Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
© Elena Pacheco Zaragoza 2008
Este libro está licenciado bajo Creative Commons:
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/es/
2
FRAGMENTOS
3
4
A mi familia
a mis amigos
y a ti, por ser mi inspiración
5
6
“Un pintor, es un hombre que pinta lo que vende.
Un artista en cambio, es un hombre que vende lo que
pinta.”
Pablo Ruíz Picasso
7
8
Índice
Prólogo.........................................................................................11
PORQUE EL AMOR TAMBIEN PUEDE DESTRUIR..............13
YA NO TENGO...........................................................................17
AQUÍ ESTOY (MIL GOTAS DE LLUVIA)...............................18
HISTORIAS CUALQUIERA DE UN VIAJE.............................19
UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD............................................23
UNA HISTORIA SIN FINAL.....................................................33
TIEMPO.......................................................................................39
MANERAS DE AMAR...............................................................43
DAME CALOR............................................................................47
LUNA...........................................................................................51
¿SERIAS FELIZ CONMIGO?....................................................52
AMOR..........................................................................................53
EL CAMINO QUE ME MARCA UNA NUEVA SONRISA......55
FRAGMENTOS...........................................................................57
NADA ES IMPOSIBLE...........................................61
CICATRICES..............................................107
9
10
Prólogo
Ocurrió en un jardín.
Toda la espesa superficie verde se tiñó de agua. Miles y
miles de gotas de vida se encargaron de que ocurriese el milagro.
Algo nació aquella mañana de otoño, algo pequeño pero grande,
silencioso pero atronador, naturaleza pero arte.
Los pájaros, en un arrullo de amor, se arremolinaron en
torno a ella. La lluvia la empapó haciéndola especial y algunos
pequeños animalillos corrieron a darle la bienvenida. Aquella
mañana de otoño nació ella, la rosa más bonita del jardín. Era
única entre las demás y llamaba la atención por su color inusual.
Era una rosa mística, poetisa, artista, soñadora, inconformista...
Pero sobre todo, era una rosa de plata.
Elena Pacheco Zaragoza te brinda en este libro la
oportunidad de introducirte de lleno en su mundo. Un mundo de
realidad y de fantasía, una bola de espuma en la que las burbujas
son palabras que tejen una gota de jabón. Burbujas que nos hablan
de recuerdos y de anhelos, de pensamientos y deseos, de
inquietudes y pasiones que cabalgan deprisa por esa orilla que tan
bien conoce, llamada Fragmentos.
Porque su obra es como una pequeña parte de nuestras
vidas, diminutos fragmentos de cada uno de nosotros. Y es que, al
leer su libro, vemos reflejado en un conjunto de letras nuestras
más íntimas reflexiones, eso que tanto nos cuesta expresar con
palabras, y que parece que Elena descubre, como si quisiera
invadir o conquistar de alguna manera, un trozo de nuestros
latidos más profundos.
11
Su puño una nube, su pluma un relámpago, y su obra una
gran tormenta que empapa nuestras vidas, como una caricia suave
de un amor correspondido, la mirada de un niño que pide
compasión, o la palabra amiga que siempre buscamos en nuestros
momentos más amargos...
Con este libro, Elena nos abre una puerta a la inspiración a
base de reflexión e ilusión, los ingredientes de una receta que
irremediablemente conlleva al éxito, puesto que esa palabra no
significa otra cosa que sentirse a gusto con lo que uno hace e
identificado con lo que escribe. En su empeño por pintar un
lienzo en blanco, por escribir unos folios sin letras y por llenar un
espacio vacío, la autora de esta especialísima recopilación de
escritos nos regala un manantial, que supone el punto de partida a
una vida dedicada al arte en su completa manifestación.
A la noche y al día, a los animales, a la labor del hombre,
a una sonrisa, a los cánticos solemnes, a la libertad de expresión,
a la justicia, al cielo azul, a los sueños, a la familia, a un guiño, a
las estrellas, al cariño eterno, a ella, a los amigos, a la Tierra, a los
grandes poetas, al amor, a la vida... a todos ellos, por estar
presentes de alguna u otra manera en este libro, gracias.
Y gracias a ti Elena, porque ya eres una escritora
excepcional, pero sobre todo, por ser todavía mejor persona.
Fernando de la Cruz Sánchez
12
PORQUE EL AMOR TAMBIEN PUEDE DESTRUIR
13
que me gritó “¡te odio!”, tras el enésimo intento de arreglarlo
todo. Al ver en sus ojos qué reflejaba pensé que realmente la
había perdido, no sabía cómo, pero la había perdido. En eso
llevaba pensando esas cuatro horas...y en la carta que le había
enviado hacía dos semanas y que no había contestado. Ya que
rehusaba de escucharme, decidí mandar una carta sin remite, para
que al menos la abriese y leyese. Tal vez no fue lo correcto. Cinco
minutos antes de que el reloj pitará dando las cinco, caí dormida
profundamente. Me desperté dos horas después cuando mi padre
me levantó para ir a clase, a la universidad, a la nueva vida que
llevaba ahora. Y sin ella, me estaba costando acostumbrarme.
Tras varias largas horas de clase volví a casa. Por inercia miré en
el buzón...y para mi sorpresa había una carta e iba dirigida a mi.
La abrí y miré quién firmaba. Era ella. Empecé a leerla cuando
llegué a casa y me encerré en mi habitación. Mis padres no habían
llegado, no lo harían hasta dentro de dos horas. Abro el sobre,
tumbada sobre la cama y comienzo a leer
“Hola
Siento no haberte contestado antes. No sabía si hacía bien
contestando y diciéndote la verdad (y aún mientras escribo sigo
dudando), pero lo debo hacer, por la amistad que tuvimos...y que
tras esta carta jamás recuperaremos. Empezaré diciéndote la
verdadera razón por la que me alejé de ti, que no fueron las
últimas palabras que te dirigí. No te odio. Sino te amo. Me duele
tener que decírtelo, sé que soy una persona muy importante para ti
y no te mereces nada de lo que te he hecho. Intenté durante
mucho tiempo controlarme, no enamorarme de ti. Pero no soy yo
quién elige de quién enamorarme o no, nunca aprenderé que al
corazón no se le puede dominar.
Me distancié de ti porque cada día te amaba y deseaba más, hasta
el punto que el dolor me pudo y no podía controlar mis impulsos.
Estar cerca de ti cuando te abrazaba, me enloquecía, por el olor de
tu pelo, por saber a qué saben tus labios y querer perderme en tu
cuerpo... si no me alejaba lo estropearía todo y no podría
recuperar jamás nuestra amistad.
14
Puedo imaginarme como reaccionarás ante esta confesión, sé que
sufrirás mucho y que acabarás odiándome por ello. Tienes todo el
derecho de hacerlo pues me lo merezco. Me importas demasiado
como para perderte para siempre, prefiero distanciarme de ti,
olvidar y empezar nuestra amistad de cero, dentro de un tiempo
cuando pueda recuperar todo lo que eché a perder. Pero si no me
quieres ver...lo entenderé
Hasta siempre
15
16
YA NO TENGO
Vacío. Eso es lo que va a quedar de mi. Vacío. Llevo horas con la
mente nublada pero en realidad estoy pensando en todo. ¿O es que
en realidad lo estoy sintiendo? No pongo atención en nada, solo
en tu ausencia. Porque para mi la sola presencia de algunas
personas llenan más que aquellos que pasan más tiempo a tu lado.
Y tú me has llenado más en cinco minutos que otras personas que
han pasado muchas más horas conmigo.
Ya no tengo tu sonrisa, que me animaba cada mañana a
levantarme de la cama para verla, a pesar de depararme un día
oscuro, que se tornaba más claro nada más verte.
Ya no tengo tu alegría y tu vivacidad que de algún modo me ha
estado dando vida a mi. Tus ojos soñadores y tu forma de pensar
que hacía que recuperara las ganas de luchar por aquello en que
creía y había dejado de creer. Tu sola presencia me bastaba para
seguir adelante en la vida. Ya no tengo nada de todo eso.
Vacío. Eso es lo que va a quedar de mi. Vacío y oscuridad. Porque
no te das cuenta de lo mucho que tienes hasta que lo pierdes, de lo
que te importan las personas hasta que solo te queda su ausencia.
De la luz que guía tu alma hasta que se apaga. Eso es lo que has
sido tú, una luz que encontré en la oscuridad en la que se hallaba
mi alma cuando se adentró en la soledad y el dolor de
sentimientos pasados.
Ya no tengo vida......solo pienso en ti.
17
AQUÍ ESTOY (MIL GOTAS DE LLUVIA)
18
HISTORIAS CUALQUIERA DE UN VIAJE
Hay ocasiones en las que acabas aborreciendo cualquier vehículo
móvil de cuatro ruedas y prefieres caminar aunque se trate de un
camino largo. A diario para ir y venir de clase puedo llegar a
coger cuatro autobuses si mi padre no puede llevarme por las
mañanas. Y dependiendo de la línea que cojas para volver a casa
puedo llegar a las tres de la tarde...o cerca de las cuatro. Son esos
días (los que llego a las cuatro) en los que maldices al despistado
que ha estampado la parte delantera de su coche con la trasera del
vehículo que se encontraba pocos metros por delante, provocando
atascos kilométricos y embotellamientos en casi más de la mitad
de la capital y durante varias eternas horas. Insultos, maldiciones,
prisas, quejas, retrasos, nerviosismo y desesperación.
Sentimientos que sacuden como a conductores como a pasajeros y
que son comunes en todos. Los unos porque llegan tarde a clase, a
trabajar o simplemente a una cita matinal con el amado o la
amada, que acaba de llegar a la ciudad y espera en el aeropuerto,
o una reunión de gran importancia para la empresa donde
trabajan. Los conductores pueden compartir sentimientos con las
personas que los acompañan y si son conductores de autobús
sienten desesperación por ellos, por la responsabilidad de llevar a
los pasajeros a su destino y que no podrán llegar a tiempo.
También porque el retraso de su llegada colapsa las marquesinas y
paradas del autobús. Dicho sea de paso que si se trata de la hora
del desayuno o del almuerzo y está en un atasco, los sentimientos
de ese conductor o conductora no son muy diferentes de los
demás.
Vidas, historias que vienen y van según bajan y suben del
autobús. La mía, claro está, se une a esas vidas. A veces me
pongo a pensar en ello, en esos días de los que ya he hablado y en
los que estoy desesperada por estar, tiempo de más, de pie o
19
sentada en el autobús que me lleva a casa. Aunque ya de por sí
tarda en llegar treinta minutos hasta donde resido aquel día con el
atasco tardó mucho más. Con disimulo y sin ánimo de ofender
observo a cuantos se suben y bajan. Desde donde estoy me fijo en
un hombre mayor, de unos treinta y tantos o cuarenta años. Es un
hombre delgado, de semblante serio y cansado, muy bien vestido,
con traje verde oscuro y una corbata de color negro. Va cargado
con un enorme maletín, de color negro también. Pienso que puede
tratarse de un empresario, lleva como quince minutos discutiendo
por el móvil. Tal vez hable con su jefe o con un cliente
importante. Hace un gesto de enojo pero no dice nada durante
unos segundos. Imagino también que puede tratarse de un
profesor que imparte clases a colegiales o a jóvenes de
bachillerato y que con quién discute es su mujer. Poco después
toca el timbre para bajarse en la siguiente parada Dentro del
autobús el sonido de las conversaciones era más alto de lo
habitual, hay sobretodo muchos grupos de estudiantes que han
salido de clase hace veinte minutos y ahora han conseguido coger
el autobús. No presto atención a ninguno de ellos sino a una
joven, de más o menos mi edad, que monta en la misma parada en
la que se ha bajado el señor de antes. Era de las últimas de la larga
cola de personas que esperaba el autobús. A punto de salir llega
otra chica más corriendo, con su mochila dando saltos sobre sus
hombros al ritmo de su carrera. Finalmente subió jadeante. Paga y
dirige su mirada en general al interior del vehículo, intentando
buscar un asiento libre (algo imposible) y su mirada se cruza con
la de la primera chica que observé que subió. La reacción que
tuvieron cada una lo dijo todo. Ambas palidecieron y mantuvieron
la mirada durante casi un minuto, reflejando muchos sentimientos
en sus ojos. Estaba claro que se conocían de antes y que no
esperaban verse allí. Subieron más personas y la que estaba de pie
encontró la excusa perfecta para romper el incómodo contacto
visual y cambiar de postura, dándole la espalda a la que era su
amiga y “acomodándose” cerca de las barras para agarrarse (y no
caerse en una mala curva). Ambas se quedaron absortas en sus
20
pensamientos. Sin lugar a dudas eran dos amigas cuya amistad no
pasaba por buenos momentos. Malentendidos, discusiones,
formas de pensar diferentes, un chico...hay mil y unas malas
razones para poner en entredicho una relación de amistad.
Empieza a pasar el tiempo, el viaje casi está llegando a su fin y se
baja más gente de la que se sube. De los que se baja, hay una
chica muy guapa acompañada de un chico muy alto y delgado.
Ambos conversan sin desánimo y con mucha confianza, parecen
muy buenos amigos. No dan la sensación de que sean algo más
que eso, algo raro hoy en día, pero mi idea es corroborada
momentos después, cuando la chica se despide de su amigo y se
baja del autobús. El chico, después de puesto en marcha el
vehículo, sigue con la mirada a la chica hasta que la pierde de
vista; no puede evitar dejar escapar un suspiro de resignación. Sí,
son buenos amigos pero él tiene mucho que callar si quieren
seguir igual. A pesar de que sus sentimientos lo ahoguen. Cada
vez somos menos en el autobús, algo que no me extraña en
absoluto. Rara vez y a esas horas, llegan más de cinco personas
hasta el Parque del Sur. Estoy tan aburrida que casi me
duermo...pero tengo detrás mía el sonsonete de un ruidito de
música, el procedente de un niño de catorce años que la escucha
en su reproductor de Mp3. Parece algo de Heavy metal, aunque no
me lo termine de creer, porque sería el primero que no estuviera
escuchando reggeaton. Momentos después lo comprendo, cuando
se baja y veo que se trata de un chico vestido de negro y con una
camiseta del grupo Mago de Oz. Era el único ruido que se oía en
el autobús unido al de las gotas de lluvia (una de las causas de los
atascos de hoy) que golpean con furia el cristal de las ventanas.
Los demás pasajeros están ensimismados, pensando en sus cosas
o en nada. Algunos intentan percibir algo entre la intensa lluvia y
otros sencillamente disfrutan viéndola caer. Una mujer delante
mía leía un libro cuyas páginas estaban algo amarillentas. Me
percato entonces de la presencia de dos personas sentadas en los
asientos reservados normalmente a minusválidos: son una mujer y
supuestamente a su lado se sienta su hija, pues hay gran parecido
21
físico entre las dos. La chica bien podía aparentar los diez u once
años...si no portara en sus manos un bebé recién nacido. Bien
podría tratarse de su hermanito (o hermanita) pero por las
palabras que logro escuchar de la conversación que mantienen las
dos (como “ginecólogo”, “matrona” o “eres incorregible”) y los
gestos de enojo de la mujer, creo que el niño es su nieto, no su
hijo. Regalo sorpresa de ese arrebato de pasión que tuvieron en su
momento, nueve meses antes su madre y su padre, si es que a éste
lo llega a conocer. No resulta tan extraño como la pareja que más
tarde suben al autobús, cinco paradas antes de llegar al final del
viaje. Aparentemente son dos buenas amigas, una de ellas lleva
una camiseta con el mensaje “Read my lips” a la altura del pecho.
No era llamativa pero sí curiosa. Mi móvil comienza a sonar y
desvío mi atención a él. No necesité mirar de quién se trataba
sabía que era mi madre para saber donde diablos andaba metida.
