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298 p.
ISBN : 958-701-356-5
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AGRADECIMIENTOS
Este documento es el resultado de una larga reflexión que ha sido posi-
ble, en primer lugar, gracias al profesor Víctor Manuel Moncayo, quien durante
su rectoría proporcionó las facilidades para realizar el proyecto Reflexiones
sobre el sistema de educación superior colombiano y alternativas de reforma
académica, otorgando al profesor Gabriel Misas una comisión de tiempo com-
pleto durante el segundo período del año 2002, para dedicarse a su dirección.
Así mismo, quiero agradecer a las personas que conocieron versiones an-
teriores del documento y que realizaron valiosos comentarios y aportes, espe-
cialmente al profesor Jorge Aurelio Díaz, director de la Biblioteca Central de la
Universidad Nacional de Colombia, y a Ricardo Romero, profesor de la Facul-
tad de Ciencias Económicas, quienes después de una juiciosa lectura, hicieron
anotaciones que permitieron enriquecer este escrito.
Finalmente, al equipo de apoyo que acompañó la realización del pro-
yecto, pues aunque la mayor parte de la redacción fue elaborada por Gabriel
Misas, este texto y las ideas expresadas en él son el producto de una labor
colectiva.
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
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Contenido
Presentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
PARTE I
Las tareas de la educación superior
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
La importancia estratégica de la educación superior . . . . . . . . . . 14
La conexión ciencia, tecnología y sociedad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Relaciones con el sector productivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
Los actores en juego . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
La razón de la no comunicación entre los actores . . . . . . . . . . . . . 28
Las nuevas circunstancias del mundo globalizado . . . . . . . . . . . . 29
¿Qué hacer para mejorar la relación academia-sector
productivo en América Latina? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31
La universidad que necesitamos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
La formación de analistas simbólicos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
Una formación centrada en los fundamentos . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
Calidad, pertinencia y equidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
La calidad: un concepto en proceso de construcción . . . . . . . . . . 42
La pertinencia de la formación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
Cobertura y equidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
Tensión entre cobertura y calidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
PARTE II
La estructura del campo universitario colombiano
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
El campo universitario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
Plano político . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
Plano económico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
Plano académico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
Plano científico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
Plano social. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
Cambios morfológicos en el campo universitario . . . . . . . . . . . . . . . . 129
En las instituciones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
PARTE III
Políticas sugeridas en materia de educación superior
Nuevas formas de organización de la educación superior . . . . . . . . . 235
Formación técnica y tecnológica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235
Formación universitaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 239
Las formaciones de posgrado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 242
La educación continuada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 245
La capacitación docente de los profesores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 246
Mejora en la gestión de la universidad pública . . . . . . . . . . . . . . . . . . 249
Sistema universitario estatal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 251
Bienestar universitario. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 252
Dotación física y ayudas pedagógicas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 252
Sistema de Información Universitario. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 253
Bases para una política académica en la Universidad Nacional
de Colombia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 254
Nuevos retos, nuevas tareas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 255
La universidad que queremos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 264
Tres momentos importantes de la formación universitaria . . . . . . 280
Los nuevos profesores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 285
CODA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 289
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 293
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PARTE I
Las tareas de la educación superior
Introducción
Actualmente la educación responde a una necesidad social de recuperar
la experiencia acumulada y decantada en la tradición. La educación permite a
los nuevos miembros de una sociedad reconocer los símbolos que identifican
esa sociedad, el pasado que da sentido a esos símbolos y a las costumbres so-
ciales, y el conocimiento sobre el entorno natural y social que permite trabajar
productivamente para originar la riqueza que asegure el bienestar colectivo y
para satisfacer las necesidades sociales fundamentales.
Las necesidades sociales son materiales y simbólicas. Se requiere satis-
facer las necesidades básicas de supervivencia y aportar a los individuos las
herramientas necesarias tanto para construir su identidad como para definir
sus formas de pertenencia a una sociedad que tiene una historia y construye
un proyecto.
Las dinámicas sociales actuales han puesto de presente la importancia
social del conocimiento y la creatividad, y se ha hecho evidente que éste consti-
tuye la fuerza productiva fundamental de la época en la cual la ciencia y la téc-
nica determinan el ritmo de producción de la riqueza y, por tanto, el desarrollo
social.
Las innovaciones producidas en el conocimiento y en las dinámicas del
trabajo obligan a la educación superior a evaluar y reorientar sus estrategias,
y a plantearse las posibilidades reales de flexibilización y diversificación que
le permitan adecuarse a las nuevas posibilidades y exigencias, sin renunciar a
sus fines legítimos y sin perder su identidad.
Al mismo tiempo, existen graves problemas en la educación superior –en
particular en Colombia–, relacionados con una cobertura insuficiente, una
calidad muy desigual de las instituciones y de los programas, y una exigua ra-
cionalidad de la oferta que, en esas condiciones, se orienta más por la rentabili-
dad de las formaciones ofrecidas que por las necesidades sociales.
Una política de educación superior para el país debería responder a los
problemas señalados, hacer un balance general de las exigencias actuales y
proponer ideas orientadoras para los procesos de formación en el sector. Pro-
bablemente las pautas estratégicas más generales están señaladas ya en las
leyes vigentes y, particularmente, en la Constitución Política, en la Ley General
de Educación Superior (Ley 30 de 1992), en el Decreto Extraordinario 1210 de
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
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Parte I Las tareas de la educación superior
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
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Parte I Las tareas de la educación superior
1 J. M. Lévy-Leblond, (1996), La pierre de touche. La science à l’épreuve, Paris, Gallimard Coll. Folio, p. 76.
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Parte I Las tareas de la educación superior
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
a) La universidad latinoamericana
Universidades tradicionales. La matrícula universitaria de América Lati-
na al iniciar el siglo XXI se distribuye, aproximadamente, dos tercios en
2 Banco Mundial/ Unesco (2000). Higher education in developing countries: peril and promise, Washington, Ban-
co Mundial; W. Peres (coordinador) (1998). Grandes empresas y grupos industriales latinoamericanos, México,
Siglo XXI/Cepal; L. J. Garay (director) (1998). Programa de estudio. La industria de América Latina ante la glo-
balización económica, Bogotá, Departamento Nacional de Planeación, Colciencias, Consejería Económica y
de la Competitividad.
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Parte I Las tareas de la educación superior
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
3 J. Attali (1998). Pour un modèle européen d’enseignement supérieur. Rapport de la Commission présidée par
Jacques Attali, Paris, Stock, pp. 32 y 35 respectivamente.
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Parte I Las tareas de la educación superior
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
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Parte I Las tareas de la educación superior
que sin duda harían suyas los miembros de los grupos consolidados de investi-
gación en las universidades de América Latina.
Mientras la universidad se enzarza en duras disputas acerca de su futuro
sin, por lo demás, ninguna prisa por llegar a un acuerdo, la sociedad a través
de los distintos actores sociales se interroga acerca de la utilidad de una uni-
versidad cada vez más costosa de sostener y más alejada de sus necesidades.
Los reproches de la sociedad se dirigen a la universidad como un todo, y afecta
tanto a los docentes-investigadores como al resto del cuerpo profesoral. Mien-
tras ella no pueda responder positivamente que la investigación científica que
lleva a cabo sirve, de una parte, para dotar a la sociedad de competencias téc-
nico-científicas a través de la enseñanza y, por la otra, que a partir de los cono-
cimientos adquiridos –en algunas de ellas– se puedan enfrentar exitosamente
problemas cruciales que afectan su entorno social, su legitimidad frente a la
sociedad estará comprometida.
b) El mundo de la producción
Los elevados niveles de protección, los mecanismos de asignación de di-
visas, la manera de financiación de la acumulación de capital y el tamaño del
mercado interior le dieron una impronta particular a la estructura productiva a
lo largo de la industrialización por sustitución de importaciones (ISI). Un núme-
ro reducido de empresas en cada mercado, con barreras elevadas a la entrada
de nuevos productores y sin competencia con productos importados, dio lugar a
elevados grados de concentración en la industria manufacturera, situación que
permitió a las empresas fijar el precio de los bienes de una parte apreciable de
la producción manufacturera mediante el uso del mark-up. Se configuró así un
sector oligopólico, conformado por las grandes empresas nacionales y extran-
jeras que estaban en capacidad de fijar sus precios, y un sector competitivo
conformado por las pequeñas y medianas empresas que competían entre sí y
donde era el mercado el que determinaba el precio.
La conjunción de elevadas barreras a la entrada de nuevos productores
con altos niveles de protección arancelaria y para-arancelaria dio lugar a
que las empresas oligopólicas presentaran, de manera permanente, eleva-
das tasas de rentabilidad, generando así un gran flujo de ahorro forzoso,
esto es, excedentes superiores a los requeridos para mantener su posición en
el mercado, lo cual les permitió emprender activos procesos de integración ver-
tical y horizontal y les facilitó reforzar sus posiciones dominantes en cada una
de las ramas industriales altamente concentradas.
La conformación temprana de una estructura productiva de carácter oli-
gopólico generó unas unidades de producción cuyas prácticas o rutinas de
producción y de gestión distaban de las existentes a nivel internacional. A las
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
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Parte I Las tareas de la educación superior
7 “Se constituye un sistema técnico cuando, a partir de un punto y de un estado dado del conocimiento científico
y técnico, se desarrolla una línea acumulativa de saber hacer que termina por dar nacimiento a conjuntos téc-
nicos con vocación ‘genérica’. Éstos son considerados en la medida que reúnan al menos dos condiciones. En
primer lugar, deben permitir un avance considerable en la productividad del trabajo y, en segundo, deben po-
seer, además, un carácter eminentemente “transversal”, esto es, aplicarse a una gran variedad de condicio-
nes de producción y de valores de uso”. B. Coriat (1990). L’Atelier et le Robot, Paris, Christian Bourgois Editeur.
Para ampliar el tema véase: B. Gille (1978). Histoire des techniques, Paris, Ed. Gallimard, Coll. Pléiade. (Cursi-
vas del original).
8 Muchos de los servicios, particularmente los servicios industriales, han sufrido igualmente cambios
profundos.
9 R. Boyer (2000). La formation professionnelle au cours de la vie, analyse macroéconomique et comparaisons in-
ternationales, Conseil d’Analyse Économique, Paris, La Documentation Française; A. Gouron (2000). Forma-
tion tout au long de la vie, Conseil d’Analyse Économique, Paris, La Documentation Française.
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
b) La universidad
Josep Bricall inicia su texto señalando: “la cuestión más importante de la
universidad actual es su adaptación a los cambios que la sociedad exige, tan-
to en relación a las enseñanzas que imparte como a la investigación que reali-
za”11. Históricamente la universidad siempre ha tenido dificultades para
adaptarse a los cambios de su entorno. En ocasiones el proceso de adaptación
ha tardado décadas; en otras, por el contrario, el proceso ha sido relativamen-
te rápido, pero en todos ellos ha conllevado tensiones dentro de la comunidad
académica, rupturas, discontinuidades.
La reforma de la universidad se enfrenta, prácticamente en todos los lu-
gares, a una serie de obstáculos ligados al quehacer mismo de estas institucio-
nes: i) rigidez del estatuto del profesorado; ii) las tradiciones académicas de
una enseñanza basadas en la lógica disciplinar y iii) los riesgos políticos. Sin
embargo, se es cada vez más consciente, en el mundo universitario, de la nece-
sidad de modificar sus prácticas, sus percepciones, sus lógicas de acción, de
forma tal que pueda relacionarse con otros actores sociales. Influir en el
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Parte I Las tareas de la educación superior
entorno y ser influido por el entorno es el reto que enfrentan las universidades
en el futuro cercano.
Las empresas y las universidades requieren, para su propio desarrollo,
relacionarse entre sí, al mismo tiempo que conservan su autonomía. Es de inte-
rés estratégico de ambos actores establecer nexos. La pregunta que surge es:
¿cómo establecer relaciones que den respuesta a las expectativas mutuas?
Antes de entrar a examinar el tipo de relaciones que pueden ser establecidas
entre estos actores, es necesario precisar claramente que las lógicas de cada
uno de los actores son diferentes y deben mantenerse así, y que las relaciones
que se establezcan entre sí y con su entorno son complejas, esto es, simultá-
neamente de independencia, de antagonismo y de complementariedad. Esto
significa, entre otras cosas, que ninguno de los actores pueda ser subsumido
por el otro. La universidad no puede convertirse en un engranaje de la empre-
sa; perdería su razón de ser, y, por supuesto, las empresas no pueden ser una
extensión de la universidad. Manteniendo claridad sobre este aspecto, es posi-
ble diseñar políticas e instrumentos que permitan potencializar las relaciones
entre universidades y sector empresarial.
a) La universidad
i) La construcción de una nueva cultura académica que, al mismo tiempo
que valore la investigación científica, demande a los investigadores la
responsabilidad de transferir los conocimientos, surgidos de la investi-
gación, a otros actores (empresas, administraciones públicas, mundo
escolar, etc.) y se preocupe por la valorización social de los conocimien-
tos adquiridos.
ii) Las competencias tecnocientíficas colectivas que produce la investi-
gación deberían, en primer lugar, difundirse al conjunto de los estu-
diantes tanto de pregrado como de posgrado y al cuerpo profesoral,
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12 M. Callon. (1991). “Réseaux technico-économiques et irrevérsibilités”. En : Godar Boyer (ed.) Les figures
d’irréversibilité en économie, París, Éditions de L’École des Hautes Études en Sciences Sociales, p. 196.
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Parte I Las tareas de la educación superior
dirección de los respectivos centros; dichas negociaciones no tienen que ver sólo
con qué y cómo se investiga, sino también con la manera de acceder a los resulta-
dos de la investigación. Este último aspecto demanda, para ser operativo, la defi-
nición de algunos interrogantes, por ejemplo, si el centro difunde los resultados de
la investigación al conjunto del sector productivo, o tan sólo a sus miembros; si los
usuarios acceden de forma gratuita a los resultados o si deben pagar por ese ser-
vicio, etc. Una vez establecido el programa de investigación se hace necesario
convertirlo en proyectos específicos, para proceder a contratar su realización con
los grupos de investigación maduros que mejor puedan desarrollarlos (universi-
dades, centros de investigación, empresas, etc.).
La gran ventaja de los CIDT reside en su carácter de coordinadores, en la utili-
zación de la infraestructura física y de personal existente en el país, y en la no dupli-
cación de estructuras y funciones, lo que les permitirá un funcionamiento con
costos reducidos y la aplicación de sus fondos directamente a programas de
desarrollo.
En conclusión, la acción del Estado y de las políticas públicas, tienen lími-
tes estrictos para obrar sobre la lógica interna de las empresas, los valores que
las permean y sus tiempos internos; su acción en este campo es más de catali-
zador para desencadenar procesos que de llevar a cabo acciones para cons-
truir nuevas instituciones. En el asunto del desarrollo de las empresas, la
acción del Estado para evitar caer en el campo de las políticas voluntaristas,
deberá concentrar sus esfuerzos en coadyuvar a la creación de redes so-
cio-técnicas, además de políticas públicas de promoción del sector productivo.
Únicamente mediante el rápido crecimiento de la producción manufacturera
y la creación de empleo cada vez más calificado, se pueden generar dinámicas
intensas que permeen el conjunto del sector industrial y fomenten relaciones cua-
litativamente diferentes a las actualmente existentes entre los diferentes actores
que participan, directa o indirectamente, en la producción manufacturera. La
creación de RTE robustas, que den lugar a situaciones permanentes e irreversi-
bles, es la condición necesaria para la construcción de esas nuevas configuracio-
nes productivas que permitan aprovechar los recientes desarrollos tecnológicos y
las nuevas formas organizacionales de los procesos productivos, de forma que
sea posible profundizar la división social del trabajo y acceder a la fabricación de
bienes de mayor complejidad tecnológica13.
13 Para ampliar sobre la creación de las RTE y los diferentes mecanismos de apoyo, véase: G. Misas (1994). Polí-
tica industrial y desarrollo tecnológico, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, Centro de Investigaciones
para el Desarrollo (mimeo).
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Parte I Las tareas de la educación superior
14 “La aproximación analítica y la aproximación sistémica son complementarias. La una se focaliza sobre los
elementos, mientras la otra se interesa, sobre todo, en las interacciones entre ellos. La aproximación analítica
considera la naturaleza de las interacciones, mientras la aproximación sistémica toma igualmente en cuenta
sus efectos. La primera es independiente de la duración, en tanto la segunda la integra. La primera modifica
una variable a la vez, mientras que la aproximación sistémica modifica grupos de variables simultáneamente,
por medio de la simulación, por estudios de casos o por juegos de roles. En la aproximación analítica los he-
chos son validados por pruebas experimentales en el marco de una teoría; en la aproximación sistémica lo
son por comparación del funcionamiento del modelo con la realidad. La manera analítica conduce a la reduc-
ción de los saberes a un cierto número de disciplinas disyuntas, aisladas las unas de las otras, mientras la ma-
nera sistémica se concentra sobre las interacciones entre los parámetros, entre los fenómenos. Considera sus
dinámicas de evolución y sus relaciones en el tiempo. Existe en consecuencia una complementariedad entre
las dos: la manera analítica permite extraer hechos de la naturaleza; la manera sistémica favorece su inscrip-
ción en un marco de referencia más amplio, permitiendo el ejercicio de la razón, de la lógica”. Jöel de Rosnay
(1999). “Concepts et opérateurs transversaux”. En: E. Morin (Coord.), Relier les connaissances: Le défi du XXI
siècle, Paris, Seuil, pp. 397-398.
15 M. Henry (1987). La Barbarie, Paris, Grasset, p. 217.
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16 Véase Rapport de la Commission présidée par Jacques Attali (1998), Pour un modèle européen d’enseignement
supérieur, Paris, Stock.
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Parte I Las tareas de la educación superior
17 A. Minc (1994). La France de l’an 2000. Rapport au premier ministre de la Commission présidée par Alain Minc,
Paris, Ed. Odile Jacob.
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Parte I Las tareas de la educación superior
21 G. Neave (2001). Educación superior: historia y política. Estudios comparativos sobre universidad contemporá-
nea, Barcelona, Gedisa.
22 Mecanismo que permite recibir a juicio legal para forzar, bajo amenaza de castigo, lo que de otra manera re-
sultaría inaceptable por negociación.
23 G. Neave op. cit., p. 189.
24 Bell, D. (1976). El advenimiento de la sociedad post industrial, Madrid, Alianza Editorial.
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
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Parte I Las tareas de la educación superior
La pertinencia de la formación
Calidad y pertinencia están íntimamente ligadas; pero son diferentes,
son nociones socialmente construidas, multicontextuales y polisémicas.
La universidad en su historia, desde que se creó hace diez siglos, siempre
ha enfrentado el problema de si debe adaptarse a la sociedad o la sociedad
adaptarse a ella. La universidad siempre ha tenido esa tensión permanente,
esa contradicción entre adaptarse al entorno o tratar de que el entorno se
adapte a ella, y obviamente eso ha generado profundos conflictos. Por ejem-
plo, en Francia hacia 1530, el rey Francisco I, dado que la universidad estaba
radicalmente centrada en el estudio de la teología y no tenía nada que ver con
el mundo de la vida, determinó crear el Colegio de Francia. Más tarde sucedió
lo mismo con la creación de las Grandes Escuelas, en la época de la Revolu-
ción Francesa, en razón de que la universidad no estaba en capacidad de for-
mar la élite para los altos cargos del Estado y para satisfacer las necesidades
de reproducción del sistema. La universidad siempre ha tenido esas dificulta-
des; el Renacimiento se hace por fuera de esta entidad educativa; la universi-
dad estaba dedicada a la teología, mientras la nueva filosofía se hacía por
fuera de ella. Michel Serres, en el libro que dirigió sobre la historia de las cien-
cias27, relata cómo mientras la universidad italiana durante el Renacimiento
estaba dedicada a la teología, afuera se formaban escuelas para enseñar a
los hijos de los burgueses, de los comerciantes y de los banqueros la contabili-
dad y la aritmética, que era lo más avanzado de la época.
La universidad francesa después de Napoleón, y la universidad de Berlín
creada por Humboldt en 1810, quien introduce la investigación en la universi-
dad y crea el concepto de posgrado, marcan una nueva forma de organización
de la sociedad que rápidamente se generalizó en Europa y Estados Unidos. Es
una universidad que tiende a responder a las nuevas exigencias generadas
por la revolución industrial y el ascenso de la burguesía como clase dominan-
te. La universidad siempre ha vivido una tensión creciente acerca de la perti-
nencia de sus saberes. Si se sobreadaptara, como todos los seres vivientes,
perdería sus características centrales. Si la universidad se sobreadapta, como
quieren paradójicamente tanto el mundo neoliberal como el mundo radical
que pretenden que se acomode a las condiciones del momento, perdería su
esencia y su razón de ser. Así, por ejemplo, la señora Thatcher señalaba que la
universidad inglesa debía responder con su investigación a las necesidades
de la industria británica. Posteriormente, después de la debacle de la universi-
dad inglesa bajo su administración, se llega a la conclusión de que si la uni-
versidad hubiera seguido por su camino, hubiera sido más fructífero para la
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
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Parte I Las tareas de la educación superior
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
Cobertura y equidad
En el viejo debate sobre cobertura de la educación superior y equidad, se
han introducido nuevos elementos: la Constitución Política que consagra como
derecho amparado el acceso a la educación y a la ciencia, la constatación de
las bajas tasas de escolaridad de educación superior en Colombia y el creci-
miento importante de la demanda por educación postsecundaria, fenómeno
que se acelerará en los próximos años, cuando terminen la secundaria las
cohortes de estudiantes que resultaron de la universalización de la escuela
primaria.
El incremento de la demanda por educación superior estará compuesto
en el futuro por una alta promoción de estudiantes provenientes de las capas
más pobres de la población, que históricamente no habían tenido acceso ni si-
quiera a la educación secundaria, modificando así, de forma apreciable, la si-
tuación actual, en la cual parte importante de los alumnos, incluidos los de las
universidades públicas más grandes, son hijos de padres que estudiaron en la
universidad en la década de los años sesenta y setenta.
Estas nuevas cohortes de estudiantes tendrían como características prin-
cipales: un entorno social muy poco escolarizado, una muy difícil apropiación
de la cultura académica y de las normas que la regulan, una subcultura que
valora poco el trabajo intelectual y escasez de recursos. Tales elementos po-
nen en desventaja a estos estudiantes frente a aquellos provenientes de capas
más escolarizadas, poseedores de ese subsidio cultural al que hicimos refe-
rencia en la primera parte del documento.
Frente a esta nueva situación, el Estado y la sociedad deben abrir el cami-
no que se debe proseguir, y formular las políticas públicas pertinentes para lle-
varlas a cabo. La búsqueda de soluciones fáciles como la inacción, dejar la
educación superior a la dinámica del mercado significaría un desperdicio
enorme de recursos y una fuente de tensiones sociales y políticas. Las acciones
afirmativas, de corte populista, tales como abrir las universidades públicas a
los estudiantes más pobres, por el solo hecho de ser pobres, conduciría, igual-
mente, a un enorme desperdicio de recursos y agravaría los problemas de
equidad al desvalorizar la sociedad automáticamente los diplomas así obteni-
dos. Se requiere la construcción de políticas públicas, que manteniendo como
eje central la calidad, puedan conducir a la ampliación de la oferta educativa
postsecundaria.
