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RELAT0S DE ESTE MUND0…(y del Otro)

Índice
1. La crónica que no salio

2. El silbido

3. Los niños de al lado

4 El Maestro Pérez

5. La segunda muerte de Perucho Martínez

6. Ángel urbano

7. El hombre del carrito

8. Un pasaje “kafkiano”

9. Observatorio “Holy Cross”

10. La cabeza

11. La casa de Erika


Los asistentes vieron que el señor que estaba solo le hacia una seña a un
mozo y cuando éste acudió, le consultó algo mirando hacia la ventana. El
hombre asintió, mientras varios de los presentes, por simple curiosidad,
observaban. El mozo salió por la puerta del restaurante, y , pasado un
instante apareció con un extraño sujeto. Éste iba vestido con un traje que
debió haber conocido mejores momentos, pero ya estaba raído. Tal vez por
un resto de pudor, llevaba un cuello ajado y una corbata con diseño de años
atrás.
El mozo acompañó al recién llegado hasta un perchero, donde el recién
llegado colgó un viejo y delgado, hasta la mesa del hombre solo, retirándose
discretamente. El hombre (a quien podríamos llamar Gabriel} lo invitó a
sentarse, entablándose la siguiente conversación.
Perdón por haberlo invitado a mi mesa sin conocerlo, pero yo vengo
de muy lejos, no conozco a nadie en esta ciudad, como lo vi esperando,
tal vez un taxi con esta noche de perros, se me ocurrió que usted podría
orientarme un poco, y enhebrar una charla, mientras nos servimos un
café. ¿Qué le parece.

• Le agradezco la su amabilidad… ¡Estaba empalado con este frío…!

Su interlocutor sonrió. Ya había adivinaba con quien estaba conversando.


Era un típico ejemplar de la vapuleada clase media, de esa pobreza “de cuello
y corbata”, que hace heroicos esfuerzos por no caer en la miseria, de la cual
tal vez no saldría jamás… Visualizó una casita en una población, una esposa
trabajadora, una hija joven , y tres diablillos que eran su alegría. Ya estaría
servida la pobre cena, los chicos acostados, y la mayor estudiando sus clases
universitarias…
Al llegar el garzón con el Menú, Gabriel explicó.
• Yo no he cenado todavía. Acompáñeme, yo lo invito… ¡Así haremos más
corta la noche…!

Al estudiar el Menú, Gabriel supo lo que ya sospechaba: sus ojos se


dirigieron a los platos sólidos… Su invitado no había almorzado,
manteniéndose así desde el desayuno… ¡Quién sabe cuántas veces habrá
engañado a su esposa diciéndole que había comido algo en el centro, para no
sumar una boca más a la exigua mesa familiar!...

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UN MAR PARA BOLIVIA…

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