Tras asegurarle que estaba a punto de llegar me doy cuenta de un
detalle sobre las dos chicas de antes...antes no estaban
tan...cariñosas como estaban antes. Me quedé perpleja ante la
actitud de ambas he intento no fijar mucho la mirada...y más
cuando se dan un tórrido beso. Quién lo diría ¿no? aprovechan
que casi nadie les presta atención y que hoy en día esas
demostraciones amorosas son tan normales como las de cualquier
otra pareja de heterosexuales. Finalmente el autobús para, ha
llegado a la última parada del viaje, es decir, mi calle. Me bajo
junto a los cuatro o cinco que quedábamos: la mujer con su hija y
su nieto, que ya estaban algo más relajadas y caminaban
silenciosas en dirección contraria a la que tomaría yo; la pareja de
chicas que agarradas de la mano subían la cuesta de la calle y por
último un hombre de unos sesenta años que permaneció charlando
con el conductor, el cual paró el motor del autobús y se bajó a
estirar las piernas. Todavía tal vez, le quedaba otro viaje más antes
de comer...
22
UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD
23
peñón le rodea una serie de arrecifes y rocas salientes que
facilitaban el trabajo y la intención a esos infelices. Lo que no
terminaba de explicar es por qué iban allí precisamente, incluso
personas que no residían en mi pueblo. Hubo casos en los que las
autoridades tardaron una semana en localizar un familiar de la
víctima o en identificarlo. Al lograrlo, se percataban de que no
vivía allí y había tenido que ser un amigo, un hermano, su
madre... quién acababa allí, buscando a su ser querido, que ya
criaba algas en el fondo del mar.
El ayuntamiento por su parte, se había planteado alguna vez
cerrar la playa, algo que no llegó nunca a hacer. Muchos
lugareños pensaban que el alcalde no quería dar más mala imagen
al pueblo, si cerrando la playa la prensa se hacía eco del cierre de
lo más emblemático del lugar o dándole una imagen siniestra
nada favorecedora.
24
-¡Alguien está escalando el peñón!-alegó, con los ojos
desorbitados, pálida y sudorosa. Estaba más alterada de la cuenta
y sabía la razón, la misma por la que se desvelaba a menudo por
las noches. Debió ser en uno de esos desvelos que descubrió a
quién allí se subió. Supongo que por ese mismo motivo o porque
estaba cansada de siempre lo mismo, que reaccioné, me puse una
bata y las deportivas, me acoplé también un chubasquero y salí a
adentrarme en la tórrida lluvia que todavía caía. Corrí y corrí
hasta llegar al peñón, como alma que lleva al diablo, pensando en
que si me demoraba más, más probabilidades había de que dicho
individuo se hubiera partido el cráneo contra las rocas. Me alivió
un poco el distinguir una silueta que parecía estar sentada o
agachada. Quien fuera no parecía importarle ni el tiempo ni
mojarse. No me pensé dos veces el cometer una locura al escalar
el dichoso peñón, corriendo el peligro de resbalar y caer, pero una
fuerza que desconocía hasta el momento me empujaba a hacerlo.
Al llegar a lo más alto, el hombre (lo deduje por su amplísima
espalda) estaba ya en pie, preparado para dar fin a todo.
Caminando, siendo muy cuidadosa en donde ponía mis pies, lo
agarré con fuerza de un brazo.
-¡Espera!¡No te tires!-con la densa lluvia, tenía dificultades
para distinguirle la cara cuando se volvió a mirarme, pero me
podía imaginar la sorpresa pintada en ella. Sin duda, no me debía
esperar a mí ni a nadie allí, mucho menos a esas horas.
-¿Por qué no?-repuso con voz muy grave, una voz que sin
embargo tenía un tono que me resultaba muy familiar.
-¡Sé que todos venís a suicidaros aquí, a acabar con vuestra
vida! Óyeme bien, sea lo que sea lo que te deprime, no lo hagas
¡no te deprimas y sigue adelante!-fueron unas palabras que
surgieron solas de mi boca, como si ya hiciera tiempo que
desearan hacerlo, como si hubieran sido reprimidas en aquel
fatídico día que mi madre y yo recordábamos a veces con
amargura, días o noches como la que estaba viviendo en ese
instante. Unas palabras que no había sido capaz de decir a nadie
de los que por allí habían pasado.
-No servirá de nada, mi vida no tiene sentido-contestó
25
cortante, molesto tal vez por mi repentina intervención. Sacudió
su brazo, con una violencia innecesaria y con paso decidido se
dirigió al final de las rocas. Me abalancé sobre él, sujetándolo por
los hombros; dejaba de llover en el momento en que
forcejeábamos, él luchando por liberarse de mí y yo por que no se
tirara... hasta que caímos al vacío repentinamente, sin tener
tiempo de gritar. Esperaba con horror notar mi cráneo o mi cuerpo
estrellarse contra las rocas, notar como mi vida se desvanecía y
teniendo como único testigo a aquel desconocido que sólo
intentaba salvar.
Para mi sorpresa lo único que noté chocar contra mi cuerpo fue la
superficie del agua y la arena del fondo del mar arañando mi cara
y mis manos. Después unas manos me sacaban con fuerza a la
superficie. Acabábamos de descubrir el punto flaco de aquel
lugar.
-¿Estás bien?
-Eso creo-respondí cuando dejé de escupir agua y toser. Lo
miré y me quedé petrificada. La lluvia había amainado, empezaba
a amanecer y gracias a los primeros rayos de sol, pude reconocer
al hombre que estaba frente a mí y que no era tan desconocido.
-Ah... tú...
-¡Profesor!-exclamé con asombro. Era mi profesor Matías,
que me daba clases en la universidad. Era un becario que se
acababa de licenciar y por entonces llevaba un tiempo de baja
Lo obligué a que entrara en mi casa y se cambiara de ropa. Mi
madre lo examinaba de arriba abajo y con razón, estaba
irreconocible, parecía cualquiera cosa menos un profesor de la
universidad. Tenía un aspecto muy descuidado, su ropa empapada
y su pelo mojado no ayudaban en nada. Una de nuestras vecinas
nos ofreció ropa de su marido para que se vistiera y mientras me
bañaba en agua caliente mi madre preparaba café y leche
calientes. Al salir con ropa limpia y seca, ya estaban sentados en
la mesa. Durante el baño me paré a pensar en porque no lo había
reconocido: era el profesor más popular de la facultad, por ser el
más joven y el más atractivo, trayendo loquitas a todas las
estúpidas de mi clase, Al tratar con él perdía todo por la boca, era
26
frío, rudo y muy seco a la hora de pronunciar sus palabras. Si
alguna de esas chicas lo hubiera visto como lo vi yo esa
madrugada, lo dejarían de adorar y los que ya lo detestaban lo
detestarían más... o se compadecerían de él.
Estaba cabizbajo, removiendo su café, así se veía, si cabía, más
triste. Tenía una barba de varios días, diría que semanas, estaba
demacrado, ojeroso, el pelo descuidado y grasiento, con un
aspecto flácido, de no comer bien o no comer. Tenía razón en que
no pasaba por el mejor momento en su vida y me pregunté por
qué. Mi madre nos dejó a solas minutos después de llegar yo,
quería ir a comprar. El momento oportuno para hablar con él.
-¿Se encuentra mejor?-asintió, tomando sorbos de su café con
desgana. Me iba a costar sacar algo más que una conversación de
besugos. Pensé que seguramente sería mejor ir directa al grano-
¿podría saber qué es lo que ha traído a un profesor como usted a
un pueblo apartado como este?-pregunté con la mayor delicadeza
posible, para no encontrarme con una negativa de respuesta. No
dijo nada, terminó de beber el café, como si no me hubiera oído.
Cuando creía que no lo haría contestó:
-Mi mujer me ha abandonado por otro- francamente era una
noticia que rompería el corazón a más de una. A mi parecer no era
una sorpresa, lo extraño habría sido que fuera soltero.
-¿Y esa es razón para dar fin a su vida?
-Era la mujer de mi vida-zanjó con sequedad. Sentí que me
sonrojaba ligeramente, emocionada de saber que nuestro
“querido” profesor sabía hablar tan bien sobre sus sentimientos,
nadie sería capaz de imaginárselo. De todos modos en un día le
habían sucedido cosas que ninguna otra persona que lo conociera
se imaginaría que le ocurriría.
-Esa no es razón para suicidarse. Debería ser más optimista y
pensar que la vida le dará otra oportunidad para amar y ser
amado, más tarde o temprano-no dijo nada, sus ojos hablaban por
él, parecía que me decían “eso es lo que tu crees”. Ojos tristes y
desconfiados. Tenía que comprenderle, estaba en una casa ajena,
la casa de una alumna suya, cerca del sitio donde había pretendido
acabar con su depresión, con una ropa que no era suya... y
27
hablando con una chica que no había hecho más que darle
reprimendas. Era más que comprensible su actitud.
Mi madre volvió para recordarme que tenía clase y que no se me
fuese el santo al cielo. Me recordó que tenía algo más que decirle.
-Eres una persona libre de hacer lo que quiera y de hacer o no
caso a mi consejo. Yo no soy nadie para obligarlo a hacer nada
pero le vendría bien un cambio de aires, cambiar de rutina, es una
buena manera para empezar a olvidar. Así que le aconsejaría que
diera ese cambio, empezando por volver a las clases.
-Tengo pedida la baja-alegó como si aquello bastara para
excusarse.
-Me es igual. Mis amigos y compañeros le echan de menos,
imparte muy bien las clases y nos gustaría que volviera. Nos
cansa un poco el sustituto que tenemos, a mí por lo menos-dicho
esto hablé con mi madre para que cuidara de él y lo acompañara a
su casa cuando se asegurara que estaba en condiciones de volver.
Mientras iba hacia las clases pensé que todos mis esfuerzos
podían ser vanos. Nunca había intentado hacer lo que había hecho
en esta ocasión, puesto que jamás he tenido esa oportunidad que
había tenido con Matías. Ya con el hecho de haber intentado
persuadirlo de su intento de suicidio, era un paso pero... ¿era
suficiente? ¿le habría conseguido quitar esas ideas de su cabeza
para que lo intentara?
28
Una semana después de volver, al final de una de sus clases,
empezaba a recoger para irme.
-¿Marina?
-Sí, profesor...
-¿Tiene clase ahora?
-Eh, no, ahora tengo descanso
-¿Puedo tomar algo con usted? Quiero comentarle algo
Las estúpidas que estaban haciendo como que buscaban algo que
se suponía que había caído al suelo o buscando cosas en los
pupitres, se quedaron con caras de aleladas, más cuando salimos
juntos.
Me llevó a la terraza de la cafetería de la facultad junto a la
nuestra. Sólo empezó a hablar tras servirnos nuestros refrescos
(coca cola y zumo).
-No soy muy ducho en explicar mis sentimientos, suelo ser
muy brusco... pero haré un esfuerzo. Quería-respiró hondo-quería
darte las gracias por lo que ya sabes-estaba azorado, diciendo esas
palabras, haciendo que me sonrojase también y sintiendo cómo se
me aceleraba el corazón
-De nada, es lo menos que podía hacer-me sonrío ¡era la
primera vez que lo veía sonreír! Y tenía una sonrisa preciosa...
-Esos días me sentía acabado-una expresión más seria
sustituyó su sonrisa-y no veía otra salida que esa. Y me
avergüenzo de ello, porque es muy cobarde. Tenías toda la razón:
siempre hay un motivo para seguir viviendo y volver a sonreír-yo
también opté por una expresión más seria pero me alegré de verás
de que estuviera mejor. Unos segundos después, de silencio, me
dice- Hay algo que me gustaría saber ¿por qué me ayudaste?
-Porque no resultan agradables las consecuencias que hay tras
recoger los restos de quienes se tiran.
-¿Sólo eso?-guardé unos segundos de silencio, no estaba
segura de si debía explicarlo.
-Nos trae amargos recuerdos a mi madre y a mí.
-¿Amargos recuerdos?
-Sí, ese peñón, no es una simple roca para mi madre y para mí
-¿Y eso?-preguntó sin llegar a comprender. Respiré hondo,
29
debía contarlo todo para que me entendiera... y al fin y al cabo, él
se había sincerado conmigo y me había abierto su corazón.
-Mi padre fue quién abrió la fatídica lista de quienes hicieron
lo que no hizo usted-Matías abrió los ojos como platos y
murmuró “puedes tutearme”-hace muchos años mi padre se
separó de mi madre, para irse a vivir con una amante. Al cabo de
seis meses, la vida le hizo pagar el daño que le causó a mi madre,
siendo abandonado por su amante, que se fue con uno más joven
que mi padre.
-¿Qué sucedió entonces?-preguntó cuando yo tomaba aire,
aunque creo podía imaginárselo.
-Mi madre lo seguía amando e intentó que volviesen juntos
pero mi padre no quería verla ni en pintura. Estaba muy afectado
por lo de su amante tanto que... bueno, te lo puedes imaginar.
-Sí, lo imagino, lo siento-dijo algo cabizbajo-supongo que ese
suceso os marcó ¿me equivoco?
-Digamos que sí, que tenemos secuelas. Un año y medio
después de su muerte, otros y otros le siguieron al infierno. Yo
tenía catorce años cuando mi padre falleció y siempre me he
quedado con las ganas de decirle a mi padre lo que... lo que te dije
yo a ti
-Ahora entiendo porque me hablaste con tanta claridad, sin
andarte con rodeos-dijo con una amplia sonrisa pero apenas pude
disfrutarla, bajé la cabeza algo avergonzada. Fue una hora muy
agradable, empecé a conocer a Matías de verdad y ver que no era
para nada una persona ruda y cínica que muchas veces
demostraba ser en su papel como profesor.
No fue la primera ni la última ocasión en la que nos quedamos a
comer o a tomar algo en los ratos libres, entre clase y clase. Su
presencia era tranquilizadora y me gustaba estar con él, con
confianza y sin tener la presión de pensar que él era un profesor y
yo una alumna. Matías se las ingeniaba siempre para que olvidara
ese detalle. Era envidiada por muchas de mi clase, que me
odiaban por ser la preferida del profesor. Una envidia que a mí
me resbalaba, podría jurar que más de una de ésas querría estar
en mi lugar para beneficiarse a su costa, aprovechando su
30
situación de amantes para sacar un aprobado en la asignatura sin
hacer nada (bueno). El tiempo pasó, llegando los meses de más
calor, de más agobios y de nervios a flor de piel, siendo habituales
las discusiones por tonterías. Más de una de esas aprovechadas
frustradas me quiso sacar de mis casillas, sin conseguirlo porque
acababa zanjando el tema o sencillamente me iba del lugar donde
me empezaban a acosar. Me sentía entonces demasiado feliz para
perder el tiempo y gastar energías con nadie. Habían pasado
varios meses desde que ayudé a Matías, que se recuperó por
completo y en el transcurso de ese tiempo nadie había vuelto a
subirse al peñón, hecho que se notó en el humor de mi madre, que
estaba más contenta y con más vitalidad.
Pasábamos por esa inmejorable situación, que ya no esperábamos
la llegada de nadie a ese lugar para otra intención que no fuera la
de hacer turismo. Así pues, cierta tarde que mi madre y yo
salimos a comprar por la capital, volvimos a casa al crepúsculo.
Dejábamos la compra, momento en que irremediablemente
debíamos fijarnos en el peñón... mi madre gritó
-¡Marina hay alguien subido!-el miedo y la amargura
volvieron a su rostro más envejecido de lo que debiera tenerlo. De
espaldas como estaba, me volví y reconocí la silueta de Matías
erguido en lo más alto.
Si la noche que lo detuve corrí rápido, aquella tarde lo hice más
aún, por algo más que se escondía en mi corazón, algo que fue
naciendo y creciendo cada hora, cada día, cada semana y cada
mes que fue pasando.
-¡MATÍAS!-grité a pleno pulmón al llegar y me observó subir
desconcertado, no esperé a que respondiera para hacerlo.
-¿Qué pasa?-me dijo en cuanto llegué a su lado.
-¿Qué pretendes hacer? ¡Estás loco! ¿O qué?-barboteé un
montón de palabras incomprensibles y sin sentido, dichas con
rapidez y casi sin aliento. Matías se había sentado,
comprendiendo la razón de mi alteración comenzó a reírse a
mandíbula batiente, sin poder cesar en mucho rato. Sentada a su
lado, lo vi como se reía con cara de ofuscada y muy colorada por
el ridículo que acababa de hacer.
