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MURO DE PORTANTE

Se puede definir como muro de carga aquel que soporte unas cargas verticales, además de su propio peso. es
decir, aquellas que soportan otros elementos estructurales del edificio, como arcos, bóvedas, vigas o viguetas de
forjados o de la cubierta.

Los muros de este tipo se pueden construir de piedra, ladrillo, bloques huecos o de hormigón armado. Si se
disponen en los muros algunos machones o pilastras, contribuirán estos elementos a mejorar el aspecto y la
resistencia de aquéllos. En los edificios comerciales pequeños, el empleo de muros de carga será económico y
ventajoso. En los edificios comerciales y fabriles de grandes dimensiones, en los que el factor plazo es de gran
importancia, el tiempo requerido para la construcción de los muros de carga y el mayor coste previsible de
ejecución exigen a menudo el empleo de otros sistemas constructivos.

Los muros de carga pueden ser macizos o con cámara de aire, presentando los de este último tipo la ventaja de
que el aislamiento proporcionado por el espacio vacío incluido en el muro da lugar a que en el interior del edificio
se atenúen las variaciones de la temperatura ambiente y también a que el propio muro resulte casi impermeable a
las humedades. A causa del mayor espesor de los muros con cámaras de aire, su empleo originará una
disminución del espacio disponible en las plantas. Por la razón anterior, en muchas ocasiones será aconsejable
construir tos muros macizos, salvo en aquellos casos en los que sea de suma importancia eliminar las
condensaciones de humedad y las variaciones térmicas. Generalmente, los muros con cámara de aire no se
emplean para alturas que excedan de 12 m.

Cuando los muros soportan cargas horizontales, como las presiones del terreno contiguo, se denominan muros de
contención. El espesor de los muros de carga es variable en función de su altura.

Muro diseñado y construido en forma tal que pueda transmitir cargas horizontales y verticales de un nivel al nivel
inferior o a la cimentación. Estos muros componen la estructura de un edificio de albañilería y deberán tener
continuidad vertical.

• Su resistencia a la compresión nunca debe ser mayor a la del más débil de sus componentes; ladrillo,
bloque, etc.
• Sin embargo, muchas veces es menor, pues dada la proporción entre su alto y grueso, con que
ordinariamente se construyen, fallan, mucho más por flambeo que por plena compresión.
• Los muros, como las columnas largas y cortas, de acuerdo con su tendencia a la falla. pueden ser altos y
bajos
• Se pueden tomar como bajos los que tienen una altura Igual o menor a ocho veces su espesor y altos los
que están en el caso contrario.
• La resistencia de los muro es Igual a la resistencia unitaria do su componente más débil, por el área de su
sección.
• La de un muro alto, de mampostería, se puede determinar por la siguiente formula. que de acuerdo con
experiencias hemos deducido empíricamente:

P´=P(1.05. L2 )

11.40 b2

P' = s la resistencia del muro alto

P = la del bajo

L = la altura del muro y

B= el espesor del mismo

Ejemplo: ¿Cuánto puede cargar por m lin un muro de tabique recocido común, de 13 cm de espesor y 3 m de
altura?, si su coeficiente unitario es de 6 kg/cm*.

P- 100x13 x 6 2 - 7800 kgTmlin

p- - 7800 (1.05-, ) - 4546 kg'mlin

1140x 13
Historia

Aunque en la antigüedad se construyeron muchos tipos de muros de carga, los más antiguos que se conservan son
de adobe o piedra. Se tiene constancia de la existencia de pastas y morteros precursores del hormigón desde los
tiempos del Antiguo Egipto,1 pero fueron los romanos los que impulsaron este material con la técnica del
Emplectum, consistente en crear dos hojas exteriores de sillares de piedra, rellenas de un mortero de cal con
arena y cascotes.2 Esta técnica constructiva se ha repetido con ligeras variantes (como el muro Dacio), a lo largo
de la historia.

