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En México la caza y la alteración del medio ambiente tienen a muchas especies al borde de su

desaparición.

Desde los tiempos más remotos, el género humano ha hecho uso de la fauna silvestre matando o
capturando selectivamente algunas de las especies que la integran, bien para liberarse de especies
dañinas (serpientes, roedores etc.), o para utilizar su carne como alimento y sus pieles como vestido.

La extinción de la fauna tiene graves repercusiones en los ecosistemas, sobre todo en lo referente a las
cadenas nutritivas y alimenticias. En la mayoría de los casos, de las especies desaparecidas no se tenía
suficiente información acerca de su papel en los diferentes ecosistemas en que participaban.

En nuestro país existen, según la lista de especies en peligro de extinción presentada en la


Organización de Estados Americanos (OEA) el 5 de febrero de 1973, cerca de cuarenta especies de
vertebrados, tanto terrestres como acuáticos. Por ejemplo, el jaguar (Panthera onca) y el cocodrilo
(Crocodylus acutus y C. moreletti), cuyas poblaciones han decrecido debido a la caza de que son
objeto para el comercio de sus pieles, el cual, la mayoría de la veces, se realiza en forma ilegal,
principalmente en la zona sureste del país.

Otra causa de extinción, es la desaparición o perturbación de los hábitats característicos de las


especies, debido a desforestación, establecimiento de cultivos agrícolas, asentamientos humanos,
etcétera, con la consecuente alteración del equilibrio ecológico. Tal es el caso del pavón (Oreophasis
derbianus) en Chiapas, cuyo hábitat, el bosque nublado, se encuentra ya muy reducido. Esto ha
ocasionado que sus poblaciones disminuyan en forma alarmante ya que no se adaptan a zonas
alteradas.

La contaminación química es, también, causa de daño a la fauna. Los insecticidas aplicados en los
cultivos, a la larga entran a las corrientes de ríos y mares, donde son ingeridos por microorganismos
que son comidos por peces y otros animales, y éstos, a su vez, devorados por las aves. En cada paso
de esta cadena alimenticia, el insecticida se concentra cada vez más. Tales concentraciones en las
aves afectadas hacen que produzcan huevos con cáscaras deficientes en calcio, que el paso de las
madres rompe durante la incubación. Como consecuencia de este proceso los pelícanos pardos, los
cormoranes y otras aves se han extinguido ya en algunos lugares donde antes predominaban. La
contaminación por insecticidas ha llegado incluso a la Antártida y el Artico afectando a pinguinos y
osos polares.

Algunas de las especies en peligro de extinción, en México, se consignan en el siguiente listado:

1. El berrendo o antílope americano (Antilocapra americana) es un ungulado nativo de


América del Norte. Se trata del único representante actual de los antilocápridos
(Antilocapridae), una familia de artiodáctilos que hasta principios del Pleistoceno contaba
con numerosas especies. Con el paso del tiempo, todos se extinguieron por diversas causas,
dejando al berrendo actual como único vestigio de su presencia.
2. El tapir centroamericano, norteño o de Baird (Tapirus bairdii) es una especie de mamífero
perisodáctilo de la familia de los tapíridos, una de las tres especies americanas que existen
de tapir. Puebla las selvas existentes entre el sur mexicano y el norte de Ecuador.
3. El manatí de las Indias Occidentales (Trichechus manatus) es una especie de sirenio de la
familia Trichechidae que habita desde el Golfo de México hasta la desembocadura del
Amazonas).
4. El oso grizzly (Ursus arctos horribilis) es una de las subespecies del oso pardo (Ursus arctos)
más grandes del planeta, que suele vivir en las tierras altas del territorio norteamericano. Es
un animal solitario, excepto durante la temporada de desove del salmón, cuando se junta un
enorme número de osos en arroyos y zonas costeras para alimentarse.
5. El flamenco del caribe (Phoenicopterus ruber), es un ave de la familia Phoenicopteridae, que
vive en varios lugares de África, Asia, Europa y América y de entre los cuales la subespecie:
(P. r. ruber) es la que se encuentra en las Antillas, la península de Yucatán, el norte de
Colombia y Venezuela y las islas Galápagos.
6. El halcón peregrino[2] (Falco peregrinus) es una especie de ave falconiforme de la familia
Falconidae de distribución cosmopolita. Es un halcón grande, del tamaño de un cuervo, con
la espalda de color gris azulado y la parte inferior blanquecina con manchas oscuras; la
cabeza es negra y cuenta con una amplia y característica bigotera también de color negro.
7. El águila harpía o simplemente harpía (Harpia harpyja), conocida en guaraní como taguato
ruvichá, es una especie de ave falconiforme de la familia Accipitridae que vive en la zona
neotropical. Es el águila más grande del Hemisferio Occidental y del Hemisferio Austral y la
única especie del género Harpía. Su hábitat es el bosque lluvioso. No se conocen
subespecies.
8. Excavadora mexicana o tortuga del Bolsón de Mapimí: Gopherus flavomarginatus
9. La tortuga carey (Eretmochelys imbricata) es una especie de tortuga marina de la familia de
los quelónidos, que se halla en peligro crítico de extinción.[1] Es la única especie del género
Eretmochelys. Existen dos subespecies, Eretmochelys imbricata imbricata que se puede
encontrar en el océano Atlántico y Eretmochelys imbricata bissa, localizada en la región
indo-pacífica.

Algunas de estas especies, como la tortuga de Mapimí y el berrendo, están siendo objeto de estudios
para determinar medidas que los proteja. Sin embargo, esta labor apenas comienza y requiere de
mayor participación para que los estudios puedan realizarse en el mayor número posible de especies
amenazadas.

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