Colombia muestra, como se puede observar en el siguiente cuadro, una
de las tasas más bajas de escolarización en la educación superior en América
Latina. El rápido crecimiento de la matrícula de la educación superior a partir
de 1960 no logró reducir la brecha existente con respecto a países como Argen-
tina, Chile, Costa Rica, Uruguay o Venezuela.
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Parte I Las tareas de la educación superior
PAÍS Número de
estudiantes
por 100.000 Tasa bruta de escolaridad
habitantes Total Hombres Mujeres
1990 1996 1990 1996 1990 1996 1990 1996
Argentina 3.058 3.117 38,1 36,2 ... ... ... ...
Bolivia 2.066 ... 21,3 22,8 ... ... ... ...
Brasil 1.081 1.424 11,2 14,5 10,9 ... 11,6 ...
Canadá 6.897 5.953 94,7 87,3 85,3 80,7 104,3 95,3
Chile 1.965 2.546 21,3 31,5 ... 33,5 ... 29,4
Colombia 1.394 1.640 13,4 16,7 12,9 16,0 13,9 17,5
Costa Rica 2.525 2.830 26,9 30,3 ... 32,9 ... 27,5
Cuba 2.281 1.013 20,9 12,4 17,4 9,6 24,5 15,2
Ecuador 2.012 ... 20,0 19,7 ... ... ... ...
Estados Unidos 5.396 5.341 75,2 80,9 67,0 70,6 83,8 91,8
México 1.575 1.739 14,5 16,0 16,6 16,7 12,5 15,2
Nicaragua 803 1.209 8,2 11,8 8,0 11,3 8,4 12,4
Paraguay 779 948 8,3 10,3 8,8 10,0 7,7 10,7
Perú 3.161 3.268 30,4 25,8 ... ... ... ...
Uruguay 2.306 2.458 29,9 29,5 ... ... ... ...
Venezuela 2.820 ... 29,0 31,4 ... ... ... ...
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
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Parte I Las tareas de la educación superior
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
Fuente: Alternatives Economiques, No. 22. Claude Julien “Breve radiographie d’une frac-
ture sociale”, Le Monde Diplomatique, juin, 1995, pp. 16-17.
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Parte I Las tareas de la educación superior
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
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PARTE II
La estructura del campo universitario colombiano
“La construction savante s’obtient par l’accumulation
lente et difficile d’indicateurs différentes”.
Pierre Bourdieu
Introducción
Trabajar sobre el campo universitario, para nosotros los profesores, no
deja de presentar algunos problemas: “Tomamos por objeto un mundo del cual
hacemos parte”, como nos lo recuerda Bourdieu, por lo cual se presenta una
primera dificultad de orden epistemológico que consiste en separar la expe-
riencia cotidiana –de docente e investigador– de la reflexión científica sobre
sus prácticas y las prácticas de sus colegas.
Se requiere, en consecuencia, objetivar dichas prácticas cotidianas, su-
perar lo anecdótico, el arreglo de cuentas con colegas e instituciones, los de-
talles singulares, construir el individuo (natural o institucional) que existe
sólo en la medida “de la red de relaciones elaboradas por el trabajo científi-
co”. Mientras el individuo empírico es accesible directamente a la intuición
ordinaria, hace parte del conocimiento común, el individuo construido –que
es el fundamento del conocimiento propiamente científico– requiere una ela-
boración conceptual, la construcción de unas categorías que nos permitan
aprehenderlo a partir de las relaciones que establece con su entorno.
El epígrafe, tomado de Bourdieu, nos va a servir para introducirnos en la
lógica de la investigación científica sobre el campo universitario. En primera
instancia, hay que señalar que el camino de la investigación propiamente
científica se diferencia radicalmente del discurso tecnocrático y burocrático so-
bre la universidad. Mientras el primero, a partir de una construcción rigurosa
de las categorías que permiten construir los individuos que conforman el cam-
po universitario, se centra en las relaciones que se establecen entre ellos, las
lógicas estructurales subyacentes que determinan las estrategias de compor-
tamiento, la movilidad y acumulación de capital simbólico, que permiten a su
turno aprehender las luchas, las tensiones, las rupturas y las discontinuida-
des que atraviesan el campo universitario, los segundos centrados en el aná-
lisis de los individuos empíricos, accesibles directamente y con indicadores
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
1 La adición de factores en indicadores que pretenden ser complejos, no es más que un intento bastardo de em-
pirismo que mezcla diferentes objetos con diferentes niveles de abstracción. Véase sobre este tipo de indica-
dores: J. Elster (1989), Ulises y las sirenas: estudios sobre racional e irracionalidad, Madrid, Gedisa; e
igualmente la obra de P. Bourdieu (1984), Homo Academicus, Paris, Ed. Seuil.
2 P. Bourdieu (1984), Homo Academicus, Paris, Ed. Seuil, p. 18.
3 Realmente categoría jurídica de su contrato salarial: cátedra, medio tiempo o tiempo completo. Un algoritmo
simple permite convertirlos en tiempos completos. Implícitamente se piensa que las labores son perfectamen-
te homogéneas entre los diferentes individuos. El trabajo de un investigador de dedicación exclusiva es equi-
valente a cierto número de profesores de cátedra.
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Parte II La estructura del campo universitario colombiano
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
El campo universitario
Como lo ha señalado Bourdieu, el campo universitario es un espacio en
varias dimensiones donde los múltiples actores que lo componen juegan si-
multáneamente, en los múltiples planos, sus estrategias a través de complejos
procesos de interacción con los otros actores del campo y con su entorno políti-
co-social. Espacio independiente pero íntimamente ligado con los órdenes po-
lítico, económico y social. Dentro del campo se pueden distinguir, por lo menos,
cinco planos:
Plano político
En este plano los agentes colectivos (instituciones educativas, asociacio-
nes institucionales, de profesores, de estudiantes, etc.) se relacionan con el
Estado, y sus luchas giran en torno a las formas de regulación que el Estado,
en ejercicio del mandato constitucional de inspección y vigilancia, trata de im-
plementar. Históricamente la intervención del Estado colombiano para regular
el campo ha sido débil; las diferentes disposiciones legales como las leyes 80
de 1980 y la 30 de 1992 han sido el fruto de arreglos entre las autoridades y las
instituciones privadas de educación superior, e incluso, en algunos casos como
la Ley 749 de agosto de 2002, con los “empresarios” de la educación, con las
asociaciones que agrupan las instituciones conocidas como “de garaje”. Esta
situación ha dado lugar, particularmente a partir de la expedición de la Ley 30,
a una proliferación de instituciones y programas carentes de los recursos míni-
mos para ofrecer una enseñanza que pueda catalogarse como educación su-
perior. El laissez faire como política de Estado ha sido resultado, de una parte,
de los fuertes nexos entre la educación privada y el orden político y de la debili-
dad congénita del Estado ante el orden económico. Cuando el gobierno de Ló-
pez Pumarejo reforma la Universidad Nacional de Colombia en 1936, y le da
nuevos derroteros, la reacción inmediata de la Iglesia Católica y de la derecha
(la casi totalidad del bloque en el poder) responde refundando las viejas insti-
tuciones coloniales (Universidad Javeriana, etc.) o creando nuevas institucio-
nes de carácter confesional (Universidad Bolivariana, etc.). Más tarde,
miembros de la élite, más abiertos a la modernización y con pensamiento más
liberal, crean la Universidad de los Andes como institución destinada a prepa-
rar los hijos de la élite, originalmente en campos en que las universidades con-
fesionales no los preparaban (ingenierías, economía, gestión empresarial,
etc.). El Estado nunca tuvo el monopolio o cuasi-monopolio de la educación
universitaria como fue el caso de varios de los países de América Latina.
Los diferentes actores colectivos en su interacción con el Estado han lo-
grado, cada uno desarrollando sus propias estrategias para consolidar su po-
der dentro del campo, conformar un campo acéntrico y a la vez policéntrico
66
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
67
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
Plano económico
La educación superior en su doble papel de transmisor de conocimientos
a través de la enseñanza y de creador de nuevos conocimientos mediante la in-
vestigación, tiene relaciones intensas con el orden económico por medio de su
influencia en el mercado laboral y en el acrecentamiento de la productividad
total de la economía, pero comporta en sí –dentro del campo– un plano propia-
mente económico. El creciente volumen de recursos, físicos y humanos que se
requieren para llevar a cabo las labores de enseñanza y de investigación de
68
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
9 Lógica diferente a la lógica mercantil, por lo cual los instrumentos tradicionales que se utilizan en el análisis
financiero de las empresas no son adecuados para analizar el quehacer de las instituciones de educación su-
perior, particularmente de las universidades de mayor complejidad.
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
10 Normalmente para lograr sobresalir en su campo, un profesor debe trabajar por lo menos un 50% más de lo
señalado en su jornada laboral oficial o carga académica.
11 Véase C. Cuartas (1995). “Mejoramiento de la eficiencia financiera e indicativa de asignación y desempeño de
la universidad oficial”. En: Estudios de Base, Misión Nacional para la Modernización de la Universidad Públi-
ca. Bogotá, pp. 209-321.
12 Relación que está determinada por área del conocimiento, los niveles de formación existentes, la cantidad y
calidad de la investigación realizada. Así, por ejemplo, en la universidad francesa hay un docente por cada 14
alumnos en Orsay (Facultad de Ciencias) con un alto nivel de investigación en física, relación que en la Sorbo-
na alcanza a 37 alumnos por profesor, establecimiento dedicado a las humanidades y a las ciencias sociales
y que presenta un menor nivel investigativo en el campo de las ciencias sociales con respecto a otras universi-
dades como la Pierre Mendes France de Grenoble (véase “Le Palmares de l’Université Français”, Nouvel
Observateur, No. 2001, 13-19 de marzo de 2003). Igualmente el gasto por alumno varía de manera amplia en-
tre un establecimiento y otro, en función de las áreas y subáreas que desarrolla, el tipo de investigación que
realiza y la calidad (prestigio académico y científico del establecimiento) del trabajo realizado. Así, por ejem-
plo, dentro de las universidades públicas españolas y la Pompeu Fabra gasta 5 veces más por estudiante que
la Universidad de Murcia, que es la universidad española que gasta menos por estudiante. Mientras el Depar-
tamento de Economía de la primera es reconocido internacionalmente, los profesores más destacados de la
academia internacional son o han sido profesores visitantes y, a su turno, sus profesores son invitados a dar
clase en los mejores departamentos de Economía del mundo (MasColell, Sala-i-Martin, Martínez Alier, entre
otros) y el número de estudiantes extranjeros, incluidos los de la Unión Europea, es elevado, en tanto el Depar-
tamento de Economía de la Universidad de Murcia es desconocido, sus profesores publican muy poco en re-
vistas indexadas, tiene pocos estudiantes de doctorado y su grado de internacionalización es reducido.
70
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
13 Véase supra.
14 La universidad chilena, primera en América Latina en introducir criterios neoliberales en su funcionamiento,
no percibe sino el 17,2% de matrículas y crédito estudiantil. Véase J. Brunner (2000). Universidad Siglo XXI: Eu-
ropa y América Latina. Regulación y financiamiento, p. 26.
15 Las que cuentan con bibliotecas dignas de ese nombre.
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Parte II La estructura del campo universitario colombiano
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
17 Mucho menos pretender que esa cifra debe ser el arancel que se debe cobrar.
18 El gasto por alumno no es el costo en que se incurre en formar al estudiante.
19 Indicador burdo, en la medida que no tiene en cuenta las calidades de la educación dispensada.
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Parte II La estructura del campo universitario colombiano
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
de Estados Unidos y las de alta calidad en América Latina que las existentes entre
sus respectivas economías. Como bien lo ha señalado Albert Hirschman21, hay
procesos productivos, tanto de bienes como de servicios, en los cuales se encuen-
tra la posibilidad de llevarlos a cabo a través de múltiples combinaciones de
factores de producción, mientras otros no ofrecen mayores alternativas. Hay
bienes y servicios que pueden ser producidos en una amplia gama de calida-
des sin afectar las cualidades esenciales del bien, como por ejemplo, el ves-
tuario, el calzado o los vinos. Otros, por el contrario, no admiten sino un grado
de calidad. Así, la reparación del motor de un jet no admite sino un solo proce-
dimiento para llevarla a cabo, de acuerdo con normas internacionales previa-
mente establecidas y una sola calidad: óptima; en caso contrario, de no reunir
todos los requerimientos exigidos en la normatividad, se rechaza y no puede
ser incorporado a ninguna aeronave.
De la misma forma, en la educación superior, especialmente en los estu-
dios de posgrado se tiende, a través de las comunidades académicas y científi-
cas, a establecer –las más de las veces implícitamente– normas acerca de lo
que se considera la calidad (buena) de un programa académico (procedimien-
tos de formación, temas enseñados, exigencias para entrar y permanecer en el
programa, calidades de los enseñantes, etc.), cuyo cumplimiento permite que
dichas comunidades acepten sus egresados como colegas en la disciplina o pro-
fesión. Con los programas de acreditación, tanto nacionales como internaciona-
les, cada vez más las normas, antes señaladas, presentan una forma explícita,
todo lo cual lleva, inevitablemente, a las universidades latinoamericanas, que
llevan a cabo sus funciones esenciales de formación avanzada y de creación
de nuevos conocimientos a través de la investigación, bajo los patrones de
excelencia académica y científica, a presentar gastos por estudiante muy supe-
riores a los promedios de sus respectivos sistemas universitarios. La pregunta
que se debe responder no es cómo hacer para reducir dicha desviación con res-
pecto al promedio, como lo pretenden la dirección del Ministerio de Educación
Nacional y las autoridades económicas y, en buena medida, el Banco Mundial,
particularmente en los documentos preparados para los Country Review, sino si
el país requiere o no un núcleo fuerte de universidades de investigación.
La respuesta para nosotros es clara. El país, para consolidarse como tal y
para ser viable en el futuro, necesita el desarrollo de programas de investiga-
ción y de formación avanzada que lo doten de los instrumentos analíticos que
le permitan retornar a la senda del crecimiento y la cohesión social. Programas
de investigación científica que hagan posible una reflexión rigurosa acerca de
los grandes problemas que afectan a la sociedad colombiana y la manera
como dichos problemas pueden ser enfrentados. Igualmente, programas de
21 Véase A. Hirschman (1977), Salida voz y lealtad, México, Fondo de Cultura Económica.
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Parte II La estructura del campo universitario colombiano
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
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Parte II La estructura del campo universitario colombiano
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
Recuadro 1
Lo inadecuado de considerar el gasto total de una universidad dividido por el
número de estudiantes como indicador, de una parte, de la eficiencia en el ma-
nejo de los recursos y, de otra, como un indicador del arancel que se debe co-
brar a sus alumnos, lo podemos ver al analizar las cifras correspondientes a
las universidades de Harvard y Chicago. La primera de ellas gastó en el año
2001 US$2.065 millones en el desarrollo de sus actividades, y cuenta con
19.536 estudiantes, de los cuales 11.879 estudian programas de posgrado, lo
cual arroja un “gasto por estudiante” de US$105.614, esto es, 4.5 veces más
que el arancel (tution) cobrado por la universidad en ese año1. Ningún investi-
gador serio se atrevería a afirmar que la universidad subsidia a sus estudian-
tes en la diferencia entre el gasto total por estudiantes y el arancel cobrado,
como sí lo hacen, en nuestro medio, los consultorios y funcionarios del Banco
Mundial, recomendaciones que son acogidas sin ningún cuestionamiento por
los funcionarios gubernamentales encargados de la formulación de las políti-
cas de educación superior.
Fuente: http://vpf-web.harvard.edu/budget/factbook/current_facts/income_expense_33.html
80
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
pago de aranceles retorna a los estudiantes; iii) los gastos para mantener las bi-
bliotecas y los museos ascienden a US$144 millones2; y iv) la fuente principal de
ingresos de la Universidad son los rendimientos financieros de su patrimonio.
La Universidad de Chicago presenta un panorama similar al de la Universidad
de Harvard. Cuenta con unos ingresos consolidados, en el año 2001, de
US$1.620 millones, con 13.000 estudiantes, de los cuales 8.900 son estudiantes
de posgrado, con una planta docente de 2.160 profesores y 12.300 empleados
no docentes. Estas cifras dan una relación de un docente por cada 6 estudian-
tes y un empleado por cada estudiante. Cifras muy alejadas de los promedios
observados para la educación superior estadounidense. Sin embargo, de la
existencia de estas diferencias no se puede colegir que esta institución haga
un uso inadecuado de sus recursos. La multiplicidad de centros de investiga-
ción existentes en su interior, de museos –entre ellos el Oriental Institute Mu-
seum, el cual cuenta con una de las mayores colecciones de arte oriental
antiguo–, galerías de arte y una biblioteca con más de 6,7 millones de libros,
exige una cantidad apreciable de personal no docente, gran parte de ellos con
los niveles más elevados de formación (Ph.D) trabajan con el cuerpo docente
en las investigaciones que se llevan a cabo en la Universidad. Ingenieros, tec-
nólogos y técnicos trabajan en centros de investigación, se encargan del man-
tenimiento de los equipos y las bases electrónicas de datos, administradores y
expertos en finanzas del manejo de los recursos, e igualmente se requiere per-
sonal auxiliar encargado del mantenimiento, de la limpieza y vigilancia de las
instalaciones.
Dependiendo del tipo de actividades que desarrolle una universidad, de la
complejidad de las tareas de formación, investigación y extensión en que esté
comprometida, requerirá más o menos personal no docente. No hay paráme-
tros que señalen que por cada cien alumnos debería existir una determinada
cantidad de personal no docente o que por cada profesor debería existir un nú-
mero dado de empleados no docentes.
1El arancel (tution) para los estudiantes de pregrado fue de US$23.439 y para los
de posgrado varió entre US$22.694 en ciencias y US$28.500 en MBA (admi-
nistración).
2Para una universidad como la Universidad Nacional de Colombia, es necesario
comprar buena parte de las colecciones de revistas y bases de datos en dólares.
81
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
gestión para adquirir y dirigir los recursos financieros, físicos y humanos necesa-
rios para llevar a cabo sus programas de formación e investigación.
Históricamente la universidad no demandó un volumen muy grande de
recursos para realizar sus labores, y los cambios en las prácticas pedagógi-
cas, docentes e incluso investigativas podían ser absorbidos sin grandes trau-
mas por las estructuras administrativas heredadas del más lejano pasado. Tal
situación ha cambiado radicalmente en el mundo a lo largo del último medio
siglo. El incremento del número de estudiantes admitidos, el aumento en el nú-
mero de programas ofrecidos, tanto de pregrado como de posgrado, el volu-
men creciente de profesores vinculados tanto a la docencia como a la
investigación y la necesidad de contar con un mayor volumen de personal au-
xiliar que apoye los trabajos de investigación, le han dado un giro radical a la
importancia que se tiene en la universidad moderna de contar con nuevas for-
mas organizativas y de gestión, cambios que a menudo han significado ruptu-
ras drásticas con rutinas organizativas y de gestión que venían de hace siglos.
La universidad colombiana no ha sido ajena a esta mutación. Así, por
ejemplo, la Universidad Nacional de Colombia en un lapso de 40 años multipli-
có el número de sus alumnos por 10, creó casi 200 programas de posgrado,
multiplicó casi por 5 el número de programas curriculares de pregrado y se
dotó de un cuerpo profesoral en su gran mayoría de tiempo completo, cuando
al inicio de los años sesenta los profesores con esta dedicación eran la excep-
ción y no la regla. Fenómenos similares se han llevado a cabo en otras uni-
versidades tanto públicas como privadas, aunque en estas últimas siguen pre-
dominando los profesores de vinculación parcial.
Son cambios cualitativos y cuantitativos que, sin embargo, no han ido
acompañados por modificaciones igualmente profundas en materia de formas
organizacionales para la gestión de los recursos y de sistemas de información
para la toma oportuna de las decisiones.
Instituciones públicas. Las normas vigentes en materia de uso de recursos
públicos (régimen del presupuesto, plan de cuentas, normas de auditoría, etc.),
las rutinas de gestión prevalecientes y, sobre todo, el sistema de alianzas construi-
das por los diferentes agentes, particularmente los ligados al poder sindical y los
vinculados al poder universitario, han torpedeado todo intento de modificar la si-
tuación. La búsqueda de posiciones de poder, por parte de algunos, y de contra-
poderes, por parte de otros, ha llevado a la configuración de múltiples instancias
que deben intervenir en decisiones tanto académicas como administrativas.
La muy desigual distribución de capital simbólico (académico y científi-
co) entre universidades y dentro de las universidades ha dado lugar a la ins-
tauración de un “sistema de defensa colectivo” mediante el cual la mayoría de
los agentes, que disponen de una parte minoritaria del capital simbólico del
campo o subcampo (universidad específica) crean un conjunto de mecanismos
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Parte II La estructura del campo universitario colombiano
para evitar, de una parte, que los oligopolistas (los dueños del capital simbóli-
co) definan los códigos y clasificaciones que le dan un gran peso a la inversión
en capital científico a través de la investigación, que puedan imponer una je-
rarquía legítima basada en el capital simbólico que a cada uno se le reconoz-
ca y, de otra parte, al impulsar la pluralidad de principios de jerarquización,
intentan imponer su visión y modificar, en función de su poder simbólico, su
“posición en el espacio modificando la representación que los otros (y ellos
mismos) tienen de esa posición”27. Esta estrategia de defensa colectiva es fun-
damento de la proliferación de instancias de decisión y la multiplicidad de co-
mités en los cuales participan representantes de las diferentes formas de
poder que están presentes en la universidad (poder científico, poder propia-
mente universitario, poder sindical, etc.), cuyo propósito no es otro que mante-
ner la estructura del campo, y de esta manera “mantener las clasificaciones en
vigor y la jerarquía de los criterios de clasificación”28.
Íntimamente ligada a la proliferación de instancias está la selección del
personal de dirección a todos los niveles. Las tensiones crecientes entre los oli-
gopolistas y la mayoría conformada por los profesores indiferenciados, en torno
a las orientaciones de la universidad o, en términos más claros, en torno a la ne-
cesaria adopción de condiciones y criterios de pertinencia para pertenecer al
campo y la necesidad de construir una jerarquía legítima basada en el recono-
cimiento científico, ha dado lugar –a lo largo de la última década– a complejos
procesos de defensa colectiva impuestos por el poder sindical y apoyados por
la mayoría de los docentes para evitar a toda costa “los cuestionamientos bru-
tales que suscitaría la aplicación rigurosa de los criterios de la ciencia y la eru-
dición”29. Los mecanismos más utilizados han sido la generalización de las
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
30 Principalmente en la medida que no hay ninguna exigencia por parte de las instituciones ni del corpus profe-
soral para llevar a cabo inversiones para el acrecentamiento de su capital simbólico.
31 Por ejemplo, la utilización inadecuada y fraudulenta de los beneficios que otorgaba el Decreto 1444.
32 Por ejemplo, véase el informe del Banco Mundial sobre la educación superior en Colombia de 2002.
33 Tesis que se apoyan en el trabajo realizado conjuntamente por el Banco Mundial y la Unesco (2001), Higher
Education in Developing Countries: Peril and Promise, Washington.
84
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
34 Composición que el gobierno de Pastrana y el de Uribe quieren hacer extensivos a las universidades públicas.
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
los profesores es precaria; pueden ser despedidos de sus cátedras porque sus
opiniones contrarían a algún miembro del consejo o autoridad académica35.
