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La primera incursión española al Golfo de Guayaquil fue sin duda la de
Pizarro y sus hombres a fines de 1531. Cuando Pizarro llega al Canal
del Morro (el Yagual de ese entonces), viniendo de San Matero
(Esmeraldas), había pasado ya por Jipijapa, Salango, Coloche, y las
tierras de Sumpa (Santa Elena).
El primer vehículo aborigen con el que los galeones españoles se
toparon fue la balsa. Fabricadas para realizar tanto largas como cortas
travesías, dueñas del Pacífico antes de la incursión del galeón, las
balsas tuvieron una estrecha relación con Guayaquil y con su historia,
no sólo por haber sido el principal medio de locomoción fluvial y
marítimo de los pueblos antiguos, sino porque, a más de esto, ellas
mantuvieron un vínculo extremadamente importante con los
habitantes de la región por muchísimo tiempo, al punto que luego de
trescientos años de fundarse la ciudad, todavía eran parte del paisaje
fluvial que presentaba el río. Pruebas de este hecho son los grabados
de la expedición en la que vino el sabio Humboldt, entre los que se
incluyó uno de la famosa "balsa de Guayaquil͟.
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En 1741 se publica en España la obra "COMPENDIO HISTÓRICO DE LA


PROVINCIA, PARTIDOS, CIUDADES, ARTILLEROS. RÍOS Y PUERTO DE
GUAYAQUIL EN LAS COSTAS DE LA MAR DEL SUR", escrita por Don
Dionisio de Alsedo y Herrera, ex presidente de la Real Audiencia de
Quito. Entre sus indiscutibles méritos, sin duda se destaca el de
contener el primer plano que se conoce de Guayaquil. Este, aún
cuando de muy pobre trazado, permite apreciar cómo quedó
constituida la ciudad luego de su fragmentación a finales del siglo XVIII
y la conformación final de lo que se dio por llamar "Ciudad Nueva".
Esta división urbana de Guayaquil, en Ciudad Nueva y Ciudad Vieja,
marcará su desarrollo evolutivo por más de un siglo.
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Para que se obtenga una idea de la evolución de la ciudad, se presenta el
crecimiento que tuvo según los registros de la historia. Además de ciertos datos
estadísticos que caben destacar.

