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Universidad Autónoma de Campeche

Licenciatura en Gerontología

3° “A”

Mayra Yanet Rodríguez Lizárraga

Ensayo de “Bioética y envejecimiento. La gestión del cuidado en una sociedad liberal”

La vejez está impregnada de prejuicios y estereotipos sociales, .Existen muchas


ciencias que la estudian, sin embargo cada vertiente tiene una visión unitaria de la
vejez, ignorando sus múltiples ámbitos naturales.

El Estado, en su paradigma político y económico trata a la vejez como un grupo


vulnerable que necesita apoyo económico, hospitalario y médico, olvidándose de
lo realmente humano, su interior.

La dinámica del envejecimiento actualmente ha topado a las ciencias con vacios


de conocimiento que no explican ni resuelven del todo las causas, hipótesis y por
lo tanto teorías que la estudian.

Al estudiar el dinamismo del envejecimiento se debe hacer por áreas y de manera


interdisciplinaria, ya que el ser humano es un ser compuesto por muchos ámbitos,
como sociales, psicológicos, afectivos, emocionales, económicos, biológicos,
culturales, familiares, etcétera. Actualmente el estudio se encuentra en una
transición en la que se debe tomar en cuenta responsabilidad, cuidado, curación y
apoyo, ya que la sociedad ahora es muchísimo más compleja y cambiante. Lo que
es necesario es plantear la gestión del cuidado desde un nuevo modelo de
organización social y del propio Estado.

La bioética centrada en dar una calidad de vida a los adultos mayores, se centra
en el paradigma de una ética adecuada a las edades de la vida, a la organización
de los servicios socio-sanitarios y las múltiples formas de organizar la ética social.
Aquí el envejecimiento pone a prueba las dos dimensiones en que se desarrolla la
bioética actual. En la ética fundamental muestra la insuficiente fundamentación de
principios construidos para resolver conflictos y no para prevenir problemas y por
otro lado, en la bioética clínica porque abre camino a deliberar en un ámbito clínico
y biomédico las dimensiones sociales, políticos y morales, poniendo sobre todo a
prueba el valor moral de las instituciones en las que la sociedad liberal se
organiza. Incluso también hasta qué punto la sociedad considera a los adultos
mayores no sólo con la etiqueta de paciente, usuario, o cliente de servicios socio-
sanitarios, sino como ciudadanos y protagonistas de los mismos. Se topa
entonces con un desafío moral, una barrera muy gruesa y rígida cuyo material es
el egocentrismo social, ya que se duda hasta donde es un sujeto o un ciudadano
con los derechos de cualquier humano. La edad condiciona y limita ciertas
acciones pero no suprime la libertad del hombre y el decaimiento y desgaste físico
no condiciona la conciencia y muchísimo menos la jubilación la actividad social.

En el envejecimiento y así como en todas las etapas del desarrollo humano,


resignificamos y reorganizamos nuestras experiencias, preparando a los adultos
mayores para adaptarse y saber ser un adulto mayor.

Cuando realmente existe algo que mantenga la vida activa, con responsabilidad,
tranquilidad y sin preocupaciones, causa grandes acciones incrementa que la
vejez sea percibida como la plenitud de la vida.

En la afectividad de los ancianos, la amistad que tienen está calculada


relacionándose con experiencias, recuerdos y tradiciones que al evocarlos los
consuelan de sus achaques.

La muerte es la conclusión del ser humano en la vida terrestre, y el anciano se


prepara para ello cuando resignifica lo vivido y aprendido. Incluso antes de esperar
la muerte pasan por duelos como la pérdida de amigos, cónyuge o familiares,
dando un sentimiento de soledad, que debe aceptarse y tener en cuenta que hay
que meterlos en actividades y creación de nuevos lazos afectivos.

El envejecimiento desafía la construcción de modelos de ética social. Se busca


construir una organización de correcto cuidado a los adulstos mayores tomando
en cuenta todas sus dimensiones, teniendo un puente entre el individuo y el
Estado, donde medien los profesionales con el perfil correcto.

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