En la universidad privada no se da el juego de alianzas a que hicimos re-
ferencia en el caso de las universidades públicas, pero la situación allí es peor.
El dominio del campo está, en la mayor parte de los casos, en manos del polo
económico. Incluso en las instituciones que cuentan con algunos programas
de calidad, la valorización del capital simbólico de los docentes es baja, las je-
rarquías legítimas le otorgan poco peso a la inversión en capital simbólico a
través de la investigación independiente y desinteresada y la opinión de los
docentes altamente calificados (con autoridad científica basada en el conoci-
miento y reconocimiento de sus pares) no cuenta a la hora de diseñar las políti-
cas de la institución.
Plano académico
Uno de los aspectos por resaltar –particularmente evidente en este plano–
es la existencia de tensiones y contradicciones que se desarrollan dentro del
campo universitario, particularmente a nivel de las instituciones, la lucha de los
agentes, tanto individuales como colectivos, para “imponer su visión y modificar,
en la medida de su poder simbólico, su posición en el espacio, modificando la
representación que los otros (y ellos mismos) pueden tener de esa posición”36.
Esta ha sido, por ejemplo, la posición cambiante de las instituciones privadas en
torno a la acreditación, que va del rechazo inicial a su apropiación posterior,
cuando a través de la cooptación se estableció como criterio central, para llevar a
cabo el proceso de acreditación, el respeto a “las condiciones y criterios de perte-
nencia al campo y la jerarquía legítima” definidos por cada institución; consa-
grando de facto una pluralidad de principios de jerarquización que permite, a
cada una de las instituciones, obtener beneficios de sus inversiones en capital
simbólico, pero igualmente de su capital económico. Lograron así, particularmen-
te las instituciones privadas profesionalizantes de buena calidad, imponer su vi-
sión y de paso modificar su posición en el campo y la representación que de ellos
tienen otros agentes. Universidades como la de Antioquia y la del Valle, con nive-
les elevados de investigación y posgrados de calidad, jugaron a esta estrategia
con el propósito de ganar posición en el campo y no dejar aislarse, y lo lograron,
afortunadamente para la universidad pública. La Universidad Nacional de Co-
lombia, después de un largo período de indefinición y una larga discusión, optó
por desarrollar un sistema de autoevaluación-heteroevaluación-acreditación
35 En la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes fue despedido el decano por solicitud del Ministro
de Hacienda, posteriormente nombrado Rector de dicha Universidad, y se continuó con la cancelación de los
contratos de muchos docentes con los más altos estándares académicos.
36 P. Bourdieu (1984), p. 26.
86
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
propio –acogiéndose a las facultades otorgadas por el Decreto 1210– ante la ne-
cesidad de evaluar los programas de posgrado y el trabajo de investigación que
se realizan en la Universidad, para lo cual el instrumento desarrollado por el
Consejo Nacional de Acreditación no resultaba apropiado, dado que se enfoca-
ba en los estudios de pregrado sin hacer énfasis en la investigación y en la con-
formación de comunidad académica.
Las prácticas seguidas en la universidad colombiana, incluyendo a la Uni-
versidad Nacional de Colombia, pueden comprenderse como la constitución de
un “sistema de defensa colectivo”, mediante el cual los agentes encuentran un
medio “para escapar de los cuestionamientos brutales que suscitaría la aplica-
ción rigurosa de los criterios proclamados de la ciencia y la erudición”. Nadie
quiere abordar seriamente el análisis riguroso de la desviación entre la repre-
sentación ideal que tenemos los miembros del cuerpo profesoral del quehacer
universitario, particularmente de las universidades prestigiosas, y la realidad
de las prácticas, científicas y pedagógicas37. La multiplicidad de poderes, el ja-
cobinismo igualitario –que permea aún la universidad pública–, la no evalua-
ción objetiva de los resultados, la desigual acumulación de diferentes tipos de
capital simbólico por sus miembros y las luchas a que esta situación da lugar
para determinar las condiciones y criterios de pertenencia y de jerarquía legíti-
ma que “les permita obtener, funcionando como capital, beneficios legítimos”, lo
cual hace posible que coexistan, como lo ha señalado P. Bourdieu, “competitiva-
mente varios principios de jerarquización relativamente independientes”38. Sin
embargo, cuando la multiplicidad de criterios de jerarquización es tan amplia,
como en el caso de la Universidad Nacional de Colombia, la capacidad de cons-
truir estrategias cooperativas de carácter global, que den una nueva dinámica a
la Institución, es muy difícil de lograr. Por lo regular, se termina en complejas
alianzas entre “adversarios-cómplices” que mantienen un statu quo dentro del
campo; los diferentes poderes se tornan, simultáneamente, en competitivos y en
complementarios, lo cual permite a sus capitales simbólicos obtener beneficios
legítimos en el campo, es decir, funcionar como capital.
Un punto central del análisis es aprehender la lógica de las luchas y las es-
trategias llevadas a cabo por los agentes colectivos para modificar los criterios y
poderes, formas de clasificación, jerarquías legítimas, etc., de forma tal que
puedan construir sistemas de defensa que les permitan producir, funcionando
como capital, los beneficios proporcionados por el campo. Funcionando como
capital tanto sus inversiones en capital simbólico como en capital económico.
No olvidemos que el capital simbólico se puede transformar en el segundo; exis-
te un proceso de transformación de capital simbólico en otras formas de capital.
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Fuente: Icfes.
Fuente: Icfes.
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Parte II La estructura del campo universitario colombiano
TOTAL NACIONAL 95.732 20.865 9.317 25.830 19.008 10.164 6.193 4.355 1.570 1.102 5.619 34.247 34.827 15.892 2.475
Oficial 31.251 12.617 3.737 4.735 4.294 3.172 1.674 1.022 822 315 3.008 10.475 9.739 5.829 1.063
Privado 64.481 8.248 5.580 21.095 14.714 6.992 4.519 3.333 748 787 2.611 23.772 25.088 10.063 1.412
UNIVERSIDADES 63.064 16.830 5.458 16.108 11.914 6.346 3.662 2.746 540 150 3.289 19.977 24.178 12.718 2.212
Oficial 23.313 11.537 2.339 3.291 3.019 2.282 574 271 450 36 2.051 6.665 7.878 5.224 1.009
Privado 39.751 5.293 3.119 12.817 8.895 4.064 3.088 2.475 90 114 1.238 13.312 16.300 7.494 1.203
INST. UNIVERSITARIAS 20.348 2.836 2.626 6.018 3.996 2.263 1.334 1.275 341 253 1.238 7.880 7.845 2.586 205
Oficial 4.646 470 1.138 964 546 414 512 602 208 96 668 2.141 1.038 452 43
Privado 15.702 2.366 1.488 5.054 3.450 1.849 822 673 133 157 570 5.739 6.807 2.134 162
INST. TECNOLÓGICAS 7.373 727 585 2.422 1.906 922 641 170 164 488 537 3.884 1.850 410 40
Oficial 2.345 397 79 303 584 395 468 119 68 147 215 1.169 603 134 9
Privado 5.028 330 506 2.119 1.322 527 173 51 96 341 322 2.715 1.247 276 31
INST. TÉC. PROF. 4.947 472 648 1.282 1.192 633 556 164 525 211 555 2.506 954 178 18
Oficial 947 213 181 177 145 81 120 30 96 36 74 500 220 19 2
Privado 4.000 259 467 1.105 1.047 552 436 134 429 175 481 2.006 734 159 16
Fuente: Icfes. En cuanto al carácter, las instituciones oficiales se refieren a instituciones del Estado.
91
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
92
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
42 El Comité de Puntaje puede, igualmente, desempeñar un papel importante al no otorgarle puntos a publica-
ciones carentes de valor científico. Los pocos puntos que se otorgan hoy son un incentivo perverso que ayuda a
la perpetuación de este tipo de productos.
93
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
43 Como antes señalamos, el signo de notoriedad no necesariamente significa reconocimiento académico ni au-
toridad científica.
44 P. Bourdieu. (1984), p. 162.
94
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
Categorías A y B Categorías C y D
Facultad o centro % Facultad o centro %
Ciencias 66,7 Ciencias 26,2
C. Agropecuarias 9,1 C. Humanas 18,8
Ingeniería 3,0 C. Agropecuarias 13,8
Artes 3,0 Ingeniería 10,0
C. Humanas 3,0 C. Económicas 6,2
IEPRI 3,0 IEPRI 5,0
IMANI 3,0 IBUN 3,8
Medicina Veterinaria 3,0 IMANI 3,8
Medicina Veterinaria 3,8
ICTA 2,5
Artes 1,3
CEPREVE 1,2
Estudios Caribeños 1,2
Medicina 1,2
95
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
45 Áreas con estudios doctorales y donde se concentra una parte importante de la investigación que realiza la
Universidad Nacional de Colombia.
46 Sobre esta organización irracional de la docencia volveremos más adelante.
96
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
97
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
98
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
99
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
53 Un poco, si se puede decir, sorpresivamente, ya que se suponía que con la consolidación de los polos científico
e intelectual y una política de renovación profesoral, su poder como grupo se reduciría de forma apreciable.
100
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
54 Algunos cuentan con especializaciones o maestrías menores como docencia universitaria o gestión universitaria.
55 A algunos les quedó el polo sindical y la politización como estrategia compensatoria.
56 Gran parte de los docentes que ingresaron a la Universidad en el período considerado, son los que hoy com-
ponen el grueso de los intelectuales, los doctores y los expertos. Siendo profesores, completaron, particular-
mente en el exterior, su formación e iniciaron de manera sistemática y rigurosa los programas de
investigación en la Universidad.
101
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
57 Apreciaciones basadas, de una parte, en las discusiones tenidas con los profesores en los procesos de autoe-
valuación de los doctorados, los seminarios de investigación convocados por Dinain y, por otra, en los comuni-
cados de la representación profesoral y en las manifestaciones expresadas en asambleas profesorales.
58 En el nuevo Estatuto de Personal Académico, aprobado en diciembre de 2002, se establece que la dedicación
exclusiva sólo será otorgada previa evaluación de las actividades que justifican dicha dedicación y solamente
será renovada en el siguiente período académico si los resultados de la evaluación lo ameritan.
59 Esto es independiente del compromiso con la investigación que tenga el docente.
60 P. Bourdieu (1984), pp. 32-33.
102
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
menos en el fuero interno de cada uno de los agentes del campo, y las prácti-
cas que efectivamente se llevan a cabo. Independientemente del volumen de
capital simbólico acumulado, cada uno de sus miembros, dado el capital esco-
lar mínimo requerido para ingresar a la carrera docente, sabe que lo que cuen-
ta, en el fondo, dentro del campo universitario, es el saber y la producción
científica, razón por la cual los mecanismos o sistemas de defensa colectivo
tratan de evitar esta confrontación, este autoanálisis “brutal”.
Los poseedores de poder político, en sentido amplio, y el “bajo clero” de
los intelectuales, los agentes más visibles del conjunto de los docentes indife-
renciados, han sabido aprovechar, particularmente en los últimos años, la si-
tuación social y política del país, las graves tensiones y contradicciones que lo
atraviesan, para retornar en su favor ese “autoanálisis brutal”, “aprovechando
toda ocasión para abordar los grandes temas” mediante una profusa pro-
ducción intelectual de ciclo corto (conferencias, mesas redondas, coloquios, pu-
blicaciones de todo tipo, etc.,) en las cuales se mezclan y ocultan los géneros. Esa
ambigüedad les permite hacer pasar como investigación y producción científica,
múltiples productos culturales de ciclo corto, más de carácter periodístico que
científico, más de denuncia que de análisis, más escolares (manuales, notas de
cursos, cuadernos de ejercicios, guías de laboratorio, etc.) que académicos; de
allí la proliferación, en los últimos años, del género que los académicos esta-
dounidenses llaman non-books.
Los profesores jóvenes. La renovación de la planta profesoral a que se ha
visto abocada la Universidad Nacional de Colombia a lo largo del último quin-
quenio, se ha llevado a cabo vinculando a dos grupos de agentes. Un primer
grupo, conformado por personas con formación avanzada, experiencia docen-
te y muy a menudo con experiencia investigativa, muchos de ellos provenientes
de universidades privadas que aceptaron cambiar de institución por las mejo-
res condiciones laborales, posibilidades reales de hacer investigación, de de-
sarrollar su trabajo sin interferencia de las autoridades universitarias y
mayores salarios para aquellos que habían publicado de manera significativa
y contaban con estudios doctorales61. Un segundo grupo, constituido por jóve-
nes recién graduados, muchos de ellos sólo con título de pregrado, sin expe-
riencia profesional ni experiencia docente o investigativa. Muchos iniciaron su
vinculación a la Universidad como docentes ocasionales.
Este grupo presenta grandes potencialidades pero, igualmente, puede
ser fuente de grandes tensiones dentro de la Universidad que podrían dar lu-
gar, de una parte, a carreras académicas truncadas, en las cuales estos agen-
tes, o por lo menos buena parte de ellos, nunca logren alcanzar autoridad
científica, reconocimiento profesional o prestigio. Esto es, entrar al grupo de
61 Algunos miembros de este grupo han accedido ya a la titularidad. Este grupo se asimila a los ya señalados.
103
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
Fuente: Universidad Nacional de Colombia, Oficinal Nacional de Personal, Estadísticas del Comité de Puntaje.
62 Casi no hay universidades en el mundo que en sus departamentos de Química, Matemáticas, Física y Estadís-
tica tengan tantos profesores de esta índole, como sucede en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacio-
nal de Colombia.
104
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
63 La explicación, poco convincente, de la Facultad de Ciencias, es que gran parte de los vinculados estaban
cursando estudios de maestría.
105
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
Plano científico
Una parte apreciable de la investigación que se lleva a cabo en el país es
efectuada por universidades, y seis de ellas realizan la mayor parte de la in-
vestigación universitaria67. Sin embargo, a pesar de los avances presentados
en estas instituciones en materia investigativa, en términos de la acumulación
de competencias, de recursos, de desarrollo institucional, de relaciones con la
academia internacional, entre otros, no se pueden considerar –aún– como uni-
versidades de investigación. La actividad investigativa no se ha constituido,
hasta ahora, en el eje fundamental en ninguna de ellas. En un mundo cada vez
más globalizado, donde las ventajas construidas remplazan cada vez más a
las ventajas heredadas (dotación de recursos naturales, situación geográfica,
mano de obra abundante y barata), representadas por la capacidad de domi-
nar las nuevas tecnologías, particularmente las Tecnologías de la Información
y de la Comunicación, y conducir el nuevo sistema técnico, el conocimiento se
106
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
Fuente: Universidad Nacional de Colombia: La Institución. Información General, 2002, p. 78. Forma de construcción
(Total grupos de investigación A y B en la institución/Total de grupos de investigación A y B en el ámbito Nacio-
nal)*100. La clasificación de Colciencias constituye una escala de valores en donde los que pertenecen al grupo A
están en el decil más alto, los del B a los deciles 2 y 3, C en los 4, 5 y 6 y los del D en los cuatro deciles más bajos, y
corresponden a una conjugación de características de calidad, pertinencia, visibilidad y estabilidad.
convierte en un factor crucial para aprovechar las ventajas que ofrece un mun-
do globalizado y minimizar las tensiones y contradicciones que, igualmente,
genera dentro de las sociedades. Lograr estos propósitos, construir la socie-
dad del conocimiento que permita la articulación exitosa del país a las nuevas
dinámicas mundiales, requiere un sistema de educación superior centrado en
la calidad y un núcleo fuerte de universidades de investigación.
El país necesita, para consolidarse como tal, para ser viable en el futuro,
el desarrollo de programas de investigación y de formación avanzada que lo
doten de los instrumentos analíticos que le permitan retomar la senda de creci-
miento y la cohesión social. Programas de investigación científica que posibili-
ten una reflexión rigurosa acerca de los grandes problemas que afectan a la
sociedad colombiana y de la manera como pueden ser enfrentados. Igualmen-
te, programas de investigación que permita a su comunidad científica articu-
larse a la producción mundial de nuevos conocimientos. Una formación
avanzada sustentada en el desarrollo de la capacidad de los educandos para
plantearse problemas, buscarles soluciones alternativas y darles sentido a los
saberes aprendidos. Una enseñanza centrada en los fundamentos de los sa-
beres y no en los procedimientos (como es lo dominante hoy en la universidad
colombiana), que desarrolle autonomía de pensamiento.
107
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
68 La Universidad Nacional de Colombia fue la primera universidad de Colombia que desarrolló programas de
posgrado desde el inicio de los años setenta, pero el número de graduados e incluso de estudiantes –a media-
dos de la década– era ínfimo y sólo abarcaba cuatro o cinco disciplinas.
108
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
109
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
70 En la actualidad el mecanismo del market-job es objeto de severas críticas en la medida en que sólo valora el
trabajo de investigación, o mejor, las publicaciones del docente.
110
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
111
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
71 De los 13.900 estudiantes con que cuenta la Universidad de Chicago, 8.900 cursan programas de posgrado,
de los cuales un poco más de 5.000 siguen estudios doctorales.
112
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
113
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
programa, razón por la cual los departamentos a cargo de los cursos que ha-
cen parte de un gran número de programas curriculares, como matemáticas,
estadística, física o química, cuentan con un número considerable de docentes
(100 o más), mucho mayor que los departamentos similares en las grandes uni-
versidades del primer mundo, dedicados en su gran mayoría a dictar clases de
servicios con pocas posibilidades de llevar a cabo investigación y en condicio-
nes cada vez más difíciles de seguir los avances teóricos en su disciplina o
área del conocimiento; ii) poca participación de los estudiantes de posgrado
como auxiliares de docencia, y cuando existen lo hacen como profesores oca-
sionales y no bajo la supervisión de profesores asociados o titulares; iii) proli-
feración de cursos –dada la integración incompleta de las facultades– a cargo
de departamentos o escuelas que tienen por objeto otras áreas del conoci-
miento, cuando estos cursos están siendo ya dictados con mayor competencia
por los departamentos o escuelas propias de esa disciplina o área del conoci-
miento, tal como sucede, entre otros, con los cursos de economía a cargo de las
facultades de Derecho o Ingeniería o los de ciencias básicas a cargo de la Fa-
cultad de Medicina.
Mientras la Universidad no adopte formas organizativas del trabajo aca-
démico similares a las existentes en las universidades del primer mundo, le va
a resultar imposible ampliar su número de estudiantes y al mismo tiempo dedi-
car una mayor proporción del presupuesto tiempo de los docentes al trabajo
investigativo.
Formas organizativas de la investigación que no facilitan el trabajo. El la-
boratorio como lugar de producción de hechos científicos presenta una amplia
variedad de formas organizativas, de requerimientos en materia de equipa-
miento, de necesidades de investigadores y personal auxiliar y de dinero para
su funcionamiento. De acuerdo con el área de conocimiento que aboque y so-
bre todo de los temas objeto de investigación, el laboratorio requerirá, en algu-
nos casos, complejos y costosos equipos, un gran número de colaboradores,
redes de intercambio muy densas con proveedores de equipo, financiadores,
posibles usuarios de sus resultados y otros laboratorios que trabajan en temas
similares o complementarios y una gran masa de documentación que es nece-
sario sistematizar y analizar. Por el contrario, en otros casos hay laboratorios
que requieren muy poco equipamiento, necesitan pocos colaboradores, pre-
sentan pocos nexos con su entorno y, sin embargo, llevan a cabo igualmente
trabajos investigativos de calidad. Como ejemplo de laboratorios del primer
tipo están los de física de partículas y como arquetipos de los segundos los de
filosofía o historia. Mientras las publicaciones del primer tipo de laboratorios
por lo regular son firmados por dos o más colaboradores, en los del segundo
priman mayoritariamente las contribuciones de carácter individual.
114
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
115
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
calidad del trabajo realizado. Sin embargo, todavía persisten obstáculos con-
siderables, institucionales y organizativos, que no permiten desarrollar siner-
gias entre los diferentes agentes comprometidos en los procesos investigativos
que conduzcan a cambios cualitativos de importancia, que permitan desple-
gar potencialidades investigativas existentes en su interior. En buena medida,
las dificultades que existen para articular el trabajo de los centros de investi-
gación especializados de un área, como el Centro de Investigaciones para el
Desarrollo (CID) y el Centro de Estudios Sociales (CES), con el trabajo que lle-
van a cabo los departamentos, y particularmente los programas de formación
avanzada (maestrías y doctorados), es la consecuencia del hecho de que gran
parte de la investigación que se lleva a cabo en los centros antes mencionados
es contratada y es más el resultado de las demandas que las entidades contra-
tantes le hacen a la Universidad, que de un portafolio de propuestas que estos
centros le presentan a posibles financiadores-usuarios de sus trabajos de in-
vestigación. El problema no radica en sí en la existencia de la investigación
contratada –la gran mayoría de la investigación que se lleva a cabo en los paí-
ses desarrollados presenta estas características–, sino en la ausencia de me-
canismos de traducción que no permiten que la contratación de proyectos de
investigación se convierta en la mejor manera de desarrollar los programas de
investigación en que está comprometida la institución.
En consecuencia, es necesario mejorar la coordinación entre las líneas de
investigación ofrecidas por los programas de formación avanzada del área y
el portafolio de oferta de trabajos que estarían interesados en llevar a cabo a
través de los proyectos de consultoría presentados por los centros a los posi-
bles financiadores-usuarios. Las labores de interesar a los posibles usuarios
en los trabajos de los respectivos centros se convierten en un elemento clave
para lograr la coordinación antes señalada. Una de las características de la
investigación contratada es la asimetría entre el contratante y el contratista en
términos de conocimientos, habilidades y expertise. El contratante tiene cono-
cimientos generales acerca de un problema o varios que enfrenta para llevar a
cabo, bien sea sus rutinas de gestión o sus actividades estratégicas, pero care-
ce de conocimientos acerca de su naturaleza, de la forma como enfrentarlos.
Por el contrario, el contratista, con experiencia acumulada en el campo y habi-
lidades desarrolladas en actividades anteriores, tiene una mejor comprensión
previa de los problemas y puede sugerir diferentes alternativas de investiga-
ción y de análisis; puede interesar al contratante en una comprensión diferen-
te del problema que debe enfrentar75.
75 Situación diferente a lo que sucede cuando se carece de expertise sobre el tema específico y simplemente se
reúne un equipo de trabajo para llevar a cabo el pedido del contratante. Cuando no hay una construcción del
objeto de análisis, se remplaza por lo que señale el acuerdo contractual.
116
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
Plano social
La expansión de la matricula universitaria a lo largo de las dos últimas
décadas no ha impedido, sin embargo, que la tasa neta de escolaridad de la
educación superior en Colombia continúe siendo, con Brasil y Haití, una de
las más bajas de América Latina. Esta expansión se ha visto acompañada
117
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
Argentina
Cuba
Nicaragua
Paraguay
Bolivia
Venezuela
Canadá
Estados Unidos
Chile
Costa Rica
Uruguay
México
Brasil
Haití
Ecuador
Perú
Colombia
Fuente: Banco Mundial. www.worldbank.org/statistics
76 El salario de enganche de un joven profesional con respecto al salario mínimo legal se ha reducido.
118
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
Fuente: Icfes.