31
-¿De verás creías que me encontraba aquí porque quería...?-no
pudo reprimir más carcajadas.
-No le veo la gracia, te conté si no recuerdo mal por lo que
este sitio es famoso-repuse con frialdad a pesar de que en el fondo
me aliviaba que estuviera allí por gusto.
-Muy desagradable por cierto. Mira allí-señalo al horizonte,
donde se podía apreciar cómo el sol se ocultaba tras el mar. Pude
presenciar esa magnifica puesta de sol con Matías, que aprovechó
el mágico momento para confesarme.
-No estaba aquí ni para lo mismo de la última vez, ni por la
puesta de sol. Tenía ganas de verte pero no estabas. Y, como
ahora esta playa me trae buenas vibraciones, quise quedarme aquí
a esperar. Pero tan hechizado estaba con las vistas panorámicas
que no he percibido la luz que ahora hay en tu casa.
-¿Qué quieres decir con que te trae...?-posó sus dedos en mis
labios para que no prosiguiese
-Este peñón me recuerda a ti, y si me recuerda a ti, me siento
muy feliz.
Me quedé embobada disfrutando de esa amplia sonrisa de
ensueño y esos ojos que irradiaban una gran ternura, que muy
pronto supe que era dirigida especialmente a mí.
32
UNA HISTORIA SIN FINAL
33
su madre, nada que ver con la que se preparaba allí (siempre ha
sido una chica muy espabilada) o le servían en el comedor del
instituto. Otra cosa que había echado de menos había sido el
ambiente de aquí de la ciudad. Londres no tiene nada que ver con
Málaga, la gente era bien distinta y me había echado de menos a
mi y a todos los amigos que dejó aquí. Y por último que en esos
últimos meses se ha dado cuenta que las juergas de aquí no tienen
nada que envidiar a las de allí. Por supuesto no quedó ahí todo.
Gracias a las clases recuperamos nuestra antigua amistad y
volvimos a ser inseparables...demasiado, tanto que empezó a
costarme caro.
Había pasado todos esos años saliendo con muchas chicas, de
rollo de algunos días, de lío de una noche (a veces más de una) o
como mucho salía un mes con ellas cuando me creía enamorado.
Siempre había sido un mujeriego, nunca me había visto a mi
mismo saliendo con una chica, en plan película romántica. Sin
embargo, Raquel, sin saberlo, me hizo ver poco a poco la luz.
Sucedió sin darme apenas cuenta, porque la costumbre de tenerla
siempre a mi lado, ocultaba mis verdaderos sentimientos hacia
ella. Unos sentimientos que salieron a flote cuando no venía a
clase. Empecé a echar de menos su sonrisa, las tonterías que me
ponía cuando nos pasábamos notitas en las clases en las que nos
aburríamos... llevaba tanto tiempo sin enamorarme así de nadie
que en un principio lo vi normal. ¡Cuán equivocado estaba! Algo
tan simple se fue convirtiendo en mucho más: en deseo. Deseo de
tenerla entre mis brazos, de besarla hasta no poder más, de
acariciar su pelo cuando apoyaba su cabeza en mi hombro...poder
amarla en la noche. Eran sentimientos de cuyo peligro no me dí
cuenta hasta que, para empezar, mi ilusión de poder conseguirlo
se rompió. Fue una mañana después de una de nuestras clases.
-Toni, ¿tienes algo que hacer esta tarde?-me preguntó con su
habitual sonrisa.
-Además de estudiar, nada.
-¡Fantástico! ¿Podrías acompañarme al aeropuerto?
-Sí pero...¿para qué? ¿ya te vas a ir?
-¡No, hombre, no! Es para recoger a Philipps, mi novio-
34
aquellas palabras me dejaron anonadado; noté como un vacío
dentro de mi y la cabeza dándome vueltas, como si me hubieran
dado un fuerte mazazo en ella
-A-ahh ¿tienes novio? No me habías contado nada pillina.
-Es verdad-contestó sonrojándose.
-Entonces te acompañaré, para conocerlo y ver si es un buen
chico.
Hice un esfuerzo muy grande para aparentar indiferencia y que no
se notara que me había chocado lo que me acababa de decir.
Aparentar interés y serenidad cuando por dentro quería morirme.
Llegué ese mismo día a mi casa (a la hora de comer) pensando
que había sido un bobo enamorándome de ella, ¿cómo no iba a
tener novio si había estado en Londres cuatro largos años? Siendo
tan linda persona lo extraño habría sido lo contrario.
Sólo acababa de empezar mi calvario. Hacer el papel de mejor
amigo y ver como otro se la lleva y hace suya delante de tus
narices. Y no poder hacer nada, para no echarlo a perder todo.
Resignarme a olvidarla.
Cuando se lo confesé a Curro, le faltó tiempo para matarme.
-¿¡Y no vas a hacer nada!?¡Tío, que es la primera vez que te
enamoras de verdad de una chica!
-¡Ya lo sé Curro! No, no voy a hacer nada-me miró con el
ceño fruncido-es Raquel, mi mejor amiga, no una chica
cualquiera
-Eso ya lo sé bien, pero yo no la dejaría con ése sin pelear y
sin que supiera de lo que soy capaz-tal y como lo dijo sabía que
eso para él significaba liarse a guantazos con el individuo en
cuestión, no hacerse valer por su inteligencia. A ése no lo
cambiaría ni la chica más guapa del mundo.
-De verdad que no Curro. No quiero fastidiarlo todo-no
insistió más, con el ceño muy fruncido, enojado porque no soy
hombre de acción. Nada fue fácil, no podía olvidarla y tenía que
ver su sonrisa todos los días, la que antes me alegraba el día,
ahora me envenenaba, por no poder gritar que la amaba. Llegué a
un punto en que me resultaba tan insoportable que tomé una
decisión: al año siguiente me iría a Madrid a seguir la carrera. Si
35
no lo hacía así, llegaría a un punto en que no podría más y la
perdería como amiga y sería mucho peor. Mis padres se
sorprendieron, intentaron persuadirme para que cambiara de idea
pero al final lo comprendieron. Curro me dijo de todo en un
principio, lo más bonito que me dijo fue “cobarde maricón”;
luego se tranquilizó y después de llamarme cabrón me dijo que
me echaría de menos.
Despedí a casi todos mi amigos, menos a Raquel. Con ella quería
hablar a solas.
-¿En serio? ¿Te vas a Madrid?-me miraba perpleja y triste.
-Sí, ahora soy yo quien toma su camino.
-¡Pero si aquí tienes a todos tus amigos! Me tienes a mi ¿por
qué ese cambio repentino?-tuve que ver como los ojos se le
llenaban de lágrimas. Me dolía verla así pero...
-Te equivocas...tengo casi todo, me falta lo más importante.
-¿El qué?-por unos segundos quise decirle “tú” pero abrí la
boca para decirle algunas palabras más
-El amor que no tendré nunca de una chica.
-¿Una chica? No sabía que estabas enamorado-me dijo
sorprendida, ella también conocía mi fama de mujeriego.
-Sí, lo estoy. No te preocupes por mi, estaré bien.
Con muchas lágrimas y un abrazo, la despedí, sin decirle quién
era esa chica...
36
imposible y que con un poco de suerte ocurriría todo lo contrario,
que nuestra amistad se hiciese más fuerte. El rechazo para mí, no
era lo que más me atemorizaba.
Pasaron algunos días sin tener noticias de nadie por culpa del
apagón que sufrimos a causa del temporal. Cinco días después,
alguien llamó a la puerta de nuestro piso a las ocho de la mañana.
Hugo y Óscar protestaron, habían pasado una noche catatónica
que venía con premio: una resaca memorable. A mi pesar,
ninguno se movió y me tocó levantarme para abrir. Me quedé
petrificado
-¡Hola Toni! ¡Cuánto tiempo sin verte!
Con una maleta de viaje pequeña, muy abrigada por el frío que
caía sobre Madrid y sonriente, me observaba desde la puerta con
sus preciosos ojos verdes.
37
38
TIEMPO
Siempre había oído historias sobre el mismo tema pero nunca creí
ninguna de ellas, porque nunca me habían gustado las cosas
paranormales. Ni creía en Dios, ni en fantasmas, ni en vida en
otro planeta...nada de eso. Sólo creía en lo que veía. Por lo que
aquella historia tampoco me la creí...hasta que me ocurrió a mi
39
El sonido no cesaba y sonaba cada vez más fuerte, era como el
latido de un corazón desbocado. Hasta que de repente...paró. No
lo volví a oír en los siguientes cinco minutos y poco después caí
dormida.
Desperté por la mañana temprano, cosa rara por la mala noche
que había pasado. Mi madre estaba hablando por teléfono cuando
me encaminé hacia la cocina. Noté que hablaba con un tono
lúgubre. Algo había ocurrido. Colgó cinco minutos después y
entró a la cocina.
-Hoy no podré ir a recogerte a clase, no me esperes.
-¿No? ¿Ha pasado algo?-bajó la mirada con tristeza.
-Anoche se murió tu tío, en un accidente de coche. Eran las
cuatro de la mañana, había dejado de llover pero su coche patinó
y chocó con otro vehículo. Murió poco después.
Me quedé helada pensando en el reloj que había escuchado sobre
esa misma hora y recordé la historia que José Manuel me contó
días atrás.
FLASH BACK
40
después de leer una página web, nos dimos cuenta que sí tenía
importancia...
41
42
MANERAS DE AMAR
43
persona que mejor conoces y crees conocer sus sentimientos. Y a
nuestro pesar nos asalta la duda, nos preguntamos si no sentirá el
mismo miedo que nosotros a abrir el corazón y a expresar lo que
real y sinceramente sentimos; si merecería la pena hacerlo. Entras
en una situación de disputa entre sentimientos y razón: crees que
es mejor callar y no corres el riesgo de romper una bonita amistad
y también crees que es mejor arriesgarse para no pasarte gran
parte de tu vida preguntándote qué hubiera ocurrido si se lo
hubieras dicho, si no se convirtió en un “pudo ser pero no fue”.
44
vivencia que se ve completada al conocer a otra persona que sí
nos corresponderá en sentimientos, dándonos lo que
anteriormente no pudimos tener. Posiblemente el mejor remedio
al dolor que causa un amor no correspondido, una experiencia que
al vivirla hace que disfrutemos de un nuevo amor y relación con
mayor vitalidad y todas nuestras energías.
Son maneras de amar, hay veces en las que tienes la suerte de
encontrar el amor donde y con quien menos te lo esperas, que
seas correspondido y seas feliz por muchos años. Hay veces en
que tras muchos años de amistad descubres que eso que tanto
buscabas y anhelabas lo tenías justo al lado. Hay veces en las que
quien parece que no te puede ni ver, quien siempre discute
contigo, resulta que lo hace porque le importas. Y hay otras veces
en las que te enamoras en un segundo, en el que tu mirada y la de
otra persona se cruzan en silencio un instante, acabas perdiéndote
y descubriendo mucho, más allá del color de sus ojos.
Mil y una maneras de empezar o terminar una historia o un
sentimiento. Y observando como terminas por bajar la mirada con
infinita tristeza (mientras ella sale sin tan siquiera mirar nuestra
mesa) sólo puedo decirte que olvides...tarde o temprano alguien te
amará.
45
46
DAME CALOR
47
Sin embargo, era porque todo había cambiado entre nosotros sin
que nos diéramos cuenta, sobretodo para mí. Ella había
encontrado un amor, alguien con quién también compartir aquel
rincón y yo…había descubierto lo que era no tenerla a mi lado
siempre. Me había enamorado.
¿Cuántas veces había echado de menos su sonrisa? ¿Cuántas
veces había querido tenerla a mi lado y oírla susurrar? ¿Cuántas
veces había deseado tenerla a mi lado y amarla hasta que la noche
no nos dejara ver? Tantas y tantas y ahora estaba allí, de espaldas
a mí, sentada y abrazada a sus piernas, con la mirada perdida en la
superficie del lago.
48
realidad no quería
Levantó su cabeza y apoyó su barbilla, sobre sus manos y a su
vez sobre sus rodillas. Siguió con la mirada a una luciérnaga que
cruzó con parsimonia el lago de lado a lado en dirección a los
árboles que nos cercaban por detrás a varios metros. Algunas
lágrimas se le escaparon y rodaron por sus mejillas para acabar
mojando sus manos.
-Gracias por…haber olvidado hoy nuestra promesa y haberte
quedado aquí. No merezco tu apoyo después de cómo te he estado
tratando en las últimas semanas
-Tienes razón. Has estado insoportable-dije sonriendo pues mi
intención no era la de reprocharle o herirle-pero me importas
mucho como para dejarte de lado
-Siento…frío-dijo al cabo de unos minutos en silencio
dejando fluir más lágrimas
-¿Frío? Hoy no hace…
-¿Me…me das calor?
Ante mi mirada atónita, se movió y extendió sus brazos
pidiéndome así que la abrazara. Y así lo hice, la abracé con fuerza
ante una luna ya oculta por las nubes que empezaban a descargar
gotas de lluvia que caían sobre nuestros rostros como agujas
afiladas.
49
50
LUNA
Tú, que sales cada una de esas noches angustiosas, en las que te
reflejas en mis lágrimas. Tú que no faltas a la cita para ver cómo
me ahogo en el deseo y en la ternura de este amor tan profundo,
que me quema la piel y me hiere el corazón. Tú, que te burlas de
mí, que sonríes de forma malévola, testigo de cómo mi alma se
rompe en mil pedazos. ¡Tú! Maldita cobarde, que ocultas tu
rostro, que te escondes tras el sol, que mientes y das luz cuando
en realidad nos sumes en la oscuridad de nuestros corazones.
¡Luna! Que te regocijas con mi sufrimiento y de mi dolor, que
iluminas mis noches más dolorosas y te vas cuando más te
necesito. ¿Cuándo llegará el día que me veas llorar de felicidad?
¿Cuándo llegará esa noche que te sonrojes al verme brindar este
amor y derrochar tanta pasión? ¿Cuándo llegará esa noche en la
que veas que he ganado esta batalla? A este paso, probablemente
nunca. Sólo llegará la noche en la que veas mi barco hundirse y yo
con él.
Otra estrella se apagará en el cielo…..
51
¿SERIAS FELIZ CONMIGO?
Y una vez más, te ves lanzada a los brazos de unos a otros, brazos
que no te dan amor, palabras vacías de sentimiento y besos que no
te dan ni frío ni calor. Y es así como me vuelvo a preguntar
¿serías feliz conmigo?
52
AMOR
Una amiga
Un amigo
53
siempre acababa tomando su rumbo, escapándose de nuestras
manos.
-Te quiero
54
EL CAMINO QUE ME MARCA UNA NUEVA SONRISA
55
Ahora me vuelvo a levantar... pero esta vez por orgullo. Porque
gracias a ti, he aprendido que hay vida más allá de tus ojos,
porque gracias a ti, he caminado por los senderos del lado más
amargo del amor, porque gracias a ti, me he hecho más fuerte...
porque he aprendido a vivir sin ti... y ahora me has enseñado a no
esperar nada más de ti. Esperar amor de tus manos y de tus labios,
era una quimera... pero tú y solamente tú, me has enseñado que
tener algo lo más cercano a la amistad, es toda una odisea que ni
el propio Ulises habría vivido.
Te aseguro que si me levanto ahora... es para caminar en
dirección contraria. No pienso buscar nada más de ti. Si quieres
algo de verdad y sincero, sólo tienes que ir tras mi espalda y la
sombra que proyecta mi figura por el sol que se pone y
abrazarme. Porque ya no te orientarás por mis latidos pues a la luz
hacia la que ahora camino, me guía una nueva sonrisa... y no es la
tuya.
56
FRAGMENTOS
Será por eso que a veces me planto delante del papel escribiendo,
escribiendo y escribiendo cualquier cosa que se me pase por la
cabeza y sea capaz de ser transmitido a mis dedos, porque otras
veces soy incapaz de plasmar todo aquello que se me pasa por la
cabeza.
