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Plenario14!07!1972.Bienes Propios - Serrey de Drabble
Plenario14!07!1972.Bienes Propios - Serrey de Drabble
Plenario14!07!1972.Bienes Propios - Serrey de Drabble
en pleno
Fecha: 14/07/1972
Partes: Serrey de Drabble, María Celia v. Drabble, Leslie Carlos, suc.
El art. 1272 CCiv. establece que son gananciales los bienes adquiridos durante el
matrimonio por compra u otro título oneroso, aunque sea en nombre de uno solo de los
cónyuges, señalando el art. 1246 CCiv. que los bienes raíces que se compraren con
dinero de la mujer, son de propiedad de ella si la compra se hiciese con su
consentimiento y con el fin de que los adquiera, expresándose así en la escritura de
compra y designándose cómo el dinero pertenece a la mujer.
El "consentimiento" como requisito del art. 1246 perdió vigencia con la sanción de la
ley 11357 (1) -art. 3 inc. 2 c- y con mayor motivo con la reforma de la ley 17711 (2),
que derogó el art. 1276 y organizó el sistema de administración separada de la
comunidad conyugal.
En cuanto a la manifestación del origen del dinero, que no tiene otra finalidad que la de
evitar el fraude o la simulación entre los esposos en perjuicio de los terceros, la sala
entendió que actualmente y como consecuencia de las reformas aludidas no constituía
un requisito formal de absoluta necesidad legal, debiendo valorarlo según las
circunstancias de cada caso.
Machado (t. 3, p. 600) comentando la citada disposición legal del art. 1246 CCiv. y con
referencia al requisito formal de la designación cómo el dinero pertenece a la mujer
razona del siguiente modo: "La manifestación de que los dineros son de la mujer, ¿es de
absoluta necesidad? Creo que no; pues si la intención manifiesta es que la adquisición
sea para la mujer, en cualquier caso ésta podrá demostrar que los dineros le pertenecían;
esa omisión no puede perjudicarla haciéndole perder un bien adquirido para ella con su
dinero, y el art. 1266 viene en apoyo de esta opinión al declarar que los bienes
adquiridos con el dinero de alguno de los cónyuges corresponden al dueño del dinero y
para quien se compró. ¿Por qué dar una importancia tan capital a la declaración de a con
dinero de la mujer? Por otra parte, ese dinero no hace fe ni prueba contra terceros, y
puede ser falso; y cuando se ha omitido, atacada la enajenación puede probarse la
verdad. Pero debe exigirse una prueba que no deja duda para evitar los fraudes; por
ejemplo, si se demostrase que en ese día se sacaron los dineros de la mujer que estaban
en depósito en el banco y se pagó con ellos la adquisición del inmueble. En cuanto a la
designación de cómo el dinero pertenece a la mujer, tampoco es esencial; porque puede
ser falsa y nada prueba contra terceros. La mujer deberá siempre demostrar que el
dinero le pertenecía por título. La enunciación es un medio de asegurar a la mujer la
propiedad de la cosa adquirida, si lo dicho está en armonía con la verdad. Sin embargo,
como medio de evitar pleitos se deben consignar todos estos antecedentes, que servirán
de base para la prueba, si la adquisición es atacada. No obstante, la enunciación de que
el dinero pertenece a la mujer, y de cómo lo hubo ésta, estará obligada a probar la
verdad de esas afirmaciones, si fuera atacado el acto". La Corte Suprema ha decidido
"que no probándose que una compra se ha hecho con bienes de uno de los cónyuges es
de estimarse que se hizo con dinero de la sociedad conyugal"; lo que está de acuerdo
con la tesis que sostengo. Lo cierto que posteriormente ha decidido que, "siendo esta
forma de adquisición una condición especialmente exigida por la ley, para que la mujer
haga suyos los bienes comprados por el marido con dinero de ella, no puede esa forma
ser suplida por ninguna otra", según se deduce de los arts. 975 , 976 y 977 ; con lo que
no estoy conforme, no sólo por las razones apuntadas, sino porque estos artículos no
apoyan semejante conclusión. En efecto, el art. 975 se refiere a la forma escrita como
esencial; el art. 976 habla de la forma del instrumento público, entre los que se
comprenden las escrituras públicas, pero la forma no en el sentido de lo que el
instrumento debe contener, sino de la clase de instrumento; por eso dice: "En los casos
en que la forma del instrumento público fuere exclusivamente ordenada". Así, cuando la
ley dice que sea en escritura pública, no puede ser en otra forma de instrumento público,
y por eso agrega el art. 977 , que cuando la clase de instrumento se hubiere
determinado, la falta de esa especie no puede suplirse.
