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Es probable que existamos personas a las que nuestra imaginación nos lleve a creernos

parte de una historia que no sea la nuestra, o simplemente que pase por nuestra
mente aunque sea un minuto la pregunta ¿qué haría yo? A esto nuestra imaginación
invariablemente reacciona, para este caso, pensar en la posibilidad de perder la vista o
cualquier otro de los sentidos resulta complicado, vivir con limitaciones,
dificultándonos no solo el hecho de vivir, sino de coexistir con el entorno, la
adaptación a una limitante a veces muy significativa es difícil sólo de pensar.

Retomando la historia en mi opinión es algo que me llevo a pensar, no sólo en la


pérdida de algún sentido sino la manera en la que tendría que aprender a vivir con eso,
es una historia personalmente cruda, en lo referente al trato y convivencia humana,
en ocasiones no somos capaces de entender nuestras diferencias y más allá de buscar
el bien común, o un simple entendimiento y respeto hacia esas diferencias, se persigue
siempre el personal en primera instancia.

El miedo a lo desconocido es un factor determinante que nos hace actuar de una u


otra forma que no siempre es la mejor, nuestra reacción natural es intentar alejarnos
de aquello que nos provoca temor muchas veces por desconocimiento o
desinformación tendemos a pasar por alto muchos aspectos importantes como el
respeto y dignidad de otra persona, en la historia el miedo a que lo que fuera que
estuviera provocando la pérdida de la vista fuera contagioso, provocó que se optara
por una cuarentena indefinida sin proveer cuidados y creyendo que esa era una
solución a un problema que terminó por extenderse más allá del cualquier control,
actualmente y fuera de toda ficción cinematográfica, está situación se presenta con los
enfermos de VIH, este temor infundado al contagio los hace en automático ser
rechazados.

“Por la duración de una canción el reino de los ciegos, se encogió al círculo de una
radio AM”

En situaciones que por momentos nos resultan complicadas o difíciles de entender es


común que busquemos un refugio personal, la frase que anteriormente se citó
ejemplifica estas situaciones, después de confirmar que no sólo estaban ciegos,
rechazados además fueron abandonados y por un momento el mejor refugio para
olvidarse de esa blancura que los había llevado hasta aquel lugar, fue la música emitida
por una radio.

Nuestra propia naturaleza humana es la que nos lleva a buscar no solo una
determinada satisfacción sino, algo superior, tener los medios para estar por encima
de otros sacando provecho de cualquier situación que pudiera darnos cierta ventaja
sobre los demás, me hizo pensar, ¿qué tan diferentes eran unos de otros,
considerando que se encontraban en la misma situación, para que de un momento a
otro se pudiera presentar esa supremacía sobre el resto de ellos? ¿dónde quedó el
respeto por la otra persona? La parte de la historia dónde un individuo que por lo
menos ahí dentro no tenía nombre, religión o algún distintivo aparente, algo que
valiera su superioridad sobre los demás, me lleva a reflexionar acerca del por qué en
muchas ocasiones encontramos como única vía para conseguir nuestros objetivos el
uso del miedo sobre quien por distintas situaciones no se encuentra en igualdad de
circunstancias, como se dejo ver en la historia, el poseer un arma fue el detonante de
los abusos que se permitieron por la mayor necesidad básica de todo ser vivo, la
alimentación.

¿Hasta dónde un hombre, es capaz de llegar por poder llevarse algo alimento a la
boca? Desgraciadamente en nuestra vida rutinaria no nos damos cuenta de que no es
necesario adentrarnos en una historia como la presentada en el libro, para saber que
en el día a día mucha gente se ha olvidado hasta de la dignidad para poder tener cierto
sustento, así como también hay gente que se aprovecha de determinadas necesidades
para limitar o condicionar ese derecho natural.

Por otro lado, el respeto hacia uno mismo, no hace ser capaces de defendernos y
defender nuestros intereses, el cansancio de maltratos y humillaciones hace que en
ocasiones también se dé una respuesta violenta como la vista en la historia, la esposa
del doctor cansada de los maltratos de los que había sido víctima la orillaron, como se
mencionó anteriormente, a hacer uso de lo que tenía como ventaja sobre todos los ahí
confinados, a realizar una especie de liberación, lo que nos lleva nuevamente al uso de
ventajas por un bien propio.

Con la “epidemia” dentro y fuera del claustro y tras haberse dado cuenta que habían
dejado de ser solo unos cuantos, un pequeño grupo guiado por un buen líder, esto
basado en que no buscaba solo su propio bienestar, poco a poco se fue adaptando a
esa forma de vida, mostrándonos que existen situaciones fuera de nuestro control
frente a las cuales únicamente tenemos 2 opciones, aprender a vivir con eso o
simplemente, por decirlo de alguna forma, dejarnos morir. Una vez que se aceptaron
con esa limitación y fuera de un encierro, su limitación física fue más llevadera gracias
a que también la realizaron en conjunto.

“No veo, me he quedado ciego (a)”

Es algo que no necesariamente se nos presenta como limitación física, en muchas


ocasiones estamos tan encerrados en nuestras actividades cotidianas que no somos
capaces de ver lo que sucede a nuestro alrededor, somos o nos hacemos ajenos a
cualquier situación que no nos afecte directamente, fingimos no saber o simplemente
no queremos saber, hablando de un egoísmo personal, que a veces tendemos a
disfrazar con una sonrisa, una palmada en el hombro en señal de apoyo.
Cuando por fin todo parecía indicar que se habían acoplado unos a otros, se
organizaban para “asegurar” un futuro en familia algo inesperado pasó:

“Puedo ver, ¡te veo!”

La primera persona que había perdido la vista, la estaba recuperando, figuras difusas
se formaban ante sus ojos, y en gesto de felicidad gritó, se acercó, observó todo como
si fuera la primera vez que pudiera ver su entorno, el resto de la “familia”, como ellos
mismos se habían nombrado, se acercó a él festejando, gritando “compartiendo” su
alegría de haber recuperado la vista.

“El mismo pensamiento callado”

Como se mencionó antes, era el tipo de festejo, el tipo de apoyo que en ocasiones
solemos dar, disfrazando nuestros verdaderos sentimientos, en la historia en ese
momento, mientras “se alegraban” el pensamiento de todos era el mismo, la
esperanza de que a todos pudiera pasar lo mismo, posiblemente su festejo fuera algo
egoísta al pensar o esperar los mismos resultados para sí, que el algún momento
pudieran recuperar la vista.

Mi opinión general sobre la historia, es buena, refleja mucho las actitudes humanas, el
perder el respeto en ocasiones hacia uno mismo, hacia los demás con el único fin de
satisfacer nuestros propios placeres, conseguir nuestros propios objetivos dejando a
un lado por completo nuestro entorno y lo que pudiese afectarlo.

En ocasiones también difícil de leer por el mismo entorno que se va describiendo línea
a línea, ya que el autor nos va adentrando en la historia, me hizo en cierta forma
participe por lo que pude experimentar sentimientos encontrados, opiniones diversas
y muy divididas entre ellas complicadas en ciertos aspectos, muy entendibles en otras.

Personalmente disfrute la lectura de la historia por las reflexiones obligadas a las que
me sometió.

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