El bufén calderoniano y su proyeccién escénica
Francisco Ruiz Ramén
Vanperpitt University
jes de técnica teatral suministrados por la dramaturgia de la Comedia
‘Nueva puesta a punto por Lope de Vega, y en ella codificados para la
escena, Calderén, que no se limitaria a asumirla y repetitla, la va a enriquecer con
otros procedimientos de construccién de accién y de personaje, muy especial-
mente aquel que consiste en la conexién —sintomatica en él por su repeticisn—
entre la figura del Poder y la figura del Donaire en su funcidn de bufén.
En esta ponencia me voy a detener en una excepcional figura del donaire
—Clarin—, cuya muerte le distingue entre todos los demas bufones.
Clarin, primero de los personajes varones que habla en La vida es sueno es
la inica de sus dramatis personae, sin distincién de sexo, que no habiendo tenido
parte en la violencia que desde el principio hasta el fin impregna toda la accidn
del drama, muere de muerte violenta en el campo de batalla. Unico también
entre las figuras del donaire de las tragedias calderonianas que paga con la muerte
su oficio y papel de gracioso y su no participacién en la guerra. Unico ademés
a quien, construido como figura dramdtica’ con un minimo de tealidad psicolé-
gica y de individualidad biogréfica, corresponde un maximo —en profundidad
C omo dramaturgo, ademas de utilizar todos los mecanismos y engrana-
" Una definicién til, y no sélo abstracta, de figura dramatica puede leerse en M. Pfister (1988: 163}
XXXII Jornapas pe Teatro CLAsico, ALMAGRO, 2000 107Francisco Ruiz Ramon.
y trascendencia— de funciones dramiticas y simbélicas, claves para la interpre-
tacién de una de las grandes obras maestras del teatro europeo del siglo XVIL.
Siendo, al igual que sus otros compafieros de oficio y miembros de la «coftadia
del contento»’, espectador por antonomasia y testigo, aunque nunca cémplice,
ni para bien ni para mal, de cuanto sucede a su alrededor, desaparece, como todos
ellos, de la accién, sin que nadie vuelva a nombrarlo o recordarlo cuando no esta
presente, comparsa en un mundo que no es el suyo, aunque sea tolerado como
pardsito y como encamnacién escénica del figurante por antonomasia. Pero Clarin
no sdlo deja de ser cuando no esté, como los demés, y no estd cuando deja de
hablar, pues todos ellos sdlo son por su palabra. En su caso, especial por atipico,
sera encerrado en la torre de Segismundo para que no hable, pero serd por sus
palabras —sus tiltimas palabras como cambiar radicalmente la direccién de la
accidn de La vida es swefio: a la guerra y a la violencia sucederdn la reconciliacién
y la paz. (Al menos hasta la caida del telén). Nadie lo echara de menos, como si
nunca hubiera existido. Cuanto pasa en La vida es suerio —en la torte, en palacio,
en el campo de batalla— a pesar de su paso por cada uno de esos espacios conflic-
tivos, pasa a pesar suyo, independientemente de su voluntad. Nadie lo necesita,
hasta su muerte
Para interpretar a Clarin, y a todos los otros bufones calderonianos, me
sigue pareciendo pertinente considerarlo en relacién con las transformaciones a
Jas que Calderén somete en sus tragedias la funcién polivalente de la figure del
donaire de la Comedia Nueva. Si se me permite el simil, al igual que la ley bio-
logica segtin la cual «la funcidn crea el drgano», también en la tragedia caldero-
niana la funcién dramédtica produce al gracioso-bufén. Este, como figura drama
tica, desborda la moderna nocién psicolégica de «individuo» ¢ «individualidad>,
aunque escénicamente parezca siempre actuar como tal, pues el cuerpo y la voz
del actor que lo encarna le impiden, tanto a 4 como al espectador que lo ve
actuar, prescindir de ella y dejar de ser, o ser visto como uno entre, con o frente a
los otros personajes. En el teatro, a lo menos durante la representacién escénica,
Una excelente descripcién del oficio es la de Coquin en Ef médica de su bomra (1, 755-762},
108El, BUFGN CALDERONIANO Y SU PROYECCION FSCENICA,
basta que un personaje sea encarnado y actuado por un actor, de carne y hueso 0
de cartén y madera pintados, para que imponga su concreta «existencia» singular.
