la pasión me forzó a divulgar un te amo, intentando retener la calma de algo incierto.
Hasta hoy creí amarte, hasta hoy que te he perdido
en este momento solo quedan recuerdos, esos recuerdos que hoy son nada y ya se han ido.
Camposanto de gélido infortunio,
ansiedad cohibida por el inclemente infierno donde nada crece y todo reaparece de imprevisto.
Sepultura, tugurio escondido por inciertas circunstancias
devuélveme la fe, quítame tu esencia; sin delirio completa de olvido todo lo vivido.
Esclavo de una muerte ingenuamente anunciada
pronunciando estarás oraciones de singular amargura, moldeando en las tinieblas una cruz de engaño, velando el ínfimo suspiro de un escuálido gozo.
Más cuando la primavera agonice, llorarás cobarde
sin saber que fue frágil ese amor extraño; sumiéndote en la condena de un amor que nada espera, de un amor que no es amor, de un amor sin fe, sin alma.