
madera.

ANA MAYADO. - España

www.tallandomadera.com

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