Aún cuando el primer censo realizado en Guayaquil, del cual existe documento
comprobatorio, fue hecho en 1734, hay un sin número de datos sueltos que han
permitido desarrollar una secuencia cronológica referida al desarrollo poblacional,
desde la fundación de la ciudad hasta fines de la Colonia:
 ! 150 habitantes, aproximadamente.
"#! 200 habitantes, aproximadamente.
 ! 320 habitantes, aproximadamente.
$#! 250 habitantes, aproximadamente.
"%! 785 habitantes, aproximadamente.
"&%! 2.000 habitantes "Incendio del año 1624 reduce la población".
"#! 700 habitantes
" $! 6.000 "Las invasiones piráticas y los incendios, diezmaron la población".
"$$! 2.000 habitantes.
 %'! 2.000 habitantes.
 #! 12.000 habitantes.
 %! 20.000 habitantes con gran cantidad de extranjeros.
 "! 4.914 habitantes como producto de un pavoroso incendio que arrasó con la
ciudad.
 $%! 6.629 habitantes.
 $! 7.962 habitantes.
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La primera incursión española al Golfo de Guayaquil fue sin duda la de
Pizarro y sus hombres a fines de 1531. Cuando Pizarro llega al Canal
del Morro (el Yagual de ese entonces), viniendo de San Matero
(Esmeraldas), había pasado ya por Jipijapa, Salango, Coloche, y las
tierras de Sumpa (Santa Elena).
El primer vehículo aborigen con el que los galeones españoles se
toparon fue la balsa. Fabricadas para realizar tanto largas como cortas
travesías, dueñas del Pacífico antes de la incursión del galeón, las
balsas tuvieron una estrecha relación con Guayaquil y con su historia,
no sólo por haber sido el principal medio de locomoción fluvial y
marítimo de los pueblos antiguos, sino porque, a más de esto, ellas
mantuvieron un vínculo extremadamente importante con los
habitantes de la región por muchísimo tiempo, al punto que luego de
trescientos años de fundarse la ciudad, todavía eran parte del paisaje
fluvial que presentaba el río. Pruebas de este hecho son los grabados
de la expedición en la que vino el sabio Humboldt, entre los que se
incluyó uno de la famosa "balsa de Guayaquil͟.
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La primera incursión española al Golfo de Guayaquil fue sin duda la de
Pizarro y sus hombres a fines de 1531. Cuando Pizarro llega al Canal
del Morro (el Yagual de ese entonces), viniendo de San Matero
(Esmeraldas), había pasado ya por Jipijapa, Salango, Coloche, y las
tierras de Sumpa (Santa Elena).
El primer vehículo aborigen con el que los galeones españoles se
toparon fue la balsa. Fabricadas para realizar tanto largas como cortas
travesías, dueñas del Pacífico antes de la incursión del galeón, las
balsas tuvieron una estrecha relación con Guayaquil y con su historia,
no sólo por haber sido el principal medio de locomoción fluvial y
marítimo de los pueblos antiguos, sino porque, a más de esto, ellas
mantuvieron un vínculo extremadamente importante con los
habitantes de la región por muchísimo tiempo, al punto que luego de
trescientos años de fundarse la ciudad, todavía eran parte del paisaje
fluvial que presentaba el río. Pruebas de este hecho son los grabados
de la expedición en la que vino el sabio Humboldt, entre los que se
incluyó uno de la famosa "balsa de Guayaquil͟.
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La primera incursión española al Golfo de Guayaquil fue sin duda la de
Pizarro y sus hombres a fines de 1531. Cuando Pizarro llega al Canal
del Morro (el Yagual de ese entonces), viniendo de San Matero
(Esmeraldas), había pasado ya por Jipijapa, Salango, Coloche, y las
tierras de Sumpa (Santa Elena).
El primer vehículo aborigen con el que los galeones españoles se
toparon fue la balsa. Fabricadas para realizar tanto largas como cortas
travesías, dueñas del Pacífico antes de la incursión del galeón, las
balsas tuvieron una estrecha relación con Guayaquil y con su historia,
no sólo por haber sido el principal medio de locomoción fluvial y
marítimo de los pueblos antiguos, sino porque, a más de esto, ellas
mantuvieron un vínculo extremadamente importante con los
habitantes de la región por muchísimo tiempo, al punto que luego de
trescientos años de fundarse la ciudad, todavía eran parte del paisaje
fluvial que presentaba el río. Pruebas de este hecho son los grabados
de la expedición en la que vino el sabio Humboldt, entre los que se
incluyó uno de la famosa "balsa de Guayaquil͟.
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La primera incursión española al Golfo de Guayaquil fue sin duda la de
Pizarro y sus hombres a fines de 1531. Cuando Pizarro llega al Canal
del Morro (el Yagual de ese entonces), viniendo de San Matero
(Esmeraldas), había pasado ya por Jipijapa, Salango, Coloche, y las
tierras de Sumpa (Santa Elena).
El primer vehículo aborigen con el que los galeones españoles se
toparon fue la balsa. Fabricadas para realizar tanto largas como cortas
travesías, dueñas del Pacífico antes de la incursión del galeón, las
balsas tuvieron una estrecha relación con Guayaquil y con su historia,
no sólo por haber sido el principal medio de locomoción fluvial y
marítimo de los pueblos antiguos, sino porque, a más de esto, ellas
mantuvieron un vínculo extremadamente importante con los
habitantes de la región por muchísimo tiempo, al punto que luego de
trescientos años de fundarse la ciudad, todavía eran parte del paisaje
fluvial que presentaba el río. Pruebas de este hecho son los grabados
de la expedición en la que vino el sabio Humboldt, entre los que se
incluyó uno de la famosa "balsa de Guayaquil͟.
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La primera incursión española al Golfo de Guayaquil fue sin duda la de
Pizarro y sus hombres a fines de 1531. Cuando Pizarro llega al Canal
del Morro (el Yagual de ese entonces), viniendo de San Matero
(Esmeraldas), había pasado ya por Jipijapa, Salango, Coloche, y las
tierras de Sumpa (Santa Elena).
El primer vehículo aborigen con el que los galeones españoles se
toparon fue la balsa. Fabricadas para realizar tanto largas como cortas
travesías, dueñas del Pacífico antes de la incursión del galeón, las
balsas tuvieron una estrecha relación con Guayaquil y con su historia,
no sólo por haber sido el principal medio de locomoción fluvial y
marítimo de los pueblos antiguos, sino porque, a más de esto, ellas
mantuvieron un vínculo extremadamente importante con los
habitantes de la región por muchísimo tiempo, al punto que luego de
trescientos años de fundarse la ciudad, todavía eran parte del paisaje
fluvial que presentaba el río. Pruebas de este hecho son los grabados
de la expedición en la que vino el sabio Humboldt, entre los que se
incluyó uno de la famosa "balsa de Guayaquil͟.
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La primera incursión española al Golfo de Guayaquil fue sin duda la de
Pizarro y sus hombres a fines de 1531. Cuando Pizarro llega al Canal
del Morro (el Yagual de ese entonces), viniendo de San Matero
(Esmeraldas), había pasado ya por Jipijapa, Salango, Coloche, y las
tierras de Sumpa (Santa Elena).
El primer vehículo aborigen con el que los galeones españoles se
toparon fue la balsa. Fabricadas para realizar tanto largas como cortas
travesías, dueñas del Pacífico antes de la incursión del galeón, las
balsas tuvieron una estrecha relación con Guayaquil y con su historia,
no sólo por haber sido el principal medio de locomoción fluvial y
marítimo de los pueblos antiguos, sino porque, a más de esto, ellas
mantuvieron un vínculo extremadamente importante con los
habitantes de la región por muchísimo tiempo, al punto que luego de
trescientos años de fundarse la ciudad, todavía eran parte del paisaje
fluvial que presentaba el río. Pruebas de este hecho son los grabados
de la expedición en la que vino el sabio Humboldt, entre los que se
incluyó uno de la famosa "balsa de Guayaquil͟.
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La primera incursión española al Golfo de Guayaquil fue sin duda la de
Pizarro y sus hombres a fines de 1531. Cuando Pizarro llega al Canal
del Morro (el Yagual de ese entonces), viniendo de San Matero
(Esmeraldas), había pasado ya por Jipijapa, Salango, Coloche, y las
tierras de Sumpa (Santa Elena).
El primer vehículo aborigen con el que los galeones españoles se
toparon fue la balsa. Fabricadas para realizar tanto largas como cortas
travesías, dueñas del Pacífico antes de la incursión del galeón, las
balsas tuvieron una estrecha relación con Guayaquil y con su historia,
no sólo por haber sido el principal medio de locomoción fluvial y
marítimo de los pueblos antiguos, sino porque, a más de esto, ellas
mantuvieron un vínculo extremadamente importante con los
habitantes de la región por muchísimo tiempo, al punto que luego de
trescientos años de fundarse la ciudad, todavía eran parte del paisaje
fluvial que presentaba el río. Pruebas de este hecho son los grabados
de la expedición en la que vino el sabio Humboldt, entre los que se
incluyó uno de la famosa "balsa de Guayaquil͟.

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