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Reseña "El Vals Lento de Las Tortugas"
Reseña "El Vals Lento de Las Tortugas"
CULTURA
Katherine Pancol
reinventa su
bestiario de oro
‘El vals lento de las tortugas’ se adentra en
el ‘thriller’ e incorpora un asesino en serie
que Magris llama «epígono precursor», y al- (en el tono a veces distante de Lernet-Hole- nia nos deja (a mí me ocurre al menos) con
DECADENCIAS go antes de Alexander Lernet-Holenia nia) las aventuras del teniente Wallmoden, las ganas de una biografía de este refinado y
(1897-1976), traducido en España cuando que se ve inmerso en la invasión alemana de como ajeno personaje austrohúngaro que
LUIS ANTONIO aún vivía en colecciones de signo popular, co- Polonia. Crudeza, amor, intriga y elementos empezó siendo poeta con el aplauso del pro-
DE VILLENA mo una rareza mal ubicable, y que desde ha- fantásticos si no preternaturales, nos llevan a pio Rilke y que en sus relatos posteriores pa-
ce pocos años va logrando el lugar que le co- la dura evocación de una situación de guerra rece que nunca dejó de extrañar aquella na-
rresponde. Siruela publicó El barón Bagge y, (que aquella censura juzgó poco estimulante tal Viena de las Habsburgo y de la cripta de
Lernet-Honelia, más recientemente, Minúscula –una editorial
que ironiza con su nombre– El joven Monca-
para los nazis) en medio de personajes, inclu-
yendo al autor, que son seres desolados y
los Capuchinos, por no decir (demasiado fá-
cil ahora) de la Marcha Radetzky...
austrohúngaro da y ahora Marte en Aries.
Tras luchar en la Primera Guerra Mundial,
magníficos, príncipes de algún extraño reino Un mundo perdido de pasiones refinadas,
caballeros teutones, exquisitez sensual y un
El final del Imperio Austrohúngaro, en 1919, adoptar los apellidos de su madre y hacer ho- aura de flores ultramundanas olidas como al
no sólo dejó la nostalgia de una cierta Euro- nor silente a la leyenda que le hacía hijo no azar en el descote de una dama, una noche
pa perdida, una secuela de países que no ha reconocido de un archiduque imperial, Ler- Viaja con la melancolía pasada casualmente en un castillo de Bohe-
cesado de fragmentarse, sino (y a lo que va- net-Holenia (pelo planchado, rasgos refina- del Imperio caído y mezcla mia por un aristocrático teniente que va de
mos) un espléndido grupo de escritores que dos, larga boquilla) viaja con la melancolía regreso hacia su regimiento... Además, ¿qué
fueron desde Rilke o Von Hofmannsthal has- del Imperio caído y mezcla en sus escritos
historias de guerra, amor le contaron de los sótanos de aquel palacete
ta Joseph Roth, Hermann Broch (La muerte historias de guerra, amor y un sentimiento y afición al ocultismo montuoso? ¿Quién era el caballero, amigo de
de Virgilio) o Paul Celan, hasta algunos otros aristocrático de afición al ocultismo que le lle- la dama, que se unió inesperadamente a la
que pudieron tenerse como inicialmente me- va –como si él mismo lo reencarnase– a escri- copa final? ¿Por qué no vió a nadie, al partir
nores pero que no han hecho –siendo ellos la bir una singular novela sobre El conde de perdido, que mueven su distinción y sus som- al alba con un raro mensaje, cuando todo pa-
postrimería de aquella Mitteleuropa– sino co- Saint-Germain (1948). Escrita en 1941, pero bras como en una dimensión que los demás recía desierto? Este es el clima (en una singu-
brar cada vez más importancia, hablo desde publicada sólo después de la guerra, por cau- podemos presentir, pero sólo contemplar o lar escritura) de Lernet-Holenia. Con Von
luego de Gregor von Rezzori (1914-1998) al sa de la censura nazi, Marte en Aries cuenta conocer a medias. La lectura de Lernet-Hole- Rezzori el irreal fin de un Imperio.