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LA PATRANA D. ‘ALGUNAS VERSIONES Figura harto conocida de los carnavales europeo: bre disfrazado de mujer embarazada!. Con o sin do, la aparicién de dicho personaje entra de lleno en grotesca del cuerpo”’ y en el vitalismo cémico-fisiol ) Bajtin rastrea en la obra de Rabelais y en determinados de lo que llama “‘la cultura popular de la Edad Media y d nacimiento’”?. No cabe duda de que el hombre prefiado: puede pasar por la encarnacién misma del espiritu festivo d naval, ya que sintetiza, en tono de broma, la funcién genét el mecanismo de inversién transgresiva que-antropdélogos kloristas suelen considerar elemento esencial en las fiestas de tipo*. es a son homme enceint et sa famille des ma- les poussant un gros bebé, Leur comportement est partout des plus libres, des plus transgressifs’’, D. Fabre y C. CAMBEROQUE, La féte en Languedoc. Regards sur le carnaval aujourd’hui, Toulouse, 1977, p. 165. ‘También insisten sobre el tema C, GAIGNEBET y M. C. FLoRenTin en Le carnaval, Payot, Paris, 1974, p. 148 (tipo de “‘vieja’” embarazada). 2 Sobre juegos y representaciones de esta indole en los carnavales del siglo xvi, S. Kinser promete un estudio en un libro de préxima aparicién, The Birth of Gargantua. (Véase M. Grinserc y S. Kinser, ‘“Les combats de c: val et de caréme”’, AESC, 38, 1983, p. 84). MIKHAIL BaKHTINE, L ‘ounre de. cois Rabelais et la culture populaire au moyen age et sous la Renaissance, trad., par J bel, Gallimard, Paris, 1970, no menciona explicitamente el tema encinta, pero define el contexto mental en el que pudo elabora 6): nétese que inicia su estudio de la ‘imagen grotesca del cuerpo’ ~lisis de una escena de la Commedia dell’arte que representa el de una palabra por un tartamudo (pp. 302-308). > Cf. Jutio Caro Baroja, El carnaval (andlisis histérico-cul Madnid, 1965, passim. 1 “Chaque sortie de masqu nos, a algunas © indeterminado ‘eras entre dichas figuras resultan ¢ imponer categorias y clasifica sus funciones y medios ambiental ; cambien sus atributos y caracteristica: Pectos marcadamente falicos, pa! j ti comportamientos y por el manejo de Ja mee eee © rabo de zorro, cuando no de un mero por si j “hombre salv: repetida asociacién al gallo y su semen ond ee ie Je’’, también provisto de clava y cargado de i males y eréticas*. i re Si enbSe més destacadamente en lo que concn aa bo, algunos de estos ‘‘locos”’ manifiestan una carenc’ s 0 menos . dad obvia, e incluso adoptan posturas y ¢atacleystitas i aaa femeninas: si el bobo ¢s buey, come 10 ques: © 0Y= sais saa resulta asombroso que muchas veces revista el traje de mujer’, . = ciones: pes 4 les, no es infrecuente qui s), presenta a menudo: tentizados por ciert 1e, del matapecad * De la rica literatura historiografica y critica relativa al bufén, sélo oe tacar€ la reciente obra de M. LEVER, Le sceptre et la marotte. Histoire des fous d cour, Paris, 1983; por lo que respecta a los mentados accesorios, véanse io a gestivos ensayos de F. MARQUEZ WILLANUEVA, ‘‘El caballero del verde ca a y su reino de paradoja’’, Personajes y temas del “Quijote”, Taurus, Madrid, t y > sobre todo pp. 219-227; y Eucenio Asensio, Jtinerario del entremis, Gredos, Mar Grid, 1965, pp. 20-24. Este tiltimo se centra en el personaje propiamente tea- ‘ral del simple de los entremeses, que tampoco es una figura hornogénea, ya (que se descompone en pastor, sacristan, criado gracioso, etc. , Protagonistas afines, pero no del todo idénticos y muchas veces nada locos, por cierto. Rat wok Hess generaliza demasiado al identificar al ‘‘bobo’’ con el ‘‘fol’* del tea- 20 religioso (Fi drama religioso romdnico como comedia religiosa y profana, trad. Ry Ge In Vega, Gredos, Madrid, 1976, pp. 238-248, “Bobo y Fol’), * CL J. Canavaccio, ‘Los disfrazados de mujer en la Comedia’, La Jer on el teatro y la novela del siglo xvii, Actas del Segundo Cologuio del GESTE, Tou Université de Toulouse-Le Mirail, 1979. Sobre el proceso de afemin de un rey que se dice a sf mismo “‘bobo e inocente’’, véase A. Lewis Gy wes, “El monje-rey y la mujer-vardn en Le campana de Aragén de Lope de pak Crindo de Val (ed. ), Lope de Vega y los ortgenes del teatro |, 1981 rivarfan personajes tan dispares como Sanché Tonto de los cicntoePOlKlerese También se h frar en el universo literario-lidico de Ia sottie la aplica cédigo secreto que entrafia constantes referencias a la sexual’, Queda bien claro que en este apareamiento de las activ mentales y sexuales, y en la consecutiva adecuacién de una ciencia en el raciocinio con una carencia de virilidad (ya que guin una concepcién multisecular, el varén y el buen razonar s¢ moderadamente calientes, mientras que el desvariar y la mujer son frios y htmedos), se puede detectar la manifestacién de una ideologia dominante falécrata y falocénwrica. En esta circunstan- cia, todo esfuerzo por anular a tal o cual tipo de individuo, inelu- So a una clase social entera (caso que se da, por ejemplo, con los rusticos del entremés y de la comedia barroca, blanco de las bur- las despiadadas con que se refocila un piiblico urbano y aristocra- tico), implica necesariamente poner en entredicho la virilidad de las personas y de los grupos a los que cabe mantener en estado de inferioridad y subordinaci6n. Sin embargo, no por eso dejan de existir, en las mismas en- trafias de Ja ‘‘cultura folklérica’’, los vestigios de un complejo de ideas no explfcitas, pero invertidas en imagenes, ficciones y se- cuencias rituales, y que, por lo tanto, no se reducen a actualiza- ciones de un arquetipo socio-psicoanalitico abstracto: ideas segan las cuales los atributos y comportamientos “‘femeninos’’, al ser adoptados por un hombre, no implican ninguna negatividad. Se trata, en tal caso, de una feminidad deliberadamente asumida, 6 Esta es la postura de M, MOLHO, que quiere ver en Sancho y Juan Ton- to encarnaciones de un arquetipo reversible (el “tonto-listo”’ o ‘‘necio-astuto”), cuya ambigiedad inicial, mental y sexual, permite un movimiento de inver- sién revanchista y de afirmaci6n final del varén triunfador (‘Rafe folklérica de Sancho Panza’’, en Cervantes: raices histéricas, Gredos. Madrid, 1976, pp. 217 ss.). Consiiltese también a MOLHO sobre el aspecto sexual de esta reversi- bilidad: “‘Dofia Sancha (Quijote IL, 60)”, HJMB, pp. 443-448; y sobre algunos cjemplos del hombre-mujer en El retablo de las maravillas, Cervantes..., DP. 176-187. : ‘I. NELSON, La sotlie sans souci. Essai d’interprétation homosexuelle, Paris, 1977. La demostracién, por ser demasiado sistemAtica, no resulta del todo con- vincente, pero tiene el mérito de de manifiesto un aspecto im del folklore de los ‘‘locos’’. Co con las penetrantes observacic C. Gatcnener, ‘Le folklore enfa Le folklore n ris, 1974, pp. 33-168. * Procreaci6n, se Jj en, dido y permanecta latente en tode que resultaran Privilegiadas las mujeres, Este concepto, junto a la funcién del semen masculino, a veces : liar —cuando no de eficiencia nula—, pudo generar. : de