119
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
120
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
Matemáticas
Matemáticas yy Ciencias
Ciencias Naturales 2,8
Ingeniería,
Ingeniería Arquitectura,
Arquitectura Urbanismo
Urbanismo yy Afines
afines 8,3
Economía,Administración,
Economía, Administración Contaduría
Contaduría y Afines
afines 31,6
Ciencias
Ciencias Sociales, Derecho yy Ciencias Políticas
Sociales, Derecho Políticas 11,0
Ciencias
Cienciasde
de la
la Educación
Educación 30,8
Bellas
Bellas Artes
Artes 0,4
Agronomía, afines
Agronomia Veterinaria y Afines 0,4
0 5 10 15 20 25 30 35
%
Fuente: Icfes.
121
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
81 Las denominadas “universidades de garaje”, que por lo demás son mayoría, las cuales han desempeñado un
papel complejo en el campo universitario colombiano. De una parte, han permitido que las universidades cen-
tradas en el conocimiento, de mayor experiencia académica y con programas de calidad, particularmente pú-
blicas o privadas de élite, no hayan tenido que sacrificar sus intereses de selección, para permitir el acceso de
un gran número de estudiantes con bajo capital cultural heredado. De otra parte, han hecho posible que parte
importante de los egresados de la escuela secundaria, particularmente los de menores ingresos, muchos de
los cuales provienen de entornos no escolarizados y son los primeros de sus familias en terminar estudios se-
cundarios, accedan a la educación superior. Sin embargo, el problema radica en que estas universidades re-
curren a profesores de cátedra, muchos de los cuales tienen como profesión dictar clases en distintas
instituciones. Es lo que se conoce como “profesores taxímetro”. El modesto pago por las clases, alrededor de
15.000 y 20.000 pesos/hora, exige que cada uno de estos profesores dicte alrededor de 20 a 25 horas semana-
les de clase para lograr obtener un promedio de $1,5 millones de ingreso mensual, que es el mínimo requerido
por un profesional con cierto grado de experiencia. Esto implica dictar entre 4 y 5 cursos diferentes. En estas
condiciones, es muy difícil que estos docentes estén en capacidad de mantenerse al día en los avances de sus
respectivas áreas de trabajo y puedan preparar adecuadamente los cursos, por lo cual la mayoría de ellos
dicta año tras año los mismos contenidos, cada vez más alejados de los avances del conocimiento.
82 Lo cual llevó al Icfes y al Ministerio de Educación Nacional a establecer normas específicas para el campo.
122
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
83 Véase por ejemplo: Banco Mundial (2000), Higher Education in Developing Countries: Peril and Promises; Ban-
co Mundial (2002), Constructing Knowledge Societies: New Challenges for Tertiary Education.
123
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
sobre diversos temas que les permiten estrechar relaciones con alumnos de
otras instituciones de su mismo entorno.
A nivel universitario, el bloque en el poder prefiere aquellas carreras que
les permite valorizar, por una parte, vía mayores salarios, más ampliamente
las inversiones familiares realizadas en su educación y, por otra, la reproduc-
ción de las condiciones de su entorno familiar, la prosecución de procesos de
acumulación de capital económico y capital social. Es así como sus herederos
prefieren estudiar carreras como finanzas, economía, derecho (con miras a es-
pecializarse en derecho económico o en los más tradicionales como derecho
mercantil o civil), ciertas ingenierías, relaciones internacionales y ciencia polí-
tica, y están muy poco representados en ciencias de la educación84, ciencias
agropecuarias, enfermería, terapias, odontología, ciencias naturales y, por su-
puesto, en las formaciones tecnológicas. Igualmente, tienen una baja repre-
sentación en las escuelas militares y en los seminarios (ciencias religiosas).
Las profesiones que prefieren los herederos se desenvuelven, por lo demás, en
un “espacio donde las disposiciones sociales cuentan más que las competen-
cias escolarmente garantizadas”85, lo cual facilita enormemente la acción del
capital económico y sobre todo del capital social en la valorización de los títu-
los y en el éxito profesional de los herederos.
Distinta es la situación en el campo de la investigación científica, el cual
se desenvuelve en un espacio en el que los únicos que pueden valorar las con-
tribuciones hechas por uno de los miembros son los pares académicos; sus
competidores y las normas de referencia que utilizan son, precisamente, las
que se desprenden de las competencias certificadas escolarmente. En el juicio
de los pares no influyen las disposiciones sociales con que cuente el investiga-
dor. La autoridad científica y el prestigio que le es asociado no están condicio-
nados por la acumulación de capital económico ni por la acumulación de
capital social que le es asociada.
Las estrategias de las clases subordinadas para la acumulación de capi-
tal escolar son radicalmente opuestas a las utilizadas por el bloque en el
poder. Con menos capacidad de inversión económica en la educación de sus hi-
jos, particularmente para acceder a la educación primaria y secundaria86, las
clases subordinadas deben aprovechar la creciente valorización política de la
población para exigir al Estado la ampliación de cobertura escolar, y de esta
manera sus hijos acceden al aparato escolar del Estado. Las competencias es-
colares que desarrolla la escuela pública, a diferencia de lo que sucede con
los herederos de la élite, no conducen a profundizar las disposiciones sociales
84 Se incluyen igualmente historia, geografía, filosofía y las demás que desembocan en el profesorado.
85 P. Bourdieu (1979), p. 15.
86 Sobre educación postsecundaria volveremos más adelante.
124
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
91 Acá es necesario dejar en claro, de una parte, que no entramos en una polémica con el CNA en torno a la meto-
dología, sino a ciertos usos que algunas instituciones le han dado y, por otra, se debe exponer, a grandes ras-
gos, la metodología que hemos desarrollado en la Universidad Nacional de Colombia para llevar a cabo los
procesos de autoevaluación y acreditación.
127
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
92 En sentido estricto podemos hablar de educación postsecundaria dependiendo de las modalidades privile-
giadas: técnica, tecnológica o universitaria. Sólo esta última podría considerarse realmente como educación
superior.
93 Véase capítulo 2 de esta parte, sobre el plano económico.
128
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
94 Departamento Nacional de Planeación (2002). Plan Nacional de Desarrollo 2002-2006, Hacia un Estado Comu-
nitario, Capítulo II, Impulsar el crecimiento económico sostenible y la generación de empleo.
95 En la administración Gaviria, el Consenso de Washington gozaba de un gran prestigio intelectual al cual era
difícil sustraerse, mientras hoy está sujeto a todo tipo de críticas, incluidas las de destacados académicos y
funcionaros que ayudaron a aplicarlo. Véanse por ejemplo, J. Stiglitz (1998. More Instruments and Broader
Goals: Moving Toward thePost–Washington Consensos, The 1998 WIDER Annual Lecture (Helsinki, Finland);
D. Rodrick (2002). After Neoliberalism, What?, Harvard University; N. Birdsall y A. de la Torre (2001). El Disenso
de Washington. Políticas económicas para la equidad social en Latinoamérica, Fondo Carnegie para la Paz
Internacional y el Diálogo Interamericano.
96 Véase para América Latina, Cepal (2001). Una década de luces y de sombras. América Latina en los años no-
venta. Cepal /Alfaomega, Bogotá, y Cepal (2001). Equidad, desarrollo y ciudadanía. Agenda Social. Cepal
/Alfaomega, Bogotá. Sobre Colombia: Misas (2002). La ruptura de los noventa. Facultad de Ciencias Económi-
cas, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.
129
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
Año 1960 1965 1970 1975 1980 1984 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000
Oficial % 59,3 56,8 54,5 48,3 37,1 41,3 39,6 38,6 35,8 34,9 34,8 33,2 31,6 32,5 34,9 32,7 36,0
Privada % 40,7 43,2 45,5 51,7 62,9 58,7 60,4 61,4 64,2 65,1 65,2 66,8 68,4 67,5 65,1 67,3 64,0
97 El modelo de educación superior que impulsa el Banco Mundial para los países en desarrollo es, en el fondo,
el que ha desarrollado el país de forma explícita desde mediados de los años treinta e implícitamente desde el
siglo XIX. Poca participación del Estado, una política liberal de laissez-faire donde el Estado abdica, en la
práctica, del deber constitucional de inspección y vigilancia.
98 Véanse A. Tirado (1981). Aspectos políticos del primer gobierno de Alfonso López Pumarejo: 1934-1938, Bogotá,
Procultura; J. Socarrás (1987). Facultades de educación y Escuela Normal Superior: su historia y aporte científi-
co, humanístico y educativo, Tunja, Ediciones La Rana y el Águila; Universidad Pedagógica y Tecnológica de
Colombia; M. Herrera (1991). “Las ciencias humanas y el ambiente académico de Colombia entre 1930-1950”.
En Revista Colombiana de Educación, No. 22/23, Colombia, Ministerio de Educación Nacional, pp. 91-109.
130
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
99 De acuerdo con Carmen García Guadilla, en términos bastantes consensuales ha sido aceptada la clasifica-
ción sugerida para identificar distintas etapas del crecimiento de la matrícula en educación superior, de
acuerdo con la tasa de escolarización que haya alcanzado un país en determinado momento. Así se conside-
ra “modelo de acceso de élite” cuando el país tiene porcentajes de escolarización menores al 15%; “modelo de
acceso de masas”, cuando los porcentajes de escolarización están entre 15% y 35%, y “modelo de acceso uni-
versal”, cuando los porcentajes de escolarización son mayores del 35%. Véase: C. García Guadilla (1996). Co-
nocimiento, educación superior y sociedad en América Latina, Caracas, Venezuela, Centro de Estudios del
Desarrollo Cendes-Editorial Nueva Sociedad, p. 76.
131
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
100 Hay diplomas que son otorgados tanto por universidades de élite como por universidades públicas de gran
prestigio académico o privadas de menor nivel. La valorización de los diplomas va a depender, en áreas como
economía, derecho o administración, del capital económico y social involucrado por los estudiantes y sus fa-
milias en valorizar sus diplomas, razón por la cual el mismo diploma es más o menos prestigioso, dependien-
do de quién lo otorga y sobre todo de quién lo recibe.
101 Se requiere un proceso de selección de los estudiantes, pero creando mecanismos para favorecer a estudian-
tes capaces pero dotados de menos subsidios culturales, al mismo tiempo que la Universidad se compromete
a dotarlos del capital simbólico mínimo requerido que les permita apropiarse de la cultura académica.
132
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
133
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
que otorga la sociedad, a través de los mecanismos de mercado, tanto a los di-
plomas otorgados por las instituciones que ocupan las posiciones inferiores en
la jerarquía del campo universitario, como a los portadores de diplomas presti-
giosos que no dispongan de capital económico y social suficiente para valori-
zar dichos diplomas, particularmente en aquellas profesiones donde las
disposiciones sociales (habitus) cuentan tanto o más que las habilidades y
competencias certificadas, que el capital escolar adquirido.
Desde mediados de los años setenta se producen, de forma casi simultá-
nea, dos fenómenos que han marcado el desarrollo del campo universitario a
lo largo de las siguientes décadas. Fueron los cambios morfológicos más im-
portantes de la universidad colombiana a lo largo del último medio siglo: a) la
matrícula universitaria en las instituciones privadas superó la existente en las
instituciones públicas; la tasa de expansión de la primera superó con creces el
campo oficial, de forma tal que al finalizar el siglo casi el 70% de los estudian-
tes de la educación terciaria estaban matriculados en instituciones educativas
de carácter privado, y b) en la universidad pública se pasó de una universidad
de catedráticos a una universidad con una preponderancia de docentes de
tiempo completo, cambio morfológico que da lugar, de una parte, a la profe-
sionalización de la labor del docente universitario y, de otra, a la apertura de un
mercado laboral para formaciones avanzadas (doctorados y maestrías) particu-
larmente en las disciplinas (física, matemáticas, filosofía, sociología, lingüísti-
ca, entre otras), cambio que fue resultado tanto de las luchas reivindicativas de
los años sesenta como de las políticas modernizadoras emprendidas por las
direcciones de las grandes universidades públicas en la segunda mitad de los
años sesenta (Patiño en la Universidad Nacional, Ocampo en la Universidad
del Valle, Vélez en la Universidad de Antioquia,…)104.
La profesionalización de la labor docente en las universidades públi-
cas y el consiguiente aumento del número de profesores dan lugar, de un
105
104 Véase J. Patiño, A. Mockus y G. Páramo (2001). Transformación social y transformación de la Universidad: las
reformas académicas de 1965 y 1989, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia.
105 Son pocas las universidades privadas en las cuales sus docentes de tiempo completo superan el 30% de la
planta profesoral.
134
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
106 Aún hoy no se ha logrado valorizar la profesión de docente universitario como sucede en los países
desarrollados.
107 Véase supra.
135
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
108 Los altos cargos de dirección tanto del DNP como del Ministerio de Hacienda han estado, a lo largo de este pe-
ríodo, en manos de egresados de universidades privadas.
136
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
buscar alianzas, apoyo político, con todos aquellos que tienen la capacidad
de influir en la dirección del Estado, de forma tal que se puedan obtener recur-
sos adicionales por parte del Ministerio de Hacienda, que solucionen tempo-
ralmente los déficit en que se ha incurrido. Esto coloca a estas instituciones en
una situación de dependencia frente a sus aliados, aquellos que hicieron posi-
ble la obtención de mayores recursos, dependencia que más temprano que
tarde se paga a través de mayores niveles de gasto, profundizando así los de-
sajustes estructurales109.
Las políticas del Icetex. Las políticas del Icetex de privilegiar, desde me-
diados de los años sesenta, los préstamos destinados al pago de matrícula y
reducir drásticamente los montos para sostenimiento de los estudiantes, se
convirtió en un poderoso estímulo para el desarrollo de la educación privada
superior. Política que favoreció a los sectores de mayores ingresos, quienes pu-
dieron financiar su educación, en un primer largo período, con tasas de interés
subsidiadas, mientras los más pobres, estudiantes en su mayoría de universi-
dades públicas con matrículas mínimas muy reducidas, se vieron abocados,
en muchos casos, a retirarse de la universidad al no contar con fondos suficien-
tes para su sostenimiento en el período en el cual se inició dicha política y, pos-
teriormente, no poder continuar con estudios superiores ante la carencia de
recursos para su mantenimiento. Política con un fuerte sesgo en contra de los
estudiantes de origen social más modesto, particularmente con aquellos origi-
narios de regiones diferentes a las ciudades en las cuales iban a llevar a cabo
sus estudios.
Adicionalmente, la politización creciente del campo universitario, durante
las décadas de los años sesenta y setenta, que afectó tanto a los estudiantes y
profesores de los países desarrollados como en desarrollo, y que en Colombia
incluso llegó a afectar a algunas universidades privadas, desempeñó un pa-
pel nada despreciable en la aceleración de la educación superior privada.
La Ley 30 de 1992 corrigió, mediante el Artículo 87, la volatilidad de las
asignaciones a la universidad pública. Mediante esta disposición se aseguró
que los ingresos de las universidades de un año a otro no podrían reducirse en
términos reales y, por el contrario, se consignó que crecieran en un tercio del
crecimiento alcanzado por el PIB en el año inmediatamente anterior, lo cual ha
permitido a la universidad pública planear su desarrollo futuro, tener certeza
sobre la asignación presupuestal y prever, en consecuencia, la evolución de sus
gastos. Tal disposición se ha convertido en la “bête noir” de la tecnocracia neoli-
beral que ve en ella la causa de todos los problemas de la universidad pública
109 Véase los trabajos de R. Romero (2001). Informe final: Consultoría Universidad del Atlántico, Dimensiones aca-
démica, administrativa y económica financiera, Centro de Investigaciones para el Desarrollo, Universidad
Nacional de Colombia, Icfes. Igualmente, véase el trabajo de la Universidad de Caldas.
137
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
Pakistán
Pakistan
Suiza
Austria
República
RepúblicaDominicana
Dominicana
Panamá
Simbawe
Kenia
Kenia
Papua
PapuaNueva
Nueva Guinea
Guinea
España
Italia
Bolivia
Bolivia
Malasia
Ruanda
Ruanda
Honduras
Honduras
Argentina
Argentina
Venezuela
Venezuela
México
México
El Salvador
Tailanda
Tailandia
Guatemala
Guatemala
Estados
Estados Unidos
Unidos
Portugal
Nepal
Zaire
Chile
Ecuador
Ecuador
Perú
Jordania
Jordan
Paraguay
Nicaragua
Holanda
Holanda
Bangladesh
Bangladesh
Brasil
Brasil
India
India
Colombia
Colombia
Indonesia
Indonesia
Bélgica
Belgica
Japón
Corea
Filipinas
Filipinas
0 10 20 30 40 50 60 70 80 90
Fuente: Banco Mundial. Higher Education in Developing Countries: Peril and Promise. Washington, p. 30. En Bélgica la
totalidad de los gastos universitarios corren por cuenta del Estado.
138
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
que determinaba la ley sin preocuparse si esos recursos eran lo que requería
la universidad para expandir su cobertura, mejorar la equidad y la pertinencia
de sus programas, la calidad de su docencia y de su investigación. Lograr es-
tos propósitos, muy seguramente, hubiera generado una mayor asignación de
recursos al sistema público de educación superior110. De otra parte, muchas
instituciones públicas de educación superior, fundamentalmente las universi-
dades de orden regional, amparadas en la asignación automática de recursos
crecientes (nominalmente) no se preocuparon por mejorar sus formas de ges-
tión ni la calidad de sus programas académicos. Por el contrario, algunas de
ellas se volcaron a llevar a cabo cuantiosos gastos sin relación directa con la
expansión de su cobertura o la calidad de sus programas, gastos que termina-
ron en profundos déficit.
110 No sobra recordar que el gasto público en educación en Colombia con respecto al PIB fue inferior al promedio
de América Latina a lo largo de las dos últimas décadas.
139
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
140
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
estudiantes para diseñar su recorrido académico terminaría por alejar a los es-
tudiantes, enfrentados a programas curriculares extremadamente rígidos, de
ciertos cursos y de ciertos docentes. Con el argumento de la calidad académica
había muchos profesores que no querían enfrentar la realidad de que en otros
departamentos de la Universidad, docentes más preparados, con mayores nive-
les de capital escolar y simbólico, dictaban cursos sobre la misma temática, con
mayor rigor científico, con programas más actualizados y bibliografías más ac-
tualizadas. Así, por ejemplo, los docentes de la Facultad de Economía que en-
señaban geografía económica, estadística, sociología o humanidades, con la
integración fueron trasladados a los departamentos correspondientes, donde
tuvieron enormes dificultades para adaptarse a las nuevas exigencias impues-
tas por colegas con mayores niveles de formación en estas áreas específicas, y
muchos de ellos terminaron por renunciar a la Universidad. Fenómeno similar
ocurrió en facultades como Ingeniería, Agronomía o Ciencias Humanas. Por el
contrario, facultades como Derecho y Medicina lograron eludir los compromi-
sos de integración y continuaron –e incluso continúan hoy en día111– dictando
cursos de ciencias básicas, caso de Medicina, con docentes propios y progra-
mas diferentes a los cursos programados por la Facultad de Ciencias o cursos
de economía y sociología, en la Facultad de Derecho, por fuera de los departa-
mentos de Economía o Sociología.
La integración finalmente se impuso como consecuencia de la confluen-
cia, en torno a la propuesta del rector Patiño, del poder del gobierno, del Con-
sejo Superior de la Universidad y del movimiento estudiantil. Sin embargo, a
nivel de facultad y departamentos, los micropoderes vigentes, que se habían
acomodado a la nueva situación, optaron por hacer su propia interpretación
de la integración, y si antes se tenían “facultades inconexas”, como lo señala el
documento preparado bajo la dirección del rector Patiño para presentar la re-
forma, se pasó a “departamentos inconexos” dentro de las nuevas facultades,
situación que se ha ido corrigiendo, parcialmente, en el transcurso del tiempo.
No obstante, en lo concerniente a la flexibilidad curricular, es decir, la capaci-
dad de los estudiantes de diseñar sus propios programas de formación, los
avances han sido muy modestos.
A mediados de la década de los años setenta, la Universidad sufrió un
cambio fundamental: se aumento de forma apreciable el número de estudian-
tes, lo cual exigió, a su turno, un mayor número de profesores. La incorporación
masiva de nuevos docentes con mayor dedicación a las labores universitarias
hizo que se pasara de una Universidad de profesores de cátedra a una Universi-
dad donde predominan los profesores de tiempo completo, lo cual determinó
cambios profundos en el cuerpo profesoral. Una nueva generación de docentes,
141
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
muchos de ellos con más capital escolar y simbólico que sus mayores112 entró a
competir, particularmente en las facultades profesionales, con catedráticos de
gran reconocimiento profesional y elevado capital social, del cual carecían los
primeros. Las tensiones dentro del cuerpo profesoral se hicieron inevitables, no
como un problema generacional, de jóvenes docentes enfrentados a profeso-
res de más antigüedad, sino en torno a la orientación y contenido de los pro-
gramas curriculares y al papel de la Universidad en la sociedad. En buena
medida los jóvenes docentes estaban permeados por las luchas estudiantiles y
la politización creciente de la vida universitaria, tanto en Colombia como en el
resto del mundo, que se vivió a finales de los años sesenta y en la década de
los setenta.
Mientras los catedráticos prestigiosos tenían la práctica profesional como
referente para orientar los programas curriculares, los jóvenes docentes se de-
batían entre las prácticas académicas de las universidades donde habían lle-
vado a cabo sus estudios de posgrado y la politización creciente que se vivía
en la universidad colombiana en ese momento. Paulatinamente se fue consoli-
dando un patrón de referencia cada vez más acorde con la academia interna-
cional, menos marcado por la práctica profesional como por el politicismo
omnipresente.
La ampliación de cupos, el mayor número de docentes y las nuevas ofer-
tas de programas curriculares modificaron de forma apreciable la correlación
de fuerzas en la Universidad entre las diferentes facultades. La vieja hegemo-
nía de las tres facultades: Medicina, Ingeniería y Derecho, fue suplantada por
las facultades de Ciencias y de Ciencias Humanas. Las disciplinas se imponen
gradualmente a las profesiones, lo cual da lugar a modificaciones significati-
vas en la jerarquía legítima del campo universitario. La visibilidad externa, el
profesional prestigioso con amplio capital social, se ve desplazado, en la cima
de la jerarquía, por el académico poseedor de un elevado capital escolar y
simbólico, cuyo trabajo es reconocido por sus pares. Se pasa de un mundo
donde predominaban, para ascender en la jerarquía legítima del campo, los
cargos que habían sido ocupados por el docente a uno donde predomina la
publicación de trabajos científicos por parte del profesor113. Con el tiempo se
consolidaron en la cima de la jerarquía, dentro de la Universidad Nacional de
Colombia, los intelectuales y los doctores en detrimento de los expertos.
La consolidación de un corpus profesoral cada vez con mayor capital es-
colar y simbólico y con relaciones más intensas con la academia internacional,
112 Se incorporaron al cuerpo docente los estudiantes que habían viajado al exterior a realizar estudios de pos-
grado a finales de los años sesenta e inicios de los setenta.
113 En este mundo cuenta mucho dónde se publica. El reconocimiento está íntimamente asociado al lugar (revis-
ta, colección, etc.) en el que se publica. No es lo mismo publicar en Cuadernos de Economía que en la Ameri-
can Economic Review, o en Momento que en el Physical Letter.
