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Para entender cualquier creación humana como una pintura, una escultura, un edificio o incluso una obra
musical, es necesario tomar en consideración el contexto en el que nace; es decir, el tiempo y el espacio
en el que su autor la crea. La obra de Rossi no es la excepción. Si queremos analizar sus ideas más
relevantes es importante referirnos en primera instancia al momento histórico al cual pertenece, ya que el
individuo, como diría el historiador Edward Carr, es producto a la vez que portador consciente o
inconsciente de la sociedad a la que pertenece y en concepto de tal se enfrenta a la realidad.(3)
Frente a la multiplicación de este tipo de construcciones, a partir de los años sesenta, un grupo de
arquitectos, entre los cuales figuraba Rossi, empezó a trabajar desde distintos frentes para crear una
salida a la ortodoxia del Movimiento Moderno.
En su primer libro titulado La arquitectura de la ciudad, publicado en 1966, Rossi elaborará una
nueva teoría de la arquitectura y la ciudad en donde pondrá énfasis sobre ciertos aspectos olvidados por
las tendencias modernas.
La arquitectura de la ciudad
En este texto se plantean dos principios básicos: la relación innegable que existe entre espacio y
sociedad, y la complejidad de la ciudad.
En principio Rossi reconoce que la ciudad no debe ser entendida como la suma de edificios y calles
independientes de la vida humana, sino como un elemento que juega un papel fundamental en la
sociedad. Esto significa que el espacio humano no es un contenedor sin significado, sino que existe una
estrecha vinculación entre éste y los comportamientos tanto individuales como colectivos. El espacio se
define en relación a los seres humanos que lo usan, lo disfrutan, lo recorren y lo dominan.
Además, Rossi procura acercarse a la ciudad y a la arquitectura de forma integral y apreciarla desde su
totalidad. Para él, el espacio urbano sólo puede ser entendido si se pone atención a los múltiples factores
que confluyen en él: aspectos económicos y sociales, elementos culturales, características topográfícas ,
entre muchos otros. Lo anterior quiere decir que cuando se estudia la ciudad o cuando se construye en
ella es preciso tomar en cuenta el carácter complejo de la ciudad, la multiplicidad de dimensiones que la
conforman.
Retomando al arquitecto Peter Krieger habría que decir que "consciente del tejido sutil y vulnerable de la
ciudad, el arquitecto puede aprender que su compromiso con el ambiente no termina con el diseño de
fachadas complacientes, sino empieza dentro de los contextos. No sólo la obra maestra de alto valor
estético define la arquitectura como disciplina y profesión, sino el arte de la organización espacial para
usos socioculturales en condiciones sustentables."(4) En otras palabras, ante las formas de hacer ciudad
y arquitectura caracterizadas por el desentendimiento del contexto, la historia y la memoria colectiva,
parece urgente trabajar desde distintos frentes por una "humanización de la arquitectura".