Miarginados en Madrid
hacia 1600
Jesus Bravo Lozano
IL tema de los marginados va ganando iniportancia en la actuali-
dad, tal vez porque nuestros conocimientos sabre las clases domi-
nantes son ya bastante profundos y ello nos obliga a una amplia-
cion de nuestro campo historico. Me atrevo a apostar desde aqui por la
definicién de una apasionante tarea para los historiadores: conocer,
delimitar, explicar el confuso mundo de los pobres y marginados en la
Edad Moderna. Creo vislumbrar una parcela especifica de la Historia a
caballo entre la historia economica, la social y la de las mentalidades: la
historia de la pobreza y la marginacion.
El problema basico de esta area sera el de las fuentes. No voy a insistir
mas en un dato obvio: los pobres y marginados no hablaron ni escribie-
ron. Unicamente se dejan oir y columbrar desde el otro lado del grueso
cristal del Estado o de las instituciones estatales o privadas. A través de
esas instituciones vemos gesticulary moverse alos pobres y marginados.
Pero apenas les entendemos. El Esiado, por su parte, legisls abundante-
mente sobre ellos, les castig6, a veces logré obligarles a producir; la
Iglesia pensé en eltss. Ir ntendid, los nobles les dieron algunas limosnas,
lus preaicadores tomaron como tema cuanto ellos representaban. Catoli-
cos y protestantes abordaron el problema desde perspectivas distintas.
Hoy, en consecuiencia, esta en auge una investigacton histérica de gran
valor sobre estos grupos sociales, intentando superar las dificultades
apuntadas (1). Concluiria este enfoque general con una frase que a
grandes rasgos puede ser exacta; el pobre-marginado como arena intro-
ducida en el engranaje de la maquinaria estatal a la que hace chirriar.
Este chirrido es lo que ante todo percibimos los historiadores, y nuestra
pretension es llegar hasta la arena que obstaculiza lamarcha del Estado.
I) Asi Gutton, Pullan, Pailagean cx sus obras sobre ob tema genitica de tos pobres y en diversas etanas y momentos
hisibricos,trabajo que planteo no
pretende establecer tipo-
logias exactas. Hablo en gene-
ral de «marginacién»; y no
simplemente de «pobreza»,
Las personas que vamos a es-
tudiar no se hallan integradas
—en general— en el aparato
productivo y social. Incluso
los oficios que muchas de las
personas tienen no gozan de
consideracion social ninguna,
hallandose totalmente al
Margen incluso de los tradi-
cionales oficios «mecani-
cos» (2). Ademas, en muchas
de estas personas creemos en-
contrar una negativa volunta-
ria a integrarse en el esquema
productivo de su sociedad.
Tampoco abordaré la pro-
blematica en torno al nivel
cambiante de la pobreza; sien
cambio nos detenemos en ese
transito insensible entre la
pobreza y las formas mas ele-
mentales de delincuencia, sin
(2) Mas adelante nos detenemos en ta
consideracion pormenorizada de algu-
nos ofictos.
pretender establecer una rela-
cion cuantitativamente
exacta entre los términos
marginacion-pobreza-delin-
cuencia. Nuestra documenta-
cidn no parece dar para tanto
EL DOCUMENTO.
A peticion del alguacil de va-
gabundos Francisco Lopez, en
el ano 1600 diversos escriba-
nos de Madrid dan fe de los
detenidos por dicho alguacil,
de las acusaciones existentes
contra ellos, de las sentencias
que sobre ellos recaen y su
cumplimiento a través todo
ello del aio 1599 y 1600, La
peticion del alguacil viene
firmada por el corregidor de
Madrid Mosén Rubi de Bra-
camonte. Todas estas garan-
tias de «minuciosidad» no son
necesariamente garantias de
«objetividad», Ante todo
nuestro documento se_pre-
senta como el «curriculum vi-
tae» de un funcionario de-
seuso de ascensos, en segundo
lugar algunos casos no pare-
cen claros del todo, y otros tal
vez estén algo distorsionados.