¿Qué has pintado? ¿Qué es lo que has escrito? ¡Qué cuadro tan
bonito! ¡Qué historia más dramática! ¡Cuántas expresiones
podemos utilizar para expresar lo que la obra que ha concebido
otra persona nos ha transmitido! Desde las más sencillas que he
enumerado hasta verdaderas tesis, criticas y reflexiones de un
sencillo cuadro o un simple poema.
A veces me resulta absurdo que haya personas que pretendan
hacer que una obra abarque más de lo que realmente abarca. ¿Qué
es lo que se encuentra en la superficie del papel o del lienzo que
horas, días, semanas o años antes era blanco? Principalmente
IMAGENES.
La imagen de un amanecer en la montaña, de un sol que sale e
57
ilumina la fresca hierba cubierta de rocío, los árboles y por
supuesto, la montaña.
La imagen de una noche clara, con un cielo negro estrellado, con
una luna llena casi besando la mar no completamente oscura, que
refleja a la dama de la noche y sus acompañantes diminutas las
estrellas. Una mágica escena que pocas veces tenemos
oportunidad de apreciar ¡pero qué bella es!
La imagen de una ciudad en ebullición, gente que viene y va,
gente que entra y sale de las tiendas, que baja y sube de coches,
motos, autobuses o taxis, gente que corre, gente que camina
despacio con la mirada vacía, absorta. Contaminación y violencia.
Ciudades que no duermen, que no paran ni de día ni de noche,
presumiendo de la mejor iluminación artificial del mundo y del
mejor cartel de actividades nocturnas: cines, casinos, burdeles,
dinero que se derrocha, discotecas, desenfreno, coches a toda
velocidad, drogas, asesinatos silenciosos...
Pueblos casi fantasmas, con demasiadas casas y muy poca vida
para habitarlas. Pero que disfrutan de una paz y armonía que ya
no se llevan. Y de una naturaleza que ya es difícil encontrar
salvaje, sin que la mano del hombre la haya pervertido.
Millones de retratos de personas, personas que han marcado una
época, personas anónimas que nadie conoce pero cuya mirada ha
fascinado a un pintor o un fotógrafo, personas que ni siquiera
saben que quienes los retratan están ahí, observando.
Fotografiando o simplemente guardando en su retina aquello que
ven. Una escena cruenta de guerra, una escena de paz, de sosiego.
Escenas de batallas, de personas dando su vida y su último aliento
por la bandera bajo la que se reúnen, bajo la cruz o por el dios en
el que creen y que tienen fe. Escenas terribles de tristeza, de
devastación, de inocentes que caen, de inocentes que los lloran.
De ciudades que se convierten en simples esqueletos sin vida... si
no quedan completamente destruidos.
Escenas también de milagros, de una vida que acaba de nacer, en
un hospital, una casa, en medio del caos de la ciudad (como una
luz dentro de la oscuridad)... en medio del océano, en un callejón
oscuro, en medio de un bosque, de la selva. Seres tan pequeños
58
como hormigas y tan grandes como siete hombres.
Supervivencia en una tragedia, una respiración entrecortada,
dificultosa. De nuevo aliento. De volver a nacer.
Nacimiento, vida, armonía, paz, amor, odio, caos, muerte,
tristeza, soledad.
Creación. Destrucción
59
60
NADA ES IMPOSIBLE
(Relato corto)
61
Capitulo Uno: Cuando la ilusión se rompe
************
¡PLOM!
-Se acabó no puedo más-dije cerrando el libro de golpe.
Mi amiga María dio un respingo. Al contrario que yo, ella llevaba
casi una hora estudiando concentrada.
-Vanesa ¡si no has aguantado ni una hora!-me susurró al
oído pues estábamos en la biblioteca de la universidad.
-No puedo, en serio es que no puedo más. Lo siento tía, yo
me voy-María se quedó enfurruñada, viendo como salía cargada
con mis cosas. No mentía, no podía más, no podía concentrarme
en los estudios y eso que en dos días tenía los exámenes de
selectividad. Pero había alguien que me quitaba el sueño desde
hacía semanas: Hugo, el hermano pequeño del dependiente del
videoclub. Me gustaba todo de él: su pelo corto y negro como el
azabache; su piel morena que daban ganas de recorrer con mis
labios; aquel cuerpo perfecto que me inspiraban a hacer más de
una locura; unas grandes manos que excitarían a cualquiera al ser
acariciados por ellas y esos ojos color verdes-miel que
contrastaban con su moreno. Y su voz, que me erizaba los pelos,
cuando hablábamos a veces. Yo iba mucho al videoclub, a
alquilar películas o a veces juegos para el ordenador, e iba con
mucha más frecuencia desde que Hugo se quedaba a veces como
dependiente. Era un chico al que le encantaban las pelis, por lo
que a veces nos quedábamos como media hora comentando tal y
cual película. Disfrutaba mucho con esos instantes, en los que
podía mirarle a los ojos sin temor y deleitarme con su presencia y
su voz, que no era ni muy grave ni muy aguda. Para más inri, la
62
ventana de mi cuarto daba a la calle donde estaba el videoclub, el
cual estaba separado del portal de mi bloque por unos diez
metros. En los ratos libres me pasaba las horas muertas mirando
por la ventana. A veces él estaba en la puerta del negocio jugando
con su sobrino (porque le encantaban los críos) o hablando con
algún colega.
Lo conocía desde hacía dos años pero hasta entonces no empezó a
quitarme el sueño y a darme cuenta de que estaba enamorada de
él. Sobre todo desde que empezamos a ser más amigos y
hablábamos de otros temas además del cine.
Aquella tarde, que debería estar estudiando, quería pasarla
también con él. Simplemente no me esperaba lo que me iba a
encontrar.
Al salir de la biblioteca me fui a la parada del autobús a esperarlo.
Normalmente desde el campus a casa se tarda (cogiendo dos
autobuses) una hora como mucho pero a mi se me antojó como
tres. Soy una persona muy impaciente y si además ansiaba verle
aún más. Me quedé más tranquila cuando entré por la puerta de
mi casa. Allí solo estaba mi padre, que trabajaba con el
ordenador.
-¿Ya has vuelto de estudiar?-
-(Sabía que me lo acabaría preguntando) Pues...seguiré
después es que allí no me puedo concentrar. Voy a bajar al
videoclub a que me guarden unas películas para el fin de semana.
-De acuerdo...-dijo mi padre con resignación porque sabía
que discutir conmigo era inútil. Bajé con gran rapidez por las
escaleras y me faltó correr para llegar al videoclub, de las ganas
que tenía de verlo. Sin embargo frené mi carrera al tropezar con la
dura y cruel realidad. En ese momento noté como me faltaba el
aire. Me encontraba a escasos metros de la puerta del videoclub,
por la que salía Hugo acompañado de una chica que llevaba el
carrito de su sobrino y a la cual él le hacía mimos. “No puede
ser”pensé desesperada “¿él tiene novia? ¿desde cuando?”. Intenté
que Hugo no me viera y esperé a que se alejase con ella. Mientras
63
caminaba con pies de plomo, recordaba todas las veces que lo
había visto allí en el videoclub, los días, cuántos, cuántas
horas...quería hacer todos los cálculos posibles para afirmar
aquello, para saber en qué momento se me escapó, en qué
momento otra se le cruzó. Los volví a mirar en la lejanía; estaban
besándose.
-¡Mierda!-dije entre dientes y aceleré el paso para entrar
en el videoclub. Su hermano Carlos estaba en ese momento solo,
ordenando algunas películas.
-¡Hola Vanesa! Mi hermano se acaba de ir hace unos
instantes con Paola y Juanito.
-¿Quién es Paola?-Juanito era el hijo de Carlos.
-¿No te ha hablado de ella? Es su novia-para que Carlos
no notase que me había afectado la noticia y que me había
quedado hecha polvo, fingí interesarme por unas películas que
había en el estante de al lado mía. Aquello confirmaba mis
sospechas más que evidentes. Y si Carlos la conocía...
-¿Ah si?-dije mientras observaba la parte trasera de la
carátula de una de ellas-no me ha hablado de ella. ¿Salen desde
hace poco?-esperé la respuesta con un halo de esperanza, de que
Hugo saliese con ella desde hacía poco, así tendría una
oportunidad.
-No qué va, llevan casi cuatro años saliendo.
-¿¡Cuatro años!?-dije con exagerada sorpresa, más de la
que debería.
-¿Te sorprende?
-Hombre, pasa mucho tiempo aquí y nunca la había visto.
Pensaba que no salía con nadie...
-¡Ja, ja, ja, ja! Es difícil que la hubieras visto, ella no es de
aquí. Vive en Barcelona. Hugo la conoció en el viaje de fin de
curso de bachillerato. La conoció una noche en una discoteca y se
enamoró de ella. Fue un flechazo. Ella era una chica tímida, poco
64
lanzada y mantuvieron correspondencia como amigos durante un
año, hasta que Hugo fue a verla allí y le confesó todo lo que
sentía. Desde entonces salen. Cada vez que la carrera les permitía,
iban a la ciudad del otro a verlo, hasta que ahora ella ha decidido
venir aquí para irse a vivir con Hugo. Mientras preparan el piso
vive en casa de mis padres.
-Vaya...
Reservé dos películas para el sábado y me fui a casa sin saber
cómo. No podía quitarme de la cabeza las palabras de Carlos
sobre Hugo y su relación con Paola. Ni se me pasó por la cabeza
la remota idea de que mantuviera una relación a distancia ni
durante tanto tiempo.
Me encerré en mi cuarto y me tumbé en la cama. Lo último que se
me apetecía era estudiar para los exámenes. Mi cabeza era una
maraña de sentimientos, de dudas, de preguntas sin respuestas, de
la búsqueda de una esperanza inútil. Unas pocas palabras fueron
capaces de desencadenar un abismo en mi interior. Un abismo
que desencadenó un mar de lágrimas desconsoladas.
65
66
Capítulo Dos: Olvidar es difícil
67
enamoradísima de él y por otro...que no podía romper nuestra
amistad. Primero porque no se lo merecía y segundo porque sería
demasiado descarado dejarlo de lado, dejar de ir con tanta
frecuencia al videoclub, evitarlo...justo después de llegar su
novia. Se notaría a legua que me gustaba Hugo. Así que, tras una
intensa semana de exámenes de selectividad, llegó el sábado y por
tanto no tenía más remedio que ir al videoclub. Y para mi mala
suerte estaba Hugo de dependiente.
-¡Hola Vanesa!-saludó feliz tras atender a dos señoras-llevas
varios días sin venir por aquí.
-¡Ah! Es que esta semana he tenido los exámenes de
selectividad-dije apenas sin voz y luego intenté hablar con más
seguridad-entonces he estado estudiando toda la semana y de mi
casa a la universidad y de allí a casa.
-Vaya que, has estado muy liada. Habías reservado dos
películas ¿no?
-Sí...-mientras iba a buscarlas entró la última persona que
deseaba que entrase en ese momento. Una chica rubia, de pelo
largo, ojos verdes y cara de angelito: Paola
-Ah, hola-me dijo con una voz melodiosa
-¡Paola!-dijo Hugo que le dedicó una sonrisa muy dulce, la
que creía que sólo me dedicaba a mi, y después la besó. Tras su
beso me miró y dijo-quiero presentaros a las dos. Vanesa, ella es
Paola, mi novia.
-Encantada de conocerte-Paola me dio dos besos en las
mejillas.
-Igualmente.
-Entonces tú eres la chica de la que tanto me ha hablado
Hugo, que sois muy buenos amigos-“qué gracia pues de ti no me
ha hablado nunca Hugo”pensé con amargura.
-Sí, hablamos mucho de muchas cosas ¿verdad Hugo?-el
chico asintió algo extrañado por mi expresión, que quería decirle
algo más, decirle lo que sentía...pero no era lo adecuado. Los veía
tan felices...
Me entregó las películas que había reservado, las pagué, me
despedí aparentando como podía que todo seguía igual y salí
68
notando un inmenso vacío en mi corazón. ¿De verdad lo podría
olvidar así? Tener que verlo cada día con ella, cómo eran felices y
vivían cada día su amor. Me iba a costar la vida misma. Había
recibido algunos palos en el amor pero ninguno tan fuerte...
69
70
Capitulo Tres: Navegando en busca de un amor
Mucha gente encontraba pareja por la red por lo que me dije ¿por
qué no la iba a encontrar yo? Me dediqué toda la tarde a buscar
un cibercafé, hubiera preferido que me hubiera acompañado
María o alguna amiga pero no les apetecía. A tres kilómetros de
mi casa encontré un interlocutorio que además tuve la suerte de
que era baratito: un euro y medio la hora. Pagué para estar dos
horas, una no me parecía suficiente. El chico que estaba a cargo
de todo me colocó en el primer ordenador que había libre. Los
ordenadores estaban predispuestos en mesas rectangulares y
separados cada uno por pequeños estantes. Esperé unos minutos
para que mi ordenador entrase a Windows. En casa tenía un
ordenador, antiguo en comparación con los ordenadores del
momento, pero no tenía Internet. Sin embargo los ordenadores los
entendía bastante bien y de todas maneras sobre navegar por
Internet, lo había probado en el instituto, a la hora de informática.
Recordé que mi compañera de ordenador, Cristina, tenía correo
electrónico y que me dijo en cierta ocasión: norma número uno:
una buena ligona de Internet debe tener al menos un correo
electrónico.
Mientras buscaba la página correspondiente para hacerme una
cuenta de correo, reí para mis adentros. La que más utilizaba la
gente era el Hotmail. Estuve unos minutos pensativa, buscando un
buen nombre para mi correo... “Mmm.........¿duende86?, no, no
me termina de convencer....¿elfa? tampoco.......Uff......¡ya sé!”
Puse lo que más me gustaba Océanoazul986...
Luego me metí en el único chat que me conocía por Cristina,
Terra, desde el cual podía entrar al de cualquier ciudad de España.
Me metí en Málaga y al cabo de cinco minutos ya estaba en el
general del chat. Al principio me maree, todo el mundo hablando
al mismo tiempo, no podía seguir ninguna conversación. Muchos
otros se hacían publicidad...
71
charlar un rato?
<<<Bisex27: ¿alguien quiere pasar un buen rato?
soy discreto...
<<<Rubiojosazules: alguna chica para
intercambiar foto?
72
siguiente (tras ver mientas volvía a casa, a Hugo y Paola de
manitas) y ya tuve más suerte. Volví a pagar para estar dos horas.
Tras cuarenta y cinco minutos en el chat...
73
-Adolfo-: Rehola ¿océano azul? Te gusta el mar?
-océano azul: Sí mucho
-Adolfo-: y...¿k otras cosas te gustan? No sé
aficiones...
-océano azul: pues sobretodo dibujar cuando tengo
tiempo y hacer natación
-Adolfo-: interesante
74
Capitulo Cuatro: Una nueva ilusión
75
enamorada de Hugo y haber perdido la oportunidad de salir con el
hombre que me correspondía...(supongo que los nervios me
hacían pensar chorradas y ponerme filosófica)
-¡Vanesa!
-¿Qué pasa?-malhumorada me volví a María que tenía la cara
iluminada de felicidad
-Vanesa.........que estamos aprobadas-tuve que haber puesto
los ojos como los dibujos manga cuando ponen los ojos como
platos. No me lo podía creer así que miré el tablón y ahí estaba mi
nombre junto a las notas. Mis ojos se fueron directamente a la
nota media final.
-No me lo puedo creer...........¡TENGO UN SEIS!-exclamé
eufórica. Comprobé el resto de notas y los únicos exámenes que
había suspendido fueron Inglés e Historia.
-¡Qué bien tía, podemos hacer Historia del Arte!-mi amiga
estaba tan feliz como yo de haber aprobado aunque la verdad es
que la nota nos importaba poco, si sacábamos mucha o poca. Para
Historia del Arte no pedían demasiada nota...sólo un cinco.