que ¢s al hombre y no a la mujer a quien le falta algo, ya que He €8, como ella, capaz de reproducirse. Tanto es asf que ae '@ruica revancha’’ por la que se realiza el hombre no p Fa Castracién simbélica del padre, sino por la apropiacién mimética del poder generatiyo detentado por las mujeres (y superlativamente Por la madre), Esta apropiacién se leva a cabo en ritos y pro- yecciones imaginarias con los cuales, desde la mera imitaci6n (dis- fraz femenino) hasta la tentativa de identificacién (subincisién), se llega a una suplantaci6n casi efectiva (couvade). Las representaciones folkléricas del “‘loco’” resultan, por tan- ‘0, tributarias de varias capas culturales y de una herencia milti- ple: llevan siempre el sello de una negatividad degradante plasmada ©n las premisas de la ideologia patriarcal; pero también bic lan remotas reminiscencias y retazos de un sistema de asociacio- nes, acaso mds hondamente arraigado que el racionalismo falocéntrico, Este sistema vincula al loco, vector de fuerzas ger- minales y no desarrolladas, con el tiempo cosmogénico anterior 4 las diferenciaciones sexuales, anterior incluso a la escisién entre no ser, verdad y error, cordura y desatino: caos y edad de ser y ore confundidos en una misma matriz®. Este papel desempeiiado por distintas formas de ‘‘] de passage, como los practicados en los albores del ta de Inocentes, Obispillo, etc.), en el carnaval o« ya que dichos ritos implican una vuelta provisi los origenes. Y explica también las frecuentes genético-andréginas y los procesos de inversién asociad ‘intos tipos de “‘locos’’: regreso al niicleo primige! la. al que dan cuerpo la figura burlesca del ‘hombre prefiado”’ Partos simulados que entrafian tantos ritos iniciaticos". I. DIsPARATES Y CUENTOS EROTICO-AGONISTICOS 1. El motivo del hombre prefiado aparece en primerJugar co- mo uno de los miltiples absurdos de que estan plagados los “*cuen- tos de mentiras’’ y ‘‘coplas de disparates’’'. Ya se sabe que ® Sobre la relacién del “‘loco’”’ o ‘‘bufén”’ del teatro sAnserito (el Vidusa- ka) con el Netherworld cosmogénico, véase F. B. J. Kuirer, Varuna and Vidusa~ ka. On the origin of the Sanskrit drama, Amsterdam, 1979, cap. 2. 19 Por eso puede decirse que la imagen del hombre prefiado corresponde a un esfuerzo por superar el proceso de desvirilizacién, que produce “‘un tipo tinico de infrahombre esterilizado, incapaz por definicién de procrear, fisiolé- gica y moralmente” que M. Mono, Cervanies,.., p. 185, define a partir de los “‘castrados’’, ““capachos’’-y“‘repollos’’ del retablo cervantino. Pero no se trata de superarlo mediante un acceso a la dominaci6n falica, sino por el desa- rrollo de las promesas genéticas implicitas en el componente femenino que con- nota el “‘repollo”’ (ibid., pp. 182 ss.). Sobre el trasfondo andrégino de toda una serie de mitos y rituales relativos al travestismo y a la bisexualidad y su rela- cién con los estratos mas arcaicos del pensamiento religioso, véanse Mircea iape, Méphistophélés et l’Androgyne, Gallimard, Paris, 1962, pp. 95-154; Nais- vances mystiques, Gallimard, Paris, 1959; M. Detcourr, Hermaphrodite, Paris, 1958; H. Baumann, Das doppelte Geschlecht, Berlin, 1955; W. D. O’ FLAHERTY, Women, Androgynes, and other mythical beasts, University of Chicago Press, Chi- cago, 1980. Sin embargo, no cabe atenerse a un tipo demasiado general y abs- tracto de antropologia religiosa, so pena de caer otra vez en la mania hermenéutica de los arquetipos: pueden ser de consulta provechosa estudios més focalizados, como L. Brisson, Le mythe de Tiresias. Essai d’analyse structu- vale, Leyde, 1976; G. Hamonic, ‘‘Travestissement et bisexualité chez les “Bis- su’ du pays Bugis’’, Archipel, 10 (1975), 121-134, que recalcan, el primero a propésito de un conjunto de mitos y el segundo de una instituci6n ritual, a aspecto esencialmente positivo y la funcién sagrada de cierto tipo de afemina- smiento del varén, En otro trabajo estudiaré el tema folklérico del hombre « cambia de sexo. 4 f " Sobre esta clase tan hen ous alter und newer Zeit, enormes, a veces simétricamente di esbozo de escenario, constituye el marco ginaria y él repertorio interlocutivo de esos * que son los gaudisseurs y sots que se desafian y contrad mas desatinado"’. Al estudiar los temas que se entr tos juegos agénicos, no dejaremos de constatar que casos se relacionan con el concepto subyacente de un " la vez cadtico y paradisiaco (paises de ficcin, tierra de Cucafia, mundo al revés'®), y que son atravesados recurrentement® pow im4genes germinativas y cosmogénicas, como la del huevo gigan- Contribution a"étude typologique et stylistique du conte populaire ture, Cay hiers de la Société Asiatique, 17 (1963), amplamente resefiados por A. ox Pauem (‘A propos des contes de mesonges’’, Arts « Traditions Popalaines, 12, 1964), también autora de “‘Les joutes de mensonges et les concours de be dans le théatre comique médieval et Je folklore francais” (ACE, t. 2). Laseoe plas de disparates han sido objeto de importantes estudios, come el atiewka del siempre precursor J. AMADES (“*El habla sin significado y la poesia dispar ratada’’, RDTP, 15, 1959) y los trabajos de sintesis de Porter y Zumthor so bre la fatrasie. También se han interesado en el tema M_ Cxevauen yk James, Mélanges M. Bataillon, Péret et Fils, Bordeaux, 1962; remitiende a las anteriores recopilaciones de R. Fou icnt-Detxosc en RHi, 9 (1907 10 (1903); 33 (1915), y B. Peritan, Poste Luden: “Disparate”, “‘pengud”* y “cia te” en los siglos xvi y xvii, Giardini, Pisa, 1979 #2 Este motivo, del que J. Camarena me dice que todavia pervive en la tradici6n oral castellana, fue usado por Lore pe Vaca en Ei sacaye fimgude, ed c. Bravo-Villasante, Taurus, Madrid, 1970; véase J. Cano-BaLsesta, “Los graciosos de Lope y la cultura cémica popular de la tradicién medieval”, en Lope de Vega y los origencs..., pp. 777-783. ® Cit. por Fouucit-Deisosc, RH. 33 (1915), p. 414 (versos 105-106 de las “‘Coplas de un: disparates nuevamente compuestos™’). Cf. B. PERIRAN, op. cit., pp. 45-46, 28 'A. DE FELICE, “Les joutes de mensonges..."”, pp. 44, 56 ss. 60 ss. .. imponiendo a uno de sus sébditos u Proponiéndole un enigma indescifrable, » por su contenido tematico, a los absurdos dades de los cuentos y coplas de disparates. Pero in Ja del desgraciado: mediante respuestas agudas 0 capciosas consigue desconcertar al soberano, poniendo de 1 fiesto lo absurdo de sus supuestos y exigencias. Asf se hace pa te la derrota del mds poderoso por el mas débil, aunque muchas. veces el cuento acaba con una reconciliacién y una boda, que vie- men a zanjar las oposiciones entre ambos extyemos’®. ~ * hora bien, muchas de las pruebas estrafalarias impuestas por n los cuentos de este tipo estriban en transgresiones de di- as sexuales ¢ imposibles genéticos: se trata, por ejemplo, — ordefiar un toro o de hacer que el mismo toro dé a luz!?, o de 1 uevos duros”. En tipos de cuentos distintos, aunque chamente relacionados con los anteriores, pues intereambian los motivos y secuencias, el propietario de un lagar reclama ertenece el potro nacido de una yegua que paso la noche de dicho artefacto, aduciendo que éste ¢s responsable, oin- * : 77 y 80-81, respectivamente. 