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Evolucion Conciente
Evolucion Conciente
A través del poder transformador que nos pertenece por derecho natural,
vamos construyendo nuestro pensamiento, elevando nuestra energía espiritual
y desentrañando todos los misterios de la vida y la muerte. Dos caras gemelas
de una misma realidad. Comprendemos como los errores nos conducen a mas
errores y los aciertos a mas verdades. Por ejemplo, nos vemos a nosotras
mismas como madres fracasadas, porque no somos capaces de poner en
práctica las verdades que sostienen nuestra esencia y aliento sagrado. Nos
dejamos arrastrar por el tedio de la normalidad y profesionalidad, construyendo
quejas y desaliento a nuestro alrededor.
El Dios que conozco no ama a unos más que a otros, no tiene hijos ni hijas
preferidas, ni es excluyente. Toda la existencia participa de la riqueza de la
creación, no depende de criterios limitados por la ignorancia.
El Dios que conozco acepta la duda como algo natural, sin embargo busca
trascender y encontrar en su interior la verdad y el amor real.
El Dios que conozco es humano, pero no está condicionado a la obediencia
ciega para rendirle cuentas a ningún ser superior, porque eso impediría que no
podamos conocerlo en nuestro interior.
El Dios que conozco busca la verdad incesantemente, más allá del aire, del
aliento, de la luz, más allá del pensamiento y la palabra.
El Dios que conozco permite la expresión de la libertad, de lo diverso y nos da
conforme a nuestra voluntad infinita.
El Dios que conozco nos protege, nos guía, nos ama infinitamente y jamás nos
abandonaría.
El encuentro con este Dios nace en nuestro interior, se desplaza como el
viento, y se expande con la verdad, haciendo florecer nuestros átomos como
soles de incandescente belleza.
El Dios que conozco lo veo en cada instante, en cada sonrisa, en cada color,
en cada movimiento de esencia espiritual.