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LA SOLIDARIDAD EN EL RELATO BÍBLICO Y EN LA ACTUALIDAD

MOMENTO: 1

 ¿Qué es la solidaridad?
 ¿Cómo se es solidario?
 ¿Qué instituciones de la Argentina realizan campañas solidarias y cuáles son?
(Investiga instituciones tales como: AMIA, CÁRITAS, GREENPACE,
TZEDAKÁ, COMEDORES POPULARES)
 ¿Qué campañas solidarias se realizan en ésta escuela?
 ¿Estarías dispuesto a promocionarlas o a participar en ellas?
 ¿En qué acciones concretas manifiestas tu ser solidario?
 ¿Cómo te sientes antes, durante y después de haber hecho algún acto solidario?
 Te invito a completar la siguiente frase:
 “soy solidario cuando………………………………………………………”.
 Inserta en el siguiente recuadro una imagen que refleje la idea de solidaridad y
fundamenta tu elección con un epígrafe y envíalo por mail a tu docente.

MOMENTO: 2

Te invitamos a leer algunos cuentos y artículos acerca del tema propuesto:

UN BUEN AMIGO
(cuento popular judío iraquí)

Había una vez en Irak dos buenos amigos. De niños jugaban juntos y eran inseparables.
Los años pasaron y sus caminos se separaron.
Uno emprendió negocios que prosperaron, transformándose así en un comerciante rico y exitoso.
El otro, en cambio, sufrió un revés tras otro y terminó sumido en la pobreza.
Su esposa, viéndolo preocupado de día e insomne por la noche, le dijo:
- Tu amigo es un comerciante acaudalado. ¿Por qué no le pides que te ayude? Con su ayuda tu
situación seguramente mejorará y entonces podrás devolverle el préstamo.
Al principio no quiso escucharla pero luego, cuando la situación empeoró aún más, decidió finalmente
recurrir a su amigo.
Llegó frente al portón del palacio y solicitó permiso para pasar. El guardia entró y le dijo a su amo:
- "Hay un pobre que dice ser vuestro amigo y pide verlo".
El rico miró por la ventana, vio a su amigo de la infancia parado frente al portón, pobre y abatido y dio
orden de despedirlo sin más.
El pobre volvió a su casa más triste que antes. Luego de unos días llegó a su casa una joven y en su
mano tenía un anillo de brillantes.
"Por favor, señor", le pidió al pobre, "cómpreme el anillo".
Al principio éste no quiso comprar el anillo porque no podía pagar su precio y no quería que la
muchacha saliera perjudicada.
Ella le rogó que le pagara lo que pudiera porque estaba sumamente necesitada. Por ese motivo el
pobre accedió y adquirió el anillo pagando lo que pudo.
A la mañana siguiente llegó otra muchacha con otra joya valiosa en sus manos.
"Cómpremela, señor, por favor" suplicó la joven. El pobre también compró esta joya por pocas
monedas.
Al tercer día vino un joven y le vendió un abrigo bordado en hilos de oro.
El pobre vendió las joyas y con el dinero obtenido compró telas. Las telas las vendió y con la ganancia
compró otros tejidos. Así empezaron a florecer sus negocios y se enriqueció. Entonces decidió ir a
visitar nuevamente a su amigo de la infancia. Quería ver cómo lo recibirá ahora.
Esta vez el rico lo recibió muy amablemente.
El amigo le dijo entonces con enojo: "Cuando vine pobre y abatido no quisiste verme y ahora me
recibes con mucha alegría! ¿Cómo explicas esto?”
Sin decir palabra, el rico abrió la puerta y entraron dos muchachas y un joven.
Inmediatamente el amigo los reconoció y comprendió que su amigo, el rico, los envió para venderle las
costosas joyas por pocas monedas.
Se arrepintió de haberse enojado y agradeció la ayuda ofrecida de manera tan delicada.
Dijo el rico: "Es mejor dar anónimamente y en forma indirecta, que humillar a aquél que tiene necesidad
de apoyo”.

AMIGO...

Un día, cuando era estudiante de secundaria, vi a un compañero de mi clase


caminando de regreso a su casa. Se llamaba Gastón. Iba cargando todos sus libros y
pensé: "¿Por qué se estará llevando a su casa todos los libros el viernes? ÁDebe ser
un"nerd!".
Yo ya tenía planes para todo el fin de semana: fiestas y un partido de fútbol con mis
amigos el sábado por la tarde, así que me encogí de hombros y seguí mi camino.
Mientras caminaba, vi a un montón de chicos corriendo hacia él, cuando lo
alcanzaron, le tiraron todos sus libros y le hicieron una zancadilla que lo tiró al suelo.
Vi que sus anteojos volaron y cayeron en el pasto como a tres metros de él. Miró hacia
arriba y pude ver una tremenda tristeza en sus ojos. Mi corazón se estremeció, así que
corrí hacia él mientras gateaba buscando sus anteojos.
Vi. lágrimas en sus ojos. Le acerqué a sus manos sus anteojos y le dije, "Áesos
chicos son unos tarados, no deberían hacer esto!". Me miró y me dijo:
-"ÁHola, gracias!".
Había una gran sonrisa en su cara; una de esas sonrisas que mostraban verdadera
gratitud. Lo ayudé con sus libros. Vivía cerca de mi casa. Le pregunté por qué no lo
había visto antes y me contó que se acababa de mudar. Caminamos hasta casa. Lo
ayudé con sus libros; en fin, parecía un buen chico.

Le pregunté si quería jugar al fútbol el sábado, conmigo y mis amigos, y aceptó.