Después de la feliz noticia quedamos para ir en dos días a por la
solicitud para matricularnos en la Facultad de Filosofía y Letras.
Yo tenía esa tarde una cita en el interlocutorio...
76
qué? Casi al llegar la hora de irme....
-Adolfo-¿Puedo hacerte una pregunta indiscreta?
-Océano azul-ehmmm....hazla y te diré si es indiscreta o no :-
P
-Adolfo-¿Tienes novio?
-Océano azul-Jajajajajajajaja-me reí porque me hacía gracia
que llamase indiscreta a esa pregunta cuando otros estúpidos por
el chat me habían dicho cosas peores-no, que va, sino no estaría
aquí :-P...¿y tú? ¿la novia donde la dejas cuando conectas?
-Adolfo-¿yo, novia? Jajajajaja, qué va, qué va...
-Océano azul-Vaya es extraño que un chico tan simpático
como tú no tenga pareja
-Adolfo- ^_^ lo mismo digo :-P
-Océano azul- bueno yo tengo que irme ya, han pasado las dos
horas. La verdad que hablando contigo se me pasa muy rápido
-Adolfo- ^_^ de acuerdo...besos y cuídate mucho. ¡Hasta la
próxima!
-Océano azul- Lo mismo digo! Chaooo
77
-Bueno, de todas maneras toma mi dirección de correo
electrónico. Si tu padre te va a poner Internet, va siendo hora que
vayas agregando más gente-me decía mientras lo apuntaba en un
trozo de papel y me lo entregaba-cuéntame ¿ya fuiste a echar los
papeles de la solicitud?
-Sí, fui la semana pasada, pronto sabré si me han admitido o
no.
-Seguro que sí, Historia del Arte no es que sea una carrera
muy solicitada. Además piden como media un cinco ¿no?
-Exacto
Carolina tenía Internet en su casa pero nunca había conectado
cuando yo me quedaba en su casa. Y aquel día sin embargo sí
conectó. Me dijo que quería hacerme algunas recomendaciones
-Lo primero recomendarte que protejas lo mejor que
puedas tu bandeja de entrada. Puedes poner el nivel máximo de
seguridad en el filtro de correos no deseados, de manera que sólo
te llegarán aquellos correos que tú deseas. Para asegurarte de que
llegan perfectamente debes hacerte una “Lista Segura” con las
direcciones de correo de tus amigos y amigas.
Segundo, espero que sepas como denegar el acceso al msn a
aquellos indeseados
-¿Cómo?
-¿Ves este muñequito?-con el puntero del ratón marcaba a
un símbolo, el del muñeco verde de msn rodeado por el signo de
prohibición, y que estaba en una esquina de la ventana de
conversación-si le das le deniegas el acceso a la persona que
quieras. Así no podrá hablarte pero te tienes que asegurar de
bloquear sus mails...
Estos y otros muchos fueron los consejos que ella me dio sobre
Internet Después de explicarme las funciones del msn me
recomendó páginas web donde podría descargarme un buen
antivirus y cortafuegos para no acabar estropeando el ordenador.
Fueron consejos muy útiles, que me podrían servir para cuando
mi padre me pusiera al fin Internet
78
Capitulo Cinco: Es pasión de necios, la prisa
79
en un sitio como este
80
-ojalá pudiera
No continúo la frase y no lo hizo hasta pasado un buen rato.
Mientras tanto, yo veía varias paginas web interesantes desde
hacía un buen rato. Me preguntaba a donde iba a llegar todo
aquello. El sonido de que Ocean´s me volvía a hablar me
sobresaltó.
-te lo voy a contar a ti, porque me has parecido una chica
simpática y con la que se puede hablar. Además puedo confiar en
ti sin miedo a ser traicionado. Sólo si tu me lo permites, me
gustaría que fuéramos buenos...ciber-amigos
-Jajajaja como quieras-me hizo mucha gracia eso de ciber-
amigos.
-...... No puedo romper con ella, llevamos mucho tiempo
saliendo. Es la chica con la que he salido desde siempre, la que
toda mi familia y amigos conoce...por eso digo que se han
enfriado mis sentimientos. Le tengo mucho cariño pero me he
dado cuenta de que no siento pasión, no me atrae en absoluto, no
la deseo. De esta forma me acabo fijando en otras mujeres hasta
que llegue un punto en que me enamore de otra y le haga daño a
ella. Lo peor de todo es que no puedo hablar de esto con nadie
más. Todos están seguros de que hacemos buena pareja, de que
todo va de maravilla...me da miedo decirles que no es así, que
todo ha tocado a su fin. Estoy cansado de esta historia donde todo
es una fachada pero a la hora de la verdad no soy capaz de tomar
riendas en el asunto. Sé que vas a pensar que soy un cobarde, lo
entiendo, pero ponte en mi situación para que me comprendas.
Muchos aspectos de mi vida se irían al garete...
81
contestar porque parecía que le sorprendió que le contestara así.
-Cierto, es más cómodo seguir adelante pero es más correcto
ser sincero como tú dices. Pero ya te he explicado por qué no
puedo hacerlo. Mi vida perdería su equilibrio desde el momento
en que rompa la relación.
-Visto así ¿no es eso amor? Que tu vida gire entorno a la
persona que amas, porque la compartes con ella. Da igual que no
sientas ahora pasión, tal vez sólo sea algo pasajero. Si la amas
¿qué más da lo demás?
-Déjame que te pregunte algo ¿has mantenido alguna vez en
tu vida una relación estable?
-Soy demasiado joven, sólo tengo 18 años
Volvió a tardar un poco en responder. Realmente me sentía
desesperada con él, me sentía enojada y seguía sin saber por qué...
-Ya veo aunque mucha gente, nuestros padres o abuelos,
empezaron sus noviazgos a esa edad. De todos modos si no has
mantenido una relación estable como la mía, no puedes entender
mucho lo que me ocurre a mi :-P. Es verdad, es posible que se
trate de amor pero ¿sabes? No creo que sea amor de verdad.
-Pero deberías sentirte afortunado, al menos tienes a alguien
que te ama y te corresponde. No todo el mundo corre tu misma
fortuna. Yo por ejemplo, estoy enamoradísima de un hombre que
ya tiene pareja y que intenta olvidarle con un chico que conoce en
el chat y que ha desaparecido de repente.
Todo esto lo escribí a gran velocidad como si me estuviera
desahogando y me sorprendí con lágrimas en los ojos. ¿Qué me
estaba pasando?
-Visto desde ese punto de vista, tienes toda la razón del
mundo, no tienes la misma suerte que yo. Pero si lo piensas bien,
la situación es semejante, pues soy yo el que no corresponde en
sentimientos.
No contesté nada. Me limpiaba las lágrimas que rodaban por mis
mejillas, dándome cuenta de mis verdaderos sentimientos. Había
dejado de pensar en Hugo pero no había dejado de estar
enamorada de él. Y cuando había encontrado un “remedio” a la
enfermedad del amor...desaparece por arte de magia.
82
-Oye, me tengo que ir a trabajar. Ha sido un placer conocerte.
No suelo conectar mucho pero intentaré mandarte e-mails ¿ok?
Yo también puedo ayudarte ¿sabes? Tengo más experiencia y te
puede ser muy útil.
-Vale, gracias.
-Hasta la próxima.
<<<Es posible que Ocean´s no contesté porque aparece como
No Conectado>>>
Poco después desconecté del Messenger pero seguí como una
autómata navegando por la red sin saber siquiera por donde lo
hacía. Todo había sido tan extraño, la charla con Ocean´s, su
problema, el mío.......el mío, que creía haber solucionado y no, no
estaba solucionado, ni siquiera un poquito...me preguntaba con
amargura por qué todo tenía que necesitar su tiempo, por qué no
todo podía ser de inmediato...
83
84
Capitulo Seis: Nada es perfecto
Era viernes por la tarde, estaba aburridísima y necesitaba
distraerme para dejar de pensar en mi depre. Y no se me ocurrió
otra cosa que bajar al videoclub a alquilar alguna película. Bajé
todo lo despacio que podía por las escaleras mientras me decía a
mi misma “¡por favor que no esté él, que no esté él, que no esté”.
No sirvió para nada. Era de esas ocasiones en las que el destino te
jugaba malas pasadas. Al entrar allí estaba él, sentado tras el
mostrador, haciendo algo en el ordenador de la tienda, donde con
seguridad guardaba la base de datos del videoclub, con las
películas y los socios.
¡Hola Vanesa! Chica, últimamente estás muy perdida.
¡Me alegro de verte!quitó la vista del ordenador y me sonreía tan
dulcemente como siempre. Respiré hondo de nuevo y tragué
saliva como llevaba haciendo desde hacía mucho tiempo. La frase
“tranquilízate Vanesa, tranquilízate” me la repetí una y otra vez.
¡Hohola Hugo! Sí, es que me han puesto Adsl y he
estado un poco enganchada.
Estaba siendo sincera, había estado tanto tiempo enganchada a
internet por Adolfo que no tuve en cuenta que apenas sí pasaba
por allí. Veía mucho la entrada desde mi cuarto pero no bajaba
para nada.
¿En serio?¡Espero que no te estés bajando las películas
por ahí!¿eh? Es broma, puedes hacer lo que quieras, pero quiero
seguir viéndote por aquí
Sentí un intenso dolor en mi corazón, ese tipo de palabras me
dejaban hecha polvo. Tragué saliva por enésima vez e intenté
cambiar de conversación.
¿Qué haces en el ordenador?
Nada importante, introducir los datos de las nuevas
películas y juegos. Lo de siempre vamos.
La verdad es que no veía desde mi posición nada de lo que hacía
en él, la pantalla estaba completamente vuelta a él. Pero se le veía
bastante relajado para hacer una actividad semejante que sabía por
85
las clases de informática, que requería su tiempo. Además de que
sobre el mostrador no había rastro de esos juegos nuevos o
películas...¿me estaba mintiendo? No, no, seguro que eran cosas
mías...¿por qué me tenía que mentir?
Aja...¿cuál película me recomendarías para alquilar?
Hummm....pues....se levantó de su asiento y se dirigió a
uno de los estantes cercanos a mi y que se encontraba medio
vacío...me ha llegado Constantine, tengo Spiderman 2 que creo
que no la has visto, Hellboy, no sé...dependiendo de lo que te
apetezca ver. ¿Has visto ya Resident Evil 2?
Creo que me voy a llevar Constantine
Muy bien señorita
Suerte que era una película que luego me gustó muchísimo pero la
escogí por alquilar alguna. Hugo se acercaba mucho a mi para ir
mostrándome las películas y sentía que las piernas me fallaban.
Podía notar perfectamente el olor de su loción de afeitado y la
cabeza me estaba dando vueltas.
Poco después me faltó poco para salir huyendo de allí pero me
contuve, tenía que irme lo más tranquila y natural posible. Como
no iba a salir hasta dos horas después, al llegar a mi casa me puse
en Internet para ver mi bandeja de entrada. Mi intuición no me
falló y tenía un email de Ocean´s. Pinché en él y lo abrí
Hola!!
¿Cómo estás? Espero que muy bien y que estés disfrutando del
verano. Yo estoy aquí, bastante liadillo con el curro y demás pero
he sacado un momento para escribirte. No podía sacarme de la
cabeza lo que me dijiste la última vez que hablamos. Si me
cuentas (si quieres) tu problema puedo ayudarte más a fondo. Pero
a rasgos generales: si amas mucho a alguien pero que esa persona,
sabes que no te va a corresponder, es inútil perder el tiempo
esperando a que ocurra el milagro. Es posible que sea la persona
destinada a hacerte feliz para siempre y con la que compartas toda
tu vida...pero eso es algo muy complicado de saber y no puedes
dejar de pasar la vida sin aprovechar otras oportunidades que te
86
ofrezca la misma. Por ahora busca la mejor forma de olvidarle y
buscarte a alguien que te quiera. Ten muy en cuenta esto que te
voy a decir: sólo ama a quien realmente te ama no a quien te da
falsas esperanzas. Algo que te puedes aplicar con los ciber
amores, un camino fácil pero inestable para encontrar a alguien.
Te dejo, tengo mucho que hacer
Besos
Vi que el email me lo había enviado pocos minutos antes de que
yo entrase. Si hubiera tardado menos en el videoclub
posiblemente me habría encontrado con él. Decidí responderle de
inmediato:
Hola Ocean´s
Acabo de venir de la calle, he abierto el correo y acabo de leer tu
mensaje. Gracias por tus consejos pero es lo mismo que me ha
contado mucha gente así que tal vez me digas algo nuevo
contándote todo más al detalle. Estoy enamorada de un hombre
que no sabía que llevaba saliendo cuatro años con una chica, que
conoció de otra ciudad y que ahora van a irse a vivir juntos. No
me hace falta que me diga nadie que yo en esa historia “perfecta”
sobro. Lo peor de todo es que nos hemos hecho tan buenos
amigos que me veo casi en la obligación de seguir sonriendo y
haciendo como si tal cosa, como si nada me afectase. No quiero
romper esa amistad.
Lo de Internet, ya me he dado cuenta que no es nada fiable.
Das muy buenos consejos que la verdad que te los podrías aplicar
para ti xD ¿sigues con tu novia en las mismas o ya van las cosas
mejor? Espero que tengas más suerte que yo
Besos
Era un mensaje muy breve pero no sabía que más escribirle por lo
que lo envié de inmediato. Me arreglé para salir y luego me fui.
Saliendo del portal eché un vistazo de reojo al videoclub; en la
puerta estaba Hugo con Paola, de juegos de manos y besuqueos.
87
Aparté rápidamente la mirada y desaparecí detrás de la esquina,
sintiendo como si un puño se hubiera cerrado sobre mi corazón.
Aquella noche me lo pasé estupendamente y en cuanto comencé a
bailar me olvidé de Hugo y de todo.
Pasaron algunos días más antes de recibir el email de Ocean´s.
Cuando fui a llevar la película que alquilé, estaba Carlos. Ya sabía
que estaría él porque estuve casi una hora esperando a que Hugo
saliese de allí con Paola agarrada de su brazo, dirigiéndose al
lugar donde les esperaban la pandilla de Hugo para irse en los
coches a dar una vuelta. La parejita había abierto la tienda juntos
y no me apetecía ir allí para pillarlos en plan acaramelados porque
eso acabaría de hundirme la moral. Un par de días después de esto
abrí el correo y encontré la respuesta de Ocean´s:
Hola!!
Por fin he sacado un ratito libre para escribirte. Me ha
sorprendido tu historia, incluso más que la mía (jejeje). Es muy
fuerte que después de un tiempo largo enamorada de una persona
ahora te encuentres con que lleva cuatro años saliendo con una
persona. Ha tenido que ser un golpe muy duro para ti pero debes
reponerte, no es el único chico en el mundo. Pueden haber
muchos como él. Sin embargo, si a tu pesar lo quieres demasiado,
tienes la opción de esperar a ver que pasa. No te quiero decir nada
más para no darte falsas esperanzas porque eso es peor que
cualquier otra cosa. Tú decides, esperar un poco más u olvidar.
Sobre mi....no sé que decirte, si esto está mejor o peor. Algo
puedo asegurarte: no tengo más suerte que tú, tenemos la misma.
Estamos en la misma situación, tenemos que disimular nuestros
propios sentimientos para no hacer daño a otras personas y
romper muchas cosas hermosas.
Te dejo, ya va siendo hora de irme. No hace falta que contestes de
inmediato, hazlo cuando tenga muchas cosas que contarme.
Espero que en el próximo correo me cuentes algo más feliz.
Recuerda que todo es efímero...tanto es así que a veces lo bueno
88
es demasiado breve
Hasta la próxima!!
