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Era un día gris y tormentoso como muchos otros en Crowvillage, las nubes grises

escondían el sol y cualquier otro signo de luz. Era un día como muchos otros.

Crowvillage era solo conocido por su gran población de cuervos y por su alta pobreza.
No era un lugar agradable para visitar. Era un lugar hostil gris y deprimente.

Los cuervos de Crowvillage eran odiados por los habitantes. Eran cuervos grandes de
plumas grasosas. Cuervos portadores de maldad y símbolos de la muerte y la tristeza.
A causa de los hambrientos cuervos, los cuales atacaban todo lo que crecía en los
cultivos, el hambre inundo las calles de crowvillage; no faltó mucho para que el
hambre se convirtiera en ira, avaricia y envidia, transformando los habitantes de en
seres groseros, agresivos, y temerosos.

Este día gris un sujeto peculiar apareció en la entrada del pueblo; era un hombre de
ojos negros, pelo largo y oscuro, una barba mal afeitada por el poco tiempo que le
dejaba su trabajo y una cara deformada por la cicatrices de batallas anteriores. Vestía
de negro con una gabardina agujereada. Cargaba un gran maletín y miraba a su
alrededor como si todo oliera a demonios, haciendo su expresión aun más sombría.
Jack el vigilante del pueblo se le acercó apuntándole con un rifle. Era un hombre bajito
de abundante barba de unos 50 o 60 años con una voz ronca y siempre con una con
una botella de alcohol en la mano izquierda.

-identifíquese- grito Jack al desconocido intentando enfocar la mirada.

- soy el inspector Makallawer-

Jack al oír puso los ojos como platos

– ¿inspector Makallawer dijo?

El inspector asintió levemente con la cabeza

-bien, bien, que buenas noticias lo estábamos esperando creímos que no vendría, bien,
bien, el alcalde Frederick se pondrá muy contento- dijo Jack con alegría.

El inspector Makallawer tenía alrededor de 30 años pero las cicatrices y esa mirada
propia de alguien que ha vivido mucho, quizá demasiado; lo hacían ver de unos 50.
Siempre caminando recto y con la mirada firme el inspector Makallawer se hacía
distinguir, no retrocedía ante nada ni nadie.

Jack acompañó al inspector hasta la alcaldía murmurando cosas sin sentido y


tambaleándose de un lado a otro. Los habitantes se empezaron a acercar para revisar
al recién llegado, guardando distancia como si le tuvieran miedo, claro, hubo uno que
otro que se acercó a gritarle groserías o a amenazarlo, no obstante esto no parecía
importarle en lo más mínimo al Inspector. Se limitaba a mirarlos fríamente a los ojos;
luego estos retrocedían con la mirada baja y humilladlos.
Doblaron la esquina y ante ellos apareció la tenebrosa alcaldía: un lugar tan gris como
las nubes y con la pintura cayéndose de a pocos. Al llegar a la entrada salió un hombre
gordo, bajito, con bigote dorado y sin un pelo en la cabeza, con una abundante sonrisa,
con los cachetes colorados y los ojos pequeños.

El alcalde Frederick se presentó dándole un gran abrazo al recién llegado, mientras con
una mirada le indicaba a Jack que volviera a su puesto en la entrada del pueblo, luego
invitó al inspector a que entrara.

El inspector Makallawer se encontró en una lujosa habitación con cuadros de los ex


gobernantes del pueblo, para luego ingresar a la tibia y confortable oficina del Alcalde
de Crowvillage, el Alcalde le sirvió una copa de vino al Inspector y otra para sí mismo.
Luego se sentó en su elegante sillón de cuero.

-Bien inspector Makallawer –Dijo don Frederick indicándole al inspector que se


sentara.

Esperamos mucho; personalmente creí que ya no vendría, estoy feliz de su llegada.

-ha sido un mes ocupado- se limitó a decir el Inspector.

-bueno eso no importa lo que importa es que ya está aquí. Bien Inspector, lo cité con
tanta urgencia a causa de su gran reputación resolviendo “problemas” de ciudades y
pueblos el anterior que vino pues…

De repente el inspector Makallawer se levanto súbitamente de su silla interrumpiendo


al alcalde.

-Déjese de rodeos Alcalde, dígame quien es el maldito bastardo que le causa


problemas, deme dos hombres, una semana y lo desparezco de la faz de la tierra.

El Alcalde sorprendido por la brusca reacción del inspector Makallawer, se levantó se


acercó a la ventana y miró al pueblo mientras decía.