875 de la nomenclatura de Aarne y Thompson: “The y de los tipos afines (desde 875A hasta 875E), en A. AAR: jever peasant girl ; we y S. THompson, The gypes of the folktale, Suomalainen Tiedeakatemia, Hel- ciclo ha sido objeto de sinki, 1973 (FF Communications, 184), p- 293-297. Este un estudio completo: J. De Vries, Das Marchen von Klugen Ratsellisern, Suoma- juinen Tiedeakatemia, Helsinki, 1928 (FF Communications, 73). Preciosa ver~ sién en J. Amapes, Folklore de Rondallistica, 2* ed., Selecta, Barcelona, 1982, pp. 998ss., nam. 401 (“La filla del carboner”). —En ade~ lente, ‘aj referirme ala nomenciatura de Aarne y Thompson, lo haré por Aa-Th. ® Motives H 1024-1 y H 1024-1-1 (S. THomrson, of Folk- Literature, Indiana University Press, Bloomington, 1955-1958, 6 ts.). You particular los tipos 875 B, “Bull's milk”, y 875 B, “*Bull’s calves””. Ibid. pp. 37 ® Se trata d me menta esta e de fic * ceptos patrilineales y mats entrafia graves problemas de herencia y de La narracién tiende a demostrar que el que un hijo pertenezca a su padre y no a su madre es tan absurdo como afirmar que es el macho el que pare. En efecto, en dichos cuentos, asi como en varias versiones del ciclo de la muchacha astuta, la presunta vic- tima del torcido raciocinio 0 perversa fantasfa que pretende im- poner el cacique abusivo, da al traste con los designios del opresor por una verdadera reductio ad absurdum?3: finge que su propio pa- dre acaba de parir (0 cualquier otro imposible), lo que no deja de suscitar el incrédulo asombro del contrincante, que s€ ve obli- gado inmediatamente a admitir la ineptitud de sus anteriores pre- tensiones o asertos”. 3. El cuento, en esta forma, no parece estar muy difundido en la Peninsula Ibérica. En cambio, se han recogido varias ver- le un tipo afin que comparte con él algunos mo- siones espafiolas d trata de ‘‘La mata de tivos parecidos a los que nos ocupan: s¢ “The unjust decision: The oil press gives birth to a colt’’. 22 Este ciclo de cuentos ha sido estudiado ampliamente (en lo concerniente al 4mbito africano), por D. PAULME, ‘“Le male qui met bas et les personage de l'enfant malin'’, en La mere dévorante. Essai sur la morphologie des contes afri- cains, Paris, 1976, cap. 8 (véanse en particular pp. 190-191 y 240, sobre la relacién de estos cuentos con el sistema de parentesco: “Jabus réside...dans Ale puisse mettre bas: les petits d’une femelle appartien- lui seul, N’y a-t-il pas contradiction entre cet usage ad- t, d’autre part, le principe pour les humains 21 Tipo 875 E la prétention qu'un mi nent A son maitre et & mis par tous pour les animaux e d'une filiation en ligne paternellet?”’, p. OL) 23 Cf, Motivos H 952 y H 1024. *% Cf. Tipo 875 B.1 y D. PauLME, op. cit., passim. En el cuento catalan recogido por Amades no se alude a un parto masculino, sino ala eventualidad de pescar sardinas cn un pueblo, lo que permite a la ‘‘filla del carboner”’ de- mostrar la insensatez de lo sentenciado por su marido, el rey: ‘Tan possible cs pescar aqui sardina com que un cavall faci una pollina’’. En un cuento de Jalisco recogido por H. T. WHEELER, Folktales from Jalisco, American Folk-Lore Society, Philadelphia, 1943, p. 85, ¢l diablo insta al héroe a que ordene un toro: la esposa de! despistado le resuclve el problema aconsejandole que diga que parié su compadre. ‘336 PRANGOIS DELPECH albahaca’’*, Una de las pruebas impuestas pi muchacha se presente ‘‘doncella y prefiada’’ con aserciones igualmente desatinadas. Las ve son de especial interés por manifestar el sist alternativa en el que se ensartan enigmas y das en forma de preguntas y respuestas, ataques y co y por el contexto festivo y erético de un juego p se propone reducir progresivamente las barreras ql Jos protagonistas y preparar la unin final. El argum« pal resulta ser el mismo que el que impera en las jus sos de mentiras y disparates de la sottie medieval: se tral puja agonfstica, en la que cada uno se esfuerza por lencio a su opositor y obligarlo a confesar su incap: jorar los alardes imaginativos ya sacados a relucir. Cla el cuento implica una vuelta final a la realidad (es des rencia entre especies y sexos y el equilibrio que permite Ta vencia entre poderosos y humildes y el ajuste entre | opuestos de descendencia; o sea, la dey en sus acepcione les y sociales®). Al contrario, en el universo del dispa rienda suelta a la fantasia y a los encadenamientos mas lados, siendo el objeto del juego verbal desquiciar todas gruencias que dan al mundo configuracién estable, para: el contacto con el caos primordial, cuya pujanza y fuerza d neracién s6lo puede entreverse a través de una “‘locura’” Pero a pesar de esta distincién, se advierte claramenté € 25 Tipo 879, ‘‘The Basil Maiden’’. Encabeza la colecci6n de A. M. EsPi- NosA, Cuentos populares espaitoles, 2* ed., C.S.1.C., Madrid, 1946-1947, niims. 1-4, Muchas veces se confunde con el tipo 875 (cf. J. B. Raet, Cuentos espato- les de Colorado y Nuevo Méjico, 2* ed., Museum of New Mexico Press, Santa Fe, 1977, nums. 1-2). 26 Por tanto, la afirmacién absurda slo sirve para resaltar la anuencia a la norma racional, a la regla fisica y al cédico social: no es mas que una trans- gresi6n verbal y provisional destinada a poner de manifiesto un abuso que ame- naza la circulacién armoniosa de los cambios y reciprocidades. D. PAULME, op. cit., p. 196, expresa con fuerza y claridad la logica de este mecanismo: “tous ces contes qui relatent la victoire d’un héros désarmé sur un adversai- re puissant observent a peu pres la méme démarche. Voyant poindre un rival dont il croit d’abord pouvoir se défaire aisément, le chef lui impose A cet effet plusieurs taches impossibles, I’accouchement d’un male n'étant que Pune d’en- tre elles; mais chaque fois l’enfants oblige son ennemi & dénoncer lui méme le caractére arbitraire et donc odieux du pouvoir ainsi exercé’’. No cabe en ello ningin revanchismo revolucionario, ya que la puja transgresiva sélo sirve para restablecer un orden comprometido por un desarreglo Se versiones europeas subrayan este conformismo de fondo al sexu: flicto y rematarlo con una boda feliz. que tantas patré , chascarrillos. Se ve en de proporcionar leche de toro al emperador, pero su hi mite eludir la dificultad al afirmar ante Akbar que su padre aca ba de dar a luz y al redargiiir al monarca, que no lo quiere creer, rcién m4s absurda que la pretensién de sacarle La violencia que se le hace aqui al subalterno le darle la oportunidad de hacer renova- — la locura graciosa que alegra a los so- y . gonista de que no es esta ase! leche a un toro®”. no es mas que un medio d do e indirecto alarde de beranos 4. Vemos, pues, que lo que se pone en juego en estas compe- ticiones de locas invenciones, en las que sé plasma la imagen del