En cuanto terminé de leer el correo mi móvil comenzó a sonar y
pocos segundos después la musiquilla cesó. Un toque. Al mirar el
móvil me sorprendo al comprobar que es Adolfo. No sabía si era
porque iba a conectar o me lo daba porque sí. Al rato recibo un
sms suyo que me decía que no había conectado en todo ese
tiempo porque estaba muy liado con su trabajo y que había estado
también sin saldo, que en cuanto pudiera conectar me avisaría. No
sabía si alegrarme o no. Todavía le daba vueltas a lo que me había
escrito Ocean´s. ¿Y si esperaba? Tal vez Hugo, al irse a vivir con
su novia, tenía problemas y acababa rompiendo con ella. “No, no
va a ocurrir eso” me negué “eso es tener falsas esperanzas, se
llevan demasiado bien para que ocurra”. Decidí seguir como hasta
ahora, mantenerme al margen, pero no pensaba que el propio
Hugo iba a enredarme aún más.
Pasó el tiempo y Agosto dio paso al fresco otoñal de finales de
Septiembre. Mi prima me recomendó que me llegase de vez en
cuando por la facultad para comprobar si ya estaban los horarios e
ir haciéndome una idea de a que hora entraba y a que sitio debía
ir.
Normalmente los de primer año vais a los aularios. Hay
teléfonos para llamar a la secretaría pero a estas alturas, con los
que se matriculan ahora, no cogen los teléfonosme explicó
Carolina algunas horas antes de salir hacia la que iba a ser mi
facultad. Llamé a María y le expliqué lo mismo. La muy floja
prefirió quedarse en casita antes que coger dos autobuses.
Maldiciéndola durante todo el camino hasta el centro, me
apresuré en cruzar la Alameda para coger el autobús para la
universidad. Pagué y me encontré con que Hugo estaba sentado al
final del autobús.
¿Vanesa?me preguntó sorprendido cuando me vio.
Estaba leyendo el folletolibro que daban en el autobús, que solía
89
traer un pequeño relato
Hola, no te esperaba aquídije intentando disimular que
me había entrado de todo por el cuerpo.
¿Vas a la universidad? Ah, claro ¿has entrado a alguna
carrera?
Sí, a Historia del Arte. ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?le
pregunté mientras dejaba que me sentase junto a él. No quise
sentarme pero no quería parecer descortés.
Pues yo, que voy a hacer quinto...de Historia del Arte
respondió tranquilamente y con una gran sonrisa. No me lo podía
creer. ¡Hugo estaba estudiando Historia del Arte!¿te sorprende?
¿Nunca te lo había dicho?me preguntó al ver la sorpresa pintada
en mi cara.
No y eso que hablamos mucho.
Es cierto, me extraña que no te lo comentara. Soy muy
despistado, a veces se me olvidan las cosas. Se me pasaría
contártelohice otra mueca insondable, en un intento en que no se
convirtiera en una mueca de amargura al pensar “sí como por
ejemplo que tenías novia desde hace cuatro años”
Es igual, por lo menos lo sé ahora que voy a entrar. Me
gustaría que me contaras muchas cosas sobre la carrera.
Y así, durante veinte maravillosos minutos, me olvidé de todo y
escuché con atención a todo lo que me contaba sobre Historia del
Arte, a medida que respondía a mis preguntas. Se notaba que le
encantaba la carrera, por la forma de la que hablaba de ella.
Llegamos a la parada adecuada y llegamos al vestíbulo de nuestra
facultad. Lo único que había visto de allí, era la secretaria. Más
allá del tramo de escaleras que subía, tras cruzar una puerta de
cristal, no conocía nada.
Vamos síguememe dijo Hugo que ya tenía un pie puesto
en los escalones. Tras las escaleras nos esperaba un largo pasillo
al aire libre, cuya zona central era la única cubierta con una
techumbre de piedra, a lo largo del cual se articulaban una serie
de módulos donde estaban las aulas. Los precedía una gran puerta
doble, junto a la cual o sobre a ella, una placa informaba de las
90
aulas que se trataban o de los departamentos que había. El
“pasillo” era muy ancho, de unos siete o diez metros. Estaba
dividido en dos por una serie de jardincillos y bancos de piedra
(era ésta la parte cubierta por el techo). Hugo anduvo bastante
hasta bajar otro tramo de escaleras. Aquí se abría otra especie de
vestíbulo. A nuestra izquierda estaba la biblioteca y enfrente había
unos paneles informativos
Es aquí donde ponen los horarios de todas las carreras y
todos los cursosse acercó y comenzó a buscar. Todo a nuestro
alrededor era silencio. No había mucha gente por allí, casi todos
estaban en la biblioteca o en el césped que había cerca. Pero el
ruido de sus conversaciones apenas nos molestaban. Me acerqué a
comprobar mis horarios. Tardé un rato en dar con ellos...mejor
dicho, dar Hugo con ellos.
Mira Vanesa, aquí están tus horarios
¿En serio?
Al acercarme también me acerqué a Hugo, más de lo que lo había
hecho hasta ahora, tanto que podía notar perfectamente el calor
que desprendía su cuerpo. Hice como que los examinaba con
atención pero en realidad tenía la mente en blanco. Olía a
perfume, era un olor fuerte pero agradable. Y sentía su mirada fija
en mi. Así lo comprobé cuando me volví. Me miraba muy
fijamente a los ojos, una mirada extraña, que jamás le había visto.
No mostraba expresión alguna, no sonreía, ni estaba serio, ni
tampoco triste. Parecía decisión. Podía ser que se decidió a hacer
lo que yo menos me esperaba cuando le pregunté, para intentar
romper el silencio:
¿Cómo te va con Paola? ¿Va a estudiar aquí?
El moreno que me traía de cabeza desde hacía tiempo sólo apoyó
sus manos en el cristal que había a mis espaldas y unió sus labios
a los míos.
91
92
Capitulo Siete: Sin pena ni gloria
93
-¿Te ha pasado algo? Te noto rara-solté una carcajada
entre amarga y nerviosa.
-Sí y no te lo vas a creer cuando te lo cuente. Pero antes
déjame que llame a María ¿te importa?
-No, claro que no.
Veinte minutos después estábamos en una tetería cerca de donde
vivía mi amiga, tomando té o batido. Se quedaron boquiabiertas
cuando les conté todo lo que aconteció en la mañana. La primera
en hablar fue María:
-No me lo puedo creer ¿en serio te besó? ¡No me lo
esperaba de él, tiene novia!
-Está muy claro. Hugo no es trigo limpio, Vanesa. Me
parece que se ha dado cuenta de que tú sientes algo por él y que
está jugando contigo. Debes de tener mucho cuidado con él.
-Tu prima tiene razón, no parece que sea tan buena
persona como lo sueles pintar.
Permanecí unos instantes en silencio, escuchándolas hablar y
luego su silencio, esperando a que dijese algo. Eran unos instantes
en los que tenía la mente en blanco.
-Es normal que penséis así porque no lo conocéis. Pero yo
sí lo conozco y me temo que no tenéis razón ninguna de vosotras.
No es por el amor, que ciega lo veo así. He hablado mucho con él,
como amiga, y sé que no lo ha hecho por gusto. Sé que es darme
vanas esperanzas pero yo lo veo así.
Esta vez fueron ellas las que no me dijeron nada durante unos
segundos, mirándome con tristeza después de lo que acababa de
decir. Para mi sorpresa, Carolina me sonrió y dijo con calma:
-Tal vez. Nosotras apenas sabemos cómo es él por lo que
tú nos cuentas. Y si tienes, razón, ten muy claro que no tienes casi
ninguna salida. Lleva mucho tiempo con una persona como para
romper con ella sólo porque esté empezando a sentir algo por ti.
Si no rompe con ella ya puedes darte por satisfecha, porque
94
realmente le conoces bien y tenías razón.
-No te preocupes, nos tienes a nosotras si necesitas ayuda,
Vanesa. Creo que ya te lo dijimos, no es el único hombre sobre la
faz de la tierra
-De todas formas, antes de distanciarte debes hablar con él
y dejarle las cosas claras. Y si puedes hacerle ver que a ti no te
gusta él mejor
Parecía que me sentía mejor por momentos, sobre todo cuando
me terminé mi té japonés. Era lo que más me gustaba de aquella
tetería, que preparaban muchos tipos de té, incluso el japonés.
Hablamos de ese té, de la ceremonia del té y que me gustaría ver
o participar en una y otros temas banales hasta que nos
terminamos nuestras bebidas y Carolina nos acompañó hasta casa
de María. Cené en casa de mi amiga y volví a la mía rozando la
medianoche. Quería evitar lo inevitable, soñar con él, soñar con el
beso y mucho más, el poder besarlo una y otra vez y el poder
colmarlo de caricias. Al despertar en la madrugada, lágrimas de
amargura rodaban por mis mejillas. Era demasiado doloroso,
desear tanto y no poder poseerlo, sólo en unos sueños que luego
me causaban todavía más dolor.
Ocean´s no me contestó, lo hizo mejor, conectó una tarde por el
msn
-Hola wapisima ¡leí ayer tu e-mail!-me escribe nada más
entré
-Entonces me puedo ahorrar las explicaciones
-Sí, estoy muy sorprendido, no esperaba nada parecido por
su parte. Si hubieras sido tú la que hubiese tomado la iniciativa lo
entendería ¡pero de él no!
-Ve al grano, por favor tú lo entiendes ¿verdad?
-Sí y creo que está siendo sincero pero a la contra está
confundido
-Qué está siendo sincero?
95
-Sí, mírame a mi!! Es posible que esté pasando por la
misma situación que yo! Tú misma me lo has dicho, lleva tiempo
manteniendo una relación a distancia y que cada equis tiempo se
veían, calculemos unas tres, cuatro o cinco veces al año. De ahí a
verse todos los días...
-Quieres decir que pueden llevarse tanto bien como mal
¿no?
-Je, vas aprendiendo muy rápido. Ten en cuenta que las
cosas entre él y su novia son diferentes, y la felicidad que antes
les embargaban cuando se veían ahora puede haber desaparecido
-Visto así, tienes mucha razón. Pero ¿esa es razón para
jugar conmigo?
-Mmmm
-Mi prima me había dicho que podría haberse dado cuenta
de mis sentimientos y que puede estar jugando conmigo
-Es normal que se llegue a pensar lo peor de él. Pero
démosle el beneficio de la duda. Por su edad y teniendo una
pareja estable dudo mucho que sea capaz de jugar con los
sentimientos de una chica...mejor dicho de dos, porque en ese
juego entran también los de su novia
-En resumen, tú crees que puede sentir algo por mi...o
qué?
-Voy a ser muy sincero contigo para intentar que no te
hagas falsas esperanzas. Sería muy mezquino y egoísta pensar que
él va a dejar a su novia por ti, porque te quiere y por esa razón lo
hace. Recuerda en todo momento mi situación, no es fácil dejar a
una persona que puede tener esperanzas en que la relación siga
adelante. Si la deja la puede herir.
-Cht...ya me sé esa cantaleta
-Ja, ja, ja, ja!! no te lo tomes así mujer. Pero espera aún no
he terminado. Tampoco puedes pasar ese beso por alto, estoy
seguro que no es de esos que reparten besos a diestro y siniestro,
96
ni que haya sido algo instintivo o accidental.
-¿Qué me sugieres?
-Que hables con él para que te aclare que significado ha
tenido para él ese beso. Y que sea muy, muy sincero. Ahora debo
irme, hazme caso. Chao
97
discutir por la película que querían alquilar. Al cabo de una media
hora salieron del local dejándonos otra vez solos. Nos miramos en
silencio, queriéndonos decir mucho sin mediar palabra.
-Siento mucho lo que...-comenzó balbuceante, inseguro de
lo que iba a decir.
-¡No pasa nada!-le corté con frialdad-lo he olvidado, no ha
sido nada para mi, sólo venía a decírtelo-era la mentira más
grande que había dicho en mi vida pero quise seguir un poco el
consejo de mi prima. Quería de momento mantener las distancias.
Pero no esperaba el resultado que tuve. Me empecé a retirar para
irme cuando Hugo me cogió del brazo y me retuvo.
-¡No te vayas! Ahora soy yo quien tiene que hablar
contigo. Sé que me estás mintiendo. Eso beso significó mucho
para ti...y para mi también.
-¡No seas idiota! ¡Tienes novia!-salté.
-Lo sé-me espeta con brusquedad-ya sé que tengo novia y
la quiero. Pero ahora estoy confundido por ti, porque empiezo a
sentir algo por ti también.
Por fin pude mantener la mirada fija en sus ojos, que me miraban
con súplica y decisión. No debió de ser fácil para él esa confesión.
Por fin parecía que las cosas estaban más o menos claras y que
podía tratarse del principio de una historia feliz...pero ni mucho
menos. Por la puerta del videoclub apareció Paola acompañada de
Carlos.. Hugo me soltó el brazo de inmediato.
-¡Hola cariño!-Paola se lanzó a sus brazos y lo besó
apasionadamente.
-Yo...será mejor que me vaya-dije con voz entrecortada y
sintiendo que allí sobraba.
-¡Vanesa!-se acercó ahora a mi y me saludó con
efusividad-¡quédate, quiero que escuches esto que voy a decir!
-¿De qué se trata?-preguntó Hugo, mirándola a ella
primero, que sonreía ampliamente a mi lado y luego a su hermano
98
que tenía una sonrisa picarona
-Pues...¡qué nos vamos a casar!
99
Capitulo Ocho: Nothing is perfect
100
enviar el correo a Adolfo. Apenas me saludó cuando ya le estaba
contando todo. Necesitaba desahogarme. La reacción de Ocean´s
fue la que me esperaba
-Increíble......parece una mala broma!!!
-Por desgracia no lo es, es cierto
-¡Qué mal! ¿no? Tan cerca que estabais de aclarar todo y
te sale con esa sorpresita
-Pues sí, muy mal. Ya no hay nada que hacer
-¿Vas a renunciar a él? ¿no luchas por él?
-¿¡COMO VOY A LUCHAR!? Ocean´s que Hugo se
casa, está comprometido, su novia está muy ilusionada con todo
ello, tiene esperanzas.....sería romper con demasiadas cosas y yo
no tengo tan mala sangre como para hacerlo y competir por él
-Pues yo sí lo haría, tengo el valor de luchar hasta el final
por la persona que quiero de verdad... si la tuviera en la cabeza
claro.
-Pero ese es tu caso, que lo tienes clarísimo. Hugo no, está
muy confundido y ahora con esto no sabrá que hacer
-Mmmm-después de escribir esto, tardó un poco más de la
cuenta en proseguir-ciertamente, si me encontrara en su situación,
en un primer momento no sabría que hacer. Además yo mismo no
soy nadie para hablar, que no soy capaz de ser sincero conmigo
mismo, mi pareja, mis amigos y mi familia. Pero suponiendo que
él no sea como yo...me lo pensaría mejor antes de casarme con la
persona equivocada
-Ya, pero estamos en las mismas, eres tú no él, no me
sirve de nada
Volvió a quedarse unos instantes sin responder, entonces me dice
lo que menos me esperaba que me propusiera.
-Llevo algunos días pensando que tal vez podríamos
conocernos en persona. Ya hace mucho que nos conocemos por
aquí y parecemos amigos de toda la vida. Lo menos que me
gustaría que podríamos hacer es conocernos e ir a tomar algo.
Sólo eso, nada más
Me lo explicó todo con frases cortas, para que lo leyera todo del
tirón y rápidamente. En ningún momento se me pasó por la
101
cabeza aquella posibilidad, de conocer en persona a Ocean´s y
saber quién es el chico que me había estado ayudando todo ese
tiempo
- ...Creo que es buena idea. Cuando tú tengas tiempo me
dices y quedamos
-Estupendo ¿qué te parece pasado mañana? No trabajo y
podríamos pasar la tarde juntos
102
arqueada y casi desvelándome lo que me iba a decir cuando le
contestara
-No, francamente no lo vi necesario, su nick me gusta y
me he acostumbrado a llamarle así
-Ten muchísimo cuidado, aunque parezca un tío de lo más
normal, los de Internet no son ninguno de fiar-hice un gesto
desdeñoso. Me había hartado de oír siempre lo mismo.
103
sirvieran, Hugo empezó a hablar. Se había quitado ya el pañuelo
de la cabeza.
