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Proceso de Ajustes 2010 dentro del mundo Colegial

La semana de ajustes de matrícula es un evento indeseado pero a la vez lleno de eventos


interesantes (cosa que lo hace un poco más llevadero). Primero que todo, este proceso se comienza con
la carrera de estudiantes desesperados por ser atendidos y asegurar su matrícula para un nuevo
semestre. Es una batalla por obtener los primeros lugares en ͞La lista͟ para los tan esperados turnos.
Esta fue mi segunda ocasión en este proceso, y de las dos oportunidades, vaya que fue la peor (y
quienes vienen religiosamente todos los semestres, dicen lo mismo). A eso de las 12:00 de la madrugada
del día antes de que oficialmente comience este proceso, los primeros colegiales hacen su llegada al
recinto para correr hacia tus departamentos y plasmar su nombre en cualquier pedazo de papel que
aparezca (así sea en una servilleta). Algunos se anotan y se marchan a dormir y otros después de que
llagamos nadie nos mueve (por el temor a dormirnos y no despertar a tiempo). Quienes conocen el
proceso, vienen muy bien preparados. Traen sus bultos con material para leer o escribir, comida, iPods
para relajar el momento con un poco de música y claro esta, no podrían faltar las laptops (que no sirven
de mucho en este proceso, ya que la conexión del ͞wireless͟ no es la más cooperadora ni eficiente).
Pero bueno, la realidad del caso es que de todo lo hay dentro del botiquín de primeros auxilios para
ajustes, lo que más se utiliza es la comida, porque todo lo demás se vuelve invisible entre tanto y tanto
diálogo. Los estudiantes comenzamos a preguntarnos entre unos y otros cuantos créditos tenemos, que
clases deseamos, en que año nos encontramos͙ y de una cosa a la otra, pasamos al tema 2010; La
Huelga. Todos y todas exponían sus puntos de vista en cuanto al proceso huelgario, en cuanto a la
administración y también se discutían aquellas cosas que nos quedan por enfrentar. Pero así como
manifestó la compañera Dania García en un momento dado durante el ͞chat de pasillo͟, nadie se
quejaba del proceso mismo de matrícula y ajuste. Todos se dedicaban a pelear de manera caprichosa
hasta cierto punto. Muchos criticaban el proceso de matrícula porque a ellos no se les permitió tomar
͞x͟ clase a ͞x͟ hora con ͞x͟ profesor. Pero, ¿por qué no pelean por exigir más profesores, más cursos, un
mejor proceso? Bueno, saliendo de mi cabeza y regresando al pasillo͙ Se me olvidó decirles que yo corrí
lo más que pude para llegar al tercer piso del edificio de Chardón, para llegar a ser la número 22 en ͞La
lista͟ a las 4:40 am. Así comenzó mi día (en realidad la semana) el lunes 13 de septiembre de 2010.

Recuerdo que ya iba subiendo al segundo piso, y escuchaba mucha gente hablar muy duro
(como si fuesen las 3:00 de la tarde). Tenían un ánimo envidiable (yo solo pensaba en mi cama). Cuando
llegué finalmente se me olvidó casi todo, porque había llegado a la reunión, al re-encuentro. Es durante
el proceso de ajustes que vez a toda la gente que nunca vez durante el semestre (es muy relajante ver
caras conocidas). Todos y todas pasamos de temas universitarios a temas personales (que a veces
deseas jamás haberlos escuchado). De esa forma se pasan las horas sentados en el pasillo. Ya cuando el
sol sale y la primera secretaria llega, saca el papel de la puerta, se mete al departamento y vuelve a
cerrar la puerta; la tensión se apodera de todos y todas y se hace un gallinero que ni yo misma puede
descifrar de que hablan o porque pelean más bien. Cuando finalmente la tan esperada puerta queda
abierta de par en par, el tumulto de estudiantes queda parado de manera inmediata y no hay quien los
vuelva a hacer sentar (por lo menos durante un periodo de media hora). La ansiedad es tanta, que se te

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olvida que te duele el cuerpo, que tienes hambre, que dejaste el bulto sin supervisión, etc. Solo deseas
asegurarte que estas en ese papel tan preciado y que serán llamado.

Es entonces ahora que se marca el suceso que hace de este proceso de ajustes 2010 el peor, y
por mucho. La secretaria (quien no tiene culpa ni control de lo que en registraduría se imponga),
comienza a explicar las reglas del juego. Las mismas son:

1) Se llamaran a todos/as los/as anotados/as en esta lista (la que estaba pegada a la puerta desde las
12:00 am aproximadamente) en grupo de diez. Se atenderán diez estudiantes por hora.

2) Su nombre será colocado en la lista que le corresponde, de acuerdo a la hora que le toca hacer su
ajuste de matrícula según el registrador.

3) Ya nadie más podrá anotarse para ser atendido hoy, porque ya se excedió la cantidad de estudiantes
para ser atendidos por día͙ vuelva mañana.