hombre prefiado, es el restablecimiento de un equilibrio y de una comunicacién entre polos opuestos: poderosos y humildes, sexo masculino y sexo femenino. La evocacién provisional de lo impo- sible (es decir, la procreacién sin conjuncién de los sexos, la ar- monfa social sin reciprocidades), recuerda la existencia de las diferencias —cada elemento aislado tiene sus prerrogativas y ap- titudes propias— y ensefia la necesidad de su colaboracién, ya que toda produccién social o biolégica moviliza componentes comple- mentarios. El estado de indiferenciacién o de reversibilidad abso- luta que se finge postular, por ejemplo, al poder cada sexo atribuirse las caracteristicas y funciones del otro, s6lo serviria, a fin de cuentas, para paralizar los intercambios y esterilizar la vi- da misma. Los imposibles genéticos son, por lo tanto, ilustracién de incompatibilidades: dan cuerpo a diferencias, separaciones € incluso rivalidades. Pero al mismo tiempo, al ponderar la invia- bilidad de un universo compuesto de ménadas independientes, Nétese que Birbal no es ningtin tonto-sabio o necio-astuto, sino un per sonaje muy atinado (distinto del famoso Buhlul, bufén de Harun al Rashid, al que también se le ha atribuido multitud de ocurrencias y aventuras gracio~ sas, ya que en 61 alternaban momentos de demencia y de extrema sabiduria y sutileza): le atribuyen juicios saloménicos y conipetencias de superministro imperial La mencionada anécdota se encuentra en: SOMADEVA, Katha Sarit Sa- gare (The Ocean of Story, uw. Twaney-Penzer, London, 1923, t. 5, pp- +66 “Note on the ‘impossibilities’ motif’’). taciones arcaicas de ie ee siones, en el que por todas partes fluye el princij posibles todas las transformaciones, y poniendo en mismo tiempo lo absurdo de esta fantasfa y lo abusivo d zaciones que se pueden. hacer de ella. No hay forma dicha contradiccién. Bien como expresién de la ignor: funcién ejercida por el varén en la generacién, bien con cién del cardcter parcial e incompleto de esta funcién (y, to, de lo imprescindible de la cooperacién con el elemento s complementario), el mito o fantasma del hombre prefiado entra- fia el doble y contradictorio af4n de restaurar una conexién con un primigenio estado de totalidad y omnfmoda compatibilidad (ransparencia, y de afirmar, a veces en tono de agonistica reivin- dicacién del privilegio genético y consiguiente primacia moral (y politica), la independencia masculina y la hostilidad hacia un su- Puesto, acaso imaginario, matriarcado opresor. A la vez rechazo de las barreras entre los sexos y argumento en la polémica que los opone. Al negar el dualismo y no admitir el caracter incompleto del individuo separado, se proyecta la imagen fantastica de un mun- do homogéneo que seguiria manteniendo en pie el estado cosmo- gOnico de indiferenciacién. Pero esta postura puramente magica impediria el paso del caos al cosmos organizado porque, al pre- tender cada elemento concentrar en sf las potencialidades del con- junto, no cabria reciprocidad y, a fin de cuentas, se crearia una red de tensiones entre individualidades autosuficientes, y pronto rivales, por su pretensién de encarnar la totalidad cada una por separado. E] retorno a lo indiferenciado vendria a suponer y a reforzar un proceso agon{stico de autoaislamiento. Tanto es asf que la figura del hombre embarazado, aunque fundada en la uni- dad andrégina de los orfgenes, viene a ser un medio privilegiado para denunciar lo contradictorio, antisocial y estéril de sus pro- pios supuestos. Monstruo conceptual, reunién ficticia de incompatibilidades, cl motivo que nos ocupa no se reduce, sin embargo, a su dimen- sién conflictual: hemos visto que forma parte de un repertorio de. didlogos lidicos de funcién esencialmente erética, ya que, por su propio car4cter de competicién agonistica, permiten entablar u comunicacién, en son de simétrica reciprocidad, entre ad rios destinados, al fin y al cabo, a reconciliarse. El absurdos de contenidos sexuales viene a ser tanto cada. sexo que se « ‘ cas del otro y que impone a su contrincante_ ibles de demostrar (y forzarle a admitir) su prescindir del polo complementario. Harto conocida es la funcién del travestismo, de de emblemas del sexo contrario y de las inversiones fingic ritos y Juegos nupciales y prenupciales: en el cuento de ““La m de albahaca”’, por ejemplo, la muchacha astuta se disfraza de mé- _ dico e inflige a su enamorado antagonista la jugarreta del “nabo. “ en el culo”’ (u otra mala pasada igualmente desvirilizadora), co mo réplica al beso que el atrevido galan le habia robado®. En al- — gunas versiones, como para completar la simetria, es el mismo , galdn quien se disfraza de mujer y consigue as{ penetrar en el re- cinto donde estan recluidas las muchachas®. Cambiando atribu- tos y vestidos®*, proponiéndose mutuamente enigmas y pruebas de carécter mds o menos simbélicamente sexual, que recalcan la inevitabilidad del coito!, los protagonistas del dialéctico juego van cercenando poco a poco las barreras que separan el universo masculino del femenino, aprendiendo asi cada sexo a definir su propio ethos y a situarse respecto a su necesario complemento. Asi pues, la imagen del hombre prefiado desempefa un papel transi- ® Cf. A. M. Espinosa, op. cit., ntims. 1-4. ° Ibid., nis. 37-38 y J. A. SANCHEZ PEREZ, Cien cuentos populares, Sac- ta, Madrid, 1942, pp. 429-430 (nétese que el galan disfrazado de vieja les ofrece higos a las doce muchachas: este fruto, sfmbolo sexual femenino muy tradicio- nal, es simétrico a] f4lico nabo o rabano de ‘‘La mata de albahaca’’). Véase R. S. Booos, Index of Spanish folktales, Suomalainen Tiedeakatemia, Helsinki, 1930 (FF Communications, 90), p. 116, nim. 970. Existe en el romancero todo un ciclo del gal4n disfrazado de mujer que consigue introducirse, gracias a dicha estratagema, en la torre donde se guarece la altiva princesa a la que se propone seducir (véase Samuet G. ARMISTEAD y JoserH H. SitverMan, Folk Literature of the Sephardic Jews, University of California Press, Berkeley, 1971, t. 1, p. 279). Estudiaré este tema en otro lugar. * Cf. Boos, op. cit. (tipo 857: un cuento espafiol, con mutuo cambio de vestidos de los amantes). Hay equivalentes indios en el ciclo de las narraciones relativas a los protot{picos amores de Krishna y Radha. * CL en el tipo 875, el motivo del mortero sin mano, y en los cuentos mencionados, la prueba que consiste en comer el arroz contenido en un recipiente sin quitar la tapadera (PAULME, op. cif., pp. 201-202), requi- site parecido al que se exige a la muchacha que ha a Negar “doncella y prefiada’’. II. Locos ciuscos y ronros PONEDORES 1. Segiin una hipétesis etimolégica probablemer la palabra doco tendrfa una relacién con el nombre de la Se supone, en esta perspectiva, que la locura se asem: cuidad del huevo huero o podrido (llamado precisamente, algunas partes) empollado por la clueca. Se podrfa reforzar'la Paracién con otra que estriba mas bien en la inmovilidad gallina clueca, que