-Supongo que tengo muchas que contarte sobre lo de
Ocean´s-tomé un sorbo de mi infusión antes de contestar
bruscamente:
-Muchas cosas. Empezando por si es verdad todo lo que
me contaste de tu novia...porque después de lo del otro día pienso
que me mentiste compulsivamente-una risa amarga salió de su
garganta de la que quedó una sonrisa triste cuando me habló:
-Por desgracia te dije toda la verdad-dejé de mirar nuestras
tazas para mirarle a él a los ojos, unos ojos vidriosos-¿recuerdas
todo lo que te conté el primer día?
-Sí, que era como si no tuvieras novia, que no la querías
pero que no podías romper con ella.
-En lo único en lo que te mentí fue en que se trataba de
una relación a distancia, no diaria como daba a entender. Algo
que cambia mucho el panorama. No la veía todos los días así que
cuando iba allí a Barcelona a verla, era el paraíso, sentía que
estaba enamorado como el primer día. Sin embargo eso cambió al
venir Paola aquí dispuesta a que nos fuéramos a vivir juntos.
“Tuvimos nuestra primera discusión seria, me sabía mal que ella
dejase a todos sus amigos para venirse a vivir aquí conmigo y le
insistí que fuera yo quién se trasladara. Por mucho que discutí
acabó siendo ella la que se trasladó. Fue el primer paso para el fin
de mi amor por ella porque me sentía culpable de su
distanciamiento con su familia y amigos. Mis padres la recibieron
como un miembro más de la familia y nos ayudaron a encontrar el
piso. Ahora Paola y yo vivíamos bajo el mismo techo y aunque al
principio me hizo ilusión consiguió que dejara de amarla. Todo
empezó a ser distinto, nuestro amor se fue convirtiendo en rutina
y yo en un magnifico actor. Tal y como te conté, mis amigos, mis
padres, mi hermano...a ellos les gustaba Paola, éramos la pareja
perfecta. Demasiado perfecta para ellos...e imperfecta para mi. La
ilusión del principio la fui perdiendo y me encontraba enjaulado
en mi propio dolor”
104
Tenía la sensación de que todo lo soñaba, que nada de lo que me
contaba era real sin embargo sus ojos entristecidos eran la
realidad más pura. Jamás lo había visto así.
-Entonces entré en Internet, buscaba alguien con quién
desahogarme de alguna forma. Fue cuando di contigo, la única
chica normal de todo el chat y la única que no me tomó por loco.
-Te tomé por muchas cosas...
-Sí, como cobarde, creo recordar-su sonrisa se amplió-y
no me extraña. Al principio no sospeché que se tratara de ti, sólo
estaba seguro que no eran dos amigas que se suelen meter en ese
mismo chat. De ahí mi omisión de algunos detalles.
-Entonces como que ahora...
-...como he sabido que eres tú...por lo que tú me contabas,
empezaba a haber muchas coincidencias con mi propia vida. Al
principio no lo tomé muy en cuenta...hasta que los hechos se
sucedieron y tu vida con la mía propia se fueron acercando hasta
que me dí cuenta, cuando me contaste lo del beso y el
compromiso con Paola, que no era casualidad, que eras tú. Y
viendo que estaba a punto de perderte por ello...decidí esta cita.
“Tú entraste a mi vida no hace mucho y aún así es como si nos
conociéramos de toda la vida. Compartimos aficiones, formas de
pensar, el gusto por el cine... incluso la carrera. Me habías llegado
al corazón pero no me dí cuenta de nada, de inmediato. Como se
suele decir, sólo te das cuenta de lo que tienes hasta que lo
pierdes. Y me dí cuenta de lo que significabas para mí cuando las
cosas comenzaron a cambiar, cuando frecuentabas mucho menos
el videoclub, cuando a veces parecía que me evitabas.
-Estaba confundido pero creo que...merece la pena arriesgarse
¿no?
Tenía ganas de llorar, no sabía si de felicidad o de tristeza, pero
quería llorar todo el veneno que llevaba por dentro. Lo que sabía
era que aquello era el comienzo de algo...e iba a ser muy bonito.
Es lo que único que podía pensar en aquel instante en que me
sonreía con dulzura. Sabía que todo era complicado pero como él
decía: merecía la pena arriesgarse.
105
106
CICATRICES
(Relato corto)
107
La luz penetraba a través de la persiana o lo que quedaba de ella y
caía de lleno sobre su rostro. Abrió los ojos lentamente y apartó la
cara; tendría que decirle al casero que hiciera algo con esa
persiana porque no se podía bajar más para que la luz no se colara
cada mañana en su habitación antes de lo que él quisiera, pero es
que tampoco se podía subir.
Se levantó desganado, se estiró y con paso tranquilo se fue al
cuarto de baño, saltando por encima de todo aquello que estaba
tirado en el suelo de su diminuta habitación, empezando por la
colcha de la cama, algunos botes de pintura, un par de pinceles,
ropa sucia, alguna muda limpia e incluso bolsas vacías de patatas
fritas. Llegado a su destino se enjuagó la cara y después se quedó
un rato observando los ojos del sujeto que le devolvía la mirada en
el espejo rajado.
“¡Hoy tienes mala cara chaval!” se dijo así mismo y cualquiera
que lo viera, pensaría que se quedaba corto. El pelo, como
siempre, estaba algo grasiento y muy encrespado y seguiría así
por mucho que se peinara y se lo lavara, sus ojos estaban
hundidos y tenía unas grandes y remarcadas ojeras (aunque desde
hacía muchos años las había tenido) que hundía aún más sus ojos
negros. La barba llevaba tres días sin rasurar pero disimulaba una
delgadez que siempre lo había caracterizado y que siempre se le
había notado más en las mejillas y también la palidez de su rostro,
que se acentuaba en invierno y cuando se resfriaba. Además
disimulaba la cicatriz de un corte que iba del mentón a la mejilla
izquierda.
Aquel día se había levantado más pálido de la cuenta pero porque
había dormido muy poco; llevaba cuatro días durmiendo poco y
mal, por pesadillas y por los fantasmas de su pasado, que siempre
venían a visitarle. Siguió con su rutina espartanamente, la de
asearse, intentar peinarse, irse a la cocina y empezar a prepararse
el desayuno. Mientras la leche se calentaba y el pan se tostaba, iba
a por el periódico que tan “amablemente”, el cartero dejaba en su
puerta. Normalmente solía leerlo mientras desayunaba, para
después pensar en que haría primero esa mañana, si dedicarse a
108
las tareas del hogar o trabajar primero. Probablemente fuera antes
a comprar pues en la nevera, los alimentos básicos empezaban a
brillar por su ausencia (leche, huevos, embutidos o congelados).
Sin embargo, una llamada hizo que cambiara el curso de su rutina
y probablemente el de su vida durante las siguientes semanas.
¿Sí?preguntó después de que momentos antes echase la
leche en su taza preferida
¿El señor Raúl Sánchez?preguntó una voz severa pero
cansada al otro lado de la línea.
¿Raúl? Me llamo Víctor Sánchezdijo con una risita... sin
embargo, esa confusión le recordó a algo...
Señor Sánchez, soy de la comisaría de policíadijo tras
unos segundos de silencio, después de su aclaraciónme gustaría
que viniera por aquí pues le han puesto una denunciase echó las
manos a la cabeza. Lo sabía.
¿Y puedo saber las razones por la que se me han
denunciado?
Por impago de su alquiler y por molestar reiteradamente a
sus vecinos.
Se quedó con la boca abierta y para malestar suyo, tuvo que
desayunar rápidamente, vestirse y salir para la comisaría.
Lamentó, cuando iba por el portal de su bloque, no haberse
encontrado con el incomprensivo de su casero, porque como
temía, había sido él. No había otra persona que lo confundiera con
su vecino de al lado, con el cual pretendía emparentarlo su casero
y con quien en realidad, no tenía nada que ver, es más, ni se
hablaban.
Se pasó toda la mañana declarando, dando su versión de los
hechos y explicando su relación con el casero. Le explicó que era
verdad que no pagaba el alquiler a su debido tiempo pero es que
su trabajo le impedía tener los pagos. Vivía casi del día a día, de
los encargos que recibía y de las exposiciones y en ocasiones su
tío le tenía que ayudar para llegar a fin de mes, porque había
meses en los que no tenía apenas trabajo; estaba en decadencia en
aquellos años.
109
Después de unas cuantas horas hablando, salió del despacho y
esperó fuera, porque iban a llamar a su casero y solucionar
aquello sin necesidad de un juicio. Fue entonces cuando llegó.
Venía acompañado por un policía de paisano, el cual no hacía más
que repetir su nombre (Pablo) y recriminarle cosas bastante
desagradables, agarrándole con fuerza de su brazo y torciéndolo
hasta ponerlo a su espalda.
No era un chico muy delgado, pero tampoco muy fornido, se
notaba que practicaba algún deporte pero que no lo practicaba con
frecuencia. Vestía como cualquier chico de su edad (le calculó
unos diecisiete o dieciocho años) a excepción, claro está, de
ciertos cortes que tenía la ropa y una bonita herida
(probablemente de un corte también) que tenía en el brazo
contrario al que le sujetaba el policía. El chico forcejeaba un poco
con él y repetía de vez en cuando la frase “no ha sido culpa mía”.
El hombre ignoraba esta frase y aceleraba sus pasos para llevarlo
a los calabozos.
Se levantó de su asiento y decidió seguirlos hacia allí, tenía
interés en el muchacho; por unos momentos le recordó a él
mismo, en su adolescencia.
¡Venga, entra!le empujó con violencia al interior del
primer calabozo que encontró vacío.
¡Maldita sea!después blasfemó en voz tan alta que debió
enterarse toda la comisaría.
Te voy a cortar esa lengua Pablito. Prepárate porque tal y
como te prometí la última vez, me encargaré de que pases un
tiempo a la sombra.
Perdone señor oficialle dijo apoyando su mano en el
hombro del policía, algo que no pareció gustarle.
¿Puedo servirle en algo?
Me gustaría saber lo que ha hecho este chico para acabar
aquíle preguntó en un tono afable y con una sonrisa de oreja a
oreja.
¿Éste?le señaló con el dedo y con despreciometerse en
otra de sus peleas, como siempre por drogas y otros asuntos
110
turbiosVíctor lo miró detenidamente: tenía el rostro crispado por
el dolor que le causaba la herida de su brazo, que se tapaba con un
pañuelo. Para él, tenía más aspecto del típico adolescente que
siempre buscaba bronca más que de dedicarse a ese mundillo.
Pero ¿quién sabía?
¿Y donde están los demás implicados? ¿Por qué solo lo
detiene a él? Porque supongo que no fue el único que repartió
golpes y cuchilladas ¿verdad? Al fin y al cabo tiene un corte en
un brazo y que usted ni se ha molestado en curar.
Esto...comenzó el policía con cara de apuro pues Víctor
le había pillado los dedos; ahora sonreía con malicia.
Y aquí vivo yo.
Después de arreglar el asunto de su casero y poder liberar a Pablo,
lo llevó a su piso. El chico le contó los hechos con pelos y
señales... bueno, con lo que le convenía, Víctor notó que ciertas
cosas no cuadraban y que posiblemente había omitido muchos
detalles. Pero no le importó... de momento no, antes prefería
dedicarse a curarle la herida del brazo que toscamente le vendaron
en la comisaría.
Todavía no me he enterado de por qué me has traído hasta
aquí, viejole dijo el chico con una voz anormalmente grave, algo
que le sorprendió mucho. Le dijo que tenía diecisiete años.
No me llames viejo, chaval. Sólo te llevo diez años. Y si
te he traído aquí es para que pases la noche y después mañana por
la mañana, vuelvas a casa.
No necesito de tu hospitalidad, puedo volver a mi casa.
Víctor se volvió para observarle con una mirada que le dedicaba a
pocos: la de quién ha vivido mucho en poco tiempo, la de alguien
que sabe más de lo que muchos creen. Una mirada que solía
intimidar y casi lo que consigue con el chico, pero por lo menos
consiguió que guardara silencio y aceptara la oferta de quedarse
en casa, de momento esa noche.
Aún quedaba la tarde por delante cuando terminó de curarle la
herida con muchos quejidos del chico, pero para Víctor lo
111
consideró un día perdido. Tendría esa tarde que ir a hacer las
compras, ya lo necesitaba para la cena de aquella noche y
conociendo a sus vecinas, aquella tarde las tiendas estarían llenas
de mujeres dispuestas a lo que sea por conseguir lo que deseaban
comprar, preferentemente si había rebajas o descuentos. Decidió
dejar a Pablo a cargo de la casa “tienes que estar aquí cuando
llegue el casero y entretenerlo hasta que yo regrese” le encargó
antes de irse a comprar, algo que el chico aceptó a regañadientes.
Víctor tenía razón y no era buena idea que se dejara ver por las
calles, estaba seguro que lo esperaban para terminar lo que habían
empezado y que el policía había interrumpido. Le daba mal rollo
estar en la casa de un completo desconocido que simplemente le
había evitado la estancia en la cárcel al menos ese día, pero no
tenía otra opción. En cuanto Víctor salio por la puerta, decidió
husmear un poco por la casa y ver que tenía ese tipo allí.
Pasó del salón a la cocina y de allí al dormitorio y al baño. Al
cabo de cinco minutos estaba de nuevo en el salón. Aquel sitio era
muy pequeño y agobiante, dudaba que pudiera quedarse allí ni
siquiera esa noche. Pensando en esto, fijó sus ojos en las cortinas
grises del salón y se acercó. La descorrió y descubrió tras ellas
una inesperada y amplia terraza cerrada donde Víctor guardaba lo
que él creía que debía ser su trabajo: muchos lienzos, algunos eran
obras terminadas, otras a medio pintar, otras sólo tenía manchas
de colores formando una obra incomprensible y otros eran
simples lienzos blancos.
Movido por la curiosidad, observó todos los cuadros de lo que
podía distinguir algo y comprobó que Víctor no se decantaba por
un tema concreto, que pintaba absolutamente de todo. Pero hubo
un cuadro en concreto que le llamó mucho la atención: un callejón
oscuro, de esos que él mismo conocía, con todos los detalles que
le eran familiares, como los cubos de basura y la misma basura
desperdigada por todo el callejón, un gato escuálido caminando
entre ella y el olor, que aunque no se podía impregnar en la
pintura, él podía sentirlo de igual manera, el olor de la basura y de
la mierda que estaba por todas partes... también podía imaginarse
112
el olor que debería desprender la figura que había en medio del
cuadro.
Un niño, de unos doce años, que aunque no estaba plasmado al
detalle, parece que Víctor se centró en su cara, donde cualquiera
podía leer un gran sufrimiento e imaginarse cualquier desgraciada
historia sobre por qué ese niño estaba en esa calle, con esas ropas
y con esa tristeza infinita.
Al cabo de casi una hora, Víctor volvió a casa, encontrando a
Pablo sentado en el salón viendo la televisión. Vio que tras él
estaba la cortina de su terraza abierta así que imaginó que el chico
había estado curioseando por allí. Le molestó un poco pero al
parecer le había interesado su trabajo porque dejó sin volumen la
televisión y le preguntó:
¿Te dedicas a pintar? ¿Es ese tu trabajo?Víctor suspiró.
Sí, ese es mi trabajo. Soy pintor y al parecer a mi casero
no le debe gustar y por eso le da ya por denunciarme.
¿Por eso estabas hoy en la comisaría?
Sídijo desde la cocina, a donde había ido a soltar las
bolsas de la compra y a empezar a meter las cosas en la neverame
ha denunciado porque al parecer está harto de que no le pague
pero si has dado una vuelta por la casa te darás cuenta que yo
también tendría motivos para denunciarlo.
Ajá... y, ¿cuánto tiempo llevas ejerciendo ese oficio?le
preguntó educadamente, algo que a Víctor le extrañó un poco,
supuso que algo de respeto le imponía al pobre porque esperaba
un “viejo” al final de cada una de sus frases o alguna coletilla
similar.
Llevo desde hace algunos años, unos siete más o menos
viviendo de esto pero desde siempre se me había dado bien la
pintura y el arte en general.