El caso es, que las instrucciones no fueron claras para nadie desde un principio (por lo menos
para nosotros los estudiantes). Ya eran las 8:00 am y había estudiantes que acaban de llegar porque
según su turno por registrador, serian atendidos a las 8:30am. El caso es, que debieron de haberse
amanecido como el resto de nosotros, para asegurar ser atendidos. Por no haberlo hecho, perdieron
como quien dice, la oportunidad de utilizar su turno el día y hora ͞que le correspondía͟. Ya los ánimos
estaban llegando a otro nivel. Entre los rostros coloraos, las malas caras, el manoteo y las palabrotas, no
se sabia ni la hora que era. Y no era para menos, estábamos todos/as mal informados, y a muchos les
estaba costando haber perdido la noche, día de trabajo, quien le cuidara a sus hijos por ese único día,
etc. Yo tenía mi turno para las 3:30 pm (recuerden que llegué a las 4:45 am) e hice el turno número dos
del bloque e las 3:00pm (debía regresar a la 1:00pm). Así que me fui a trabajar, cosa que muchos no
pudieron hacer, porque habían pedido el día libre. Un día perdido͙ nunca hubo sistema en el recinto (o
por lo menos en el Departamento de Ciencias Sociales), por lo que no se pudo tramitar ningún ajuste de
matrícula. Eso dejó el día oficial de ajustes, para el día siguiente según un comunicado del rector.

La misma historia para el próximo día. Levantarse muy temprano, para llegar un poco más
relajado porque ya estábamos anotados/as, pero a la vez no sabíamos que esperar, o por lo menos yo
no sabia. Me encontré con un pasillo igual de lleno, con caras largas, malhumoradas, algo así como el día
anterior. Solo pensaba en el caos que se formaría cuando la secretaria llegara y les dijera que no iban a
ser atendidos/as porque los días de matrícula se habían rotado, y sus turnos ahora serían para el
próximo día; y que se estarían atendiendo a todos/as los/as estudiantes del día anterior únicamente. Me
quedé corta, porque allí solo se formó una bola de molestia enorme, en donde nadie podía entender
que sucedía exactamente. Todos/as manifestaban su molestia y decían cosas como: ͞¿Ahora quien me
repone el día de trabajo?͟, ͞Yo no puedo venir mañana, yo trabajo y no puedo pedir el día͟, ͞A mi me
tienen que atender, yo llegué a las 2:00am͙͟ El detalle curioso es, que éstas eran las mismas frases del
día anterior, y a nadie se le resolvió nada.

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En esta ocasión, decidí no moverme del pasillo. Los/as estudiantes estaban tan hambrientos y
desesperados por conseguir cursos, que estabas dispuestos a entrar a aquella oficina a como de lugar y
brincar los espacios que fuesen necesarios. Tenía que quedarme a velar por mi turno, y eso me costó
todo un día sentada en el mismo sitio, escuchando el lamento y la molestia de todos/as (aunque trataba
de vez en cuando de bloquear las palabras con música, pero hasta eso me harto).Para colmo, el estar allí
sentada me costó un dolor de garganta increíble. Otros estudiantes comenzaron a estornudar, a toser y
a quejarse de dolor de cabeza. Estuvismos todo el día anterior y ya casi todo el día siguiente sentados en
el piso del pasillo recogiendo todo el polvo y sucio posible. Todo por la espera de asegurar nuestras
matrículas. Ya eran casi las 12:00 de medio día, y yo esperaba con ansias que dieran las 3:30 de la tarde,
porque ͞seria atendida͟. Pero la esperanza decayó rápidamente. Antes de que la puerta del
departamento trancara (como aviso de la hora de almuerzo), nos indicaron que a la 1:00 pm se
comenzarían a llamar el restante de los estudiantes pertenecientes al bloque de las 11:00 am (pensé
que jamás tendría clases antes de que el semestre diera comienzo). Aparentemente, el sistema seguía
dando problemas, y eso hacia del proceso uno más largo de lo usual. El proceso sigue durante la tarde,
con las mismas quejas por parte de los estudiantes, las mismas peleas, las misma caras largas y ahora
con comentarios como: ͞Si esto sigue así, me voy para otra universidad͟, ͞De todos las semanas de
ajuste, esta ha sido la peor͟, ͞Esto lo que dan son ganas de no estudiar más͟,͟Si es difícil entrar al
Colegio, pero es salir͟.

Ya eran las 5:30 pm del martes 14 de septiembre de 2010, y fue cuando finalmente mi nombre
fue llamado para entrar al departamento. Pero, ¿qué creen que sucedió? Ya todos los departamentos
del recinto habían cerrado, así que mi matrícula no pudo ser completada (mi enojo ya crecía con
demasiada rapidez, tenia sueño, hambre y para colmo me estaba enfermando; gracias a las horas que
había pasado allí). Así que tuve que presenciar todo el proceso antes explicado nuevamente, pero esta
vez dos compañeros y yo, éramos los estudiantes detestados, porque tan pronto la puerta se abrió,
fuimos los primeros en ser atendidos. Ninguno de los que estaba afuera entendía porque nos colaban si
ellos llevaban desde tan temprano haciendo turno (lo que no sabían era que nuestros turnos fueron el
primer día de ajuste y ya era el tercero y todavía no teníamos clases), pero nadie de los que sabían la
razón, tenía ganas de darles una respuesta. Así que, mientras afuera la pelea continua, adentro yo me
sentía más relajada porque por fin tendría mis clases (que equivocada estaba). Salí con mi matricula
hecha, pero ahora me tenía que enfrentar a otro dilema más.

