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2º Ensayo
En el Paris de Baudelaire, era algo nuevo el concepto de “los pasajes”, calles techadas
con vidrio, y revestidas en mármol, donde proliferan los cafés y tiendas. Es en este lugar,
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Charles Baudelaire, El Spleen de París Pequeños Poemas en Prosa, El ruego del Artista, Ediciones Lom, Chile,
Pá g..10
es en esta mezcla entre calle e interior, es donde el paseante, Baudelaire, se encuentra
privilegiado.
de la muchedumbre es un arte”2
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Charles Baudelaire, El Spleen de París Pequeños Poemas en Prosa, Las Multitudes, Ediciones Lom, Chile, Pá g.34
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Charles Baudelaire, El Spleen de París Pequeños Poemas en Prosa, Las Multitudes, Ediciones Lom, Chile, Pá g.’35
cotidianeidad, pero sin interés de uno hacia el otro.
“El poeta se vuelve vidente por un logro inmenso y razonado desequilibrio de todos los
sentidos. Todas las formas de amor, de sufrimiento, de locura; él mismo busca, agota en
Esta naturaleza poética, viene de una problemática muy anterior a Rimbaud, desde la
época clásica de la filosofía griega. El poeta en si, no se conforma con mantener una
mimesis con la realidad, no busca quedarse con una copia de lo que observa y entiende a
través de sus sentidos, sino que, el poeta, dotado de una gran visión (vidente) logra
penetrar a través de lo que es aparente y consigue captar la real esencia de las cosas. El
poeta debe anteponerse a la acción misma a través de su poesía, y no ritmarla, debe
superar la básica observación a través de los sentidos y utilizar la sinestesia (mezcla de
varios sentidos diferentes) para captar lo que no es evidente, para penetrar en la esencia
mas profunda de las cosas. Esto se lograría con este “desarreglo de los sentidos”, esto
seria un proceso en el cual el poeta logra captar las esencias mas puras de la realidad, y
las vive a un modo extremo, logrando convertirse en un verdadero maldito (el poeta
entiende de su juventud, rechaza los valores de la sociedad, encabeza provocaciones
peligrosas, es antisocial o libre) ya que tiene esa necesidad de vivirlo todo, de sentirlo
todo, obteniendo llegar así a lo incógnito, lo que no es develado, hasta que el poeta
realiza un salto hacia las “cosas inauditas e innominables”, llegando hasta el exceso de
los sentidos.
La diferencia del “cantor” respecto del “autor” es básicamente referida a que el “cantor” no
es capaz de darse cuenta de lo que realiza puesto que es un ser inspirado, por lo que la
“canción” no es la misma que la “obra”. De la misma forma, el “Yo” toma dos identidades
distintas y diferenciadas, en cuanto a través de la poesía vidente el poeta se hace “otro”,
lo que supone una identidad en movimiento, una identidad que no está previamente
establecida sino que se va adecuando (o inadecuando), substrayéndose del sujeto.
"Ante todo los artistas son hombres que quieren volverse inhumanos. Buscan
penosamente las huellas de la inhumanidad, huellas que no se encuentran por ninguna
parte en la naturaleza"5
Así escribía Guillaume Apollinaire (1880 – 1918, escritor y poeta teórico francés) en sus
Meditaciones Estéticas: Los pintores cubistas, donde se proponía una nueva valoración
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Guillaume Apollinaire, Mediciones Estéticas Los Pintores Cubistas, Ediciones Visor, España, Pág. 21
del gusto para las vanguardias, y un nuevo juicio estético refiriéndose a la concepción
clásica del arte, una nueva visión sobre la naturaleza, y ampliándose y tocando
obviamente los conceptos ciudad y multitud, lo que impactaría fuertemente en las
producciones artísticas de principios del siglo XX,