explicarfa la sinonimia de ‘‘clueco”’ y e1 mizo, y evocarfa la imbecilidad o el estupor del supuesto loco. Ultimo, el doble sentido de adjetivo chocho, que deriva mas mente de ‘‘clueca”’ y que se puede aplicar tanto al huevo po (en portugués) como al viejo esttipido, podria confirmar dicha teo- ria que més nos interesa aquf por las asociaciones imaginarias y simbélicas que entrafia, que por su hipotética exactitud filolégica®*. No dejaremos, por tanto, de recordar que ‘‘c h rs designa también el érgano genital femenino y que, como apunta el propio Corominas, ‘‘en ambientes rurales no es raro que se apro- veche al enfermo para incubar huevos’. waits Por el momento, nos contentaremos con retener la asociacion del loco o tonto con Ja clueca y con los huevos, asi como las con- notaciones femeninas que implica dicha asociacién. % En el cuento de ‘‘Sapia Liccarda’’ (Pentamerone Il, 4), que pertenece al mismo tipo (Aa-Th 879) de “La mata de albahaca’’, se da explicitamente ¢l motivo del hombre que cree haber alumbrado, ya que el ogro en cuyo jar- din acaba de caer la herofna se imagina que ésta nacié de su recién escap “‘ventosita’’, Ligne soutien: 38 Véase en J. Conominas, DCEC, s.0. lo puede consultar M. L. WAGNER, “‘En | Rohlfs’’, RFE, 11 (1924), pp. 268 ss., a % Corominas, DCEG, 5.0. *“dumee*! und “nerviicht id te, la relaci6n del porns los ralmente, con la idea de imp Ja supuesta tonterfa del cuco%7. * No me parece inverosimil, ademas, que la posicién ‘‘e llas’’, expresién indudablemente derivada del nombre de la ‘‘ : ca”, infiera implicita alusién al ‘“‘cuclillo” y a su victima, la curruca®*, Apuntaremos, por fin, para apurar el instructivo en- canto de las falsas etimologias, que lo mismo que el grotesco ‘“‘zam- bapalo’’ fue probablemente danza de ‘‘zampapalos’’ (o sea, necios), la chilena ‘‘zamacueca’’ bien pudo ser baile de “‘zama- cucos’’, y que algtin filélogo a la violeta ha querido ver en ella una ‘‘zamba clueca’’ (‘‘por la posicién casi en cuclillas que a me- nudo adopta el var6én’”®), No cabe aqui internarse més en el terreno del simbolismo tra- dicional y folklérico de gestos, ademanes y posturas relacionados con la locura (ni en el de sus connotaciones zoolégicas y, mas des- tacadamente, ornitolégicas): bastard con observar que, cémicas o infamantes, el loco o mero bobo es encrucijada de alusiones se- xuales, y tiene un vinculo estrecho y contradictorio con la genéti- ca oval. 35 G. Rou rs, ‘‘Etimologie spagnuole’’, ARom, 5 (1921). Véanse los co- mentarios de M. L. WAGNER, op. cit. Se pasaria del concepto de huevo susti- tuido al de huevo falso, sin fecundar, huero. © Cf. WAGNER, op. cit., p. 269 (en provenzal, kugieu significa “‘cuclillo’’, pero el tou kugieu es un huevo no fecundado. Es probable que esta homonimia también tenga relacién con la costumbre atribuida al cuco). Nétese que el te- ma de la castraci6n aparece en las leyendas relativas al cuco, cf. P. SéBiLLor, Le folklore de France, Paris, 1968, t. 3, pp. 163-165. 57 Cf. 1. NaGEL, op. cit., p. 119 (“més tonto que un cuco””). : %® Ya que la forma normal deberia seguir igual al anticuado ‘“en cluqui- llas’’. Hay que observar que ponerse ‘‘en cuclillas’’ es lo mismo que “acurru- carse’’, 0 sea, adoptar la posicién de Ia curruca, Apunta Covarrusias (cuclillo) que Ja curruca es “tan simple que saca los huevos de qualquier otra (avecica) poniéndoselos en su nido”, y que el cuclillo ‘‘derrueca en el suelo del nido abaxo los huevos de la corruca, 0 se los come, y déxale alli los suyos para que ‘se los saque y cre. Esto mismo haze el adiltero...”” Véase también cuclillas y cuclillo en DCEC, y acorrucarse y cornudo en COVARRUBIAS. * Véase zamacueca en DCEC. * Debe de enlazarse con alguna tradicién folklérica de Europa central que todavia no he podido rastrear, ¢l espectdculo recién estrenado del teatro de Aparece también, alguna que otra vez, el motivo hombre que empolla (¢0 pone?) huevos en el mundo de |: ricordias que adornan las sillerfas de coro en las igles drales: se puede ver en Saint Seurin (Burdeos) y en la de Toledo*?, En casos de esta clase es dificil determinar ma entrafia una alusién mas 0 menos malévola a una costui de campesinos*, una alegorfa satfrica y moral*, 0, lo que me ‘ “ la Linterna Magica de Praga, cuyos protagonistas son dos diosciiricos payasos _ nacidos de sendos huevos, y que no se expresan sino por silbidos. (Cf. AAR. NEY y THoMPson, of. cit., tipo 650, ‘Strong John’’, y motivo F 611-114 _ “Strong hero born from egg”). *! Véase A. Lancrors, ‘Langlais qui couve dans V’imagination populaire _ der moyen Age”, Mélanges Hoepffner, 1949, pp. 89-94. Es corriente todavia en castellano y francés, lamar al cobarde “gallina’’ o ‘‘poule mouillée’’. Nétese que varios ejemplos de los que cita Langfors se encuentran en fairasies 0 sotles chansons (cf. supra 1-1). Entre las citas comparativas que recoge el autor, obsér- vese que figura explfcitamente el motivo del hombre embarazado: “‘...li rois Artus / Estoit gros de vif enfant”? (Fatrasies d’Arras, s. XII). *? Informacién oral proporcionada por Henry Kraus. La misericordia de Saint-Seurin est4 reproducida en D. y H. Kraus, The hidden world of Miseri- cords, New York, 1975, nim. 40, El motivo no parece haber sido comentado por I. Mateo Gomez, Temas profanos en la escultura gética espanola, Las sillerias de coro, Madrid, 1979, *8 Costumbre parecida a la que menciona Corominas (cf. supra, nota 34). JUAN pe Pinepa, Didlogos familiares de agricultura cristiana, BAE, 162, p. 63, alu- de a ‘‘diversas maneras de empollar los huevos’’ (sembrados en tierra o en estiéreol, o incubados por una mujer: ‘‘,..echaré doscientos o trescientos hue- vos a mi mujer y la haré sentarse sobre ellos en grande escrifio de paja, y ten- dré pollos para todo el afio bien baratos”). Nétese sus alusiones eruditas a practicas o cuentecillos que saben a adivinacién o magia: la emperatriz Livia, para conocer el sexo del nifio del que estaba embarazada, “‘traia muy abriga- do un huevo entre los pechos, hasta que a su plazo natural de las tres semanas, Je empollé y nascié dél un pollo y ella parig a Tiberio” en Sicilia “florecié un bebedor que soterraba los huevos y bebfa r 1 Il s de os"’ (didlogo VI, cap. 31). a ¥ * En las misericordias “mundo al revés’’ (cf. I. Mateo G6! los déguins at p Pangart y ponen huevos que em) nacera el Anticristo*. Sabido es, p re germAnico los demonios se alimentan con huevos, mismos van poniendo otros tantos, que luego regalan a las res a las que han posefdo: ponen las brujas en Suiza, y se cue en Alemania graciosas anécdotas de monjes y labradores que, biendo comido dichos huevos, se vuelven también ponedores*®. La gente diabélica es aficionada a los ‘‘huevos de gallos”, empo~ llados por brujas, de los que salen personajes sobrenaturales co- mo el cogwergi alpino (especie de enano salvaje), 0 peligrosos monstruos como el cocatrix o el basilisco*”. 