142
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
permitió construir, desde los años setenta, las primeras líneas de investiga-
ción, particularmente en la Facultad de Ciencias, que hicieron posible crear y
consolidar los estudios de posgrado en la Universidad Nacional de Colombia
desde hace más de treinta años. Una etapa nueva se inicia en los años ochenta
con la creación de estudios doctorales. Un cuerpo profesoral con mayor dedi-
cación al trabajo propiamente universitario (docencia e investigación) era una
condición necesaria pero no suficiente para consolidar la investigación en la
Universidad. Al inicio de los años setenta, cuando ingresaron de manera más o
menos importante los primeros docentes con estudios de maestría y doctorado
y con algún entrenamiento en investigación, se encontraron con una universi-
dad cuya organización institucional no consideraba, en la práctica, la investi-
gación como una de sus funciones. Tanto las prácticas administrativas como
los reglamentos existentes no concedían un espacio propio a la investigación.
Los pioneros en la investigación tuvieron que enfrentar un doble reto. Pri-
mero, uno de carácter epistemológico-metodológico: definir su área de traba-
jo, su objeto de investigación. Por lo regular, el laboratorio, con todo lo que ello
significa114, en el cual habían recibido su entrenamiento, no era posible repli-
carlo en nuestro medio y segundo, debieron asumir, sin experiencia, un nuevo
papel: el de investigador; pasar de asistente de investigación (estudiante de
doctorado) a jefe de investigación, orientador del trabajo del grupo de investiga-
ción y encargado de obtener los recursos necesarios para llevarla a cabo. Todo
esto en un medio francamente hostil, en el cual tanto la dirección de la Universi-
dad como Colciencias y los mismos investigadores, estaban aprendiendo el ofi-
cio de formular, gestionar, evaluar y financiar proyectos de investigación.
En este proceso, una parte de los doctores formados en los años sesenta y
setenta fracasó en definir un objeto de investigación y de asumir sus nuevos ro-
les. En la mayor parte de los casos pasaron a formar parte del grupo de los do-
centes indiferenciados. Por el contrario, un grupo apreciable de los pioneros
logró enfrentar exitosamente estos dos retos, y hoy día son los animadores de
los grupos consolidados de investigación. Muchos de ellos llevan 20 o más
años de trabajo continuo en investigación, han sido creadores de los progra-
mas de posgrado en la Universidad y animadores de los cambios curriculares
en los programas de pregrado. A partir de estos logros, nuevos docentes han
podido construir sus propios espacios de investigación o se han incorporado a
los ya existentes.
La consolidación de los grupos de investigación y la participación de do-
centes en redes internacionales de investigación, que se refleja, entre otros, en
la publicación cada vez mayor de artículos en revistas indexadas de primer ni-
vel y la realización de investigaciones conjuntas con instituciones del exterior,
114 Véase M. Callon (1988). La science et ses réseaux, Paris, Éditions La Découverte/ Conseil de l’Europe / Unesco.
143
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
115 La mayoría de los ganadores del Concurso Mejores Trabajos de Grado continúan sus estudios de posgrado
en universidades del exterior.
116 Sobre este punto volveremos más adelante.
117 Recientemente, el Departamento de Matemáticas vinculó a un grupo de académicos extranjeros de primer ni-
vel a su planta docente, e igualmente lo ha hecho el Departamento de Historia.
144
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
118 Es ampliamente conocido que para el desempeño de estas posiciones cuentan más las disposiciones sociales
(habitus) del individuo y el capital social de que disponga, que la acumulación de capital escolar y simbólico.
119 El libro La Violencia en Colombia fue recibido muy favorablemente en los medios académicos nacionales e inter-
nacionales. Se consideró como un aporte muy valioso para comprender un fenómeno de tanta complejidad. Este
trabajo abrió un camino de investigación en el país, continuado posteriormente por decenas de investigadores.
145
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
146
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
entre los diversos agentes, hace muy difícil, de una parte, la comunicación en-
tre ellos y, de otra, la construcción de una visión compartida sobre los grandes
problemas que afectan la investigación científica, la educación superior o sus
respectivas sociedades.
Tony Becher121, al estudiar el comportamiento de los profesores de un con-
junto de prestigiosas universidades inglesas y estadounidenses de la costa
oeste, encontró fenómenos que muchos de nosotros pensábamos que eran
exclusivos de la universidad colombiana o a lo sumo de la universidad latino-
-americana, como la poca comunicación entre profesores de facultades dife-
rentes –en un mundo donde cada vez más se habla de transdiciplinariedad–,
y los pocos nexos entre profesores de un mismo departamento que trabajan te-
mas diferentes, quienes al mismo tiempo que conocen el trabajo de colegas de
su campo específico en las diferentes partes del mundo e interactúan con ellos
(publicaciones conjuntas, programas de investigación compartidos, participa-
ción en redes de investigación, seminarios, conferencias, etc.), difícilmente co-
nocen el trabajo que adelantan sus colegas de las oficinas vecinas y menos
interactúan con ellos. Igualmente, constata la poca participación en la vida
universitaria de los profesores más destacados, con autoridad y reconocimien-
to científico, en lo que concierne, por ejemplo, a las discusiones en torno a la
gestión de la universidad o del departamento e, incluso, sobre la misma docen-
cia. Sus preocupaciones giran más en torno al desarrollo investigativo de su res-
pectivo campo, hacia la canalización de recursos con ese propósito y a la
creación de redes que les permita interactuar con colegas en los diferentes si-
tios del mundo.
En nuestro medio, a los problemas generales de la comunidad universita-
ria en el mundo, es necesario agregar, de una parte, la imposibilidad de cons-
truir un acuerdo en torno a una jerarquía legítima del campo universitario. La
coexistencia de múltiples jerarquías dentro del campo se refleja en una organi-
zación institucional en permanente tensión con cualquier proyecto académico
que tienda a reforzar las funciones propiamente científicas de la universidad.
La organización institucional es el reflejo de la correlación de fuerzas entre los
agentes, o más exactamente, entre los poderes que ellos detentan a título per-
sonal y, sobre todo, a través de las instituciones de las cuales ellos hacen par-
te; la posición ocupada en esta estructura está en la base de las estrategias
con el propósito de transformarlas o conservarlas modificando o manteniendo
la fuerza relativa de los diferentes poderes o, si uno lo prefiere, los equivalen-
tes establecidos entre las diferentes especies de capital122.
147
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
148
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
125 En las universidades privadas, como ya lo señalamos, el poder está en manos del grupo que representa a los
propietarios (congregación religiosa, fundación, etc.).
126 Así, por ejemplo, el proyecto del Estatuto de Personal Docente estuvo siete años en el Consejo Superior antes
de ser aprobado, considerando que es una modificación relativamente menor del anteriormente vigente.
127 Por lo regular, no asociados ni a prestigio científico ni a reconocimiento académico.
149
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
128 En los últimos años, en la Universidad Nacional de Colombia se ha corregido, en buena medida, esta
distorsión.
129 Como se evidenció en los informes del estudio realizado sobre la modernización administrativa de la Universi-
dad Nacional de Colombia.
130 De hecho la subvaloración se prolonga a una subestimación de los discursos teóricos de la gestión y de las he-
rramientas que le son subyacentes. En consecuencia, todos pueden ser expertos administradores de lo acadé-
mico, puesto que son académicos. En mucho uno podría afirmar que la proliferación de especializaciones y
hasta maestrías en gestión universitaria y en docencia universitaria reflejan esta aproximación. Muchos do-
centes universitarios han realizado esos estudios, más con la finalidad de mejorar sus ingresos, por los puntos
que les son adjudicados, que por la pretensión de aprender verdaderamente los intríngulis del manejo de las
organizaciones universitarias. Ello se comprueba fácilmente con la explosión en la oferta de esos programas
a partir de la expedición del Decreto 1444; antes de su expedición sólo existían 3 ó 4 programas.
150
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
151
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
132 Una experiencia valiosa fueron los programas universitarios de investigación (PUI), que infortunadamente fue
abandonada por presión de los micropoderes en los departamentos (volveremos sobre este punto).
133 El esfuerzo que deben realizar los administradores es enorme para que el sistema funcione.
152
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
134 Acciones que son ampliamente rechazadas por la comunidad universitaria. Por ejemplo, de los resultados de
la encuesta aplicada a los graduandos en el marco del proceso de autoevaluación se concluyó que “los gra-
duandos señalan su inconformidad con algunas formas de manifestación de desacuerdo como son las que se
presentan eventualmente en las entradas de la Universidad interfiriendo parcialmente el orden público, así
como también con aquellas que dañan las paredes de los edificios. Se expresa un total desacuerdo con el he-
cho de que algunos grupos, muchas veces externos a la Universidad, aprovechen el campo universitario para
la venta de sustancias prohibidas”. Dirección Nacional de Programas Curriculares, V. Niño, M. Villate, J. Páez
(2002). Graduandos, una mirada retrospectiva. Serie Autoevaluación de Programas Curriculares, Bogotá, Uni-
versidad Nacional de Colombia.
135 Sindicales, pedagógicas, investigativas, de gestión, estudiantiles, etc.
153
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
Corazón operacional
Compuesto por los docentes encargados de llevar a cabo las labores cen-
trales de la Universidad, como son las labores de formación e investigación. La
Universidad Nacional de Colombia, como en general las universidades de ca-
lidad en cualquier parte del mundo, es un caso típico de burocracia profesio-
nal, en el sentido de Mintzberg, centrada en el corazón operacional.
154
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
155
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
jerarquía hace que las estrategias de carrera sean múltiples, como lo son
igualmente los objetivos perseguidos, no plenamente compatibles entre sí y las
formas de lograrlos y, de otra parte, el poder universitario encuentra enormes
dificultades para establecer mecanismos de motivación e incitación que modi-
fiquen las prácticas de los docentes de acuerdo con las modificaciones de la
política académica142.
En las organizaciones, como en las universidades, centradas en el cora-
zón operacional, su eficiencia reposa en la “interiorización de sus valores y
normas por sus participantes”, en la medida en que existe una multiplicidad de
ellas y que los acuerdos existentes entre los diferentes poderes presentes den-
tro de la universidad sean tan amplios y complejos para lograr incluir intereses
tan variados y diferenciados, que en no pocos casos son antagónicos, la efi-
ciencia de la organización se deteriora143.
Surgen igualmente tensiones en el corazón operacional y las cimas del
poder universitario que afectan igualmente su eficiencia, en la medida en que
bajo esta modalidad organizacional los procedimientos de decisión son des-
centralizados, muy flexibles y utilizan reglas poco formalizadas para llevar a
cabo sus labores esenciales. En la medida en que el profesor es –y debe serlo–
autónomo para planear el desarrollo de sus cursos, determinar el tipo de eva-
luación que realiza, la bibliografía utilizada, el enfoque teórico seleccionado
en el campo de la formación, e igualmente lo es para seleccionar sus objetos
de investigación, sus métodos de trabajo, las formas de publicación de sus re-
sultados, etc., las cimas del poder universitario carecen de la información fun-
damental de lo que acontece realmente en aulas y laboratorios, en el núcleo
central de su razón de ser, en las labores esenciales que lleva a cabo. La auto-
nomía de los profesores frente al poder universitario genera tensiones dado
que estos poderes tratan de “controlar” a los docentes mediante medidas de
carácter administrativo como la asignación de la carga docente, los horarios
de clase o la calificación de los profesores desde una perspectiva exclusiva-
mente administrativa, es el poder de los micropoderes universitarios. En las
universidades privadas –en su mayoría– estos micropoderes tienen la facultad
de asignar la remuneración de los profesores e igualmente tienen el poder dis-
criminatorio de vincular y desvincular a los docentes144.
Las políticas académicas de cambio, como mejoras en la calidad, perti-
nencia, etc., diseñadas tanto por el Estado como por las cimas del poder uni-
versitario, desconociendo las prácticas efectivas de los docentes en el aula de
156
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
Núcleo estratégico
Es el encargado de trazar las orientaciones generales para el desarrollo
de la institución y asignar los recursos necesarios para lograr tales propósi-
tos en el corto y en el largo plazo. En otras palabras, diseñar la estrategia de
desarrollo de la institución en el largo plazo y vigilar su cumplimiento. En la
Universidad Nacional de Colombia, por disposiciones legales (Decreto 1210),
el Consejo Superior es la máxima autoridad; tiene, entre otras atribuciones, el
nombramiento del rector, la aprobación del plan de desarrollo, es decir, darle
la orientación general a la Universidad. Sin embargo, en la práctica, tal cosa
no sucede, en primer lugar, debido al enorme volumen de aspectos rutinarios
que el Consejo debe evacuar en cada sesión y, en segundo lugar, su composi-
ción de carácter corporativo no asegura que la mayoría de sus miembros ten-
gan la formación y los conocimientos necesarios para la formulación de
estrategias de desarrollo de una institución de la complejidad de la Universi-
dad Nacional de Colombia. Su carácter corporativo lo ha tornado en un meca-
nismo de defensa colectivo de las distintas especies de capital existentes
dentro de la Universidad o, en otros términos, en el mantenimiento de los dife-
rentes poderes, lo cual hace el proceso de toma de decisiones extremadamen-
te lento, laborioso y complejo.
157
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
158
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
rutinario de gestión absorbe gran parte del tiempo de los encargados de la di-
rección de la Universidad, razón por la cual –salvo por circunstancias especia-
les– no existe de manera permanente un núcleo estratégico pensando el
desarrollo de la institución. La creación de equipos de dirección de tamaño
subcrítico fue el resultado deliberado de la acción de los micropoderes existen-
tes en su interior, quienes ven en una dirección general débil, absorbida por
las rutinas de gestión, la posibilidad de afianzar sus poderes en cada facultad,
departamento o escuela.
Conjunto intermediario
Es el encargado en las organizaciones de comunicar la información pro-
veniente de las cimas del poder al núcleo operacional y al nivel de apoyo y vi-
ceversa: proporcionar información proveniente de la base a los niveles
superiores de la jerarquía. En organizaciones complejas, disponer de informa-
ción veraz y oportuna se convierte en un factor fundamental para planear su
desarrollo, pero también para llevar a cabo la gestión corriente, para reaccio-
nar de manera inmediata a cambios en el entorno.
Las universidades desde su inicio en el siglo XIII se agruparon alrededor
de las facultades. Los conflictos entre ellas no se hicieron esperar, tanto así que
E. Kant, en el siglo XVIII, tituló uno de sus libros precisamente El conflicto de las
facultades, en el cual se analizan los conflictos que se presentaban en la uni-
versidad alemana, entre lo que él denomina facultades superiores y faculta-
des inferiores; hoy podemos hablar, como lo hace P. Bourdieu, de facultades
dominantes científicamente pero socialmente dominadas, y facultades científi-
camente dominadas pero temporalmente dominantes146. En la universidad me-
dieval predominaba una dirección colegiada y la universidad como tal era un
núcleo de compromisos entre facultades; el poder residía en las facultades, el
rector era un primus inter pares, al igual que el rey en el mundo feudal frente a
la nobleza.
La universidad moderna, cuyo nacimiento puede ubicarse con la funda-
ción de la Universidad de Berlín en 1809 por Humboldt, asume nuevas tareas,
como la investigación, el desarrollo de nuevos campos del saber, los estudios
avanzados (posgrado) y la formación profesional (abogados, médicos, profe-
sores, funcionarios, etc.), que exigen formas organizacionales diferentes a las
de la universidad tradicional. Curiosamente esta universidad asumió una for-
ma organizacional que las grandes empresas capitalistas vinieron a reprodu-
cir décadas más tarde y que los teóricos de la administración vinieron a
analizar y formular tipologías al respecto una centuria después de haber sido
159
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
147 O. Williamson [1975 ], (1991), Mercados y jerarquías, México, Fondo de Cultura Económica, p. 162.
148 P. Bourdieu (1984), p. 21.
160
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
La tecnoestructura
Es la instancia encargada de convertir la estrategia de la organización en
programas de inversión y hacer seguimiento. Sin una estrategia clara y coherente
en la cual se determine el rumbo futuro de la organización, la tecnoestructura difí-
cilmente puede llevar a cabo sus labores.154 En la Universidad Nacional de Co-
lombia sólo hasta hace muy poco la Oficina de Planeación adquiere ese
carácter. El plan trianual de desarrollo (1999-2002), el primero con estas ca-
racterísticas que la Universidad implanta, marca un paso importante en la
consolidación de la planeación como instrumento para diseñar el desarrollo de
la institución. Sin embargo, hacia el futuro se requiere que las grandes orienta-
ciones del Plan de Desarrollo (internacionalización, presencia nacional, etc.) de-
ban ser concretadas en acciones específicas para ser desarrolladas en un tiempo
determinado. Igualmente, es necesaria una activa integración con el área acadé-
mica, que permita determinar en qué áreas del conocimiento se quiere enfatizar,
qué sinergias podrían encontrarse y qué ventajas se tienen para desarrollar de-
terminados programas. En la actualidad no hay planeación académica en senti-
do estricto. La creación de nuevos programas se deja a la libre iniciativa de los
departamentos y facultades, por lo regular por presión de grupos de profesores, y
ya vimos la poca motivación que tienen los cuerpos intermedios en organizacio-
nes como las universidades para acometer estas tareas.
Con una adecuada planeación académica se podría acrecentar –con
los recursos existentes actualmente– de manera apreciable la oferta de pro-
gramas curriculares de pregrado155. La gran oferta de cursos que brinda la
Universidad por semestre, casi 5.000, abre una amplia gama de posibilida-
des para combinar materias de forma tal que conformen programas curricu-
lares diferenciados. Así, por ejemplo, la creación de la carrera de Ingeniería
Mecatrónica (2002) se hizo sin necesidad de ofrecer nuevos cursos, la totali-
dad de las materias que conforman el programa se venían dictando en la
Universidad de tiempo atrás en diferentes programas, tales como Física, Ma-
temáticas e Ingeniería Eléctrica o Electrónica. Al comparar los cursos que
conforman el programa de comunicación en la Universidad de Londres con el
mapa curricular de la Universidad Nacional de Colombia se encuentra que la
gran mayoría de ellos están siendo dictados en la Sede Bogotá, en las facul-
tades de Ciencias Humanas y de Artes y, sin embargo, ha sido imposible
crear un programa de comunicación en la Universidad. Paradójicamente, sí
154 Las agencias multilaterales de crédito (Banco Mundial y BID) impulsaron en los años sesenta la creación de
las oficinas de planeación en las universidades públicas de América Latina, creyendo que con esa medida
transformarían esas instituciones. En todas ellas dichas oficinas se establecieron y, sin embargo, la transfor-
mación esperada no se presentó.
155 E incluso de posgrado.
161
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
hubo acuerdo entre los diferentes poderes para crear un instituto de investi-
gaciones sobre la comunicación (IECO)156.
Personal de apoyo
A medida que aumenta la complejidad de una organización, se requiere
más personal de apoyo que asegure la logística, las rutinas de gestión, la co-
municación entre las instancias, el mantenimiento de los equipos y las instala-
ciones, la documentación requerida y las relaciones con el entorno. Su nombre
de apoyo se refiere a su relación con el núcleo operacional y no a las compe-
tencias requeridas y las habilidades necesarias para desempeñar sus funcio-
nes. Al igual que lo que sucede en el corazón operacional, las habilidades y
competencias requeridas en el grupo de apoyo son ampliamente variadas,
comprendiendo desde los profesionales altamente calificados de las oficinas
de personal o finanzas hasta los empleados con bajos niveles de escolaridad
como los de aseo y transporte, pasando por los técnicos y tecnólogos encarga-
dos del mantenimiento de los equipos.
La universidad moderna, con sus programas de investigación y de exten-
sión (consultorías, asesorías, etc.), la divulgación de los resultados de estas
acciones y la utilización creciente de complejos sistemas de información tanto
en los procesos de formación como en los de investigación, demandan cada
vez más personal de apoyo para poder cumplir sus funciones esenciales: do-
cencia e investigación157. En un laboratorio moderno, aparte de los profesores
investigadores y los estudiantes de posgrado que trabajan como asistentes de
investigación, se requiere el concurso de ingenieros, tecnólogos y técnicos en-
cargados del mantenimiento y puesta en marcha de los equipos y los sistemas
de medida, personal administrativo encargado de la logística del laboratorio
(compras, viajes, suministros, documentación, etc.), personal auxiliar (aseo,
mantenimiento, montaje de instalaciones, etc.)158. Igualmente, la formación de
calidad necesita, aparte de los profesores y los auxiliares de docencia, la exis-
tencia de laboratorios de enseñanza con su personal auxiliar, bibliotecas y sis-
temas de información con su respectivo personal, amén de los encargados de
bienestar de los estudiantes (recreación, deportes, actividades culturales, de
156 Fenómeno similar acontece con ingeniería de alimentos, programa que nunca se ha podido crear y sin embar-
go existen dos institutos (ICTA y Biotecnología) que hacen investigación en el área.
157 Así, por ejemplo, la Universidad de Chicago contaba (en el año 2003) con 12.460 empleados, de los cuales
2.160 eran profesores, para un total de 13.900 estudiantes. La cantidad de personal auxiliar va a depender del
grado de complejidad de la universidad y del tipo de investigación que realice, por lo cual es muy difícil esta-
blecer una relación óptima entre el número de estudiantes, por ejemplo, y el número de personal administrati-
vo, o entre éste y el número de profesores. Las cifras varían ampliamente entre una universidad y otra. Véase
para el caso de la universidad francesa, Nouvel Observateur (2003).
158 En los laboratorios de ciencias sociales, los requerimientos en personal de apoyo son relativamente similares:
ingenieros de sistemas, programadores, estadísticos, expertos en documentación, etc.
162
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
159 En los últimos años, en la Universidad Nacional de Colombia, a nivel central, la participación de los docentes
en cargos administrativos se ha reducido de forma apreciable, lo cual no ha sucedido en lo relativo a sedes o a
facultades. En estas últimas, cargos como secretario de Facultad, encargado de la oficina de notas, publica-
ciones, administrador de laboratorios o talleres, coordinador de eventos, como los cursos de educación conti-
nuada, siguen siendo ocupados por personal docente.
160 Práctica corriente en gran parte de las universidades del mundo.
163
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
La tecnoestructura
Es la instancia encargada de convertir la estrategia de la organización en
programas de inversión y hacer seguimiento. Sin una estrategia clara y coherente
en la cual se determine el rumbo futuro de la organización, la tecnoestructura difí-
cilmente puede llevar a cabo sus labores.154 En la Universidad Nacional de Co-
lombia sólo hasta hace muy poco la Oficina de Planeación adquiere ese
carácter. El plan trianual de desarrollo (1999-2002), el primero con estas ca-
racterísticas que la Universidad implanta, marca un paso importante en la
consolidación de la planeación como instrumento para diseñar el desarrollo de
la institución. Sin embargo, hacia el futuro se requiere que las grandes orienta-
ciones del Plan de Desarrollo (internacionalización, presencia nacional, etc.) de-
ban ser concretadas en acciones específicas para ser desarrolladas en un tiempo
determinado. Igualmente, es necesaria una activa integración con el área acadé-
mica, que permita determinar en qué áreas del conocimiento se quiere enfatizar,
qué sinergias podrían encontrarse y qué ventajas se tienen para desarrollar de-
terminados programas. En la actualidad no hay planeación académica en senti-
do estricto. La creación de nuevos programas se deja a la libre iniciativa de los
departamentos y facultades, por lo regular por presión de grupos de profesores, y
ya vimos la poca motivación que tienen los cuerpos intermedios en organizacio-
nes como las universidades para acometer estas tareas.