No creo que la tesis de la Corte Suprema se pueda sostener en presencia de los arts.
1001 y 1004 , más aun tratándose de enunciaciones que no tienen gran valor, desde que
están sometidas a la prueba. ¿Por qué sería válida la adquisición que dijera: comprada
con el dinero de mi mujer, que lo hubo por herencia de sus padres, cuando no es cierta
la afirmación? Mientras que sería nula la escritura que suprimió esa expresión, aunque
constase de una manera evidente que el dinero era de la mujer; como si el pago se hizo
por orden judicial de dineros depositados a nombre de ella (conf. Laurent, XXI, 273 y
ss.; Aubry y Rau, 507, texto y nota 73; Mourlon Rep., III, 197).
2. De acuerdo con el art. 1246 CCiv., "los bienes raíces que se comprasen con dinero de
la mujer, son de la propiedad de ella si la compra se hiciese con su consentimiento y con
el fin de que los adquiriera, expresándose así en la escritura de compra, y designándose
cómo el dinero pertenece a la mujer".
La incorporación de un bien al peculio propio de la mujer casada (art. 1266 CCiv.), con
el efecto de excluirlo de la incidencia de las cargas de la sociedad conyugal (art. 1275 ),
quedó así sujeta al cumplimiento simultánea de estos cuatro requisitos: a) que la compra
se hiciera con su consentimiento; b) que tuviese la finalidad de adquirirlo para sí; c) que
se lo expresara de esa manera en la escritura de compra; y d) que se designara allí cómo
el dinero pertenecía a la mujer. Estos recaudos le fueron sugeridos a Vélez por distintos
precedentes que ilustraron su criterio, algunos de los cuales cité en la nota común a los
arts. 1246 y 1247; el art. 1366 inc. 5 del Esboço; la L. ii, t. 4 L 3 del fuero Real; la L.
49, t. 5, partida 5ª; los arts. 1434, 1435 y 1559 Código Napoleón; art. 1406 Código
italiano de 1865; art. 1727 Código de Chile y art. 1273 del Proyecto de García Goyena
(conf. Varela, "Concordancias y fundamentos del Código Civil argentino", t. VIII p.
359; Segovia, "Código Civil de la República Argentina", com. art. 1247 de su
numeración, t. I, p. 354; Llerena, "Concordancias y fundamentos del Código Civil
argentino", t. IV, p. 354; Zannoni, nota en LL 120-543, 1ª col.), con sentido semejante
al seguido últimamente por la legislación comparada; arts. 183 y 189 Código italiano de
1942; art. 152 Código venezolano de 1942; ley francesa 65-570, del 13/7/1965,
modificatoria del art. 1434 CCiv. Igual criterio fue el del anteproyecto de Bibiloni (art.
604 2ª redacción, art. 673 1ª) redacción) y del Anteproyecto de 1954 (art. 493).
3. Luego de sancionada la ley 11357 perdió entidad el primero de los cuatro requisitos
enunciados en el considerando anterior, desde que la mujer casada pudo disponer a
título oneroso de sus propios bienes (art. 3 inc. 2 ap. c de esa ley), ya no fue
imprescindible la intervención del marido en el acto de adquisición, a exigida por los
antiguos textos del Código de vélez: arts. 55 inc. 2, 57 inc. 4, 189 , 1001 .
En cambio, quedaron en pie los dos últimos que son, precisamente, los que plantean
cuestión en los términos de la convocatoria a este plenario: la expresión de que el dinero
es propio de ella, y cómo le pertenece en tal carácter. Estos requisitos, que no derivan de
la primitiva caracterización de la mujer como incapaz de hecho relativa, sino de la
protección de los intereses de terceros que se atienen a las especificaciones del título del
adquisición del inmueble -que, como se vio, caso contrario es reputado ganancial-, no
pueden considerarse modificados por una ley como la 11357 que sólo habilitó a la
mujer casada a realizar por sí actos para los cuales estaba antes sometida a la
intervención del marido, como representante necesario suyo (conf. con lo expuesto en
cuanto a esas limitadas virtualidades de la ley 11357 ; Lafaille, "Derecho de familia"
cit., ps. 236/237; Díaz de Guijarro, nota en JA 1943-II; Quinteros, "Subrogación real"
cit., p. 62; Colombo, voz "Dote" en la ED. Jur. Omeba cit.; Garriga, nota en JA 1950-
III-705; Borda, "Tratado - Familia", T. I , p. 248; Zannoni, nota en LL 120-541, cap. III;
Belluscio, "Naciones de Derecho de Familia" cit., p. 64; Vidal Taquini, "El régimen de
bienes en el matrimonio" cit., n. 202, p. 197; etc.).
