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diariodepontevedra|Domingo, 13 de febrero de 2011

REPORTAJE | revista! |3
cerebral hace seis meses. Hoy vive en casa de uno de sus hijos y dedica el tiempo a repasar lecturas y llevar la mano de un lado a otro de las fotografías de otro tiempo,
señalando aquí y allá el pasado que le contempla. Acaba de ser promovido para el premio Ciudad de Pontevedra, “pero no sé por qué, porque yo no tengo mérito, ¿qué
he hecho?”, se pregunta. Esta entrevista deja atrás su voz lenta y firme que obliga a buscar “exactitud y rotundidad” en las palabras, como él mismo dice. Se despide
en la puerta, alto y recto como una columna, y alarga una mano vigorosa que estrecha sin miramientos. Como para andarse con chiquitas a ciertas edades.

de izquierdas contra los de derechas”


vive y tiene 93 años. Pero mi her- y roncando de placer, y un gato “Yo tuve dos madres, tampoco quería, además. daba, y dentro del cuartel te pa-
mana María se murió a los tres, que de vez en cuando se le acerca las dos hermanas. De Podían enfrentarse a la muerte. saba lo mismo. Había un capitán
enferma, no sé si gripe. Fue en a frotarse en el lomo. la primera tengo un ­—Yo tuve un cargo importante. que me protegía. Estaba enterado
Baión. ¿Se llevan bien? Actualmente tengo una pensión de mi situación y dijo: “A Celso lo
Baión era... ­—Maravillosamente. Duermen
recuerdo muy vago, militar [enseña el carné de militar voy a tener conmigo de ayudante”.
­—Baión era un paraíso auténtica- juntos. porque se murió muy de la República: Ex combatiente Le había tocado en intendencia un
mente. Todas las familias Álvarez, ¿Cuál fue su primera acción de pronto, y mi padre se de las Fuerzas Españolas]. Fuimos mes y me llevó para llevar cuen-
de Darío, de Gerardo, hicieron una guerra? casó con su cuñada” reconocidos en 1987. tas y papeleos. Y cuando yo estaba
casita para pasar las temporadas ­—Estaba en Infantería, en Usera. ¿Qué ocurrió después? allí me acusaron de robo. Un día
en Baión a instancias de mi padre, ¿Qué tuvo que hacer? ­—Que tuvimos otro golpe de suer- unos oficiales vieron que eludía
porque mi padre estaba muy uni- ­—En el barrio de Usera teníamos “Nos reuníamos todos te. Nos detuvieron y nos llevaron a saludarlos, y dijeron que llevaba
do a sus cuñados, muchísimo. Y a 50 metros una posición fran- en Baión, que era un una concentración de prisioneros una bolsa debajo del capote y que
mi padre inició su vida de relax. quista. Teníamos que tomarla. paraíso. Mi familia, todos en Carabanchel. Y allí ya hicimos después me escondí. Pero, mira, a
Aún hace dos días fuimos a Baión Aún tengo por ahí un mechero contacto con las familias. Éramos mí me parece que te estoy dando
los Álvarez Limeses,
Emilio Álvarez Rey y yo, el hijo de de los que encendían las bom- miles de prisioneros allí hacina- la lata.
mi primo Emilio Álvarez Gallego. bas, porque había que prender la Bóveda venía a cortejar dos. Hasta que nos mandaron ¿A mí?
Lo había heredado mi padre de mi mecha, y cuando llegaba al dedo a mi prima... Éramos por remesas a destinos diferentes, ­—Sí, ¿verdad?
abuelo. el contacto, lanzarla. Ahora con muchos niños” y a Borobó y a mí nos enviaron a Yo soy periodista y vengo aquí a
Su abuelo fue Celso García de la la mudanza no sé dónde andará. Alcalá de Henares. Y ahí digo: que me dé usted toda la lata que
Riega, un diputado liberal, eru- El caso es que esa noche íbamos “Raimundo, coño, en Alcalá de pueda.