A pesar de todo considero el
documento de un enorme va-
lor testimonial
Podemos distinguir en el con-
junto de documentos las si-
guientes secciones: presenta-
cion por cuenta del corregidor
Mosén Rubi de Bracamonte,
informes de los escribanos
Obregon, Galvez de Heredia y
Correas y, finalmente tres fo-
lios sueltos, con varios arios de
diferencia, tal vez unos 20,
pero que tienen una cierta
unidad tematica: delincuen-
cia y marginacién en Ma-
drid (3).
En conjunto los tres escriba-
nos dan fe de que el Alguacil
don Francisco Lépez ha acu-
(3) Procede del A. G.S., seccién P.R.,
1.86. Acompanado de una serie de do-
‘cumentos referentes a la «Junta de Re-
formacién», 1618-24), De ahora en ade-
lante no citaremos més la signaiura, por
quedar suficientomente claro con ésta
71‘También la Inquisicion formaba parte del aparato represor de
‘por este tribunal, (Auto
sado y detenido a 185 perso-
nas, de las que aportan unos
datos elementales. En base a
estos datos realicé una ficha
para cada uno de los
acusados-detenidos con estos
apartados:
Nombre
Apodo-Alias
Edad
Procedencia
Oficio
Delito
Sentencia
Cumplimiento
Reincidencia
Explicaré brevemente. El
«Apodo-Alias» recoge los di-
versos nombres que a veces
presentan, o los defectos fisi-
cos que caracterizan a la per-
sona en cuestion. En cuanto a
la «Edad» no podemos pedir
mucha precision, tinicamente
en algunos casos hemos reco-
gido anotaciones genéricas
que permiten hablar de «ma-
yoria de edad» o eminoria de
edad». La «Procedencia» creo
72
que es de gran interés para el
conocimiento deun Madrid ya
entonces en un crecimiento
entre anarquico y barroco, y,
en todocaso, incontrolado. No
siempre es posible establece
la procedencia de los encau-
sados, pues existen numerosas
indicaciones genéricas «de
Avila», etc.; por otro lado son
escasos aquellos que se nos
presentan como nativos de
Madrid. He adoptado el crite-
rio de hacer madrileno a todo
aquel del que no constaba
ningun indicio acerca de su
origen, criterio debil, pero
creo que no del todo des-
acertado. Respecto al apar-
tado «Oficio» hay que decir
algo semejante. Consta en po-
cos casos, lo cual no querra
decir que el resto de los encau-
sados careciera de él. Delito:
real o supuesto, la acusacién
bajo la que se detiene a al-
guien. La formulacién es a ve~
ces muy amplia, por lo que no
parece que el alguacil tuviera
tuna idea especialmente pre-
‘sociedad: delitos come Ia bigemia o elincesto podian 8
"een la Piaza Moyor de Madrid)
cisa sobre delitos. Por ello su-
geriamos antes que el alguacil
parece actuar mas por im-
pulso de su celo excesivo, que
por imperativos legales. Sen-
tencia y Cumplimiento reco-
gen la condena y su efectivo
cumplimiento, que puede ve-
nir rebajado al ser revisada la
causa por los alcaldes 0 por el
consejo. Reineidencia. A veces
el delito consiste en haber in-
cumplido una sentencia ante-
rior, por ejemplo, quebran-
tamiento de destierro pre-
viamente impuesto. A través
de este apartado conocemos
en muchos casos él cumpli-
miento efectivo de una sen-
tencia previa.
No he introducido en las fi-
chas un apartado para Sexo,
aunque en el trabajo cobre
cierta importancia el estudio
de este aspecto: la delincue
cia femenina y sus caracter'
ticas.
Como ejemplo transcribo va-
rias fichas, de las mas comple-
tas. En general los escribanos