Está en la página 1de 6

Teoría del Arte I Gabriel Vilches C.

2º Ensayo

La Naturaleza de las almas errantes

La naturaleza, en su concepción mas general, es el mundo natural, el universo físico, el


universo material. El hombre occidental moderno tiene una específica relación con ella.
Charles Baudelaire (1821 – 1867, poeta, critico de arte y traductor francés) no tiene
interés alguno en la naturaleza, es un poeta completamente urbano. Su pensamiento se
manifiesta extremadamente contrario hacia lo natural. Cuando Baudelaire escribe de
“paraísos artificiales”, son paraísos por que justamente son artificiales. Por eso,
Baudelaire escapa hacia la ciudad, para contemplar la naturaleza. Simplemente la ignora,
no constituye tema de su escritura, es más, cuando en alguna ocasión alude a ella no es
objeto de veneración, sino de desapego y desasosiego, como cuando dice:

“Y ahora, la profundidad del cielo me consterna;

su limpidez me exaspera. La insensibilidad del mar,

la inmutabilidad del espectáculo, me rebelan... ¿sufrir

eternamente o eternamente huir de lo bello?

¡Naturaleza, maga despiadada, rival siempre victoriosa,

déjame! ¡No tientes mis deseos y mi orgullo!

El estudio de lo bello es un duelo donde el artista

grita de espanto antes de ser vencido.”1

Esta transición que hace Baudelaire de la naturaleza a la ciudad, se le debe a su


condición de paseante, aparentemente ocioso que deambula por la ciudad, que observa y
que escribe.

En el Paris de Baudelaire, era algo nuevo el concepto de “los pasajes”, calles techadas
con vidrio, y revestidas en mármol, donde proliferan los cafés y tiendas. Es en este lugar,

1
Charles Baudelaire, El Spleen de París Pequeños Poemas en Prosa, El ruego del Artista, Ediciones Lom, Chile,
Pá g..10
es en esta mezcla entre calle e interior, es donde el paseante, Baudelaire, se encuentra
privilegiado.

“Sumergirse en la multitud no es para todos: gozar

de la muchedumbre es un arte”2

Baudelaire encuentra a la multitud, pero este concepto esta completamente relacionado


cuando el poeta habla de la soledad. En el Spleen de Paris surgen como conceptos
intercambiables, Baudelaire obtiene una “embriaguez singular de esta comunión
universal”3 . pero lo que quiere decir realmente Baudelaire es que no existe la proximidad
en la ciudad, no hay deseo de amor ni de amistad, ni de ningún sentimiento confortable
y/o habitual cualquiera que sea. Baudelaire al hablar de la ciudad, le canta a los mismos
conciudadanos, le canta a personajes anónimos, que se van cruzando en la

2
Charles Baudelaire, El Spleen de París Pequeños Poemas en Prosa, Las Multitudes, Ediciones Lom, Chile, Pá g.34
3
Charles Baudelaire, El Spleen de París Pequeños Poemas en Prosa, Las Multitudes, Ediciones Lom, Chile, Pá g.’35
cotidianeidad, pero sin interés de uno hacia el otro.

Los pasajes de París, Interior de la Galería Lafayette

Cuando nos referimos a naturaleza, también nos referimos a la esencia misma de el


hombre, esta “naturaleza humana” invita a alcanzar el fin que le es más propio, a no
conformarse con su punto de partida, sino a aceptar la tensión del anhelo de perfección,
de excelencia, que hay en ella. De esta manera, podemos hablar de la naturaleza del
poeta. En el caso de Arthur Rimbaud (1854 – 1891, poeta francés), descubre, lo que
considera, la verdadera naturaleza poética: el poeta no debe ser un artista, sino un
vidente y a partir de entonces pone todo el empeño en evadirse de lo real y en la
penetración del universo inexplorado de las sensaciones.

“El poeta se vuelve vidente por un logro inmenso y razonado desequilibrio de todos los

sentidos. Todas las formas de amor, de sufrimiento, de locura; él mismo busca, agota en

