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La aparición triunfal

Si bien es cierto que la creación de los inodoros vino de mano de un hombre, la demanda para su
aparición – a pesar de que nadie lo pueda constatar – debió de provenir de parte del sector femenino, pues
ellas históricamente son las que se han encargado de la limpieza en casa, y las que en esa horrenda fase
oscurantista se encargaban de lavar esas mal olorosas bacinicas que usaban todos los integrantes de la
familia, amén de que por estar cerradas automáticamente distintos a los varones, exigen de mayores y más
cómodas facilidades a la hora que la naturaleza llama.
 
Así pues, la invención del más rudimentario de los inodoros fue en 1589 por el inglés John Harrington,
quien lo bautizó como water closet o w.c. por sus siglas en inglés. Este sistema incluía el mecanismo de
descarga de agua accionado por una manilla y un tanque de almacenamiento, el cual – cosa curiosa –
podía servir al mismo tiempo como pecera para decorar la habitación. De ahí a la fecha los cambios del
sistema de desagüe y estética fueron tan variados como la creatividad humana llega de lejos, pues quienes
comenzaron a fabricarlos y comercializarlos de forma masiva eran quienes hacían las vajillas de
porcelana de la época.
 

Paradójicamente y contrario a su mala fama, en 1668 el gobierno parisino fue el primero que ordenó la
implementación de estos dispositivos en las casas, mientras que en Londres la medida se tomó hasta el
año 1848.

La era digital… en su baño


Ya metidos en la cuestión de que el sumirnos en un “estado contemplativo” implica buena parte de
nuestra vida pues – según mis cálculos es algo así como 380 días a razón de 20 minutos diarios viviendo
75 años -, a través del tiempo no la hemos ingeniado para mejorar sustancialmente estos muebles, no sólo
en cuanto a estética sino en funcionamiento. Por ello, la era digital ha traído consigo inodoros inteligentes
que tienen funciones automáticas y por control remoto, por ejemplo: por medio de un sensor de rayos
infrarrojos suben o bajan la tapa al acercarse – alejarse, calienta el asiento, con un chorro de agua limpian
y luego secan con aire cálido las áreas nobles del usuario, además de desodorizar instantáneamente el
ambiente; eso sin olvidar a los que cuentan con la posibilidad de hacer estudios de orina útiles para
diabéticos.
Así que no cabe duda, si hay un invento que ha cambiado por completo la vida de las sociedades, ese es
nada más y nada menos que su maravilloso sanitario.

http://gilsa.wordpress.com/2010/04/20/inodoro-el-mueble-que-cambio-la-historia-2/

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