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DEJARTE CAER

El que tiene un por qué para vivir


puede soportar casi cualquier cómo.
F. Nietzsche.

Entre más grande la prueba, más


glorioso es el triunfo.

En el consultorio más de una vez he escuchado la frase de “¡me siento peor


ahora que estoy en consulta!”, algunas personas llegan a consulta esperando
que uno les ayude y eso hacemos, pero cuando se dan cuenta del costo (que
no tiene que ver con lo económico) entonces es cuando comienzan las quejas.
Cuando uno comienza las sesiones debe tener en claro que el paciente o
cliente por lo regular está perdido de él o ella mismo, parece tonto lo que
escribo, ¿cómo se pierde uno de uno? Sencillo, se deja de amar, se deja de
decir lo maravillo que es, lo hermoso que Dios lo ha hecho, se descuida y el
cuerpo lo manifiesta a través del rostro y cuando es más grave a través de
alguna enfermedad, desde gripa hasta cáncer.
Las personas se sienten peor porque se están encontrando y el mentado
“contrato social” que desarrollan va desapareciendo lentamente, es decir,
comienza el ego maligno a disolverse y el benigno a surgir desde adentro de
ellos mismos y eso despierta los sentidos y claro que esto duele.
Me ha tocado tener pacientes que no hacen lo que uno les dice que
deben hacer como tarea, es decir, parece ser que ellos creen que uno les pone
cosas para molestarlos, o con la premisa de ¡no me gusta! O ¡No lo creo!, se
escudan y no se dan cuenta que en realidad es su gran ego maligno el que no
los deja caminar.
Hay que aprender a menguar para poder crecer, muchas veces les dije a
mis estudiantes que el dolor se debe disfrutar, pero a veces los costos son muy
altos, y cuando comienza el goce del dolor (que es en realidad un oxímoron),
muchos no lo entienden.
Ceder es creer y creer es crear, algunos son como Santo Tomas ¡hasta
no ver no creer! Y por eso nunca creen, porque su ego maligno los tiene tan
inmersos en sus vidas llenas de paradigmas y cerrados a las nuevas visiones,
que cuando llega la felicidad no la ven pues los postulados ya impresos en sus
mentes son más fuertes.
Mientras que otros por otra parte están tan distraídos con los deleites del
placer y el degusto de la vida, que cuando llega la responsabilidad huyen y
mejor se hacen patos y viven una vida llena de infantilismos y retrogramientos
hacia el ello mal enfocado.
Los menos son aquellos que se arriesgan y a diferencia de algunos nadan
contracorriente en el plano social y se presentan a favor del curso del ser, del
universo mismo, pues se equilibran, se estabilizan y se complementan, como
dijeran los pensadores, ¡el universo mismo se concentra en hacerte feliz! ¡Deja
que haga su trabajo!
Qué es lo difícil de esto, ceder, dejarte caer, comenzar a entender que
hay cosas que son así porque son así, y hay cosas que puedes cambiar pero
debes querer, esconderte no es la respuesta, dejar de comunicarte tampoco, la
soledad es muy buena, pero cuidado, tanta soledad te vuelve frío, hosco y
hasta mal encarado. Todo en exceso es malo.
Dejarse caer es confiar en lo inconfiable, es ver de pie al invisible, es
comprender que más allá de tus fuerzas y tus conocimientos hay un ser
superior que se deleita al verte y se deleita más cuando tu puedes verlo a él o a
ella.
Dejarte caer es pensar que sólo pueden suceder dos cosas, 1) o él/ella te
estará esperando para sostenerte o; 2) Te va a enseñar a volar.
Dejarte caer es creer que no eres un muñeco hecho en serie, sino hecho
en serio y entonces disfrutar de los deleites de la vida o del dolor pero con
responsabilidad, siempre he pensado que es bueno caer, pero creo que no es
bueno quedarse tirado toda la vida.
Muchos de nosotros no nos dejamos caer por dos cosas: 1) miedo; 2)
control.
¿A qué me refiero?, sencillo, por una parte tenemos miedo de lo que
pueda suceder mañana, qué tal que no haya nadie para levantarme, qué tal
que me señalen, qué tal que no se haga como yo quiero; y por el otro; control
de la situación, desde pequeños nos enseñan a controlar las cosas que están a
nuestro alrededor, a las personas, a las circunstancias, nos dicen ¡tú eres
dueño de tú futuro!, pero no te dicen ¡disfruta el hoy, el aquí, el ahora!,
entonces crecemos con la idea absurda que las cosas se hacen pensando en
el mañana y cuando nos damos cuenta se nos fue el hoy.
Precisamente eso es dejarse caer, “estar quietos y ver que yo soy Dios”
reza una parte de la Biblia, es interesante, pues “la quietud es el lenguaje de
Dios, el bullicio es sólo eso ruido”.
Estamos tan inmersos en problemáticas, económicas, amorosas,
estudiantiles, profesionales, de amistad, de relación, familiares, espirituales y
sobre todo existenciales que cuando tenemos la oportunidad de “dejarnos
caer”, mejor esperamos el siguiente año, la siguiente visita de la felicidad, ¡hoy
no puedo posiblemente mañana!
Mi padre siempre me dice “recuerda Tony, el tiempo no perdona”, pasaron
tantos años para que comprendiera está frase, con la idea de que tenía una
vida que planear se me fueron muchos años, y cuando pensé que ya estaba
todo escrito para lo que venía, ¡pum!, cambio la historia y me echo a perder mis
planes.
Cuando comencé a rendirme comencé a descubrir que hay un ser
fantástico dentro de mí, una persona fenomenal, alguien que no conocía, se
llamaba Marco Antonio que quiere decir Marco = hombre combativo y Antonio =
el floreciente y el defensor, en totalidad son defensor y combativo y al final
florezco o renazco.
Desde ese momento le prometí no volverlo a dejar, no volver a dejar que
nadie en el planeta lo lastimara, menguar para que él creciera, fue fenomenal,
deje de pensar en qué va a pasar mañana, qué me depara la vida, etc., ahora
vivo intensamente el hoy, ahora vivo conmigo y me acepto a mí, sé que
algunos que han caminado no entienden muchas cosas, como el por qué me
deje sentir dolor, por qué me abandoné a mí mismo, y hoy creo que la
respuesta es fácil, quería saber que se siente estar sin ti después de por
muchos años no haberlo hecho y quería saber si podría reencontrarme y miren
¡si de puede!
No esperes a estar enfermo, viejo, cansado, a tener una pérdida para
despertar en ti, no es así, o mejor dicho, no debe ser así, déjate caer, total que
es lo más malo que pueda pasar, si mueres estarás en la presencia del ser
más maravilloso que existe sobre la galaxia “el creador” y tendrás a la mejor
compañía ¡a ti mismo!, arriésgate y déjate caer, lo mejor de esto es que nunca
estarás solo siempre estarás contigo y ahora me tienes a mí y a otros que al
final nos dejamos caer y triunfamos.
Con amor.

Pbro. Marco Antonio Meza-Flores


Teólogo y Psicólogo Clínico
Director de CANAH “Un lugar de esperanza”.
reverendo_czy@hotmail.com

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