Con una adecuada planeación académica se podría acrecentar –con
los recursos existentes actualmente– de manera apreciable la oferta de pro-
gramas curriculares de pregrado155. La gran oferta de cursos que brinda la
Universidad por semestre, casi 5.000, abre una amplia gama de posibilida-
des para combinar materias de forma tal que conformen programas curricu-
lares diferenciados. Así, por ejemplo, la creación de la carrera de Ingeniería
Mecatrónica (2002) se hizo sin necesidad de ofrecer nuevos cursos, la totali-
dad de las materias que conforman el programa se venían dictando en la
Universidad de tiempo atrás en diferentes programas, tales como Física, Ma-
temáticas e Ingeniería Eléctrica o Electrónica. Al comparar los cursos que
conforman el programa de comunicación en la Universidad de Londres con el
mapa curricular de la Universidad Nacional de Colombia se encuentra que la
gran mayoría de ellos están siendo dictados en la Sede Bogotá, en las facul-
tades de Ciencias Humanas y de Artes y, sin embargo, ha sido imposible
crear un programa de comunicación en la Universidad. Paradójicamente, sí
154 Las agencias multilaterales de crédito (Banco Mundial y BID) impulsaron en los años sesenta la creación de
las oficinas de planeación en las universidades públicas de América Latina, creyendo que con esa medida
transformarían esas instituciones. En todas ellas dichas oficinas se establecieron y, sin embargo, la transfor-
mación esperada no se presentó.
155 E incluso de posgrado.
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Parte II La estructura del campo universitario colombiano
hubo acuerdo entre los diferentes poderes para crear un instituto de investi-
gaciones sobre la comunicación (IECO)156.
Personal de apoyo
A medida que aumenta la complejidad de una organización, se requiere
más personal de apoyo que asegure la logística, las rutinas de gestión, la co-
municación entre las instancias, el mantenimiento de los equipos y las instala-
ciones, la documentación requerida y las relaciones con el entorno. Su nombre
de apoyo se refiere a su relación con el núcleo operacional y no a las compe-
tencias requeridas y las habilidades necesarias para desempeñar sus funcio-
nes. Al igual que lo que sucede en el corazón operacional, las habilidades y
competencias requeridas en el grupo de apoyo son ampliamente variadas,
comprendiendo desde los profesionales altamente calificados de las oficinas
de personal o finanzas hasta los empleados con bajos niveles de escolaridad
como los de aseo y transporte, pasando por los técnicos y tecnólogos encarga-
dos del mantenimiento de los equipos.
La universidad moderna, con sus programas de investigación y de exten-
sión (consultorías, asesorías, etc.), la divulgación de los resultados de estas
acciones y la utilización creciente de complejos sistemas de información tanto
en los procesos de formación como en los de investigación, demandan cada
vez más personal de apoyo para poder cumplir sus funciones esenciales: do-
cencia e investigación157. En un laboratorio moderno, aparte de los profesores
investigadores y los estudiantes de posgrado que trabajan como asistentes de
investigación, se requiere el concurso de ingenieros, tecnólogos y técnicos en-
cargados del mantenimiento y puesta en marcha de los equipos y los sistemas
de medida, personal administrativo encargado de la logística del laboratorio
(compras, viajes, suministros, documentación, etc.), personal auxiliar (aseo,
mantenimiento, montaje de instalaciones, etc.)158. Igualmente, la formación de
calidad necesita, aparte de los profesores y los auxiliares de docencia, la exis-
tencia de laboratorios de enseñanza con su personal auxiliar, bibliotecas y sis-
temas de información con su respectivo personal, amén de los encargados de
bienestar de los estudiantes (recreación, deportes, actividades culturales, de
156 Fenómeno similar acontece con ingeniería de alimentos, programa que nunca se ha podido crear y sin embar-
go existen dos institutos (ICTA y Biotecnología) que hacen investigación en el área.
157 Así, por ejemplo, la Universidad de Chicago contaba (en el año 2003) con 12.460 empleados, de los cuales
2.160 eran profesores, para un total de 13.900 estudiantes. La cantidad de personal auxiliar va a depender del
grado de complejidad de la universidad y del tipo de investigación que realice, por lo cual es muy difícil esta-
blecer una relación óptima entre el número de estudiantes, por ejemplo, y el número de personal administrati-
vo, o entre éste y el número de profesores. Las cifras varían ampliamente entre una universidad y otra. Véase
para el caso de la universidad francesa, Nouvel Observateur (2003).
158 En los laboratorios de ciencias sociales, los requerimientos en personal de apoyo son relativamente similares:
ingenieros de sistemas, programadores, estadísticos, expertos en documentación, etc.
165
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
159 En los últimos años, en la Universidad Nacional de Colombia, a nivel central, la participación de los docentes
en cargos administrativos se ha reducido de forma apreciable, lo cual no ha sucedido en lo relativo a sedes o a
facultades. En estas últimas, cargos como secretario de Facultad, encargado de la oficina de notas, publica-
ciones, administrador de laboratorios o talleres, coordinador de eventos, como los cursos de educación conti-
nuada, siguen siendo ocupados por personal docente.
160 Práctica corriente en gran parte de las universidades del mundo.
166
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
que las tareas que deben desempeñar presentan una amplia variabilidad y no
pueden preverse a priori, sino en sus características más generales.
La rutina es el modo operativo en lo cotidiano, y es el fruto, como lo han se-
ñalado Aglietta y Brender (1984), de una estructura construida sobre una dife-
renciación funcional de la organización en departamentos relacionados por
redes de comunicación obligatorias. Todos los procesos de apoyo logístico
(compras, manejo de personal, despachos, ventas, pagos, etc.) están a priori
determinados, y los responsables de la gestión se limitan a seguir de manera
rigurosa los protocolos establecidos, de forma tal que personas sin formación
elevada pero con un buen entrenamiento, puedan tomar decisiones adecua-
das en tiempo oportuno. Por el contrario, las actividades estratégicas que tie-
nen que ver con las decisiones que afectan el desarrollo de la organización en
el largo plazo presentan una amplia variabilidad que no puede ser prevista y
mucho menos encerrada en protocolos rígidos. Los encargados de estas activi-
dades deben contar con una formación adecuada y un buen nivel de entrena-
miento. Son decisiones fruto de un proceso deliberativo, en el cual confluyen
distintas miradas, diferentes puntos de vista.
En la Universidad Nacional de Colombia se han confundido, en la prácti-
ca cotidiana, las rutinas de gestión con las actividades estratégicas. Procesos
simples como la aplicación del reglamento estudiantil, por ejemplo sobre rein-
tegros, materias perdidas, cancelación de materias, inscripciones o matrícu-
las, se han convertido en procesos deliberativos. En lugar de aplicarse el
reglamento, se consideran como casos especiales, no previstos por lo demás
en las normas de la Universidad, todas aquellas que violan las disposiciones
establecidas, lo cual lleva a Consejos de Facultad e incluso al Consejo Supe-
rior a dedicar miles de horas/hombre, de personal altamente calificado, a deli-
berar en torno a las situaciones “especiales”, lo cual genera, de una parte,
incentivos perversos para no cumplir los reglamentos existentes ya que es po-
sible obtener, en la mayoría de los casos, una decisión favorable al que viola la
norma y, de otra se le da a la gestión un cariz casuístico, todo lo contrario a su
carácter de rutina, que impide la toma de decisiones a tiempo, eleva injustifi-
cadamente los costos de transacción de la institución161 y son prácticas profun-
damente inequitativas con aquellos que cumplen los reglamentos (la mayoría
de los estudiantes) o que violándolos no logran asesoría “jurídica” (leguleya)
para obtener una decisión favorable.
Lo que sucede con los estudiantes acontece igualmente con el resto de ac-
tividades que tienen que ver con la gestión cotidiana de los departamentos, fa-
cultades, centros o institutos. La mayor parte del tiempo de los organismos
161 Gran parte del tiempo de los directores de carrera y de los Consejos de Facultad se dedica a tratar de encon-
trar excepciones a los reglamentos de la Universidad.
167
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
168
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
tienden a crear sólidos mecanismos de protección que los blinden contra las
agresiones externas, culturas internas defensivas que al mismo tiempo que las
protegen de los ataques las tornan insensibles a los cambios del entorno. Tal
pareciera ser el caso de la universidad pública en Colombia. Los ataques per-
manentes que ha sufrido a lo largo de las últimas décadas, desde diferentes
instancias de la sociedad y el Estado, han dado lugar a la creación de meca-
nismos defensivos que si bien han sido útiles para su defensa, igualmente la
han aislado de los profundos cambios que está sufriendo el entorno.
En una universidad como la Nacional, el aislamiento es relativo y, en cier-
to sentido, paradójico. A raíz de los procesos investigativos y de formación
avanzada no se puede hablar, en sentido estricto, del alejamiento de la Univer-
sidad de los cambios que sufre el entorno. Ni en el campo científico, ni en el so-
cial, ni en el económico o en el político la Universidad está ausente, en todos
ellos hay trabajo de investigación y de docencia. Existe una relación intensa
con su entorno. La Universidad Nacional de Colombia, sin ninguna duda, es
la institución que está a la vanguardia de la investigación sobre la mayor
parte de los fenómenos que afectan a la sociedad colombiana. Una somera
revisión de la bibliografía publicada por sus profesores, en los últimos tres
años, nos muestra que temas como el narcotráfico, la erradicación de cultivos
ilícitos, el desplazamiento forzado, la reforma política, los derechos humanos,
el desarrollo económico, el desempleo, la desindustralización, el ordenamiento
territorial, las finanzas públicas, la política criminal, entre otros, considerados
como fundamentales para comprender los grandes problemas que afectan a la
sociedad colombiana, han sido objeto, de investigación en la Universidad. Sin
embargo, no podemos olvidar que ciertas prácticas de algunos componentes de
la organización crean en amplios grupos de la sociedad, particularmente en
aquellos no relacionados específicamente con los resultados de las investiga-
ciones que lleva a cabo la Universidad, imágenes de una universidad que no ha
sabido adaptarse al cambio, poco preocupada por el país.
La estructura de valores que conforma la cultura interna de la organiza-
ción se expresa en reglas formales e informales que regulan las prácticas de
sus diferentes miembros. Las reglas formales proceden de la jerarquía, muy a
menudo han sido el resultado de negociaciones con los diferentes componen-
tes de la organización, y están codificadas en acuerdos, reglamentos, normas
de procedimiento, protocolos, convenciones colectivas, etc., mientras las re-
glas informales proceden de la base, están profundamente interiorizadas en
sus miembros, se comunican informalmente entre sus componentes y generan
un cierto código para su cumplimiento. Las dificultades surgen cuando las re-
glas informales entran en conflicto con las reglas formales. Los procedimientos
establecidos por la dirección, codificados en normas y protocolos, son recha-
zados y desconocidos, de hecho, por las rutinas y las prácticas –reglas
169
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
R2 Reglas
Reglas R1
informales
formales
170
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
174
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
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Parte II La estructura del campo universitario colombiano
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
178
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
180
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
determinados campos del saber, etc., como externas, tales como necesida-
des de la sociedad en determinados tipos de formaciones, entre otras. Son
dinámicas que no pueden ser subordinadas a lograr la consecución de de-
terminados indicadores financieros. El hecho de que múltiples programas
de formación, tanto de pregrado como de posgrado, se repitan entre las di-
ferentes sedes, implica, por supuesto, involucrar mayores recursos (docen-
tes, laboratorios, bibliotecas, etc.) y, por ende, mayores costos reales por
estudiante. En el caso de que estos programas se ofrecieran en una única
sede, se aprovecharían las economías de escala y de aglomeración, y los
mayores costos serían para estudiantes y padres de familia que tendrían
que sufragar el desplazamiento hacia el sitio en el cual el programa se ofre-
ciera. La decisión que tomaron, en su momento, las altas instancias del
Estado para que la Universidad Nacional de Colombia tuviera varias sedes
fue motivada por consideraciones estratégicas: desarrollo regional, cons-
trucción de país, equidad, integración nacional.
Mientras que para un análisis sustentado en la estática comparativa los
resultados en términos de “costo por estudiante” muestran bajos niveles de efi-
ciencia, un análisis dinámico, centrado en los componentes estratégicos, pre-
senta, por el contrario, resultados muy favorables. De una parte, la institución
se ha desarrollado, ofrece una mayor variedad de programas de formación,
cuenta con un mayor número de programas de investigación científica, más
grupos consolidados de investigación y genera –fundamentalmente a través
de proyectos de consultoría– recursos propios en una cantidad cercana al 30%
de sus gastos totales175. De otra parte, los subgrupos que la conforman están
satisfechos, como lo comprueban las encuestas de egresados, la opinión de
los estudiantes sobre la calidad de los cursos que reciben, la opinión de los
empleadores y la opinión de los docentes que señalan –en los procesos de au-
toevaluación– su satisfacción de pertenecer a la institución, en la cual pueden
adelantar su trabajo docente e investigativo sin interferencias de las autorida-
des universitarias. Situación que ha llevado, igualmente, a que docentes de
universidades privadas, con acumulaciones elevadas de capital simbólico, se
presenten a las convocatorias efectuadas por la Universidad Nacional de Co-
lombia para seleccionar los nuevos docentes.
En el trabajo de Silva et al., la utilización inadecuada o incompleta de in-
dicadores es recurrente. Así, por ejemplo, cuando analizan los gastos de las
universidades de orden nacional (pp. 21-24) y señalan que los gastos de fun-
cionamiento representaron el 83,4% y los de inversión el 16,6% en el año 2001 y
que los “gastos de personal se incrementaron apreciablemente hasta alcanzar
175 Entre mayores sean los recursos provenientes de los proyectos de consultoría, mayor es el gasto por estudian-
te, hecho no percibido por los consultores del estudio al que hacemos referencia.
181
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
el 55,8% de los gastos totales”, no sabemos si esas cifras son bajas o elevadas
con respecto a lo que acontece en otras universidades del mundo. Al comparar
las cifras anteriores con las consignadas en el libro de Joseph Bricall, Universi-
dad 2 Mil, encontramos que tienen la misma magnitud que las observadas en
los sistemas universitarios de países de la OCDE: los gastos de funciona-
miento representaron el 88% de los gastos totales, la inversión 12% y los gas-
tos de personal el 61%176. Igual acontece con la relación estudiante por profe-
sor; mientras en la Universidad de Antioquia se tiene una relación de 18 y en
la Nacional de 14, el promedio de los sistemas universitarios de la OCDE es
de 16 alumnos por profesor, con variaciones que van de 12 en Alemania a 17
en Francia y el Reino Unido. La carga real del docente, medida por el número
de cursos distintos bajo responsabilidad de un profesor, es mucho mayor en
Colombia que en los países de la OCDE en razón, de una parte, a que en la
universidad colombiana la admisión de estudiantes es semestral y, en con-
secuencia, en cada semestre se dan prácticamente la totalidad de materias
que ofrece la universidad, lo cual no acontece en los países de la OCDE en
donde la admisión es anual y, por ende, en cada semestre se dictan aproxi-
madamente la mitad de los cursos ofrecidos por la universidad respectiva y,
de otra, los estudiantes doctorales llevan a cabo una parte apreciable de la
docencia de pregrado. Esta mejor utilización del presupuesto tiempo de los do-
centes explica, en parte, la mayor dedicación a la investigación que presentan
los profesores de los países de la OCDE con respecto a la que presentan los co-
legas colombianos.
176 J. Bricall (2000). Universidad 2 Mil, Madrid, Comisión de Rectores de las Universidades Españolas, cuadro 19,
p. 45.
182
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
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Parte II La estructura del campo universitario colombiano
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186
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
178 Los proyectos de equipos robustos en proceso de montaje en las sedes de Bogotá, Medellín y Manizales tien-
den a solucionar estos problemas.
187
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
188
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
189
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
tiene certeza de la reacción posible que una decisión dada pueda desencade-
nar en alguno o algunos de los actores que conforman la institución. Tal incer-
tidumbre paraliza muy a menudo la toma de decisiones179. Hace casi una
década se discutió durante más de tres años, en todas las instancias de la Uni-
versidad, qué hacer con los vendedores ambulantes que habían literalmente
invadido el campus; el temor por la reacción de los vendedores y los estudian-
tes paralizó durante largo tiempo cualquier decisión al respecto. El día en que,
por fin, se decidió prohibir las ventas ambulantes no hubo ninguna reacción, la
medida fue acatada y, por el contrario, los estudiantes, por diversos medios,
expresaron su satisfacción con la medida tomada. Más recientemente, cuando
se planteó en el Consejo Académico iniciar el proceso de autoevaluación con
miras a la acreditación, algunos miembros –destacados representantes del
poder universitario– expresaron sus dudas sobre el proceso en razón al posible
rechazo que tal medida pudiera desencadenar entre el cuerpo profesoral y en-
tre los estudiantes. Iniciado el proceso de autoevaluación se evidenció que ni
profesores ni estudiantes se oponían a él y, por el contrario, colaboraron de
manera decisiva para llevarlo a cabo.
La carencia de información sobre los aspectos vitales del quehacer uni-
versitario hace que muchas de las decisiones se tomen sin información sufi-
ciente, sin mayores elementos de juicio o, por el contrario, se tiende a paralizar
la toma de ellas ante la incertidumbre que reina acerca de la posible reacción
de los diferentes actores que componen la organización. Los poderes universi-
tarios tienden, a menudo, a tomar la opinión de grupos organizados de estu-
diantes, sin mayor incidencia dentro del conjunto de los alumnos, como la
expresión de la gran mayoría de ellos e, igualmente, a confundir el poder sindi-
cal de los profesores con la opinión del cuerpo académico.
Procedimientos de incitación
En toda organización existe información que es relevante para su buena
marcha que, sin embargo, no está fácilmente disponible en el momento de la
toma de decisiones. En el campo universitario una buena parte de la informa-
ción requerida tiene precisamente estas características. El mundo del salón de
179 Con todo y las falencias que hemos señalado, la Universidad Nacional de Colombia está a la vanguardia en
la construcción de un sistema de información. Las universidades privadas y las públicas en general, no han
desarrollado instrumentos de análisis para conocer lo que sucede en los salones de clase, para aprehender
cómo son las prácticas pedagógicas. Las instituciones privadas se han centrado fundamentalmente en los as-
pectos financieros, dado que la creación y el mantenimiento de los programas depende de su sostenibilidad
financiera en el largo plazo. Sin embargo, no han construido un sistema de indicadores de gestión. En gene-
ral, las instituciones, independientemente de si son públicas o privadas, conocen muy poco acerca del mundo
de los estudiantes y del mundo de los profesores. Las instituciones de educación superior, paradójicamente,
desconocen los principales actores que las componen.
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Parte II La estructura del campo universitario colombiano
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
186 O. Hart (1983). “Optimal labour contracts under asymmetric information: an introduction”. En: Review of Eco-
nomic studies, 50, enero, pp. 3-36. O. E. Willamson (1985). Las instituciones del capitalismo, México, FCE, 1999.
187 Véase Luc Rouban (1988). L’État et la science. La politique publique de la science et la technologie, Paris, Ed.
del CNRS.
194
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
conducen al ostracismo por parte de sus pares de todos los miembros de la fa-
cultad que presentan rendimientos inferiores a los existentes en el departa-
mento o instituto. Lo que sí genera riesgos morales importantes es una
estabilidad laboral a toda prueba sin ningún contrapeso, como la salida de la
institución cuando no se logra ascender o la existencia de culturas internas
muy fuertes que obligan moralmente al retiro de los docentes que, a juicio de
sus pares, presentan bajo rendimiento.
El establecimiento de procedimientos de evaluación, como los existentes
en el CNRS, en los cuales se combine la opinión de los pares con la mirada de
la jerarquía, sería un paso muy importante en la Universidad Nacional de Co-
lombia. Este tipo de evaluación daría señales inequívocas a la comunidad
académica de la alta valoración que otorga la institución a la excelencia aca-
démica, disminuiría el riesgo moral y proporcionaría seguridad a la comuni-
dad sobre la utilización adecuada de los recursos públicos188.
195
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
Desarrollo universitario
La Universidad: entre la autonomía y la heteronomía
La misión de la Universidad es doble: enseñar e investigar, ampliar las
fronteras del conocimiento. A las universidades con vocación investigativa
acuden dos tipos de estudiantes: unos van a prepararse en la adquisición de ha-
bilidades y conocimientos que los habiliten para desempeñarse profesional-
mente en el mundo de la vida, mientras otros, la minoría, van con el propósito de
convertirse en científicos y en eruditos. Esta doble demanda de formaciones exi-
ge a las instituciones de educación superior “una gran variedad de componen-
tes y de formas organizativas”189. Las prácticas académicas y pedagógicas
que sirven para formar los primeros son diferentes a las requeridas para for-
mar los segundos. Muy a menudo las organizaciones de educación superior no
se percatan de estas diferencias y pretenden englobarlas en el marco de una
“autogestión corporativa que recrea las gildas medievales”.
Esta doble exigencia en torno a las formaciones ofrecidas plantea una se-
rie de interrogantes acerca de la pertinencia del trabajo académico de las uni-
versidades. Formaciones pertinentes para el primer conjunto de alumnos, lo
dejan de ser para el segundo. La universidad debe, en consecuencia, diversifi-
car su organización, sus niveles de formación (pregrado, posgrado, etc.), su
equipamiento, su biblioteca, la formación de los docentes (capital simbólico),
para responder a la demanda diferenciada de sus estudiantes.
La dinámica de desarrollo de la universidad –en el mundo– está determi-
nada, de una parte, por una lógica de crecimiento interna y, de otra, por las de-
mandas de su entorno en materia de formación profesional, investigación
aplicada y expertise sobre una amplia variedad de temas. La fortaleza de los
lazos que la ligan con la sociedad es la que le facilita a la universidad –como
bien lo ha señalado Ben-David– constituir un sistema importante y poderoso
que le permite salvaguardar sus propias ideas, conservar su esencia: la
196
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
190 Cuando la universidad no logra articularse a la sociedad de su tiempo, tiende a la fragilidad, a la desapari-
ción. Attali señala cómo en Francia el Rey Francisco I crea, en 1531, el Colegio de Francia para formar los res-
ponsables de la construcción del Estado que la universidad no formaba por estar sumida en controversias de
carácter teológico o más tarde, en tiempos de la Revolución Francesa, la creación de Les Grands Écoles y las
Academias de Ciencias ante una universidad marginalizada e incapaz de responder a las demandas de la
sociedad. En igual sentido, M. Serres señala, en el libro Historia de las ciencias, la situación de la universidad
italiana, al inicio del Renacimiento, enfrascada en disputas teológicas mientras los hijos de los comerciantes y
banqueros se formaban en aritmética, el cálculo mercantil y la contabilidad (ciencia nueva) por fuera de la
universidad.
191 J. Ben-David (1997), p. 155.
197
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
192 De ahí la importancia de la autonomía y la libertad de cátedra que proteja a la Universidad del poder tempo-
ral como la protegió en sus inicios del poder de la Iglesia.
193 Este proceso dialéctico que marca el desarrollo de la Universidad no es aprehensible a partir de la noción
poco precisa de pertinencia.