No tenía beca, eso me reflejaba mi página del Portal Colegial. Así que me preparé para la
Misión: Asistencia Económica. El cuarto día de ajustes pase por un ritual muy parecido al antes contado,
pero en la oficina de asistencia económica en esta ocasión. Allí esperé menos tiempo, ya a las 8:40 am
estaba siendo atendida. Me entero que ͞no había entregado un papel͟ (y lo gracioso es que en mi
archivo aparece uno de los dos papeles que entregué junto con una nota en un pedazo de papel
arrancado de mi libreta que yo misma dejé, diciéndole que documentos le estaba dejando). Por mi papel
haberse perdido (porque nadie sabe donde puede estar y encima te miran como una irresponsable
cuando no lo fuiste), mi beca no se tramitó. Por tal razón debía de salir corriendo a buscar unos 200
dólares para pagar una prorroga antes de las 5:00 pm de ese día si no quería que todo el proceso que
había llevado haciendo desde principios de la semana, se fuera por la borda. Pero, solo pasé por el

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estrés mental ya que me dieron un vale. ͞Ahora si estoy lista para comenzar el semestre͟, me dije a mi
misma. Entendía que solo debía ir a cualquier computadora, entrar a mi portal y confirmar mi matrícula.
Otra vez, me equivoque. El fantástico sistema no me permitía ni tan siquiera entrar, y cuando
finalmente lo hizo (a las 2:30 pm y me dieron el vale a las 9:00 am), me seguían cobrando la matrícula.
Agradeciendo que tenia tenis puestos, tuve que correr desde el edifico de admisiones hasta el otro lado
de la universidad, nuevamente a asistencia económica a ver que estaba sucediendo (a todo esto, estoy
en contra del reloj, porque si no confirmo antes de las 5:00 pm me tumban la matrícula). Cuando llego,
vaya que revolú el que ahí allí. No se sabe ni la hora que es (literalmente). Quienes están atendiendo en
la entrada, no pueden ni escuchar el teléfono sonar, porque el ruido es tal, que bloquea cualquier cosa.
Me hacen anotarme en una lista, a pesar de que les cuento mi situación, así que pacientemente tomo
asiento y espero, espero y espero. Ya son las 3:30 pm y yo me comienzo a enfurecer de forma tal que
me paré en el recibidor y de manera imponente y molesta le volví a explicar mi situación; 5 minutos
más tarde me llamaron. Discuto la situación con mi técnica, ella hace los arreglos pertinentes y es
entonces cuando debo de salir corriendo a ver si por fin puedo confirmar mi matrícula. Comienzo a
intentar desde allí, pero el sistema no ayuda. Son las 4:00 pm cuando decido correr al edificio de
admisiones nuevamente (donde se encuentra mi computadora personal). Llego, intento confirmar mi
matrícula y nada. Finalmente a las 4:40 pm lo logro (ya tenía los nervios a un nivel inexplicable y la furia
no era la más controlable).

Llegó el primer día de clases, el viernes 17 de septiembre de 2010 (si, un viernes se comenzaron
las clases, aún con todo lo que faltaba por resolver de ajustes). Para mí, este día fue una continuación de
mi aventurada semana de ajustes (así como para muchos otros compañeros). ¿Qué me pasó? Tuve que
volver al departamento, hacer otra fila, perder una clase y todo para volver a cambiar mi matrícula.
Tenía un curso que se había cancelado por falta de profesor/a para el mismo y debía de cancelar el
mismo y buscar otro curso en sustitución. Ya estaba muy molesta, desanimada y sobre todo cansada,
pero no podía tomarme ni un suspiro porque al otro día (sábado), tenía clase y entraba a las 7:30 de la
mañana y debía de llevar un poco de ánimo conmigo, o ¿no? No fue hasta el domingo que internalicé lo
desastroso y sobre todo agotador que fue el proceso de ajustes. Mientras le explicaba a mis familiares
porque me veía tan cansada, molesta y desanimada, comprendí que la aventura no fue la mejor y me
preguntaba a mi misma, ¿cuántos compañeros/as no pudieron tolerar tanto desastre y se marcharon
abandonando el semestre? ¿cuántos compañeros/as no conocían que existía un vale por lo que no lo
pidieron y tuvieron que hacer una y mil maravillas para pagar una prorroga? ¿cuántos compañeros/as
aún después del proceso de ajustes perdieron sus clases? Presiento que el próximo semestre, este
proceso no será nada diferente.

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