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El vuelo sin alas

Llegaron como en un aterrizaje forzoso el abuelo y su nieta, el primero muy sereno y la segunda
demasiado inquieta, el abuelo debía cuidar a su nieta mientras salían sus padres, así que decide llevarla
al parque a pasear, mas no a jugar, ya que el abuelo parecía que se derrumbaría en cualquier momento y
la niña no recogería sus escombros, tal como lo hacía con sus juguetes.

Así es como paseaban el abuelo y su nieta, unidos por sus manos pero separados por una vida entera, la
niña recién iba a empezar el camino de la pubertad y pronto su redonda carita de muñeca alcanzaría la
hermosura y la sensualidad de una gran luna llena, y su pequeño cuerpo de pececillo llegaría a adquirir
las proporciones de una majestuosa sirena, con una cola llena de escamas perfectamente teseladas,
como si de baldosas se tratara. No obstante, todo esto la niña aún ni se lo imaginaba.

La nieta aburrida del paseo y del silencio de su abuelo le dijo:

-Abuelito, ¿Por qué mejor no vamos a hacer otra cosa en vez de estar caminando aquí sin hacer nada y
sólo matando el tiempo?

- Yo nunca mato el tiempo hija mía –contestó el abuelo–. Es más, nunca lo desperdicio, es lo peor que
puede llegar a hacer un hombre, la vida es muy corta y la culpa por malgastarla es larga. Sólo estoy
caminando y deleitándome con el paisaje.

- Entonces, ¿Por qué mejor no corremos en vez de caminar?, es mucho más divertido, si quieres incluso
podemos jugar a la pinta, pero tú la llevas.

- Hija mía, por supuesto que es más divertido correr que caminar y volar que saltar, pero ya no estoy en
edad para eso, yo sólo me conformo con observar a la gente correr o volar y con aprovechar al máximo el
tiempo-espacio que tenemos.

En la cara de la niña se dibujo una confusión tan nítida como la del cielo que aún no decidía entre su
nubosidad o claridad, pero que aún seguía ahí, descansando su decisión sobre las cabezas de esta
singular pareja. La niña no sabía si preguntar primero si era posible que una persona volara o preguntar
qué era eso del tiempo-espacio, así que decidió preguntar ambas de corrido.

-Abuelito –preguntó tímidamente la nieta–, ¿Qué es eso del tiempo-espacio y cómo una persona puede
llegar a volar sin tener alas?

-Precisamente comprendiendo lo que es el tiempo-espacio, hija. Verás, todas las personas vivimos en
una época y lugar determinados, y si vives tantos años y no te das cuenta ni valoras la fortuna de haber
vivido en esa época y en ese lugar, entonces no habrás vivido, es como este parque justo ahora mismo,
no te gusta estar aquí porque preferirías estar en otra parte, y tampoco disfrutas caminando de mi
compañía porque bien podrías estar jugando, sin embargo este parque y esta caminata son
oportunidades únicas en tu vida y pronto sabrás lo bueno que es aprovecharlas.

La nieta comenzó a sollozar al comprender cómo había menospreciado la compañía y la caminata junto a
su abuelo en el parque y mientras lo abrazaba con sus pequeños brazos le dijo:

-Perdón abuelito. Sí me gusta caminar contigo y también me gusta este parque, sólo quería saber cómo
aprender a volar.

-Pues justo ahora lo estás aprendiendo, al aprovechar esta oportunidad. Sólo recuerda siempre este
consejo: nunca dejes que el tiempo vuele, ni que el espacio te congele.

La nieta contenta imaginando que pronto podría volar y sin alas por lo demás, sonrió a su abuelo y
continuaron caminando por el sendero, listos para emprender un nuevo vuelo…

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