dito e historiador famoso por sus a intervenir Borobó y yo en un “En la que iba a ser Henares está este pariente mío”. ­—Bueno, me metieron ya en el
estudios sobre el origen de Cristó- golpe de mano. Nos vino a buscar nuestra primera acción de En efecto, nos juzgó un pariente calabozo diciendo que se me acu-
bal Colón, que lo sitúa en Galicia. a nosotros y a otros varios para guerra un camión no nos que era capitán auditor, de Ponte- saba de robo. “A usted le vieron
Los García de la Riega fueron una llevarnos a la Artillería de la XI vedra. Así que se movió mi familia de noche llevando esto debajo del
trasladó a Borobó y a mí;
familia vinculada a la burguesía; Brigada Internacional del general en Pontevedra. capote”. “No, ¿a qué hora?”. “A esta
progresistas casi todos, intelec- Kleber. Nos llevaron esa noche, murió casi todo nuestro ¿Qué pasó en el juicio? hora”. “Mire, yo ese domingo esta-
tuales y republicanos. Ellos, y so- y cuando apareció el camión que batallón. Fue el primer ­— Que fue una coña. En vez de ba en el cine Coliseo con un amigo
bre todo los Álvarez Limeses y sus nos iba a trasladar a la Brigada no golpe de suerte de muchos” acusarnos, nos defendían. “¿No y con dos chicas”. “¿Seguro, Cel-
descendientes, fueron duramente nos llevó. Esa madrugada se dio el estuvo usted nunca en el frente?”. so?”. “Sí, le digo el lugar, la hora,
represaliados en la posguerra. golpe de mano y falleció casi todo “No”. “¿Verdad que usted no fue la compañía y los testigos”. Esta-
¿Llegó a conocer a su abuelo? el batallón; casi todo desapareció. “Nos mandaron a Madrid voluntario a la guerra?”. “No, fui- ba con un amigo mío íntimo que
­—No. Yo nací en el 15 y el murió Una casualidad de las muchas con las tropas franquistas mos movilizados”. ¡Eran nuestros me ayudó mucho en la posguerra,
un año antes. que tuvimos. En Brunete, y otras entrando. Echamos tres defensores! que era Celso Varela. Llamó a las
¿Y cuándo se enteró de que ha- varias… ¿Recuerda su nombre? oficiales, los cuadró y les dijo: “Us-
días paseando por las
bían fusilado a su tío Darío y a “Las brigadas se quedaron a de- ­—Sí, pero, tanto tiene… -se encoge tedes han mentido y éste no es el
Bóveda? fender Madrid y yo con ellas. calles, medio achispados de hombros. artillero al que acusan de robo”.
­—Por Bibiano Osorio-Tafall. Yo co- Recuerdo que en febrero del 37 y esperando solo a ser En el libro Homenaxe a Borobó Les explicó mi coartada. Y te digo
nocí a Bibiano a los 15 años cuan- me ascendieron a sargento y lo detenidos” habla sobre esta circunstancia que no sé si fue peor, porque lo
do era mi profesor de Física en el pasamos mal en el frente que por Xabier Baltar Toxo. El juez era el que siguió a eso es que hubo más
instituto de Pontevedra. Había Majadahonda y Las Rozas trataba señor Artime, pariente del padro- persecución.
sido después alcalde de la ciudad, de defender la capital; acabamos nés Estanislao Pérez Artime, co- Ya se había acabado Baión.
y en la guerra fue un hombre con en El Pardo, donde se consolidó nocido como Tanis de la Riva, que ­—¡Ah, aquello! Fue terrible. Se
un gran cargo, comisario general nuestra posición, pero lo peor fue fue presidente de la Deputación de acabó todo, todo. La mayor re-
de los Ejércitos de la República, aquel día en que quedamos cinco A Coruña en los años 30 y amigo presión fue en ese año y pico que
y acabaría siendo después de la hombres con tres cañones frente tros obedecimos y nos fuimos a íntimo de Valle Inclán. “Parece estuve en la cárcel. Se ensañaron.
guerra subsecretario de Naciones al fuego enemigo: las pasé regu- Madrid en un coche que tenía yo que o Sr. Artime retrasa o asun- Con los Álvarez, todos. No les
Unidas. Un día de descanso en lar”, le contó hace años al escritor a mi servicio. A medida que llegá- to para que pase a data do 20 de dejaron trabajar, los degradaron.
