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Riesgo
eléctrico
En nuestro día a día nos
encontramos con un sinfín de
riesgos eléctricos que debemos
tener en cuenta, derivados del
extendido uso de la electricidad
tanto en casa como en el trabajo.
Saber cómo reaccionar ante un caso
de quemadura o electrocución es
imprescindible para minimizar sus
efectos sobre la salud.
U
Una instalación eléctrica en mal estado,
un electrodoméstico roto, la conjunción
de agua –que actua como conductor– y
electricidad (en el baño, por ejemplo,
al entrar en contacto el vapor con un
calefactor o una radio enchufada), meter
algún elemento en un enchufe o manipu-
lar indebidamente un aparato eléctrico
son situaciones y comportamientos muy
frecuentes que pueden tener como re-
aunque a primera vista
no se observen lesiones
graves, el daño ocasionado
puede ser generalizado
sultado una descarga eléctrica y, como
consecuencia, provocar quemaduras o
casos mortales de electrocución.
Para evitar este tipo de accidentes,
es fundamental ser consciente de los
riesgos que conlleva manipular la red o
los sistemas eléctricos y ser extrema-
damente precavido a la hora de utilizar
aparatos como electrodomésticos o
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herramientas de trabajo. Y es que en el
hogar, especialmente si hay niños, y en
el entorno laboral es donde se producen
más situaciones de riesgo relacionadas
con este tipo de energía, situaciones que
se podrían evitar aplicando correcta-
mente las pautas para la prevención de
riesgos laborales y el sentido común.
ACCIDENTES CON ELECTRICIDAD
Cualquier lesión relacionada con la
electricidad es potencialmente grave,
tanto si se ha producido por alta tensión
(800-5.000 voltios), media tensión (500-
800 voltios) o por tensión doméstica o
baja (110-220 voltios). Esto se debe a
que la electricidad, al entrar en contacto
con el cuerpo, se extiende por todos los
tejidos y, aunque aparentemente no se
distingan lesiones graves, el daño puede
ser profundo y generalizado.
Los principales factores que inluyen en
el riesgo eléctrico son la intensidad y la
frecuencia de la corriente, la duración
del accidente, la impedancia del con-
tacto eléctrico, la tensión aplicada y la
Precauciones
Desconectar la red eléctrica al cam-
biar un fusible, manipular un enchu-
fe, un aparato enchufado, etc.
Al limpiar aparatos conectados a la
red, como lámparas, neveras, lava-
doras, etc., se recomienda desco-
nectarlos previamente.
Evitar el uso de aparatos eléctricos
cerca de zonas con agua o vapor,
como el fregadero de la cocina, la
bañera o el lavamanos.
Colocar protectores en los enchufes
para que los niños no puedan intro-
ducir los dedos u objetos.
Revisar las conexiones eléctricas y
arreglar las que estén dañadas.
Alejarse de los cables de luz y de
las tomas eléctricas con condiciones
climáticas adversas (por ejemplo, en
tormentas o inundaciones).
trayectoria de la electricidad a través del
cuerpo. En la mayoría de los accidentes
eléctricos la corriente circula desde las
manos hasta los pies, trayectoria en la
que se encuentran la mayoría de órga-
nos vitales. Si la electricidad atraviesa
el corazón o los pulmones, o si pasa
a través del sistema nervioso central,
puede ocasionar lesiones muy graves,
incluso la muerte.
TIPO DE LESIONES
Los accidentes causados por la electri-
cidad pueden ser leves, graves e incluso
mortales. En el peor de los casos –lo
que conocemos como electrocución–, la
persona recibe una descarga tan potente
que puede provocarle la muerte como
consecuencia de una ibrilación cardía-
ca, de una contracción de los músculos
respiratorios, de la destrucción de célu-
las por quemadura o de traumatismos
derivados del choque eléctrico, como
caídas o golpes fruto de la pérdida de
equilibrio o de la reacción del cuerpo al
entrar en contacto con la corriente.
los procesos de electrocución se caracterizan por la
presencia de dos quemaduras: una en el punto de entrada de
la corriente eléctrica y otra en el punto de salida
En casa, los accidentes más frecuen-
tes son resultado de manipular cables,
enchufes, cajas de conexión, electrodo-
mésticos eléctricos, etc. Y suelen causar
desde un pequeño hormigueo hasta
potentes calambres o quemaduras.
En cualquier caso, lo más habitual es
que una situación de este tipo provoque
lesiones cutáneas, que pueden ser
inespecíicas (como quemaduras produ-
cidas por una llama, por el fogonazo del
lash eléctrico o al quemarse la ropa) o
especíicas (aquellas cuyo reconocimien-
to nos orienta sobre el origen eléctrico
de la lesión). Entre estas últimas, desta-
can las lesiones de entrada, producidas
por el calor que se genera en el punto de
entrada de la electricidad en el cuerpo
(la lesión tiene un aspecto bien deinido
y puede haber zonas con coagulación
o necrosis) y lesiones de salida, que en
¿Cómo actuar?
No tocar a la persona accidentada si
permanece en contacto con la fuen-
te eléctrica. De lo contrario, también
podríamos electrocutarnos.
Desconectar la corriente (retirar los
fusibles, desconectar los interrupto-
res, cerrar el dispositivo diferencial)
de manera segura.
Si el suelo está mojado, no debemos
acercarnos.
Si la persona está enganchada a
cables, intentar retirarlos con un
elemento de material aislante no
conductor (madera o plástico), nun-
ca con objetos metálicos.
Una vez hemos conseguido separar
a la persona de la corriente, si no
hay riesgo, debemos socorrerla,
verificando su respiración y pulso. Si
es necesario, se le debe practicar la
reanimación cardiopulmonar y tras-
ladarla rápidamente al hospital.
Tras socorrer a la persona acciden-
tada, si se han originado llamas,
apagarlas con un extintor o cubrir-
las con un objeto ignífugo.
caso de exposición corta a un voltaje
pequeño presentan un aspecto similar al
de las úlceras y en caso de corriente in-
tensa, a parte de haber varias salidas, las
heridas presentan una notable gravedad.
Ante una exposición a un alto voltaje,
además de quemaduras entre primer
y tercer grado, la persona accidentada
puede sufrir una repentina pérdida de
conocimiento al recibir la descarga.
Asimismo, se pueden producir lesiones
cardíacas (fallos del corazón), insui-
ciencias renales, problemas pulmona-
res (parada respiratoria, diicultad para
respirar), abdominales, viscerales (per-
foraciones y traumas internos), senso-
riales (ruptura de tímpano, alteraciones
corneales, etc.), ortopédicas (espasmos
musculares, fracturas) e incluso lesiones
neurológicas (que pueden inducir al
coma, a tetraparesias, etc.).
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