Estuvimos juntos todo el fin de semana. Mientras más conocía a Gastón, mejor nos
caía, tanto a mí como a mis amigos.
Llegó el lunes por la mañana y ahí estaba Gastón con aquella enorme pila de libros de
nuevo. Me paré y le dije:
- "Hola, vas a sacar buenos músculos si cargas todos esos libros todos los días".
Se rió y me dio la mitad para que le ayudara. Durante los siguientes cuatro años,
Gastón y yo nos convertimos en los mejores amigos.
Cuando ya estábamos por terminar la secundaria, Gastón decidió ir a la Universidad
de La Plata y yo iría a la de Buenos Aires. Sabía que siempre seríamos amigos, que la
distancia no sería un problema. Él estudiaría medicina y yo administración.
Llegó el gran día de la Graduación y nos convertimos en egresados del secundario. Él
preparó el discurso. Gastón se veía realmente bien. Era uno de esas personas que
realmente se había encontrado a sí mismo durante la secundaria, había mejorado en
todos los aspectos y se veía bien con sus anteojos. ÁTenía más citas con chicas que yo
y todas lo adoraban! ÁCaramba! Algunas veces hasta me sentía celoso... Hoy era uno
de esos días.

Pude ver que él estaba nervioso por el discurso, así que, le di una palmadita en la
espalda y le dije:
- "Vas a ver que estarás genial, amigo".
Me miró con una de esas miradas (realmente de agradecimiento) y me sonrió.
- "Gracias", me dijo.
Limpió su garganta y comenzó su discurso: "La Graduación es un buen momento
para dar gracias a todos aquellos que nos han ayudado a través de estos años
difíciles: tus padres, tus maestros, tus hermanos, quizá algún entrenador... pero
principalmente a tus amigos. Yo estoy aquí para decirles a ustedes, que ser amigo de
alguien es el mejor regalo que podemos dar y recibir, y a propósito, les voy a contar
una historia”.
Yo miraba a mi amigo incrédulo, cuando comenzó a contar la historia del primer día
que nos conocimos. Me miraba fijamente y me sonreía.
"Afortunadamente encontré un amigo".
Yo escuchaba con asombro como este apuesto y popular chico contaba a todos nuestro
primer encuentro. Sus padres también me miraban y me sonreían con esa misma
sonrisa de gratitud. Recién en ese momento me di cuenta de lo profundo de sus
palabras:
"Nunca subestimes el poder de tus acciones: con un pequeño gesto, puedes cambiar
la vida de otra persona, para bien o para mal”.

Cielo e infierno: la verdadera diferencia

Un hombre hablaba del cielo y del infierno con el Señor.


El Señor le dijo al hombre:
-Ven, te mostraré el infierno.
Entraron en un cuarto donde había un grupo de individuos sentados en torno de una
gran olla de guiso.
Todos estaban famélicos, desesperados y muertos de hambre. Cada uno tenía una
cuchara que llegaba a la olla, pero todas las cucharas tenían un mango tanto más largo
que su propio brazo que no podían usarla para llevarse el guiso a la boca. El
sufrimiento era terrible.
-Ven, ahora te mostraré el cielo -dijo el Señor después de un rato.
Entraron en otra habitación, idéntica a la primera: la olla con el guiso, el grupo de
personas, las mismas cucharas largas. Pero allí estaban todos felices y bien
alimentados.
-No entiendo -dijo el hombre. ¿Cómo aquí están felices y en el otro cuarto estaban
todos tristes, si todo es igual?
El Señor sonrió.
-Ah, es muy simple -dijo-. Aquí aprendieron a alimentarse unos a otros.
Aun Landers

Hay ocho estados o grados de caridad, cada uno más elevado que el anterior. En orden
ascendente, son los siguientes:
El octavo y más bajo grado de caridad es cuando se hace a desgano.
El séptimo nivel, es cuando se da menos de lo que se puede, pero con alegría
El sexto nivel, es cuando se da directamente al pobre cuando aquél lo necesita.
El quinto nivel, es cunado se da limosna directamente al pobre sin que éste lo solicite.
El cuarto nivel, es el de la donación indirecta. El que recibe conoce al donante, pero
aquél no conoce la identidad del beneficiado.
En el tercer nivel, el donante conoce la identidad del que recibe, pero el que recibe no
conoce la identidad del donante.
En el segundo nivel, el donante no conoce al que recibe y a su vez, el que recibe no
conoce al donante. Cuando se contribuye a un fondo de caridad, se da de esta manera.
Fondos comunales administrados por personas responsables entran también en esta
categoría.
La forma más elevada de caridad, es ayudar a mantener a una persona antes de que se
empobrezca, ofreciéndole una ayuda sustancias en forma digna, otorgándole un
crédito adecuado o ayudándole a encontrar un empleo o establecer un negocio, de
manera tal que no se vea obligado a depender de otros.

Rabi Hayim Haleví Donín, “El ser judío”.

  
    
   
“Simón el justo, solía decir: son tres cosas las que sostienen el mundo: la Torá, el culto
y la práctica del bien entre los hombres”.
Pirkei Avot 1; 2

Para reflexionar:

 ¿Cómo se refleja la solidaridad en cada uno de los textos?


 ¿Qué puntos en común encuentras entre los textos leídos, el relato bíblico de Rut
y el concepto de solidaridad?
 Fundamenta tu opinión con frases de los distintos textos y con psukim del libro
de Rut.
 Redacta un cuento o una historieta donde se evidencie el valor de la solidaridad.

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