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Hace tiempo que tengo en la cabeza el darle un fin a uno de los pj's (si juego a rol y todavía no he

matado a nadie) al cual le tengo bastante cariño. El personaje lo use para varios servidores de rol del
WOW en el que estuve (por más o menos tiempo). Se que no es un final bonito, pero al menos para
él me parece justo.

Sentado en su silla, contemplando tras la máscara que oculta su rostro, la poca luz de una vela,
Drak, el rojo, observa un retrato mientras cabila en sus fueros.

“Luzbel hace ya casi cien años que te busco, se que en su día te falle. También se que ahora soy un
mero rastrojo de carne con muchos remiendos.

No existió día alguno que no pensase que tu mirada me volvería a iluminar. Pero eso ya es del
pasado. Te falle, os falle y ahora tras cien años más de no vida he de decir que cometí un grave
error.

¿Sabes? Aún llevo tu precioso chal rojo, a veces, trato de olfatearlo y creo oler de nuevo tu
perfume. Aunque después me acuerdo que en mi actual condición el olfato es una cosa que brilla
por su total ausencia.

He estado errado pero hoy, hoy comenzaré de nuevo.”

Drak, dobla con sumo cuidado el pergamino y lo guarda en uno de los bolsillos ocultos de su
armadura. Acto seguido, de su escritorio saca un pequeño cofre y una llave, dejando ambos objetos
al lado derecho de la mesa. Con un rápido gesto carga un poco de tinta y prepara una cuartilla de
pergamino comenzando a escribir lo siguiente:

A la atención del supremo General de los ejércitos de Entrañas

Le escribo esta misiva para darle constancia de que formalmente solicito mi excedencia como
coordinador del servicio de morteacechadores de su majestad la Dama Oscura. El motivo de la cual
es debido a un asunto concerniente a ciertas pesquisas que estoy realizando y tengo la certeza que
desapareciendo de la esfera pública por una buena temporada pueda lleva mi investigación de forma
más cómoda y sobretodo profundizar en mis pistas.

Le adjunto una llave para abrir un cofre que le será entregado según el procedimiento 320-K le
ruego que pasados tres días lo habrá.

En el mismo le adjunto un libro que he ido confeccionando durante el paso de estos cien años, en el
cual encontrará información vital para el próximo jefe del servicio, dejo a su entera discreción el
revelar parcialmente o totalmente el contenido concerniente al servicio. También encontrará
anotaciones de carácter personal las cuales si lo desea puede arrancar y quemar.

También se encuentra dentro del baúl un listado de cinco posibles candidatos para el puesto que
dejo vacante. Creo que la lista cumple todos los requisitos, nombres reales, dirección de su vivienda
habitual, doce últimos trabajos realizados, lista de amistades, vicios, etc. Como en el caso anterior
puede seleccionar al que crea más conveniente o bien realizar una serie de pruebas, pero
repitiéndome eso queda a su total discreción.

Por ultimo decirle que podrá recoger el uniforme que se me ha regalado por ostentar tan prestigioso
cargo en la decimotercera tarima contando desde el arcón de la cama de la segunda habitación de la
taberna que regenta Renee en el pueblo de Rémol. Descuide la habitación quedará cerrada con llave
y solo Renee le entregará a usted la llave.
Sin más que decirle me despido, atentamente:

Ojos

Después de esto mete la cuartilla en un sobre y lacra el sobre con el sello. Hace llamar a su
ayudante al que le entrega el sobre, vuelve a llamar a dos morteacechadores a uno le da la llave y a
otro el cofre. Tras darles las ordenes, cierra la puerta de su despacho y sale por una pequeña
trampilla que daba a la calle. Monto a lomos de su caballo y troto a paso lento por las calles, las
miradas furtivas y penetrantes mezcladas con las miradas de miedo o más bien pavor eran dirigidas
a él. Su puesto no era precisamente para forsakens honrados, pero él sabe que alguien tiene que
hacerlo. Cuando las miradas pasaron a no existir, el adoquín paso a ser prado y cerca estaba una
taberna. Tras dejar amarrado a su caballo desmonto y cruzando el umbral hasta la barra donde
estaba Renee, le dijo en un tono seco:

– Necesito una habitación, normal tampoco nada ostentoso y a la que solo la abrirás al sumo
ejecutor de Entrañas, es un asunto oficial.
– Todo lo que sea necesario para servir a nuestra señora la Dama Oscura.
– Bien, ahora conduceme hasta la habitación y por cierto ten el pago por tus servicios. Drak le
da una pequeña saca con monedas de oro a Renee.
– Pero, señor-mira a la saca perpleja- esto es excesivo.
– Es el justo pago que recibe una fiel servidora a la Dama y recuerda que es de muy mala
educación rechazar un regalo. Ahora ve a atender al resto.

Drak espera durante unos segundos en el umbral de la puerta hasta que Renee se marcha y no nota
que nadie le esta siguiendo, acto seguido como un rayo cruza el umbral y cierra la puerta tras de si.
Lentamente se quita el uniforme y se pone unas ropas más mundanas, su rostro queda al
descubierto. Pone su cabeza sobre la puerta y escucha durante unos minutos, cuando el cree que esta
todo tranquilo sale. Comienza a caminar en dirección a un pequeño bosque que en el medio se
encuentra un lago. Sentado en la orilla comienza a observar tratando de encontrar su pequeña
entrada a su cueva, al final lo consigue y comienza a entrar en ella. Una vez que llega a la parte que
habilito como casa. Y tras coger una pequeña botella de vino tinto se sentó en una especie de sofá
confeccionado toscamente con trozos de cuero de distintas pieles. Tras sacar el corcho de la botella
con la putrefacta boca y darle un buen lingotazo sacó de nuevo el pequeño pergamino con el retrato
de su amada. Y comenzó a hablar en alto, como si estuviese hablando con la mujer del retrato:

“¿Sabes? Ya no soy el que era, antes era bondadoso, justo y generoso. Ahora... ahora solo soy el
viejo al que le mandan sacar la basura. Cuando eramos felices era el pequeño benefactor de la aldea,
ahora si no me ponga esa absurda máscara seré aquel que en su día fue acusado de alta traición, si
mi estrella un traidor, no por favor no pongas esa mirada triste.... hay dolor en esa mirada, quiero
volver a amarte, pero tú ya solo eres un sueño y yo quiero dejar ya de soñar. ¿Sabes? Tu precioso
chal rojo se ha llenando de sangre, sangre de los enemigos que me ordenaban asesinar. Me he
convertido con el tiempo en un asesino impasible y eficaz a la orden de mi señora la Dama Oscura.
Tengo demasiados esqueletos en mi armario y aunque durante este tiempo he tratado de buscar la
luz que tu me distes, de tanto buscarla en mis adentros solo he ido lentamente a la parte más oscura
de la caverna y ahora no se encontrar el camino de vuelta. ¿Y que me queda después de toda esa
falsa ilusión de vida? El repudio de mis iguales, esta caverna y que cuando me ¡pongo esa maldita
máscara soy temido! Pero te prometo que eso va a a cambiar”
Rápidamente coge su pequeña pistola y posa el frío cañón en la sien.

“Adios muerte, hola vida”

Acto seguido el forsaken aprieta el gatillo, haciendo que sus sesos se esparzan por toda la
habitación.

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