194 Llámese curso, taller, laboratorio, seminario o clínica.
198
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
195 Así, por ejemplo, en lugar de existir un curso de matemáticas I para toda la Universidad, como existe en las
principales universidades del mundo, ese curso hoy se ofrece para cada programa y, en consecuencia, hay
matemáticas I para Economía, matemáticas I para cada uno de los programas curriculares de Ingeniería, ma-
temáticas I en Agronomía, etc. La Universidad entre los años sesenta y mediados de los setenta ofrecía cursos
generales de matemáticas que los tomaban los estudiantes de todos los programas.
196 Aunque el tema se ha discutido en los últimos años, las construcciones más recientes de la Universidad Nacio-
nal de Colombia continúan siendo pensadas y hechas para cursos de tamaño reducido.
199
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
197 Incluso, en no pocas ocasiones, en las universidades de primer nivel a los estudiantes de doctorado se les obli-
ga a tomar cursos de pregrado en áreas que, a juicio de su tutor, requieren para el desarrollo de su tesis.
198 J. Ben-David (1997), p. 134.
199 En el Informe Boyer se entiende por universidad de investigación una institución de educación superior en
donde: i) se ofrece un amplio conjunto de programas de pregrado y posgrado, incluyendo un número significa-
tivo de programas doctorales; ii) los estudiantes de pregrado reciben una educación de calidad; iii) los resul-
tados de los procesos investigativos se ven reflejados en la enseñanza tanto de pregrado como de posgrado;
iv) los estudiantes de los últimos años de pregrado se ven involucrados, directa e indirectamente, en los proce-
sos investigativos, bien sea como participantes de seminarios donde se presentan adelantos de investigacio-
nes o como auxiliares en los grupos de investigación; y v) la investigación es un vector central de la actividad
que lleva a cabo la universidad (Boyer, 2000). La Universidad Nacional reúne parte apreciable de las carácte-
rísticas anteriormente señaladas. Requiere, sin embargo, ampliar el número de estudiantes de doctorado y re-
mover los obstáculos que limitan el trabajo investigativo para convertirse en una universidad de investigación.
Al respecto, véase la segunda parte de este texto.
200
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
instituciones está conformada por los Community College, los Junior College y
los College, dedicados a la formación de estudiantes de pregrado –normal-
mente Bachillerato + 2 y Bachillerato + 3– sin mayor preocupación por las acti-
vidades investigativas.
Incluso, en las denominadas universidades de investigación no todos los
docentes desarrollan trabajos de investigación en sentido estricto. Muchas de
las publicaciones que llevan a cabo sus docentes no son resultado de la crea-
ción de nuevos conocimientos sino la exposición, a públicos más amplios, de
los conocimientos existentes. Tal es el caso de los ensayos, la reedición de li-
bros y artículos, la redacción de manuales y libros de texto. Trabajos significa-
tivos y necesarios en el mundo universitario, pero que no pueden ser
considerados como el resultado de programas de investigación científica.
200 Estas reflexiones han surgido de las discusiones del grupo de trabajo, y algunas de ellas también se encuen-
tran en el capítulo 2 de la tesis titulada “El financiamiento de la educación superior: una aproximación compa-
rada al caso colombiano”, presentada por Mónica Oviedo para optar al título de Magíster en Ciencias
Económicas en la Universidad Nacional de Colombia.
201
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
202
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
204 G. Psacharopolulos, Jee-Peng Tan, E. Jiménez (1986). El financiamiento de la educación en los países en desa-
rrollo. Banco Mundial. Washington, D.C.
203
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
204
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
207 Las cifras exactas pueden encontrarse en el documento citado, recuadro 3 y cuadros 4 y 5.
208 G. Psacharopolulos, Jee-Peng Tan, E. Jiménez (1986), p. 19.
205
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
dispuesta a hacerlo debido a lo atractiva que resultaba la inversión por sus al-
tas tasas de rentabilidad privadas. No obstante, no parecían tener en cuenta
que esa “disponibilidad a pagar” en muchos países y para la mayoría de la
población pobre, no significa poder efectivo para hacerlo, dadas las restriccio-
nes presupuestarias que deben enfrentar las familias y el costo de oportunidad
que ingresar a niveles de educación superiores puede significar en términos
de ingresos laborales inmediatos.
Como consecuencia de las políticas sugeridas, por un lado, durante más
de dos décadas se ignoró la importante contribución que la educación supe-
rior podía hacer para superar las condiciones de subdesarrollo que sufrían
–y aún hoy sufren– los países a los que se dirigieron esas políticas, por lo que
los gobiernos redujeron su gasto en ese sector socavando aún más sus posi-
bilidades de desarrollo. Por otro lado, dada la cobertura casi universal que se
logró en los niveles primario y secundario, en los últimos años se incrementó
considerable el número de estudiantes que aspiran a continuar su formación
en instituciones de educación superior en dichos países. Así, mientras en los
años ochenta la matrícula creció 6,6% promedio anual, el gasto público dis-
minuyó a una tasa promedio anual de –9,1%209. Sólo recientemente el Banco
ha reconocido que cada vez es más importante la educación superior, y que
está cada vez más asociada a mejores habilidades, a mayor productividad y
a una creciente capacidad humana para mejorar la calidad de vida. Cuando
en un documento reciente210 se señala que el “estrecho –y equivocado– análi-
sis económico ha contribuido a la visión de que la inversión pública en educa-
ción superior trae menores retornos comparados con la inversión en las
escuelas primarias y secundarias y que la educación superior magnifica la
desigualdad del ingreso”, olvida que fue precisamente el Banco Mundial el
causante de este menosprecio.
209 Véase Banco Mundial (1995). La enseñanza de la educación superior: las lecciones derivadas de la experien-
cia, Washington, D. C.
210 Que se analizará a continuación.
211 Aunque el término no es muy preciso, hace referencia a una gran diversidad de países, principalmente de
Asia, África, Latinoamérica y los países de la ex Unión Soviética, que concentran más del 80% de la población
mundial y que son definidos por el Banco como países en vía de desarrollo con base en su ingreso per cápita.
206
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
207
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
215 Realmente la presión sobre los gobiernos la hace el Banco Mundial. Por lo demás, el bloqueo de fondos para
la Unesco –auspiciado por Estados Unidos y por el Reino Unido, lleva a que en muchos campos –como la edu-
cación superior– la Unesco supedite sus políticas a las preconizadas por el Banco Mundial.
216 J. Brunner (2000). Véase también Kent Rollin (1996). “The World Bank and Unesco on Higher Education”. En:
International Higher Education, No. 4, Spring.
217 Sobre la última volveremos posteriormente.
208
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
Mientras que para los estudiantes, uno de los factores más importantes
para tener la certeza de que reciben educación de calidad es la capacidad
de que la enseñanza recibida los dote para desplegar todas sus potenciali-
dades para desarrollarse como personas. La calidad es un concepto polisé-
mico que no puede reducirse a una sola mirada y mucho menos a una
reducida y simple batería de indicadores que no logra dar cuenta de la com-
plejidad de funciones, actores y objetivos que coexisten en las instituciones
de educación superior, especialmente en las universidades, y que no son
siempre coincidentes.
Por otro lado, la afirmación del Informe Bricall acerca de “la estandari-
zación de los servicios como única forma de asegurar la calidad”218 no es
exactamente cierta. Como ya lo mencionamos, hay servicios en los cuales los
coeficientes técnicos de producción son variables, de forma tal que el servicio
de calidad se puede prestar de diferentes formas; por el contrario, en otros
casos los coeficientes son fijos y, en consecuencia, sólo hay una forma para
prestar con calidad el servicio. Así, por ejemplo, el mantenimiento del motor
de un jet sólo puede hacerse de una forma –con determinadas herramientas,
siguiendo una cierta secuencia, con procedimientos estandarizados y un ni-
vel de calificación dado y certificado por organismos especializados que a su
turno son homologados por el organismo internacional que rige a nivel mun-
dial la aviación civil (OACI)–; por el contrario, la formación de un abogado o
un medico, en el mundo de las profesiones, o un físico o un matemático en el
mundo de las disciplinas, puede realizarse de variadas formas. En las profe-
siones, por ejemplo en la medicina, las condiciones locales –tasas de morbili-
dad y mortalidad diferentes, acceso diferencial a servicios básicos y
trayectorias jurídicas, formas organizativas diferentes del Estado– desempe-
ñan un papel fundamental en el diseño curricular, en el tipo de prácticas y
métodos de enseñanza utilizados. En el caso de las disciplinas, el entorno lo-
cal representa un papel menos determinante puesto que priman más las exi-
gencias de la academia internacional, pero, en todos los casos, estamos lejos
de un currículo único, de una forma única de organizar la sociedad.
b) Ampliar la cobertura y mejorar la equidad. El discurso sobre educación
superior entra en contradicción con las políticas económicas salidas de los
programas de ajuste estructural impulsadas por el FMI y por el mismo Banco
Mundial e impuestas a muchos de los países de la región. El recorte del gasto
público (que no incluye ni los gastos en servicio de la deuda ni los gastos en se-
guridad) necesariamente toca los gastos en educación, particularmente los de
educación superior, como se ha podido evidenciar en la evolución del gasto
209
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
219 Cepal (2001). Una década de luces y de sombras. América Latina en los años noventa. Cepal /Alfaomega, Bo-
gotá, y Cepal (2001), Equidad, desarrollo y ciudadanía. Agenda social. Cepal /Alfaomega, Bogotá.
220 Es necesario distinguir entre ampliación de la brecha entre remuneraciones de personas con 16 o más años de
educación primaria incompleta y los salarios profesionales de los nuevos egresados y su posibilidad de obte-
ner un empleo en su área de estudios.
221 Hoy día, por ejemplo, la rentabilidad privada de los estudios de medicina para las cohortes que están egre-
sando tiende a ser inferior a la de las cohortes anteriores.
222 “Cuando un verdadero mercado de trabajo se desarrolla, la deuda pública toma así la forma universal de la se-
guridad social y de un derecho público a la formación para todos. La carga de esta deuda está constituida por el
conjunto de gastos que permiten, conjuntamente con los gastos privados, el mantenimiento y mejoramiento del
capital de vida de la población y, por ende, de su capacidad de trabajo y de valor de mercado de la fuerza de
trabajo... puede igualmente, si su valor es reconocido sobre el mercado de trabajo, ser un elemento constitutivo
del valor de la fuerza de trabajo... En retorno, esta validación por el mercado de los gastos públicos es la fuente
de una dinámica de crecimiento endógena del Estado de bienestar puesto que entonces éste se auto-financia:
su reproducción ampliada está asegurada por el crecimiento de los ingresos públicos que engendra en sí mis-
mo por sus efectos en la producción y la masa salarial. Este es el círculo virtuoso que explica que un crecimiento
económico fuerte hubiera podido ir de la mano con un nivel elevado de gastos públicos y de punción fiscal en el
período fordista”. B. Théret (1992). Régimes Économiques de L’Ordre Politique, Paris, PUF, p. 195.
210
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
211
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
212
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
213
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
calcula que la matrícula total de la educación superior valía al inicio del año
2002 casi 300.000 millones de dólares224, “mercado”, en su mayoría, en poder de
los diferentes estados. La privatización y la desregulación del campo de la
educación superior –movilidad de capitales internacionales225 y eliminación
de barreras al establecimiento de empresas de educación superior– están
como prioridades en la agenda de la OMC. No son extrañas, en consecuencia,
las propuestas del Banco Mundial en este sentido226.
Sin embargo, las propuestas del Banco –en sus diversos documentos– de
elevar el gasto público en educación superior, deben ser retomadas pues con
ellas queda de facto la intención del Banco Mundial de movilizar diversos secto-
res de la opinión pública política y económica en torno a la necesidad que tiene el
país –si quiere ser viable en el futuro– de desarrollar su educación superior y un
sistema vigoroso de investigación. Se debe insistir, igualmente, en el ejemplo que
dan al respecto los países desarrollados en donde el gasto público es mayor en
educación superior.
f) “Buscar nuevas formas de financiamiento de la educación superior, in-
cluyendo la recuperación de costos de parte de los usuarios”. Estamos de
acuerdo en que se requiere una financiación de largo plazo estable y adecua-
da, pues la inseguridad en la financiación entorpece la habilidad y los incenti-
vos para llevar a cabo procesos educativos e investigativos de calidad. En
efecto, cualquier intento por mejorar la calidad implica mayores requerimien-
tos de financiación, y en ello los gobiernos desempeñan un papel crucial en
proveer estabilidad, financiando la educación superior como un sector esen-
cial para el desarrollo.
En esa vía, el Banco Mundial propone un sistema mixto de financiamien-
to. La provisión privada se combinaría con la financiación pública principal-
mente a través de un sistema de bonos en el que se otorgan créditos a los
estudiantes, quienes se suponen libres para matricularse en la institución que
elijan, pública o privada. Se espera que este esquema provea incentivos para
brindar educación de calidad a un costo “razonable”. Además, se postula que
lo atractivo del financiamiento privado es que reduce la carga de los gobiernos
y asegura que el costo sea sufragado por los más directos beneficiados. Este
modelo de fondeo mixto pretende maximizar los requerimientos del sector pri-
vado, de las instituciones filantrópicas, de los padres y de los estudiantes.
224 Para efectos de comparación, vale decir que el PIB de Colombia es de aproximadamente 80.000 millones de
dólares. Otros autores manejan otras cifras: por ejemplo, Harry Patrinos habla de un mercado mundial de dos
billones de dólares. Patrinos y Banco Mundial (1999). “Market forces in education”. En: Education: the point of
view of the economists, Donostia-San Sebastián, España. www.ifc.org/edinvest/Market_HP.doc.
225 En Colombia la legislación actual no permite el establecimiento de instituciones extranjeras.
226 Véase al respecto J. Boltvinik (2002). El financiamiento de la educación superior y la UNAM, www.memo-
ria.com.mx/137/Boltvinik/.
214
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
Gasto en educación superior por estudiante como % del PIB per cápita
Fuente: Higher Education in Developing Countries. Peril and Promise. The International Bank for Reconstruction
and Development, The World Bank, 2000, pp. 116-119.
215
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
227 En promedio, menos de una cuarta parte de los ingresos de las universidades privadas norteamericanas pro-
viene de las matrículas. En su inmensa mayoría, los estudiantes del doctorado no pagan, de hecho, ningún
arancel; por el contrario, reciben pagos de la universidad.
228 B. Coriat (1990).
229 Incluso en el campo de la agricultura, los trabajos son fundamentalmente en el campo de los agroquímicos y
maquinaria agrícola.
216
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
230 Véase Marianne Guille (1998). “Marché du crédit à l’éducation. Un rôle pour l’état”. En : Revue Économique, 49,
6, noviembre.
231 El gobierno colombiano –administración Pastrana– pretendía, en los esbozos del Plan de Desarrollo, cobrar
como matrícula el gasto total de una institución dividido por el número de estudiantes.
232 En muchos campos, por ejemplo ciencias y economía, prácticamente el mercado laboral exige como requisito
de entrada estudios de posgrado.
217
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
218
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
234 En cierto sentido en educación se presenta una suerte de Ley de Gresham, donde las instituciones de baja ca-
lidad –con bajo costo– desplazan a las de mejor calidad con mayores costos, en el sentido que el grueso de los
estudiantes se matricula en “universidades de garaje”. La acreditación social es más fuerte que la acredita-
ción otorgada por el Consejo Nacional de Acreditación, y se basa en criterios totalmente subjetivos, donde los
criterios académicos no desempeñan ningún papel. La existencia de la Ley de Gresham es clara para las uni-
versidades de élite que cada vez son más conscientes de que mantener la calidad académica les exige recur-
sos adicionales que no pueden obtener recurriendo a la elevación de las matrículas. De ahí sus demandas
para que el Estado financie a las universidades privadas que tengan programas acreditados y de esta mane-
ra completar los recursos provenientes de las matrículas. En contrapartida, las universidades públicas ten-
drían que elevar sus matrículas a niveles de las universidades privadas para poder funcionar.
219
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
Regulación
B C
Estado Mercado
A D
Autonomía
220
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
236 Ibid.
237 Bachillerato + 10 o formación doctoral.
238 Lo que está pasando en América Latina en las últimas dos décadas viene pasando en Colombia a lo largo del
último medio siglo como consecuencia de las políticas de laissez-faire llevadas a cabo por el gobierno colom-
biano. El modelo colombiano, que fue en últimas lo que impulsó el Banco Mundial en toda América Latina, no
podía dar sino los mismos frutos que el modelo original: heterogeneidad, incoherencia, baja calidad y
exclusión.
221
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
apropiarse de los mecanismos que les permita construir las mediaciones que
los conduzca a formaciones de calidad239.
Por tanto,
...resulta iluso pensar que el mercado –y no sólo por las limitadas condiciones en
que opera la educación superior latinoamericana– podría por sí solo mejorar
drásticamente el rendimiento de las instituciones públicas, sin que éstas hubie-
ran de abandonar un modelo de organización y gobierno que permaneciera an-
clado en las antiguas formas burocráticas. Tampoco el mercado asegura
automáticamente una mayor pertinencia de las funciones de conocimiento, cuya
complejidad y múltiples mediaciones las vuelven refractarias al simple juego de
la demanda y la oferta240.
Conclusión que compartimos plenamente. Lo sorprendente es esta con-
clusión de alguien que en diversos escritos –incluso en gran parte de este tex-
to– ha defendido los mecanismos de mercado y el papel preponderante de las
instituciones privadas, que se rigen por las lógicas del beneficio, para cimen-
tar la educación superior en América Latina. En el fondo y sin saberlo, han des-
cubierto que la Ley de Gresham rige la educación superior como antaño la
moneda.
También afirma Brunner que:
...el mercado de la educación superior privada presenta fallas y limitaciones
de información, la mano invisible no garantiza automáticamente ni la solidez
ni la calidad de las instituciones, los usuarios deben ser protegidos como los
demás consumidores, la educación superior constituye un bien público cuya
producción privada debe ser sujeta a reglas que aseguren su calidad, las insti-
tuciones privadas carecen de incentivos para operar como organismos sin fi-
nes de lucro y pueden fácilmente desviar ingresos hacia operaciones
lucrativas (por ejemplo, mediante sociedades de inversión y sociedades inmo-
biliarias), etc.241.
A la sociedad y a los usuarios se les debe asegurar la calidad de un ser-
vicio público. No obstante, la educación superior no es exactamente un bien
239 Para impulsar los mecanismos de acreditación se ha hipostasiado el papel de la información en poder del es-
tudiante. Cualquiera que sea la información que se brinde al estudiante y a su familia está en incapacidad de
utilizarla, de comprenderla plenamente. Sólo los actores desde el campo pueden valorarla adecuadamente,
son los únicos que poseen las competencias y las disposiciones (habitus) que les permite validar en sentido
estricto la información presentada. Una lista –por ejemplo- del profesorado con sus títulos académicos y los
artículos publicados no le dice absolutamente nada a alguien ajeno al campo. Mucho menos se le puede in-
formar sobre su trayectoria personal en el futuro, cuando, en buena medida el éxito de la trayectoria profesio-
nal depende en gran parte del capital cultural heredado, de habitus adquiridos en su entorno familiar, del
capital social –en buena medida heredado– de que disponga redes de amistad, etc., y no exclusivamente de
sus éxitos escolares en su etapa de formación. Incluso, por fuera del mundo universitario se confunde acredi-
tación con licencia de funcionamiento, de forma tal que para una gran mayoría de estudiantes y de padres de
familia un programa acreditado es un programa que cuenta con licencia de funcionamiento.
240 J. Brunner (2000), p. 56.
241 Ibid., p. 49.
222
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
242 No caracterizado precisamente por las características de no rivalidad y no exclusión que tradicionalmente de-
finen un bien público. Como lo afirma Théret, la característica pública de un bien no es propiedad intrínseca
del mismo, sino que es producto de una reflexión colectiva en la que se definen los bienes que se consideran
públicos, aunque su carácter no implica que no puedan ser provistos por entes privados. De allí que la natura-
leza pública de un bien es definida en el orden político. Véase B. Théret (1992), p. 272.
223
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
243 C. Miñana y J. Rodríguez (2003). “La educación en el contexto neoliberal”. En: Restrepo D. (editor), La falacia
neoliberal. Críticas y alternativas, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, pp. 296-297.
224
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
aquellos que tengan los mayores recursos. Como ya se señaló, es necesario re-
forzar los mecanismos de regulación para impedir, so pretexto de que sus for-
maciones están respondiendo a los requerimientos del mercado, la
proliferación de programas e instituciones de baja calidad que, de una parte,
engañan a sus estudiantes y, de otra, profundizan la exclusión y son generado-
ras de nuevas tensiones244.
244 El análisis que se hizo para Derecho puede generalizarse al conjunto de formación universitaria.
225
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
226
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
246 G. Tiramonti (2001). “El Banco Mundial y la agenda educativa”. En: Cuadernos de pedagogía, 308, pp. 57-60,
citado por Miñana y Rodríguez (2003), p. 301.
227
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
228
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
229
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
230
Parte II La estructura del campo universitario colombiano
250 D. Weatherall (2000). “Academy and Industry: Increasingly uneasy bedfellows”. En: The Lancet, Vol. 355, May
6, p. 1574.
251 C. Miñana y J. Rodríguez (2003), p. 295.
252 Banco Mundial (2001), p. 53.
231
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
232
PARTE III
Políticas sugeridas en materia de educación superior
Nuevas formas de organización de la educación superior
Hacer frente a las crecientes demandas de educación postsecundaria re-
quiere ampliar la oferta de modalidades de formaciones existentes, en las cua-
les se contemplen los criterios de equidad, calidad y pertinencia para el
desarrollo del país. El siguiente esquema ilustra la nueva forma de organiza-
ción del sistema de educación superior que se propone en este trabajo.
1 Construido a partir de C. Castoriadis (1978), “Technique” en Les Carrefours du Labyrinthe, Paris, Seuil.
235
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
236
Parte III Políticas sugeridas en materia de educación superior
237
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
2 Véase al respecto Guy Neave (2001), Educación superior: historia y política. Estudios comparativos sobre uni-
versidad contemporánea, Barcelona, Gedisa.
3 Véase más adelante este tipo de programas.
238
Parte III Políticas sugeridas en materia de educación superior
Formación universitaria
Construir una enseñanza centrada en los fundamentos significa –en
nuestro medio– una nueva concepción acerca de la naturaleza de la universi-
dad, de la misión que le corresponde y del papel que deberá desempeñar en el
desarrollo del país. Como ya lo hemos mencionado en la primera parte de este
estudio, la universidad tiene como propósito central acrecentar el conocimien-
to a través de la investigación y transmitir el saber a través de la enseñanza. El
poder cumplir con su objetivo va a depender de una compleja interacción entre
los actores del proceso de investigación y de aprendizaje, los medios materia-
les (edificios, laboratorios, bibliotecas) que están disponibles y la comunidad
de valores y el clima social y cultural que brinde legitimidad y espacio a las ac-
tividades docentes e investigativas.
Requerimientos académicos
© Un profesorado con mayores niveles de calificación. Actualmente el
38% de los docentes sólo cuentan con formaciones de pregrado y nin-
gún entrenamiento en labores de investigación. La planta profesoral
de las universidades públicas que tienen una mayor participación de
docentes de tiempo completo, con formación de posgrado y experien-
cia investigativa, presenta un porcentaje elevado de sus miembros en
edad cercana a la jubilación.