Por las razones que me indujeron a confirmar la resolución de fs. 124 (ver fs. 150),
adhiero al voto del Dr. Collazo.
La solución que propicia el Dr. Garzón Maceda, en su fundado voto, coincide con la
interpretación que ha sostenido la sala que integro a las existencias formales impuestas
por el art. 1246 CCiv. sobre todo cuando se trata de resguardar el interés de terceros y
no la relación que existe entre los cónyuges, vale decir, las menciones que debe
contener la escritura de que la compra del bien raíz se efectúa con dinero de la mujer, y
el origen de los fondos, a los efectos de calificarlo como propio y no ganancial (art.
1272 ). La ley 11357 no modificó este régimen, ni el criterio de calificación que adopta
el Código citado, acerca del carácter de los bienes de la sociedad conyugal (conf. fallos
en LL 94-590; 100-784, n. 5929-S; y 120-541, este último con el comentario favorable
del Dr. Eduardo A. Zannoni, quien luego de examinar las fuentes del art. 1246 ,
coincide en que en los caos se subrogación real de bienes propios de la cónyuge, debe
surgir del propio acto traslativo del dominio y no puede probarse lo contrario con
posterioridad). En tal supuesto, no da, respecto de terceros, una presunción "iure et de
iure".
Como integrante de la sala C, compartí el punto de vista sostenido por el Dr. Gondra en
la oportunidad a la que se hace referencia por el Dr. Garzón Maceda (LL 106-292).
Como mantengo tales puntos de vista relaciones con el régimen patrimonial de la
sociedad conyugal es que doy mi voto en igual sentido al que propicia el nombrado y
los colegas que le siguen. Así lo voto.
Adhiero a los votos de los Dres. Garzón Maceda y Calatayud. En virtud de ellos y a la
cuestión planteada, me pronuncio por la afirmativa.
El Dr. Sánchez de Bustamante adhiere a los votos de los Dres. Garzón Maceda y
Cichero.
Comparto las razones que informan los votos de los Dres. Garzón Maceda y Calatayud
y, en consecuencia, me pronuncio en igual sentido que ellos.
Por las razones expuestas en el bien fundado voto del Dr. Garzón Maceda, doy el mío
en igual sentido.
El Dr. de Abelleyra adhirió al bien fundado voto del Dr. Garzón Maceda.
Como lo puntualiza el Dr. Calatayud, la sala que integro con él y el Dr. González ha
tenido oportunidad de pronunciarse sobre el punto materia de este plenario
concordantemente con la conclusión a que, en su voto, arriba el Dr. Garzón Maceda,
motivo por el cual adhiero al mismo y, en consecuencia, me pronuncio por la afirmativa
a la cuestión propuesta.
Comparto las conclusiones del fundado voto del Dr. Garzón Maceda coincidentes con la
interpretación dada por esta sala a los preceptos legales implicados, tanto con respecto a
lo que es materia propia del plenario cuanto a la distinta situación que se da cuando se
trata de relaciones entre cónyuges (ver LL 101-202 y 122-466).
Por lo que resulta del acuerdo que antecede se declara que después de la reforma del
Código Civil por la ley 11357 , respecto de terceros y para asignar el carácter de propio
a un bien inmueble adquirido por la esposa, es de absoluta necesidad que la escritura
contenga la manifestación que el dinero es de ella, así como la designación de cómo el
dinero pertenece a la mujer.- Antonio Collazo.- Jorge I. Garzón Maceda.- José V.
Martínez.- Jorge J. Llambías.- Rafael M. Demaría.- Mario E. Calatayud.- Santiago E.
Foutel.- Noé Quiroga Olmos.- Jorge E. Fliess.- Miguel Sánchez de Bustamante.- Arturo
G. González.- Luis A. Navarro.- Marcelo Padilla.- Luis N. Perrone.- Rodolfo de
Abelleyra.- María L. Anastasi de Walger.- Agustín Villar.- Néstor Cichero.
NOTAS:
(1) ALJA 1862-1970-105 - (2) ALJA 1862-1970-257 - (3) JA 1962-II-151 - (4) JA
1966-II-446 - (5) ALJA 1862-1970-250 - (6) JA 1960-VI-437.