¡Qué raro! porque normalmente las personas que lo tienen
como don se dedican al arte desde muy jóvenes… al menos así
ocurría con los grandes maestros.
¿Te interesa el arte?preguntó sorprendido.
113
Sí, un pococomentó algo azorado, bajando la mirada a
sus zapatillas, lo que hizo sonreír a Víctor.
Eso es bueno, que te interese el arte y todo lo relacionado
con él. A la gente de hoy día no le interesa en absoluto y por tanto
hay menos trabajo, menos personas interesadas en que alguien
haga arte y el poco arte que se hace, yo no lo podría definir como
tal… ese supuesto arte es…
Es una mierdaterminó Pablo, haciendo sonreír aún más
al joven pintor. Terminó de guardarlo todo en la nevera y en la
despensa y salió al salón.
¿Qué cuadro te ha gustado más?le preguntó indicándole
con la cabeza la terraza.
Pablo se levantó del sillón y cogió el cuadro que había tenido
momentos antes entre sus manos, el del callejón oscuro y se lo
entregó a Víctor.
Ya veocomentó al verlo y dedicándole una mirada que
decía que entendía más de lo que Pablo creía.
Me llama la atención el chico que hay ahí y me
preguntaba si sería un... modelo realestas palabras salieron de su
boca de forma titubeanteporque en los demás cuadros parece que
utilizas modelos reales.
Sí, suelo utilizar modelos reales en mis cuadros,
sobretodo suelo retratar chicos jóvenes y a veces mujeres. Pero en
esta ocasión el modelo no es realexplicó, mirando con tristeza el
cuadro...con una tristeza vacíael modelo… soy yo mismo.
¿Tú?preguntó Pablo incrédulooye pues aquí te ves muy
joven ¿eh? ¿Qué edad tenías ahí? Veinte años desde luego que
no...
”El modelo no es real” ¿no es eso lo que te he dicho?
contestó burlónes un autorretrato hecho de memoria de cuando
tenía esta edad.
Tal y como se imaginó, Pablo le dedicó una mirada que mezclaba
sorpresa y que a la vez se imaginaba lo que estaba a punto de
contarle.
¿No te he dicho que empecé a pintar con veinte años? Si
114
no empecé a pintar antes fue por una buena razón. Pero déjame
que te lo cuente cuando haga la cena ¿te parece?
Pablo aceptó pero esperó impaciente y expectante a lo que el
pintor le tenía que contar. Víctor no tardó en hacer la comida y
acomodar a los dos en el salón para comer, salchichas cocidas y
huevo frito.
¿Y bien?requirió el chico cuando estaban terminando.
Habían pasado casi toda la cena sin apenas dirigirse algunas
palabras y se estaba poniendo nervioso.
No seas tan impacientele dijo burlón y siguió a lo suyo,
que fue recoger la mesa. Después, se sentó frente a él en la misma
mesa y comenzó su relato:
Le dijo que tenía tres años cuando su padre murió y aún teniendo
esa edad, tiene recuerdos vagos de que para él no fue ningún
golpe duro, al contrario fue un alivio. Su padre era un alcohólico
y les hizo la vida imposible tanto a él como a su madre y fue por
eso que su muerte, resultó un alivio. Sin embargo, fue un alivio
fugaz pues su padre les dejó en la ruina, tenía muchísimas deudas
y problemas económicos que su madre tuvo que asumir. Fue esa
mala situación de su familia, la que empujó a su madre a vivir de
la prostitución y a él lanzarlo, con seis años de edad, a robar,
puesto que su madre apenas pudo cuidar de él. Robaba para
comer, robaba para darse algún capricho... robaba para sobrevivir.
Vivía en la calle y de la calle, tanto que dormía más en ella que en
su casa, en cualquier solar ruinoso o debajo de un puente, eso si
es que encontraba sitio y no tenía que dormir a la intemperie o
pelear por el sitio para dormir con otros mendigos e indigentes.
A los once años se metió en el mundo de la droga, se convirtió en
camello y se dedicó a venderlas en cualquier parte, en puertas de
institutos de toda la ciudad, en suburbios y callejones que ya había
conocido cuando era un crío. Se relacionaba con mafias y con
otros vendedores. A los trece años era todo un delincuente en
potencia. Lo conocían todos los policías de la ciudad, las mafias y
otros delincuentes como él, ladrones, asesinos y violadores, pero a
diferencia de estos últimos, él ejercía sus actividades porque no le
115
quedaba otro camino, otra opción.
Su madre desapareció literalmente, lo abandonó pero no le
importó, nunca cuidó de él verdaderamente. No tuvo nunca una
educación decente y por tanto nunca tuvo otra salida que la
delincuencia, por eso no se planteó siquiera trabajar. Fueron doce
años muy duros para él en los que vivió demasiadas cosas.
Gracias a Dios, poco antes de que cumpliera los dieciocho años,
un día que fue a parar a la cárcel por unos altercados en los
terrenos colindantes a un instituto (unos escampados llenos de
basura) con algunos alumnos a los que le vendía droga, lo sacó de
allí su tío. Ni siquiera lo conocía y pensaba que no tenía más
familia que sus padres pero al parecer tenía a quién le preocupaba.
Le sacó allí y le dijo que lo buscó en todos los rincones de la
ciudad porque se enteró que su madre había muerto y sabía que
tenía al menos un hijo. Siguiendo las pistas de los delitos que
estaba cometiendo fue como lo localizó. Lo acogió e hizo lo
indecible para adoptarlo. Se hizo cargo de su educación mientras
tanto y de reinsertarlo en sociedad. Su tío regentaba una pensión
donde también vivía y donde lo puso a trabajar. Poco a poco fue
rehaciendo su vida y así, trabajando en la pensión, redescubrió su
faceta de pintor y artista y comenzó a ganarse la vida así.
De pequeño me dedicaba a hacer pintadas de graffiti así
que nunca perdí la práctica.
Pablo guardaba silencio, alucinado con el relato que le había
contado. No le miraba a los ojos y Víctor confirmó que su historia
no distaba mucho de la vida del chico, que en esos momentos
pensaba en eso mismo, en la similitud de ciertas cosas de su vida
con la del pintor. Como Víctor sospechaba, lo que dijo el policía
en la comisaría, tenía algo de verídico.
Y ¿cómo llegaste a convertirte en pintor?preguntó para
borrar esos recuerdos.
Eso es otra historia Pablo... lo que quiero decirte con toda
esta historia, mi historia… es que este cuadro es el recuerdo de un
callejón donde me hice esta heriday señaló a una pequeña herida
que representaba la cicatriz de su carala primera de muchas que
116
iría recibiendo a lo largo de mi vida. Es un recuerdo amargo de
una vida que no tuve más remedio que vivir. Con este cuadro
pretendo enseñar la cruda realidad, la vida que llevan otras
personas con las que trataba a diario y que, chicos como tú, de tu
edad, intentéis vivir la vida lejos de este mundo. Porque sé que a
los jóvenes de hoy en día os entusiasma mucho... y no tiene nada
de divertido. Cuánto más lejos estésse levantómás y mejor
vivirás.
Esa noche Pablo durmió en el sofá del salón, que era lo más
incómodo sobre lo que había dormido en su vida (a excepción de
algunos bancos del parque), aunque lo que se dice dormir, durmió
poco, dándole vueltas a lo que le había contado Víctor sobre su
vida y que no era demasiado diferente a la suya... y tenía razón, lo
hacía por placer y no por necesidad. Así no podía sentirse más
que un mierda.
¡¡NO TIENES VERGÜENZA!!alguien dio un portazo
despertándole de las pocas horas de sueño que había disfrutado y
vio desde su posición a Víctor en mangas de tiranta poniendo las
dos manos en la puerta y juró que gruñó. Se irguió y venía hacia
allí, con medio rostro lleno de espuma de afeitar. Gracias a Dios
que no llevaba la cuchilla porque por la mirada de exasperación
que le dedicó y el grito que le despertó, debía ser su casero.
Desayunaron juntos en la cocina y Pablo se preparó para irse. Le
dio las gracias y antes de salir por la puerta decidió expresarle la
idea que había tenido y que llevaba dándole vueltas desde que se
levantó.
¿Pupuedo trabajar para ti de modelo para uno de tus
cuadros? Supongo que te vendría bien para tu trabajo... y me
gustaría tener un retrato míoVíctor sonrío ante el gesto de
solemnidad que había adoptado para decirle aquellas palabras.
Bueno, tanto como trabajar no, porque no te voy a pagar
le dijo burlónmucho menos si va a ser una obra para ti. Ni vas a
cobrar, ni te voy a cobrar. Vente cuando quieras, pero a partir de
117
mañana ¿vale?
Con un asentimiento, el chico se fue a casa y al día siguiente, por
la mañana temprano, estaba de nuevo en la diminuta casa del
pintor, que le empezó a explicar lo que tenía pensado pintar.
Es una exposición que tengo dentro de menos de un mes
y uno de los temas es el desnudo encuadrado en distintas
situaciones y lugaresle enseñó algunos de los cuadros que ya
tenía hecho, una mujer con su recién nacido a orillas de un río
(que más bien parecía un vertedero), un anciano frente a un asilo
cochambroso y un niño de cuatro años que estaba sin terminarme
haría falta incluir en esta serie un cuadro o dos más y he pensado
que uno de esos cuadros sea tu retrato, si no te importa.
A Pablo no le hacía mucha gracia desnudarse (aunque no era
integral) delante de otra persona... aunque Víctor le daba
confianza así que, muy ruborizado, se desnudó para que él lo
pintara. Estaba encantado de poder colaborar con él.
Le llevó un tiempo terminar su obra, bastante, más de lo que
Pablo imaginó que le llevaría a alguien hacer un cuadro. Pasaba
mucho tiempo en casa del joven, gran parte de las horas de pie,
sentado, en una postura u otra mientras Víctor abocetaba todo con
gran rapidez y con todo lujo de detalles. No se terminaba nunca
de decidir por una postura en concreto y Pablo imaginó que sería
porque aún no tenía muy claro como iba a culminar la obra.
Los pocos ratos libres en los que descansaban para comer o
simplemente relajarse, los dos fueron afianzando una relación que
era un tanto curiosa, al menos para Pablo era así: no era amistad
porque no se parecía en nada a la clase de amigos que él tenía.
Tampoco se podía tomar como una simple relación cordial entre
pintor y modelo porque hablaban mucho, Víctor le enseñó mucho,
le redescubrió el mundo del arte desde otro punto de vista. El uno
se sorprendió del interés del otro por algo que a las personas de su
edad no les solía interesar, y el otro se sorprendió de que supiera
tanto a pesar del pasado tan complicado que había tenido.
No fue lo único que compartieron, compartieron risas,
experiencias y anécdotas de su vida… Pablo le dejó caer algunas
118
experiencias respecto a la vida que llevaba ahora…como
“camello”. Víctor se convirtió de repente en su válvula de escape
y lo comprendía sin reprenderlo y sin decirle lo que tenía o no
tenía que decir. Simplemente lo sabía escuchar.
¿Era por la mañana temprano? No lo sabía pero de nuevo el sol le
calentaba la mejilla y eso quería decir que por lo menos había
amanecido. No quería levantarse todavía, aquella noche no habían
dormido casi nada. Estiró su brazo esperando encontrar algo más
que las frías sábanas de su cama. Abrió los ojos de repente y miró
alrededor suya, empezando por el suelo: sólo estaba su ropa. Se
puso su ropa interior y fue por toda la casa buscándolo. No
estaba, se había ido. Lo único que quedaba de él era su perfume
caro que siempre le hizo pensar que era un niño pijo y su retrato,
casi terminado... y una nota. Ese trozo de papel no estaba la noche
antes sobre el televisor y se temió lo peor. La cogió con una mano
temblorosa y la leyó. Solo ponía las siguientes palabras:
“No puedo cumplir mi promesa, lo siento”.
Ni siquiera una despedida. Nada de nada. Algo mareado se fue
para el cuarto de baño y se miró en el espejo. Tenía la misma
mala pinta que el día que se lo encontró pero además, una tristeza
infinita le empezaba a invadir. En su torso se podían ver cada una
de las cicatrices que se había hecho a lo largo de su vida, las de
una batalla tras otra, las de las derrotas, las de una injusta infancia
malvivida, las de un duro aprendizaje... y ahora las que esa misma
noche él le había hecho. “Cicatrices” o marcas que desaparecerían
de su cuerpo, a diferencia de las otras, sin dejar ni rastro tal vez, al
cabo de pocas horas. Sin embargo, las que se quedaban en su
alma no se borrarían jamás... ésas que ahora le hacían sentir un
imbécil y echarse las manos a la cara.
No debería haberme precipitado tanto...
Víctor se pasó muchos días sin pintar, se pasaba las horas sentado
en el sofá, durmiendo en su cama o si tenía ganas, buscaba su
119
rincón favorito en la playa, donde se pasaba ese tiempo paseando
por la orilla. Se sentía un fracasado porque no era la primera vez
que le pasaba, líos amorosos tenía a sus espaldas unos cuantos,
sólo unos pocos algo más serios y que llegaron a ser algo más que
un simple lío de una noche. El muchacho le había embrujado, por
lo que le recordaba a él, por su inteligencia, su interés en todo y
porque tenía dentro de sí mucho más de lo que solían tener los
chicos de su edad. Y como siempre le ocurría cuando algo le iba
muy mal, no sabía cómo actuar, no sabía si debía dejarlo pasar, si
debería buscarlo y hablar con él... no sabía qué hacer.
Este malestar se le solía pasar pintando pero no tenía ganas de
eso, así que se decidía por simplemente dejar pasar las horas y
reflexionar, algo que también le ayudaba y algo de lo que no pudo
disfrutar en su infancia. Darse tiempo para sí mismo sin sentir que
era perseguido y salirse de la rutina que le marcaba esa sociedad
consumista donde el tiempo era ahora su enemigo.
Pero era consciente de que su mundo se paraba pero el de los
demás no y lo aprendió de la forma más cruel. Una semana
después de aquella noche, su tío lo llamó a casa.
Creo que lo he encontradole dijo simplemente cuando
levantó el aparato. Su tío, era como su segundo padre pero
también un amigo y no solía preguntar sobre nada que le contase.
Fue al único al que le confío aquella historia, la de su modelo y
que estaba preocupado por él.
¿Dónde?preguntó angustiado.
Me temo que tus suposiciones eran correctas...
Le citó en la puerta de su pensión y de allí lo llevó ante la puerta
de otro edificio que habría querido evitar a toda costa.
Lo ingresaron hace tres días, coincidía con la descripción
que me diste y se llama Pablo.
¿Cómo lo has encontrado?preguntó con voz ronca.
Rumores de la gente que va a la pensión... lo que ha
hecho este chico ha llegado a oídos de personas que viven en el
otro extremo de la ciudad.
¿Qué ha hecho?dijo esta vez con apenas voz porque se
120
estaba temiendo lo peor.
Creo que ya empiezo a entender tu interés en ese chicole
dijo simplemente y lo alentó a que entraran a verlo.
Estaba ingresado en cuidados intensivos. Su pronóstico, según los
médicos era de muy grave. Había recibido muchísimas puñaladas
y al parecer un disparo. Algunas de las cuchilladas las había
recibido en la cara y lo hacía casi irreconocible. Víctor supo que
era él por la herida del brazo que había recibido semanas atrás y
por lo que le contó su tío a continuación.
Se dedicaba a vender droga... como tú... e iba a hacer una
venta jugosa a otros camellos pero la policía los pilló en una
redada. Él se salvó, pero la mayoría de la banda con la que
negociaba no, a excepción de algunos que fueron tras él pensando
que había sido él quién había dado el soplo a la policía.
Su tío le dejó unos momentos a solas con él. Estaba postrado en
una cama, en estado de coma (había perdido mucha sangre) y
completamente entubado y lleno de vendas.
-Así que por eso no pudiste cumplir tu promesa ¿eh?
Fuiste incapaz de renunciar a tu mundo por una vida mejor. Lo
preferiste y así estás ahora. Cubierto de cicatrices. Como yo.
121
122
123
124