Madrid, en plena guerra, aprove- Arturo Ruibal. En Brunete estuvo bamos nos íbamos encontrando novembro, aniversario do fusila- Mataron a Darío, a Bóveda. Lo
chamos Borobó y yo para ir a ver- a las órdenes del general Rojo. una desbandada general, porque, mento de José Antonio, esperando destrozaron todo.
lo para que arreglase la situación Disparó, tiró bombas. claro, estaban entrando las fuer- que baixaran os ánimos exaltados ¿Su mujer era la chica que había
política de mi amigo, que estaba ­—De todo. Pero bueno… zas franquistas. e de represalia dos vencedores. En ido al cine con usted cuando le
en las juventudes de Izquierda Re- Era la guerra. Ustedes como el borracho del decembro é o Consello de Guerra, acusaron de robo?
publicana, el mismo partido que ­—Era la guerra, sí. Tuvimos suerte, chiste, en dirección contraria. e o Sr. Artime presenta a instruc- ­—No, la conocí en el fútbol. Ella
Tafall. Él se llevó una sorpresa y siempre hablo en plural por Bo- —¡Claro! Recuerdo que hubo un ción do caso de xeito que a causa y su pandilla eran asiduas. Iba
tremenda al verme llegar, claro. robó. Las únicas líneas que escribí control con unos guardias que nos queda sobreseída, é dicir libres e con sus amigas a Pasarón. Yo
Fue él el que me dijo que un año de la guerra fueron por él, y fueron decían: “¡A dónde vais a Madrid!”. sen cargos”, escribe Baltar. Cuando también iba; estuve muy metido
antes habían fusilado a mi tío Da- ésas [señala un libro, Homenaxe a Pero estábamos destinados ofi- acabó la guerra, De la Riega supo en el fútbol y jugué mucho. Tam-
río y a Bóveda. Yo no tuve contacto Borobó, Ediciós do Castro, 2003]. cialmente en Madrid. Quedamos que uno de sus hermanos había bién haciendo el servicio militar
con nadie de mi familia hasta que Siempre he estado con él, y hasta Borobó y yo tres días allí, ayuda- luchado en el bando contrario. jugaba en los campeonatos que se
nos encarcelaron. El contacto con el final mantuvimos una amistad dos por una familia que conocía- Fernán Gómez escribió que no organizaban.
Tafall sirvió a muchos después de muy íntima. Cuando nos hicieron mos, medio chispas, hasta que nos había llegado la paz, sino la vic- ¿En qué posición?
la guerra para acusarme de ser su prisioneros, nos juzgaron a los dos detuvieron. toria. ­—De mediocentro.
secretario; era falso. con otros treinta prisioneros. Pues ¿Borrachos? ­—Yo me vine a Pontevedra… ¡y Era de toque y clase, o más físico,
Hasta este verano, Celso García de de esos treinta compañeros caye- ­—Bueno, achispados. tuve que hacer el servicio militar! de los defensivos.
la Riega vivía solo en el piso que ron más de la mitad fusilados. ¿Llevaban uniforme? Dos años y pico. Fue humillan- ­— Bueno, por mi estatura iba
compartió con su mujer, Merche ¿Cómo los detienen? ­—Nos cambiábamos de atuendo. te. Para mí, peor que la guerra y muy bien por alto… Yo era de
Bellver, en la calle Eduardo Pon- ­—Al final de la guerra yo tenía un Andábamos por la calle sin rum- la cárcel juntas. Hubo una per- todo, repartía el juego. Jugué en
dal. Pero un microinfarto cerebral puesto de mando en Valencia, co- bo. Íbamos gritando “¡Viva don secución tremenda. Estuve sin el campeonato de los modestos
le obligó a plegarse a los deseos de misario de guerra en Intendencia, Juan!”, y nos paraban a preguntar: permisos y perseguido por cierta de Pontevedra, con el equipo de
sus hijos, y en la actualidad vive y Borobó también tenía su puesto “Qué don Juan, ¿de Borbón?”. “No, oficialidad de ahí, de Campolongo. Artillería. Y jugué en la guerra la
con uno de ellos en Doctor Fle- de mando en otra unidad. Cuan- ¡el Tenorio!”. Vimos a algunos pai- Una coña. final del Ejército del centro; tenía-
ming, un piso por el que se cuela do estaba acabando fuimos nom- sanos nuestros que nos conocían. ¿Qué le hicieron, por ejemplo? mos un equipo en nuestra unidad.
de mañana el sol de febrero, y en brados para Artillería de nuevo. Estábamos esperando realmente a ­—¡Pues me acusaron de robo! A Perdimos 2-1 contra Transportes;
donde el anciano convive con un ¡Terminando la guerra!, ¡faltaban que nos detuviesen. No podíamos causa de esas familias que tenías tenían jugadores del Atlético de
bulldog que duerme tirado al sol solamente unos días! Pero noso- salir, no podíamos movernos. Y yo en Pontevedra había quien te ayu- Madrid, y claro.

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