En los lugares donde la piedra escaseaba o era excesivamente costoso conseguirla, ésta se sustituyó por el barro
en forma de adobe: un ladrillo de barro secado al sol. Asimismo, se puede establecer un paralelismo entre el
emplectum y el tapial, una forma de construcción consistente en aprisionar barro entre dos placas o encofrados de
madera, y compactarlo en sucesivas tongadas mediante mazos o pisones. Una vez se terminaba una hilada de
tapiales, se colocaban el encofrado encima, y se repetía la operación. Con estas técnicas de tapial y adobe se
lograron erigir edificios de hasta seis alturas, algunos de los cuales perduran en Yemen.

Pero el material más empleado para realizar muros de carga es el ladrillo: una evolución del adobe cuya diferencia
estriba en el proceso de cocción, que le confiere mayor resistencia y durabilidad. El ladrillo empleado en muros de
carga suele ser macizo, aunque no es inusual encontrar muros de carga de ladrillo perforado o incluso hueco en
viviendas de una o dos alturas. Una variante del muro de carga de ladrillo es el realizado con bloque de hormigón,
si bien no es posible alcanzar grandes alturas por este método.

Al igual que en las épocas anteriores, también existe un reflejo del emplectum romano en el empleo actual del
hormigón en masa, donde, como sucediera en el tapial, el hormigón se confina mediante encofrados hasta que
éste fragua y adquiere dureza.

La aparición del acero, capaz de soportar las tensiones de tracción, posibilitó la aparición del hormigón armado y
de las estructuras metálicas, que modificó radicalmente la forma de construir, dejando obsoletos los muros de
carga. En la actualidad, estos muros sólo se emplean en obras de poca entidad, como muros de contención de
terreno en obras públicas y en sótanos, siendo el resto de la estructura una combinación de vigas y pilares, por lo
que los muros rara vez adquieren funciones portantes o estructurales, y su único propósito es el de
compartimentar o aislar los espacios.

Cimentación

Puesto que la función de los muros portantes es transmitir las cargas al terreno, es necesario que estos muros
estén dotados de cimentación, un ensanchamiento del muro en contacto con el terreno que evita que el muro
"punzone" –se clave– en el terreno. La cimentación de los muros de carga adopta la forma de zapata lineal o
zapata corrida.

Huecos en muros de carga

Por su naturaleza, los muros son superficies continuas. Sin embargo, es necesario practicar aberturas en ellos para
conformar ventanas o puertas, que iluminen, ventilen o comuniquen las estancias interiores. Para ello se utilizan
dos métodos: el dintel, o el arco.

Dintel

El dintel es una pequeña viga que se coloca encima del hueco para desviar las cargas del muro hacia los laterales.
Como todas las vigas, funciona principalmente a flexión, por lo que precisa materiales que trabajen bien tanto a
compresión como a tracción. Hasta mediados del siglo XIX, con el desarrollo del acero, el único material disponible
que reunía estas características era la madera, motivo por el cual los edificios anteriores a esa fecha no pudieron
realizar grandes huecos en los muros de carga sin recurrir a los arcos.

Arco

Otra manera de desviar las cargas del muro hacia los lados del hueco es utilizar el arco. Con esta técnica, el
material trabaja fundamentalmente a compresión: un tipo de esfuerzo apropiado para la piedra y el ladrillo. De
este modo, se consiguieron antiguamente huecos de grandes luces en los edificios, como los vitrales de las
catedrales góticas.

Existen no obstante otros dos métodos para abrir huecos en muros, ambos híbridos entre el arco y el dintel: el arco
de descarga, y la falsa bóveda, como la empleada en las Pirámides de Egipto.

Tabiques y muros de carga en la edificación


Los muros portantes soportan los forjados de los edificios. Por este motivo, en los edificios que se emplean muros
de carga, éstos se sitúan en al menos dos de las fachadas, lugar donde, dado su mayor grosor, son además
particularmente adecuados como barrera térmica y acústica. De existir más muros de carga, éstos se dispondrán
paralelos a los de fachada. Es relativamente fácil distinguirlos de los tabiques no estructurales por su mayor
grosor.

Sin embargo, en edificios mal construidos, especialmente si son antiguos, no es inusual que la estructura se
deforme y se asiente, terminando por apoyar en la tabiquería interior, con lo que ésta pasa a formar parte activa
de la estructura. Por este motivo, derribar tabiques en este tipo de edificios puede generar patologías en forma de
grietas y filtraciones.

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