3. Més inocuo es el tradicional bobo empollador de una se- cuencia narrativa (que a veces constituye un cuentecillo por si so- la) difundida en toda el area mediterrdnea e incluso en Alemania, Hungria, Rusia, etc. En este episodio de ambiente generalmente rustico, el simple, al que imprudentemente Ja madre o la esposa han dejado solo en casa confidndole algunas tareas sencillas, co- mete una serie de tonterfas mas 0 menos catastréficas, siendo una de ellas ¢] imaginar que Jos huevos de la gallina o del ganso se van a enfriar si él no los empolla: cumple su propésito (a veces cubriéndose de plumas y cacareando) y se sienta en los huevos, con el previsible resultado de romperlos todos y ensuciarse los presentaciones simbélicas 0 festivas de herejias o vicios como lujuria, homose- xualidad, locura (ibid., caps. 11, 12, 14 y 17), muchas veces moldeadas con ‘os estereotipos fraguados en el refranero (cap. 5) y en las tradiciones satfricas que se refieren a la relaci6n entre marido y mujer (cap. 16). Sobre el trasfondo Las sillerias goticas espatio- polémico de esta iconografia, véase D. y H. Kraus, las, Madrid, 1984, caps. 11 y 12. 45 De Sainte Leocade, ed. BE. Vilamo- vont plus reponant / Que gelines qui vont ponant.. qu'il ponnent / Antecriz naistra de leur wés [huevos| a leur wés’’, p. 174 : #6 H. BACHTOLD-SrAvBLI (ed.), Handworterbuch des deutschen Aberglaubens, Berlin, 1927-1935, t. 2. p. 605 # Cf. P. SesiL.or, op. att, t. 3, PP- 931 y 268 ss., y V- NeWALL, an Egg wat Bester. A folklore study, London, 1971, pp. 69 ss. (‘The devil’s egg’’). Pentti, Helsinki, 1950: “Tex genz s¢ . Deable queuvent quan- ]/Souhaidons tuit honte veces con su madre, | ‘mujer (Maria la Lista), pero siempre se echa en los h gallina o de la pava, rompiéndolos y gritando: ‘Estoy ¢1 toy en clo’, En Cataluiia, también la madre de “En encuentra a su hijo assegut damunt de la:covadora... i portava rere empastifal dels ous esclafatss. Ya se conoce la significac “Aa Th 1218 (Numskull sits on eggs to finish the hatching): la bibli Aarne y Thompson se puede completar con J. Boute y G. PoLtvi fongen eu den kinder -wnd- Hausmarchen del Briider Grimm, Leipzig, 1913-1 * p 316. Se podrian afiadir hoy muchas més versiones. Puede consid Spe afin Aa-Th 1677 ("The general hatches out an egg’’). 3 “A. Wesstiski, Der Hodscha Nasreddin, Weimar, 1911, t. 2, pp. ndim. 433, que traduce una adaptacién siciliana. V. Crauver, Bibliographie des owrages arabes, Lidge, 1892-1922, t. odm. 437 (**Xailoun’’), No sélo empolla los huevos de la gallu acaba de matar, sino que trata de amamantar a una criatura que al encuentra un tesoro y se granjea los favores del califa Fl Vardiello de Basile (Pentamerone 1-4) y el Bertoldino de Gi sodio del “covazzo dell'occa’”, ed. P. Camporesi, Torino, 1978, Pp: Nioxo, Racconti-popolari Siciliani, Firenze, 1958, m uff sccia’’), y G. D'ARonco, Indice delle fiabe toscane, pdm. 1226 (‘*Falchetto"’) que resumen las versiones recogidas en am=— as regoones por J. Pitré, También-se puede consultar: F, Manco, “La leg- genda dello sciocco nelle novelline calabre”’, Archivio per lo studio delle trad. popol., 10, pp. 45 a, of. pp. 47 # “‘Juvadi ¢ la jocca’’ DD Fanee y J. Lacon, La tradition orale du conte occitan, P.U.F Paris, 1975, « 2. mdm. 57 (Jan Fotral’’), pp. 329-330 y 335 para ¢l episodio que pos interesa ™ A. M. Barivosa, ep. at, t. 8, néms. 181-188 (con abundante biblio- grafia), motive Cl (p. 194): véase el episodio mencionado ent. 1, p. #73. En “B) anillo de la princesa’” (ibsd., nim, 147), el tonto se llama Bartolo (cf. Ber- soldo y Bervoldino en Italia): **,..fue y tiré la ueca del nido y se puso a apo- Rar los gdewos Y s¢ rompieron todos los glevos y ai se quedé con los giievos pogados on el culo’, t. 1, pp. 352-353. En Nuevo México, Juan Tonto empo- ia bos huevos y grita: “‘\Cascaras! \Céscaras! Estoy culeco” (J. B. Rast, ap. ai, t 2, p. 360, adm. 326). ® J. Avsatmn, Folklore... p. 941, nd. 377 (‘En Filoseta’’), cuento que y el que los pone de verdad, exceptuando ¢ ra de pura ficcién. Entre los dos media el que . nos pueden poner huevos*, o el bellaco que fir para engafiar a los que abrigan dicha creencia®. De a dicién y extensa difusién es el cuento de la mujer incap dar un secreto: su marido somete a prueba su discrecién dicién que ha puesto un huevo o que ha parido analmente un pajaro. En pocas horas, claro esté, la interesante noticia se ha difundido y se ha multiplicado su contenido. Este cuento se relaciona mu- chas veces con el de “‘los tres consejos’ (Aa-Th. 910) y aparece en Abstemius, Noél du Fail, los Gesta Romanorum y La Fontaine, omo en la novelistica oriental’®. Preciosas versiones hispani- se encuentran en Catalufia, Astu- al contrario de a cas, resefiadas por Espinosa, rias, Portugal y América®. En estas narraciones, remite erténeamente S, Thompson al tipo 1677 (error repetido por FABRE y Lacroix, op. cit.): para el episodio que nos interesa NO es més que otra ver- sién del tipo 1218. °° De) mismo modo, los bobos de la comedia a menudo ponen sus partes n contacto con los pitones de un toro, con resultados ridfculos (N. .Lomon, Recherches sur le thime paysan dans la ‘Comedia’? au temps de Lope de Ve- Université, Bordeaux, 1965, p. 22). Detras de este juego burlesco, atin prac- ticado por los enanitos toreros, s¢ oculta yerostmilmente un rito arcaico de cién parecido a los que estudia A. ALVAREZ DE Miranpa, Ritos y juegos del toro, Madrid, 1962, pp. 115-131. 57 Cf, Aa-Th. 1434 (“The egg-excreter’””) y 1464 A (‘“Bachelor will only marry girl who can lay eggs’’); ambos tipos corresponden a cuentos franceses del Canad. Graciosa burla de trasfondo homosexual entrafia la anécdota en que Yeh4 espanta a sus amigos, que pretendfan engafiarle haciéndole creer do comportarse como un gallo, véase R, Dyeh’a - Contes kabyles, Paris, 1892, MC que habian puesto huevos, fingien Basser y A. MOuLitras, Les fourberies de Si p- 87, nam, 13 (“Si Djeh’a et ses amis au bain’’). % Aw-Th. 1381 D (‘The wife multiplies the secret'’). Motivo J2353. ® Véase bibliografia en S. THOMPSON, of. cit; y A+ M. Espinosa, op. att., t, 2, p. 287. Para las versiones frabes véase CHAUVIN, of. cil., t. 8, p. 168, adm, 184 ("La ferme et le secret’). ® A.M, Espinosa, op. cit., nam, 69, ‘EI secreto”’ (tipo V, te 2, p 294) En Rani, op. at, nim, 94, se trata de un concurso entre tres hermanos que & prueba la discrecién de sus esposas: la del menor, ¢l cual pretende haber pucsto un huevo, guarda el secrete y le hace ganar la apuesta, en el ~ lamujer y la ian agonistico y lidico de los cue la apuesta entre hermanos), pero elabot matrimonio listo-tonta (inversion de la pareja li anteriormente estudiado). __ 5. Para acabar con la asociacién entre huevos y tontos, cionaré el cuento del simple que se deja vender una calabaza yendo que se trata de un huevo de asno o de yegua. Cuando le resbala la calabaza y va a romperse en una brefia, espantand aun conejo 0 algtin otro animal, que huye a todo correr, el tonto, cree que el fugitivo bicho es el burro o potro que acaba de salir del huevo", Viene al caso aqui este