-el 20 de septiembre señor Makallawer un monstruo apareció en nuestro pueblo, un


monstruo que no nos deja salir en las noches y con el cual se amenaza a los niños
malcriados, un monstruo que nos mantiene callados y despiertos hasta el amanecer;
no sabemos de dónde salió, pero es muy silencioso y no deja huellas; sólo utiliza
armas blancas, y corta en lugares precisos y exactos, tiene un patrón, no ataca al azar,
y siempre se lleva un pedazo de sus víctimas, casi siempre hombres, solo hemos visto
dos casos en el que ha matado a mujeres. Suponemos que es un granjero que se
volvió loco, pero como saberlo es muy sigiloso……..

Mientras el Alcalde hablaba el inspector Makallawer había sacado una polvorienta


libreta cubierta de cuero negro, y había empezado a tomar nota. Sólo paró cuando el
Alcalde menciono a las mujeres, para preguntar:
-¿qué parte se llevo de los cuerpos de las mujeres?-

Tuvo que repetir la pregunta para que el Alcalde dejara de hablar, y le pusiera
atención. Luego el Alcalde cerró los ojos y se empezó a rascar la barbilla recordando,
hasta que dijo.

-qué curioso… no consigo recordarlo. Pero bueno no importa creo que tengo unas
fotos por aquí.

Acto seguido el alcalde empezó a buscar entre su escritorio sacando todo tipo de
materiales, hasta que por fin dio con un expediente sellado, al final del cajón, lo extrajo
y se lo entregó al inspector Makallawer.

El inspector Makallawer vio las fotos del expediente lentamente camuflando su


asombro al ver el impecable trabajo del asesino, hasta que dio con las fotos de las dos
mujeres.

De repente el alcalde recordó y se dispuso a decirlo al Inspector cuando este


pronuncio:

-los dientes y el cuero cabelludo-

-exacto, no como las otras víctimas varones. Esta ocasión no se llevó extremidades,
sólo los dientes y el cuero cabelludo de ambas, dijo el Alcalde complementando lo que
el inspector ya sabía.

-bueno creo que eso es todo, me pondré en contacto con usted cuando lo haya
asesinado, ya le dije dos hombres y una semana,….. No le pido mas……

Después de decir esto el inspector Makallawer se dirigió a la puerta despidiéndose del


Alcalde el cual estaba muy agradecido.

El inspector Makallawer cumplió su promesa; la mañana del viernes de esa semana, se


le informó al alcalde que el asesino estaba muerto. Rápidamente don Frederick se
vistió y se puso en marcha a la dirección que le avían informado. Al llegar al lugar el
Alcalde se tuvo que abrir paso entre los habitantes que se habían situado alrededor del
granero para presenciar los hechos. Cuando don Frederick logro entrar al granero se
encontró con el penetrante olor de sangre esparcida por todos lados. Y con grandes
manchas en las paredes y en el techo.

El Alcalde se quedó parado con los ojos abiertos imaginándose cualquier tipo de
atrocidades que pudieron pasar en ese lugar. Sin darse cuenta se arrodillo en la sangre
impactado por la imagen y se puso a llorar. Después de recuperarse del shock alcanzó
a divisar entre la sangre al inspector Makallawer mientras este era atendido por
médicos en una esquina del granero con una gran herida en el estomago. Don
Frederick logro levantarse y acercarse al inspector para preguntarle.
-Inspector Makallawer, que ha pasado, que es toda esta masacre, exijo una
explicación. ¿Dónde están mis hombres?

El Inspector negó con la cabeza y se dispuso a explicar con vos entrecortada y


dolorosa.

-No fue difícil Don Frederick, seguí el patrón supe cual sería su próxima víctima, y el
maldito bastardo no se lo esperaba parecía fácil, demasiado fácil. Salió lo acorralamos
en el siguiente ataque, el cobarde salió corriendo, lo seguimos hasta este granero
donde el maldito nos estaba esperando en la oscuridad nos atacó, mató a sus dos
hombres, fríamente y sin ruido, pero lo vi Don Frederick, lo alcance ver antes de que
me matara le volé las piernas, este maldito es bueno es muy bueno.

Al Alcalde solo le quedaba una pregunta para el inspector.

-¿lo mató?-

El inspector negó con la cabeza.

-esta allá atrás siendo interrogado-

El Alcalde salió del granero con la mirada perdida intentando asimilar las imágenes.
Cuando lo vio, el monstruo no era tan tenebroso de día como de noche pero aun así el
Alcalde no se atrevía a acercársele, hasta que el monstruo lo vio, el monstruo era un
hombre de dos metros con gafas, corpulento, con poco pelo y una mirada inocente se
encontraba vestido de negro cubierto de sangre y dispuesto de ambas piernas, tirado
indefenso contra la pared del granero. Estaba hablando con dos policías cuando miro
al Alcalde directamente a los ojos. En la cara del asesino se dibujo una sonrisa tierna de
ilusión al ver al Alcalde.