sí todos los venenos….”4

Esta naturaleza poética, viene de una problemática muy anterior a Rimbaud, desde la
época clásica de la filosofía griega. El poeta en si, no se conforma con mantener una
mimesis con la realidad, no busca quedarse con una copia de lo que observa y entiende a
través de sus sentidos, sino que, el poeta, dotado de una gran visión (vidente) logra
penetrar a través de lo que es aparente y consigue captar la real esencia de las cosas. El
poeta debe anteponerse a la acción misma a través de su poesía, y no ritmarla, debe
superar la básica observación a través de los sentidos y utilizar la sinestesia (mezcla de
varios sentidos diferentes) para captar lo que no es evidente, para penetrar en la esencia
mas profunda de las cosas. Esto se lograría con este “desarreglo de los sentidos”, esto
seria un proceso en el cual el poeta logra captar las esencias mas puras de la realidad, y
las vive a un modo extremo, logrando convertirse en un verdadero maldito (el poeta
entiende de su juventud, rechaza los valores de la sociedad, encabeza provocaciones
peligrosas, es antisocial o libre) ya que tiene esa necesidad de vivirlo todo, de sentirlo
todo, obteniendo llegar así a lo incógnito, lo que no es develado, hasta que el poeta
realiza un salto hacia las “cosas inauditas e innominables”, llegando hasta el exceso de
los sentidos.

El poeta moderno, el verdadero poeta, el poeta vidente, supera el individualismo


imperante en el Romanticismo, y de esta forma supera la incapacidad del “cantor”
respecto del “autor”. Rimbaud menciona la enigmática frase “Yo es Otro”. Según
Rimbaud, los románticos hacen “canciones”, no “obras”. Esta obra, para el autor, es su
pensamiento cantado, pero además conlleva un proceso de comprensión. El cantor en
cambio, según Rimbaud, no ha salido de la caverna, por lo que no logra cumplir un papel
en la ciudad, se estanca en la mimesis y no se convierte en vidente. Para Rimbaud, el
poeta cumple un rol fundamental en la ciudad, un rol dentro y no fuera de ella. El poeta no
debe aislarse y fiarse de su subjetividad, sino que debe ser parte de la ciudad, de una
4
Arthur Rimbaud, Les lettres du voyant, Ediciones Ellipses, Francia, Pág.4
comunidad, y cumplir en ella una función transformadora. No debe “ritmar la acción”, sino
que debe transformarla.

La diferencia del “cantor” respecto del “autor” es básicamente referida a que el “cantor” no
es capaz de darse cuenta de lo que realiza puesto que es un ser inspirado, por lo que la
“canción” no es la misma que la “obra”. De la misma forma, el “Yo” toma dos identidades
distintas y diferenciadas, en cuanto a través de la poesía vidente el poeta se hace “otro”,
lo que supone una identidad en movimiento, una identidad que no está previamente
establecida sino que se va adecuando (o inadecuando), substrayéndose del sujeto.

Detalle de “Le Coin de Table” de Henri Fantin-Latour

"Ante todo los artistas son hombres que quieren volverse inhumanos. Buscan
penosamente las huellas de la inhumanidad, huellas que no se encuentran por ninguna
parte en la naturaleza"5

Así escribía Guillaume Apollinaire (1880 – 1918, escritor y poeta teórico francés) en sus
Meditaciones Estéticas: Los pintores cubistas, donde se proponía una nueva valoración
5
Guillaume Apollinaire, Mediciones Estéticas Los Pintores Cubistas, Ediciones Visor, España, Pág. 21
del gusto para las vanguardias, y un nuevo juicio estético refiriéndose a la concepción
clásica del arte, una nueva visión sobre la naturaleza, y ampliándose y tocando
obviamente los conceptos ciudad y multitud, lo que impactaría fuertemente en las
producciones artísticas de principios del siglo XX,

Ocurrirían variadas experimentaciones vanguardistas, las que logran imponerse y


generan nuevas miradas a la realidad. El deseo de aturdir la lógica del orden de la
naturaleza, e impulsar un caos en la sensibilidad y en la racionalidad, les lego el ser
llamados “degeneradores” del arte, “deshumanizadores” del gusto.

Apollinaire observó en los pintores cubistas un cambio en la concepción y en la


percepción de la imagen, la belleza y la realidad. El cubismo modificó profundamente las
categorías clásicas del arte, su objetividad, los conceptos de armonía, orden, límite, la
racionalidad proporcional, e impulsó una visualidad simultánea que ponía en juego las
categorías de la mirada artística, produciéndose una ruptura radical con la naturaleza.

Apollinaire invitaba a producir un colapso en la belleza, la bondad y la verdad, abriéndose


a la modernidad del caos y al espacio mismo, a la dimensión de lo infinito, que según el
poeta, dota a los objetos de plasticidad. Posteriormente, estos eventos llevarían al
surrealismo a profundizar sobre la concepción de realidad, y de los múltiples
subjetivismos estéticos dentro de las vanguardias. Después de esto el arte no volvió a ser
el mismo.

También podría gustarte