cuentecillo porque en algu nas versiones el tonto empolla dicho huevo, o tiene intencién de hacerlo, y sobre todo porque el relato se contamina frecuentemente, ~ por lo menos en el motivo final, con un tipo de cuento distinto, fiado y piensa que el animal que hue en el que el tonto se cree p ye ante é] es su propio hijo®. El cuento de los huevos de yegua tiene gran difusién tanto en Oriente como en Occidente (se han recogido muchas versiones: en Francia), y tiene forma literaria desde el siglo XVI (J. Pauli, a Schimpf und Ernst). También forma parte del repertorid de — YchA*, y sc emplea con distintos fines: puede expresar el despre= : cio burlén de Ja gente de Ja ciudad hacia los campesinos ¥ serranos® o, al contrario, la reaccién del campesino contra una” clase dominante que ignora las realidades mas elementales de la vida®, Sélo conozco una versién ibérica, que es la que recoge Amades, “‘Els ous de somera’’, en la que tres babaus son engafa- dos por un hostaler que les hace creer que ‘‘en aquell pafs les so- meres es covaven’’ y les vende una carabassa’®, Aa-Th. 1319 (‘Pumpkin sold as an ass’s egg”’). ® Cuento que analizaremos a continuaci6n. * Of Basser y Moutitras, op. cit., pp. 123-124, mim. 39 (“La paste- que’’); véase p. 42 para la bibliograffa de las versiones. Es lo que sucede en las versiones recogidas en el sur de Francia (Fa- pxe y Lacnom, of. cit,, nton. 43, “L’u6u de cavala’’). Los habitantes de Car- cassonne se burlan de la ingenuidad del ‘‘tipe d’un vilatge de la montanha’’. Aqui el huevo es una piedra y él tonto quiere que su burra la empolle. © En una versibn india, es un labrador el que les vende a, tes braménicos el supuesto huevo de yegua. F. Fawcerr, “Folktales from labar’”, Folklore, 26 (1915), p. 417, “The pupils of the Guru’, comenta que se trata de ‘a satire on common throughout India’. % |. Amanes, Polklore..., p. 97, ndm. 369. i personajes que o > ra. Pero lo que aqui se denuncia, mds exactamente, es la c sién entre el huevo y la calabaza. Ambos aparecen con h . frecuencia en las anécdotas de locos, y ambos tienen funcién ge- nética: no sélo evoca la calabaza —como el huevo huero— una _ cabeza vacia, sino que est4 asociada en varias culturas de Asia y Africa (probables herederas de un fondo subyacente de repre- sentaciones prehist6ricas) con ideas y creencias relativas al naci- miento y a la cosmogonfa®’. Simbolo femenino y uterino, la calabaza debe ser rota y su destrozo representa a la vez el coito y la creacién del mundo®. El origen mitico de esta satirica anécdota se trasluce cuando se la compara con fabulas en las que el nacimiento no es mentira o ilusién, sino efectivo milagro®. Una vez mas cabe constatar °7 Desde los estudios de M. Griaule y otros se conoce la importancia de la calabaza como simbolo integrante de] mito cosmogénico en varias culturas africanas (Dog6n, Yoruba); cf. G. CAMALE-GRIAULE y V. Goroc-Karapy, “La calebasse et le fouet: Je théme des objets magiques en Afriques sud- saharienne’’, pp. 277-313. Tiene funciones andlogas en mitologfas y folklores del Asia del sur y del este, en zonas de cultura marftima, cf. C. OuweHanp, Namazu-e and their themes, B. J. Brill, Leiden, 1964 (sobre la importancia del fyotan 0 cantimplora concebida como receptéculo-matriz de la fuerza divina en el folklore japonés); J. PRzyLUSKI, ‘“‘Un ancien peuple du Penhab: les Udumbara’’, JA, 1926, pp. 29 ss. (sobre ‘‘le mythe austroasiatique de la courge- ancetre’’ y sus transposiciones legendarias). M. ELIapE, Traité d’histoire des re- ligions, Paris, 1949, pp. 259 ss., pasa revista rapidamente a estos mitos redu- iéndolos al tema de Ja ‘‘descendance mythique a partir d’une espéce végétale”’, » que me parece demasiado simplificador. Resulta también probablemente cquivecado considerar este tema mf{tico como puramente maritimo: los tra- bajos de F. D. K. Bosch, A. K. Coomaraswamy, F. B. J. Kuiper y W. D. O'Flaherty han puesto de manifiesto los orfgenes védicos de los motivos del huevo de oro”’ o de la “‘tinaja de las aguas primordiales”’ (cf. Kurrer, op. cit, pp. 144-146, y Ancient Indian Cosmogony, New Delhi, 1983, passim). “ Sobre las alusiones sexuales y la significacién cosmogénica del rompi- miento de la calabaza véanse G. CALAME-GRIAULE, “La calebasse brisé”, Ca- hiers de Littérature Orale, 1 (1976), pp. 23-66; D. PAULME, op. cit., pp. 282-284 y 311, y F. B. J. Kurrer, op. cit., pp. 162-165. ® Cf. Pautme, op. cit., p. 234 (dos potrancas salen de la calabaza) y p- 283. En un cuento buld, como en nuestra historia del tonto y del huevo Ks yegua, se le escapa la calabaza a la heroina, y va rodando sin detenerse ha ciendo recorrer a su perseguidora una trayectoria que corresponde a un ae iniclatico, quiz4s repeticién mimica del correr de los astros: el cuento cat del mundo y de la vida’ i Civilizador, heredero venido a menos, por cierto: al hacer de un subnormal © un subalterno mds o menos grotesco e inf. nuevos sistemas de valores y representaciones que lo reco ‘ruyen ponen en entredicho su virilidad al mismo tiempo que sus aptitudes mentales. Su relaci6n originaria con un poder generati- vo, por ser fernenino (o femenino Por ser generativo) se va desya- lorizando segin se establece y endurece el pensamiento falocéntrico: asi se constituyé la figura del tonto como persona sexualmente incapacitada o invertida. Su bisexualidad nativa y *¥ conciencia espontanea de una fuerza germinativa difusa en to- ha conservado la imagen de esta carrera eterna, ya que los tres fadrins ‘‘van feure que era la somera que havia sortit de I’ou i arrencaren a cérrer al seu darrera per veure si |'atrapaven... i corre que correras, i de segur que si no «ban avurat encara deuen c6rrer ara’? (AMADES, op. cit., p. 908). Veremos también que el hombre parido corre tras.su progenitura. ” La funcién del héroe primordial es a la vez destructiva, ya que rompe ‘a calebure (o mata al drag6n, que eg otra forma de Ja Entidad Cosmog6nica), y Pomtiva, porque este destrozo da nacimiento al cosmos organizado al liberar low biemes y seres encerrados en el receptaculo primitivo. En los cuentos occi- Gentales aparecen opciones contradictorias en cuanto al comportamiento del fomto: algunas veces resulta positivo (sin dejar de ser un tonto encuentra teso- roe @ scorde al poder), otras veces se insiste en su aspecto negativo y destruc- tor (Fanet y Lacrox, op. at., nm. 43: el tonto mata a su burra porque no quiere empollar los ‘“huevos''). —Obsérvese que en Ja misma versién, como on otras de la mierna regién, aparece el motivo del capacho, en el que el tonto wwansports el “‘hyevo’’: generalmente éste se escapa cuando el tonto deposita el capacho en el suelo. Un episodio andlogo se encuentra en muchas leyendas sopogrificas que son al mismo tiempo mitos de fundacién: un gigante @ el Diablo— da configuracién al paisaje dejando escapar obje- en un cesta, of, H. DonrEnvitte, * de Gargantua’, giagraphie mythiques de la Prance, Paris, 1973, cap. 8 mujer lista y autoritaria que, por “llevar