-¡Alcalde!-

Pero el Alcalde hacia caso omiso a los llamados del asesino.

Alcalde, Alcalde, don Frederick explíqueles por favor, explíqueles a la policía que yo
solo quería ayudar, que yo solo quería deshacerme de la escoria.

El Alcalde se armó de valor y se acercó:

-De que habla imbécil-

Le grito el Alcalde sin ser capaz de verlo a los ojos.

-Alcalde, explíqueles que lo único que yo quería hacer era ayudar, explíqueles que yo
me quería deshacer de los cuervos para siempre, para que me dejaran cultivar. Alcalde
lo único que yo quería era un espantapájaros, pero estos cuervos son tercos no se
asustan con nada así que me tocaba hacer el espantapájaros más tenebroso que se
pueda imaginar un verdadero monstruo, un títere que inspire el infierno. Así que
fabrique el mejor espantapájaros del mundo. Se da cuenta señor, se da cuenta que no
hay ningún cuervo por aquí.

El Alcalde se sorprendió al comprobar lo que decía el asesino en efectoLos


desgraciados cuervos se habían largado, y no solo en el granero sino en todos los
cultivos de la zona, absolutamente nada.

-¿dónde está? ¿Dónde está el espantapájaros?

El asesino guardo silencio.

Durante el resto del día y del año la policía se dedicó a buscar el espantapájaros por
todo el pueblo pero y mas allá sin ningún resultado registraron montañas bosques, ríos
pero no consiguieron dar con el diabólico espantapájaros. Después de un año el
Alcalde decidió que mejor así pues los cuervos no habían vuelto jamás, y agradecido
con el inspector Makallawer, el Alcalde se dedicó a construirle una inmensa casa para
que residiera en Crowvillage. Y en cuanto al asesino fue castigado por el pueblo y
golpeado hasta la muerte.

Pero una noche cuando nadie observaba, en lo alto de la montaña a las afueras de
crowvillage, escondida entre el bosque y cubierta por la neblina la madera de una cruz
crujía mientras se rompían las cuerdas que aprisionaban al espantapájaros, una vez
más. Un solitario cuervo siego se poso en el hombro de una criatura horripilante. La
sangre y las plumas del cuervo se esparcieron por el suelo aprisionado entre las garras
del espantapájaros.
CAPITULO 2

Muchos años después, crowvillage se avía convertido en un lugar respetable con


lindas casas y personas amables, el inspector Makallawer vivía en la casa más lujosa
de crowvillage, avía flores en los jardines comida en las casas y sonrisas en las caras
de los habitantes, las cosas mejoraban cada vez más.

En la casa del inspector Makallawer se celebraba una ocasión especial, la señora


Makallawer esperaba su segunda hija Verónica toda la familia estaba frenética, todos
excepto el hijo mayor de los Makallawer, Richard con 9 años no le gustaba la idea de
una hermanita, como todo niño de esa edad ,se sentía celoso de no ser mas el centro
de atención, por lo cual en este día de felicidad en la casa de los Makallawer Richard
se encontraba encerrado en su habitación esperando a que alguien se preocupara y lo
buscara para preguntarle que le ocurría. Pero esperaba en vano porque nadie se
quería perder del las primeras horas de vida de Verónica.

Al fin la hora llego y verónica salió a la sala en los brazos del orgulloso padre. Todos
querían cargar, abrazar, y pasar un tiempo con la novedad de la familia.

Esa noche cuando la pequeña verónica dormía plácidamente en su cuna con toda
clase de lujos y juguetes en un cuarto gigante totalmente rosado. Por una calle
cercana entre las sombra se refugiaba un peculiar sujeto, evitando las luces, esta
criatura se acercaba poco a poco a la casa Makallawer, moviéndose como un gata
trepo las paredes hasta llegar al cuarto de Verónica cuando se asomo por la ventana
la luz de la luna revelo una cara cubierta con una máscara y un sombrero para
sorpresa de el sujeto verónica estaba despierta y desde su cuna lo miraba, lo miraba
con unos ojos verdes relucientes, lo miraban fijamente, no como el resto del mundo
ella lo miraba de una manera única, se perdió completamente en esos ojos esmeralda,
miro esos ojos durante oras seguidas encantado con su resplandor e inocencia, hasta
que su ojo izquierdo percibió un haz de luz que se filtraba por otra ventana.

-¡mierda! Ya amaneció- pensó horrorizado.

Sin basilar salto desde la ventana hondeando su larga gabardina, callo


implacablemente sobre el suelo. Y empezó a correr. Era tan rápido como un caballo y
sigiloso como un gato. Rápidamente salto sobre unas cajas dio un bote en el aire y
subió una casa, salto de casa en casa lo más rápido que pudo

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