© Para llevar a cabo labores de investigación, profundizar la formación
en los posgrados y ofrecer una educación de calidad se requiere una
mayor participación de profesores de tiempo completo en la planta de
docentes.
239
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
240
Parte III Políticas sugeridas en materia de educación superior
los textos, muy baja capacidad de abstracción, poca capacidad para ex-
presar por escrito u oralmente las ideas en forma articulada, son las
principales falencias que presentan los estudiantes salidos de la educa-
ción secundaria.
Todos estos factores llevan a altos índices de deserción en los programas
universitarios, a frenar los procesos en las mejoras de la calidad, debido a la
escasa capacidad, de parte apreciable de los estudiantes, de adaptarse a
condiciones más exigentes del trabajo académico. El programa propuesto
permitiría a los estudiantes, especialmente los carentes de subsidios cultura-
les, apropiarse de los fundamentos de la cultura académica y superar las ca-
rencias de sus formaciones iniciales. Se mejoraría la equidad al reducir las
tasas de deserción y exclusión de aquellos estudiantes con menos dotación
de recursos académicos. En los Institutos Universitarios Tecnológicos Regio-
nales (IUTR) antes señalados, se podría ofrecer este tipo de programas, redu-
ciendo enormemente los costos para acceder a la educación superior. A
través de programas de becas y préstamos “blandos” se podría garantizar el
traslado de los estudiantes titulares de un DEUG (diploma de estudios universi-
tarios generales) a los centros universitarios correspondientes para proseguir
sus estudios.
Aunque el diploma o certificado DEUG no tiene como propósito habilitar
para una ocupación u oficio, su único objetivo es habilitar para la prosecución
de los estudios superiores, sus titulares –que no sean admitidos para continuar
estudios superiores por bajo rendimiento o que por diferentes circunstancias
no los deseen hacer–, estarían en condiciones mejores para acceder al merca-
do laboral que los estudiantes que actualmente son desertores y excluidos de
la educación superior.
241
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
242
Parte III Políticas sugeridas en materia de educación superior
4 En la Universidad Nacional de Colombia también existen especialidades del área de la salud, cuyo objetivo es
el desarrollo de conocimientos, habilidades y destrezas profesionales en los diferentes campos del área de la
salud; estos programas comprenden las especialidades clínico-quirúrgicas y aquellas que por sus característi-
cas se definen como tales en el acto de creación de las mismas. Estos programas deben desarrollar actividades
docente-asistenciales conforme a las normas vigentes. Véase Acuerdo 020 de 2001 del Consejo Académico.
243
Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
5 Véase al respecto: J. Charum y L. Parrado (1995). Entre el productor y el usuario. La construcción social de la uti-
lidad de la investigación. Bogotá, Icfes-Universidad Nacional de Colombia.
244
Parte III Políticas sugeridas en materia de educación superior
La educación continuada
En un mundo regido por procesos continuos de innovación y de cambio téc-
nico, los saberes adquiridos a través de la educación superior se tornan obsoletos
y pierden pertinencia, se requiere un proceso continuo de formación que permita
a los responsables del sistema técnico y de la conducción del Estado aprehender
los incesantes cambios que se producen en todos los órdenes. La educación conti-
nua se convierte en el mecanismo privilegiado para lograr estos propósitos, y las
instituciones y las empresas le dan cada vez mayor importancia. Como señala un
informe sobre la educación francesa, “la formación profesional continua debe to-
mar en la empresa un lugar a la altura de su importancia, que no puede ser infe-
rior a la que existe para el mantenimiento de los equipos”6.
Cada vez más las universidades de los países desarrollados dedican ma-
yores esfuerzos a la promoción de la educación continuada, aumentando la
importancia de los ingresos percibidos por este concepto dentro del total de in-
gresos de las universidades, ingresos que sirven para coadyuvar a la financia-
ción de los estudios de pregrado y posgrado.
En nuestro medio, la necesidad de la educación continuada tiene un ca-
rácter estratégico y urgente, debido a la confluencia de dos factores:
© Una formación centrada en los procedimientos dio lugar a que una
gran mayoría de los profesionales, actualmente en ejercicio, carezcan
de las competencias necesarias para enfrentar las nuevas situaciones;
son profesionales que no están en capacidad de aprehender los desa-
rrollos tecnológicos recientes. Sus formaciones fueron pertinentes para
el patrón de desarrollo sustentado en la sustitución de importaciones,
pero cada día están menos adaptadas a las exigencias de una socie-
dad y de una economía cada vez más internacionalizadas.
© Los cambios profundos en el aparato productivo exigen nuevas compe-
tencias para su manejo.
6 A. Minc (1994), La France de l’an 2000. Rapport au premier ministre de la commission présidée par Alain Minc,
Paris, Ed. Odile Jacob.
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
7 Como lo señalara el profesor Alonso Takahashi en el informe que presentó para la Misión de Ciencia y
Tecnología.
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Parte III Políticas sugeridas en materia de educación superior
8 La noción de factor crítico de éxito, ligada a los conceptos de la gestión estratégica, señala sin ambages que
son los profesores ese factor crítico de éxito, y no los edificios ni el campus, ni los programas en sí mismos, ni
las bibliotecas como tales. Su formación, su preparación y el mantenimiento de sus capacidades (actualiza-
ción, pertinencia de los saberes, etc.), deberían ser prioritarios.
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
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Parte III Políticas sugeridas en materia de educación superior
9 En la Universidad Nacional de Colombia, un poco más del 10% del cuerpo profesoral se dedica de tiempo
completo a labores administrativas.
10 Véase supra, parte II, capítulo 2.
11 De los cuales se trata en la parte II.
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
12 Uno de los elementos que muestra la fuerte rigidez organizativa (fundamentalmente en la mente de quienes lle-
gan al manejo de lo académico), es que no se concibe una programación diferente a la semestral. Por todas par-
tes encontramos cursos de 60 horas, ya sean de cálculo, de econometría, de manejo de personal, de sociología o
de cualquier tema. De la misma forma todas las asignaturas son programadas en sesiones de dos horas dos ve-
ces por semana, salvadas las excepciones de las matemáticas y los idiomas. La capacidad de respuesta de la
Universidad a los requerimientos del entorno son exiguas; la generación de nuevos programas y la modificación
de los existentes sufren procesos y trámites inexplicables y tormentosos para quienes los impulsan.
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Parte III Políticas sugeridas en materia de educación superior
13 Véase al respecto parte II, capítulo II, sobre los cambios morfológicos y el desarrollo organizacional.
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
Bienestar universitario
Los esfuerzos en el campo propiamente académico deberán ser comple-
mentados con esfuerzos para desarrollar el bienestar estudiantil. La forma-
ción planteada en este documento sólo es posible lograrla si se cuenta con
estudiantes motivados, interesados en acrecentar sus conocimientos, con ca-
pacidades de apropiarse el discurso de la ciencia a lo largo de la formación
del pregrado y de contribuir a desarrollarlo a través de los estudios de posgra-
do. Poder desplegar todas sus potencialidades en el trabajo requiere que los
estudiantes dispongan de los medios necesarios (salud, alimentación, vivien-
da, vestuario, recreación, etc.) para su subsistencia.
Los programas de bienestar universitario cumplen de hecho una doble
función: de una parte, elevar la eficiencia del gasto en educación, al permitir, a
los estudiantes beneficiados, desplegar todas sus potencialidades, aprove-
char plenamente la educación que se les ha dispensado, y por la otra, evitar la
exclusión de los más pobres al brindarles los medios materiales que les permi-
ten llevar a cabo sus estudios.
En consecuencia, es necesario empezar a pensar en el diseño de un siste-
ma universitario que sea transversal al conjunto de universidades públicas en
el país. No es indispensable necesariamente que cada universidad realice
grandes esfuerzos para atender exclusivamente a sus estudiantes. El caso
francés es ilustrativo, en el cual el conjunto de las universidades de París cuen-
tan con un sistema de bienestar estudiantil que está desplegado en varios es-
tablecimientos en la ciudad. En ese sentido, la responsabilidad no es sólo de
las instituciones educativas; el Estado debe desempeñar un papel más activo.
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Parte III Políticas sugeridas en materia de educación superior
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
14 J. González (2001), La focalización institucional y la asignación de recursos a las universidades públicas, en:
Seminario latinoamericano sobre educación superior. Análisis y perspectivas, Universidad Nacional de Co-
lombia, Vicerrectoría de Sede Bogotá, Dirección Académica, p. 148.
15 Tres versiones anteriores de este documento se encuentran en la página web de los temas en discusión del
Consejo Académico: en el libro Autoevaluación de programas curriculares: conceptos y procesos, publicado
por la Vicerrectoría Académica y la Dirección Nacional de Programas Curriculares en 2002 y en la revista Esta-
dísticas e indicadores de la Universidad Nacional de Colombia, No. 7-8, publicada por la Oficina Nacional de
Planeación, Universidad Nacional de Colombia, 2002.
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Parte III Políticas sugeridas en materia de educación superior
16 Universidad Nacional de Colombia (1999), Plan Global de Desarrollo 1999-2003, Bogotá, Unibiblos.
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
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Parte III Políticas sugeridas en materia de educación superior
Un nuevo mundo
Estamos en una época en la que la información circula rápidamente, las
comunicaciones se incrementan a diario y hay una interconexión progresiva
entre individuos, comunidades, instituciones y sociedades, lo que conlleva mu-
chos cambios en la comunicación privada, comercial, científica, tecnológica y
en el acceso a servicios y ofertas. Es evidente que esto afecta las condiciones
de vida locales, los sistemas de educación y las tradiciones culturales; pode-
mos afirmar que debemos dar un paso para aprender a ver globalmente y a
actuar localmente.
Por otra parte, cualquier país en vías de desarrollo o industrializado que
desee tener una sociedad estable en la que pueda florecer la industrialización,
la salud pública, la agricultura avanzada, etc., necesita inevitablemente una
educación de alta calidad en la que sus graduandos desarrollen no sólo exce-
lentes competencias y creatividad en un campo específico del conocimiento,
sino también una visión global y sensibilidad social. Si bien lo anterior se ha
reconocido ampliamente en Colombia desde hace más de una década, no se
han tomado medidas suficientemente claras, coherentes y sostenidas. Es ob-
vio que la problemática cobija a todo el sistema educativo, pero también es
claro que las universidades –y especialmente aquellas con mayor compromiso
con la Nación– deben jalonar este proceso.
Adicionalmente, el futuro del trabajo se va definiendo mediante las ten-
dencias hacia la informatización y la globalización; las formas de trabajo es-
tán evolucionando; no sólo se están comenzando a dar cambios en los
productos y en las formas de producción, sino también, y muy especialmente,
en el entorno social en el que las personas comienzan a desarrollar su activi-
dad profesional. La flexibilidad y movilidad tienen que ser cada vez parte más
importante en la formación académica, con el fin de fomentar la capacidad de
decisión de los profesionales, quienes seguramente tendrán que trabajar más
autónomamente y bajo su propia responsabilidad; para muchos sólo habrá,
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
17 Vicerrectoría Académica, Niño, V. Y otros. (2002). Universidad Nacional de Colombia. La Institución, informa-
ción general, Bogotá, Antropos. Universidad Nacional de Colombia, Vicerrectoría Académica. Reforma Aca-
démica – Documentos. Bogotá, Presencia Ltda.; C. A. Hernández, J. Carrascal López (2002), Disciplinas. Bogotá,
Icfes; H. G. Gadamer (1993), Verdad y método. Salamanca, Sígueme.
18 L. Kohlberg (1981), The philosophy of moral development: moral stages and the idea of justice. New York, Har-
per and Row.
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Parte III Políticas sugeridas en materia de educación superior
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Elementos para la formulación de una estrategia para el desarrollo de la educación superior
que han de apropiar los conocimientos que requieren para ser miembros de la
comunidad. El paradigma es el saber y el saber hacer propio de una comunidad
que le permite reconocer a sus integrantes en todo el mundo, responder a las ex-
pectativas sociales y orientar los procesos de socialización de sus nuevos
miembros. El concepto de paradigma ha sido muy útil para caracterizar las
disciplinas y para reconocer los consensos que se han establecido en ellas, y
su uso se ha extendido en algunas ocasiones más allá de las disciplinas para
determinar los conocimientos exigidos a los miembros de las comunidades
profesionales; pero es necesario ir más allá del paradigma para explicar sufi-
cientemente la dinámica de cooperación interdisciplinaria a la cual se ven
abocados hoy los egresados de profesiones y disciplinas. No se trata sólo del
trabajo en campos complejos que implican la intervención y la integración de
enfoques diferentes, sino de la existencia de grupos de producción y aplica-
ción de conocimientos que disuelven las fronteras tradicionales de la acade-
mia (modo 2).
Desde el momento en que los problemas complejos se convierten en el
centro del trabajo y de relación con el conocimiento, desde el momento en que
se parte de situaciones problemáticas reales de la producción o de la interac-
ción social y no de conjeturas o interrogantes surgidos dentro de una determi-
nada disciplina, no sólo la forma de conocimientos, sino también las formas de
comunicación y de agrupación alrededor del problema, pueden ser muy dife-
rentes. En la práctica, cobra cada vez más fuerza la dinámica de producción
de conocimientos asociada a problemas concretos de carácter técnico o de ca-
rácter social, en la cual intervienen no solamente científicos de distintas áreas,
sino otras personas provenientes de distintas instituciones que comparten inte-
reses o enfrentan dificultades conectadas entre sí.
En estos nuevos grupos, el valor de los saberes y lenguajes disciplinarios
se relativiza y se reconoce mayormente en la medida en que la contribución del
especialista a la solución del problema es más eficaz. No basta con las compe-
tencias localizadas en el espectro de los conocimientos más universales y abs-
tractos; muchos problemas pueden requerir un conocimiento práctico que no
necesariamente está asociado a una intensa vida académica, sino al trabajo
regular en un determinado territorio que ha permitido el desarrollo de una ha-
bilidad para enfrentar y resolver problemas de ese territorio. En los grupos que
enfrentan problemas prácticos y complejos pueden caber personas provenien-
tes de distintos sectores de la academia, personas provenientes de la colectivi-
dad afectada por el problema y personas que son reconocidas por la
experiencia que pueden aportar, aunque no necesariamente hayan apropiado
o puedan apropiar los conceptos y las teorías.
Los trabajos en esta modalidad de producción de conocimiento nacen del
vínculo entre las instituciones de producción de conocimiento y el resto del
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Solidaridad
un
Modo 1 Modo 2
Individualismo
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para hacer elecciones razonadas y la apertura de los programas, para que es-
tando matriculados en un programa curricular, se desee ampliar la perspecti-
va con los conceptos, teorías y métodos de un programa diferente.
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Parte III Políticas sugeridas en materia de educación superior
los casos en los que es necesario que los estudiantes cursen el semestre de
inducción.
Múltiples posibilidades de formación integral. Inevitablemente los ciuda-
danos actuales y, más aún, los futuros profesionales, son ciudadanos del mun-
do. No sólo pertenecen a un país, ocupan un lugar en un mundo interconectado
en donde las decisiones que se toman en un lugar del planeta pueden afectar
notablemente la vida y el futuro de otros ciudadanos en lugares muy distantes
de la geografía terrestre.
Con frecuencia, los egresados de la universidad serán consultados como
expertos. Gadamer ha caracterizado al experto como un mediador entre la cul-
tura científica y las prácticas sociales en donde esta cultura orienta las accio-
nes. El experto es alguien que puede diseñar interpretaciones y proponer
pautas de acción porque posee un conocimiento específico que le permite ha-
cer elecciones argumentadas sobre acciones posibles. En el caso de las cien-
cias sociales, el experto establece la relación entre los resultados y los
conceptos de las ciencias sociales y las prácticas específicas de los gobernan-
tes o de las comunidades. El experto es fundamentalmente alguien a quien se
consulta para la toma de decisiones. El experto puede ser un científico, pero
su tarea se distinguiría de la de éste en la medida en que el científico se orien-
ta fundamentalmente por la pregunta abierta, por la actitud de interrogación
y la disposición a la crítica sistemática, mientras que el experto hace uso de
un saber previamente acumulado, útil en la toma de una decisión. Cuando
quienes deben tomar las decisiones no tienen los elementos suficientes para
hacerlo y deben aceptar las opiniones de los expertos, los segundos adquie-
ren un gran poder. En la sociedad contemporánea, el experto posee con fre-
cuencia la información indispensable para la decisión de la cual carece
quien debe asumir esa decisión. En este caso, el experto, lo reconozca o no,
comparte la responsabilidad en las decisiones, dado que su conocimiento le
permite calcular con mayor objetividad las consecuencias posibles de esas
decisiones.
Esto lleva a reconocer la importancia de atender no sólo a los conocimien-
tos científicos particulares, sino a la existencia de una conciencia ciudadana y
de una disposición al trabajo en equipo, cuando se juzga sobre la formación
del experto. Una distinción que puede ser útil es la que puede establecerse en-
tre la sabiduría y la habilidad. La sabiduría estaría asociada a la capacidad
de tomar una decisión con conciencia del contexto y de las consecuencias posi-
bles. Ella implica una relación intensa no sólo con el conocimiento específico
involucrado en la decisión sino también con la ética, con el significado social
de las acciones; implica tanto la conciencia moral como el conocimiento ade-
cuado y racional de la situación problemática y de sus soluciones posibles.
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© El contexto de la Universidad.
© El contexto nacional e internacional.
El orden establecido en este listado no refleja en absoluto la jerarquía po-
sible de los contextos; únicamente permite reconocerlos y establecer algunas
relaciones entre ellos.
Contexto del campo de conocimiento. Para algunos, los estudiantes de-
berían ingresar en la Universidad y no en un campo determinado y mucho me-
nos en una carrera específica. Sin embargo, es posible reconocer la existencia
de grandes conjuntos de prácticas académicas no totalmente separados, pero
claramente diferenciables, como ciencias, ciencias sociales, ciencias de la sa-
lud, ciencias agropecuarias, ciencias económicas, artes e ingenierías. Puede
decirse que los elementos de estos conjuntos comparten un objeto en sentido
amplio (los fenómenos naturales, los fenómenos sociales, la salud y la enfer-
medad, la dimensión estética, las tecnologías, el cultivo de la tierra y la cría de
animales), unos fines y unas estrategias de conocimiento (la explicación y la
comprensión, el dominio técnico, la creación artística, etc.).
Es cierto, por otra parte, que las diferencias señaladas son muy sutiles en
los espacios interdisciplinarios, cada vez más frecuentes, y que las clasifica-
ciones establecidas aquí se soportan en grandes tradiciones que se cuestio-
nan actualmente por cuanto se han desarrollado siguiendo criterios analíticos
que no son los más recomendables en el estudio de problemas complejos. Pero
sin duda es más difícil presumir acuerdos básicos que incluyan todas las mo-
dalidades de trabajo de la Universidad, y en cambio puede encontrarse en
cada uno de los campos mencionados una cierta comunidad de intereses y de
perspectivas de análisis (un “aire de familia”) que hace más fácil la compren-
sión de ciertos discursos en medio de la diversidad. Como quiera que sea, lo
que es claro es que la mirada global sobre el campo es más amplia y tiene ma-
yor alcance que la instalación inicial en una disciplina; además, como se se-
ñaló anteriormente, el ingreso en el campo de conocimiento abre espacio para
una comprensión mayor de la especificidad de la disciplina y de sus vínculos
con otras.
Contexto de la cultura académica. Se trata de establecer una relación
significativa con la tradición escrita alrededor de los temas que se trabajan,
entrenándose en la lectura de textos y artículos, y en la escritura clara y correc-
ta como medio de expresión de conocimientos y opiniones. Se requiere ade-
más practicar la discusión argumentada, que implica la capacidad de
escuchar al otro, instalándose para ello en su punto de vista y examinando crí-
ticamente sus argumentos y la disposición a explicar claramente las propias
ideas y a aprender del diálogo, buscando aclarar las diferencias y allí donde
no sea posible establecer consensos. Además, es importante aprender a ela-
borar proyectos y a organizar secuencias de acciones orientadas a alcanzar
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23 Dirección Nacional de Programas Curriculares. V. Niño, S. Durán, E. Ch. (2002). Cursos, profesores y estudian-
tes evalúan. Serie Autoevaluación de programas curriculares, Bogotá, Impresol.
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Estrategias de vinculación
La realización de los programas que aseguran la presencia nacional de
la Universidad Nacional de Colombia es fundamental para que ella sea reco-
nocida como un patrimonio inalienable de la sociedad, que debe ser protegido
y fortalecido por ésta, y para que la institución cumpla los fines que la identifi-
can y que se han establecido en el Decreto 1210 de 1993, en desarrollo de la ley
que organiza el servicio público de la educación superior en el país (Ley 30 de
1992).
Esto implica que, además de las convocatorias orientadas a fortalecer y a
actualizar los equipos de trabajo de disciplinas y profesiones, es necesario
realizar convocatorias encaminadas a fortalecer y ampliar el trabajo en los
Campos de Acción Institucional.
Las cualidades específicas de los docentes que han de fortalecer los CAI
y los PRES serán definidas por los docentes que cooperan en ellos, en la medi-
da en que el desarrollo del trabajo permita precisar los problemas y determi-
nar las correspondientes necesidades académicas.
Es necesario asegurar la vinculación de docentes capaces de trabajar in-
terdisciplinariamente y de ejercer un liderazgo en los espacios en los cuales la
Universidad se ocupa más explícitamente de hacer presencia nacional.
Las convocatorias para el trabajo en departamentos y escuelas, así como
las que se orientan a fortalecer los CAI y los PRES deben ser suficientemente
amplias para que la institución pueda elegir según criterios de calidad, y no
obligada por la exigencia de un perfil muy definido; además, esas convocato-
rias deben ser de carácter internacional.
Deberes y derechos
Tanto las funciones como las responsabilidades y derechos de los nuevos
profesores deben ser claramente definidos. Los profesores que ingresan en la
Universidad Nacional de Colombia deben ser conscientes de que las competen-
cias que determinan su elección implican, al mismo tiempo, responsabilidades
que los comprometen en la cooperación con equipos de trabajo y con tareas com-
plejas que integran docencia, investigación y extensión, en el sentido de articula-
ción social.
También debe ser claro que su trabajo será periódicamente evaluado y
que es fundamental su cooperación en los procesos en los que la Universidad
se examina a sí misma y rinde cuentas a la sociedad sobre el modo como cum-
ple sus tareas.
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CODA
...et l’on ne voit pas d’où pourraient surgir les forces capables
d’imposer l’instauration pratique d’un ordre où le recrutement
et l’avancement déprendraient des seuls critères de productivité
et d’efficacité pedagogiques ou scientifiques.
Pierre Bordieu
Homo Academicus
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CODA
académica acerca de las acciones que hay que desarrollar para lograr las me-
tas que se han propuesto.
Para nosotros, lo que el país requiere es una Universidad Nacional de Co-
lombia con una mayor oferta de programas curriculares, tanto de pregrado
como de posgrado, de alta calidad. Una institución cuyo baricentro sea la in-
vestigación, más volcada a investigar y debatir los grandes problemas de la
sociedad colombiana, al mismo tiempo que mejora su articulación con la aca-
demia internacional. Otros actores, tanto internos como externos, por el contra-
rio, esbozan planes y programas que –independientemente de la voluntad de
sus autores– de ser implementados, llevarían a la Universidad a convertirse en
un gran Community College, perdiendo su razón de ser.
291
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