los calzones”’, v nizando o ineapacitando a su débil esposo. En estos relatos, la carrera amorosa y matrimonial del tonto lo define como prota- gonista exterior o inferior a Ja supuesta norma sexual: su inapti- cud o ignorancia se pone de relieve en cuentos tan conocidos como el del muchacho que nunca ha visto a una mujer’, en la serie de anécdotas relativas al disparatado cortejo del novio idiota’, 0 al intercambio de tareas masculinas y femeninas en un matrimonio campesino”. En algunas versiones de este tipo de cuento, la in- versién de ocupaciones y menesteres lleva al marido a un afemi- namiento que a veces se resuelve en verdadera castraci6n: tratando en vano de cumplir con las tareas hogarefias —mientras que su mujer est4 trabajando en el campo—, el marido provoca una se- rie de catéstrofes. La Gltima de las cuales es permitir que un ani- mal (una yegua, en la versi6n rusa’®) le muerda y secciéne los » hipersexualidad (que es también bi- y polisexualidad) de los “Trick stereo “'Décepteurs’’ de varias mitologfas y de los ‘‘payasos rituales”” que ry asi como su ambigiiedad constitutiva (ya que se le suele atribuir transformismo y amovilidad de los atributos genitales), desa- no se retiene més que una afeminacién o una importancia unfvoca. *D. Pautme, op. at., p. 311, destaca, en el ciclo relativo a la calabaza smo‘! madre devoradora’’, los elementos de un conflicto que opone ‘‘princi- pe masculin’’ y “{éminité insatiable’ y la representaci6n de “‘l’instauration d'un ordre vin! qui succéde au chaos’’. Aw lh 1678 (‘The boy who had never seen a woman’). Véase tam- lién el po 1666 (‘*Numskull believes he is married to a man’). ‘Aw Th 1685 (‘The foolish bridegroom’’). Véase Fasre y LACROIX, op. - “, wim. 56 (Ea Jan Golut’’): el héroe desconoce la antomia femenina y proyecta simbOlicamente la angustia de la castraci6n al poner sus dos manos en un chntarc donde quedan cautivas. Su desarrollo psfquico parece haberse parade en un estado oral-anal, ya que sdlo le interesa comer y se da una iden- uificacién final del alimento con excrementos, Notese que el motivo del cénta- © roto reaparece aqui, pero invertido: ya no significa coito o creacién cbsmica, sino final desastroso de un cortejo fracasado. "Ae Th. 1408 ("The man who does his wife’s work’). i ™ Contes secrets resses, Paris, 1981, pp. 60 4s. ntim, 27 (‘Le paysan qui ip n pe! Gore jarle a latigazos: en ae sexual del palurdo, ya , Propio sexo haciéndole creer que es w La misma degradacién de un tema mitico en y satirica se puede observar cuando se considera la las figuraciones del embarazo masculino: otra vez se persistencia de la misma relacién entre locura y na Al concepto de ‘“‘loco-clueco”’ © loco ponedor Fa en el repertorio icénico de la Compagnie de la ““Mére 0 ¢ Dijon”— corresponde simétricamente el del parto (cesareo) de fait le besogne de sa femme”). Esta coleccién anénima es una reet de la twaduccién francesa de cuentos rusos recogidos por “Sin, So i Recueil de documents pour servir a "étude des traditions populaires, 1. Heilbronn, En la versidn catalana (J. AMADES, Folklore... pp. 1061 ss., nim 440, “En: Galdric i la Galdrica”’), los protagonistas son sélo novios: En Galdrie destro- za los huevos de la gallina a bastonazes para ayudar a los polluelos a salir del ascarén. El episodio final de la castracién no se menciona sino de forma me- amente alusiva: ¢l tonto esta desnudo y le muerde el ganso (sin mayor preci- Sobre el ciclo de cuentos relatives al ‘foolish man and his wife””, véanse 1405 a 1429. En el ciclo de “la mujer mandona” (Espinosa, op. cit, néims. 91-92), es el marido el que al final sale ganando, ya que consigue domar al marima- hho (cf. Aa-Th. 670 y 900-904, toda una serie de tipos y subtipos reunidos en un ciclo general titulade ‘“The shrewish. wife is reformed”), pero en algu-- nas versiones la mujer le impone su voluntad al esposo (en A. M. Espinosa, op, cit., % 2, p. 355: el apaleado marido.‘*. . llega asacar pollos de unos hue- vos que su mujer le ha metide entre los trapos’’; el mismo tema aoe Maupassant en Toine). a si sii Py ‘secrets russes, pp. 53-ss., ndm. 24 (‘Le mari qui couve’’). El mo- tivo del idiota al que una mujer hace creer que su sexo.¢s una eee sido debidamente catalogado ni estudiado: es antiquisimo (se ena ee de Margites, cpopeya comica, griega. que, se. atribuyd a ffomer, un episadio te by ‘areaica, Madeid, 1979; pp- ed. A. B. Pajares, ed., Fragmentas épua griega ee aga, cf. W. D. O'FLAHERTY, Pee Mere By basnén de la, “Bare, Rolle” represents, sh: sighe: aoagennen de cos: después de que el cristi a través de la remodelacién del ‘episodio : (que viene a ser hija de Adan, parida directamente sey el dog- ma feudal de la supremacia del padre sobre Jos hijos, hombre sobre la mujer y de los sefiores sobre Jos sabditos, la cultura fol- Klérica reaccioné invirtiendo el sentido del mensaje y volviéndolo en contra de los representantes del sistema opresor (amos y sacer- dotes), ridiculizados en su deseo € intento de presentarse a la vez como. padres) ceayeumins no renuncian, ni mucho menos, al falocentrismo— Y madres de sus subalternos*. La demostracién es brillante, pero sélo se centra en SU aspecto parcial de las tradi- ciones movilizadas, puesto que hace caso omiso de los elementos de Ja cultura folkl6rica que S© determinan independientemente de la cultura dominante, en particular de los elementos rituales”, y no considera sino los componentes burlescos, satiricos y negati- vos de] tema. Cabe subrayar, en efecto, que Este m0 Se inscribe en la ‘“cul- >” que salen de un nido (reproducci6n en C. Gatoneser, Le. folklore obs- céne,.., P» 161). 80 Véase el grabado que jlustra el Fastnachtspiel del “Parto cesdreo de los le abrir el vientre con locos”’ (Das Narrenschneiden); 40 Joco al que le acaban ds un cuchillo da a luz toda una prole de jncipientes parecidos a €, vestidos con trajes de buf6n (grabado reproducido en el catdlogo de la exposicion Die Welt des Hans Sachs, Nuremberg, 1976, nam. 271, p. 247). : 8! Sigo la traduccién francesa, mas completa que el original italiano: L’homme enceint, L’homme, la ferme et le pouvoir, Paris, 1983. Zapperi muestra también que en el Renacimiento la cultura burgues4 recupera el mensaje feu- dal y adopta, en forme Jaica y urbana, el repertorio satfrico destinado 4 ilus- trar y justificar la sumisién de mujeres Y campesinos. rategia de poder 82 El conflicto entre los sexos no es Solo producto de la est i respuestas que provoca. adoptada por las clases © jdeologias dominantes y de las Hemos visto que ya existe, como antagonismo ladico pia cultura folkiérica, donde desempeha un papel de pedagog!® actualizacién de un sisterna social exogamico y . M. ‘et chansons anciennes de la Chine, Libraire Ernest Leroux, Paris, 1919, ye dete- nido estudio de los agones griegos que lleva a cabo F. RopRIGUEZ Apral ; a Origenes de la lirica griega, Madrid, 1976; y Fiesta, medi. tragedian BarceseN™ 1972).

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