Incluso la invencién de un anti-personaje, invencién mucho més radical que la
del antihéroe, una ver sometida a su espacializacién corporal por la puesta en
escena, es decir, por su realizacién teatral, terminaria proponiéndose a nuestra
recepcién de espectadores como el tiltimo avatar o la tiltima méscara del perso-
naj
Calderén, al privilegiar algunos rasgos consustanciales al tipo teatral o alte-
rar algunas de las propiedades del gracioso, enriquece a éste como personaje,
bien dando mayor complejidad a sus funciones teatrales o mayor ambigiiedad
a sus significados draméticos. O, incluso, yuxtaponiendo en una figura tinica
funciones y sentidos distintos 0 contrarios entre si, 0 juntando sin conciliarlos
topoi clisicos tan antiguos como el triple oximorén del sabio necio, del loco cuerdo
y del ciego vidente, En la tragedia calderoniana la figura del donaire asumne las
més importantes caracterfsticas del bufén de corte 0 del loco profesional (el fool
elisabetiano o el fox o fal francés), asi como algunas de sus funciones sociodra-
maticas, las cuales formaban ya parte, en realidad, de la estructura semdntica del
gracioso, como asi lo hace ver el campo léxico del petsonaje en su amplio abanico
de vocablos recogidos ya, algunos de ellos, desde 1611 en Covarrubias: «truhan»,
edonoso», «chocarrero», «loco», ebufén», «albardén»?,
Como figura dramética Clarin esta construido segiin un haz de funciones
draméticas que lo asocian a otras figuras calderonianas con las que guarda no
s6lo correspondencias, sino también diferencias y contrastes. Figuras —por citar
sélo aquéllas con las que mantiene semejanzas de situacién o de identidad dra-
mética— como son, por ejemplo, Pasquin de La cisma de Inglaterra, Polidoro de
El mayor monstruo del mundo, Jonadab de Los cabellos de Absalén, Mantique de A
secreto agravio, secreta venganza, Coquin de El médico de su honra, Juanete de Fl
pintor de su deshonra o Chato de La hija del aire.
‘Tres de ellos siryen a reyes: Pasquin a Enrique VIII, Polidoro a Herodes,
Chato a Semiramis/ Ninias. De los ottos cinco —incluido Clarin— tres, con
acceso a palacio, son asociados por el dramaturgo al rey o al principe heredero:
Jonadab a Amén, primogénito del rey David, Coquin al rey don Pedro, Clarin al
principe Segismundo y al «grande rey Basilio». De entre ellos, uno —Coquin—
* Ver Ruiz Ramén (1985: 103-104),
109Francisco Ruiz RAMON,
desmintiendo su funcién de «hombre de burlas» decidird arrojar su méscara de
bufén, aun a riesgo de su vida; otro —Chato— terminard viejo y pobre, con
cadena al cuello, atraillado como un perros otro —Clarin— tras haber sido ence-
rrado en la torre, y yendo mucho més allé que sus compafieros, terminaré su
oficio con la muerte, Cuatro de ellos —Clarin, Polidoro, Jonadab, Chato— atra-
pados en una guerra que no es la suya, adoptarén la misma actitud ante las
partes en conflicto —Ia no participacién no-accién—, actitud que forma parte
de la funcién estructural del bufén en la sociedad (el punctum indiferens, sefia-
lado por Enid Welsford* o la no-participacién del bufén en la vida, de que habla
Bajtin’). La mitad —Clarin, Polidoro, Charo, Pasquin— en un momento u otto
de la accién actuaré como doble parédico de la Figura —sin distincién de sexo
0 edad— que encarna el Poder, ¢, incluso, confundidos con ella: Clarin serd
tomado por el principe Segismundo, Polidoro por el principe Aristébolo.
En todos ellos, o repartidos entze todos, podemos encontrar, combinados
en diversa proporcién, los rasgos asignados por Covarrubias en su Tesoro de la
lengua... a la familia léxica bufén/ truhén/ chocatrero, a saber: 1) su condicién
de profesional de la burla y de la risa; 2) su aficién compulsiva a la buena vida
(comer, beber, jugar, holgar) que nunca tiene garantizada; 3) la libertad para
decir y hacer, sobre todo decir, lo que de otro modo ninguno podria en absoluto
decir ni hacer; y 4) su frecuentacién o adscripcién al espacio cortesano (palacio
de reyes 0 mansién de nobles), sin pertenecer a él, Rasgos que coinciden con las
caracteristicas que generalmente se le asignan en los estudios dedicados a la figura
del bufén en la sociedad y la literatura del Renacimiento*.
2.
De los bufones mencionados dos son los que me van a servir para enmar-
car a Clarin, equidistante entre los dos polos —alto y bajo— que ambos repre-
* Welsford (1935: 249 y 321]
> Bajcin (1978: 307}.
' Cito silo algunos estudios significativos sobre el tema: Kaiser 1963], Ristich de Groote [1967], Willeford
(1969], Bourgy [1975], Lever [1983], Mullini [1983]. Pata el bufgn en Esparia la bibliografia es muy pobre.
Ademis de Moreno Villa [1939] y del estudio de Diane Pamp de Avalle-Arce, puede consultarse Bigeard
[1972] (hay bibliografia en las pp. 168-174), y los trabajos de Marques. Vilanueva [1979], (1980], asi como
Jas paginas dedicadas al tema en Marquer Villanueva (1975: 219-227], [1985-1986]
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